Hola a todas espero que se encuentren muy bien, hoy vengo con este nuevo proyecto que espero les sea de su agrado deje por mucho tiempo la escritura y esta vez estoy regresando en ello, si tengo alguna falta de ortografía por favor haganmelo saber, bueno para empezar este pequeño fanfic esta dedicado a una persona especial para mi y esa es mi querida Naiara Moon quien es prácticamente una hermana mayor para mi, este 17 cumple años y con esto doy por iniciado su obsequio con los personajes que ella me pidió espero sean también de su agrado, los capitulos seran entre cuatro o cinco aun no esta bien claro pero los iré subiendo poco a poco solo les pido un poco de su paciencia, también quisiera agradecer a mi beta quien me ayudado bastante con esto y ya sin mas por decir mas que ¡FELIZ CUMPLEAÑOS UNNIE NAI! damos por iniciar la lectura.

los personajes que son utilizados en este fic son propiedad de naoko takeushi excepto uno que es de mi autoria y los uso sin fines de lucro.

El viento comenzaba a soplar y las cortinas de aquella habitación se movían constantemente. La noche caía sobre la ciudad de Tokio, mientras que la luna brillaba con intensidad iluminando todo a su alrededor, filtrándose a través de la ventana de aquella habitación que se encontraba en penumbras, dentro de esta se podía apreciar con nitidez el deplorable estado en el que se encontraba, había ropa limpia y sucia tirada y colgada por todos lados. Algunas botellas de licor yacían sobre el piso, unas completamente vacías y otras más totalmente estrelladas, basura y restos de comida, que sabía quién sabe cuánto tiempo tenían ahí tiradas, el olor a cigarro y alcohol era devastador, simplemente su alrededor parecía un inmundo basurero, todo esto solo era una pequeña parte de la desastrosa vida que llevaba aquella persona que ahora mismo se encontraba inconsciente sobre una desordenada cama.

Seiya Kou hacia algunos años había tenido una vida muy distinta a la que ahora llevaba, es decir, tenía un buen trabajo en el que se desempeñaba perfectamente, sus padres le habían dado la gerencia en una de las tantas famosas sucursales en las que eran dueños, donde se vendían juguetes para niños. Desde que había empezado la universidad se la habían dejado a su cuidado para que fuese tomando responsabilidades y se fuera desenvolviendo en el negocio del comercio tanto nacional como internacionalmente y realmente no los había defraudado ya que en la universidad siempre llevo notas excelentes hasta que se graduó de ella y el negocio prosperaba cada vez más, además que solía hacer donaciones a personas con bajos recursos y en temporadas navideñas obsequiaba juguetes a los orfanatos y los niños que vivían en las calles, simplemente había nacido para ese trabajo y realmente lo disfrutaba. Otro punto en el que se distinguía es que solía ser muy cuidadoso con respecto a su apariencia, iba de traje a la oficina o bien podía ir con ropa normal pero nunca perdía el encanto que siempre lo había caracterizado, también se distinguía por ser una persona sana, sin ninguna adicción, no había en el que no se ejercitara aunque fuera por un rato debido a su apretada agenda, el alcohol, el cigarro, las apuestas y la droga eran algo que odiaba con todo sus ser y todo mundo pero sin embargo a pesar de todo eso algo que lograba llamar la atención de los demás era su inmensa felicidad inclusive solían decir que él era el hombre más afortunado de la faz de la tierra por el simple hecho de tener a lado al amor de su vida.

Rei Hino, era aquella persona, una hermosa jovencita de piel clara y cabellera negra por la cual agradecía a Dios todos los días el permitirle tenerla a su lado, a pesar de ser seis años mayor que ella, cada día a su lado era único y siempre procuraba disfrutarlo al máximo. Por las mañanas al sentir el primer rayo del sol colarse a través de las blancas cortinas se despertaba y la contemplaba por un rato para después despertarla con un ataque de besitos mientras que le hacía cosquillas arrancándole carcajadas que se escuchaban por toda la casa, era un despertar magnifico en todo su esplendor y a ambos les gustaba esa compañía mutua.

A la pelinegra siempre le había encantado cada detalle que él le brindaba, y no se refería precisamente a lo material, Seiya nunca dejo de decirle al oído cuanto la amaba y todos los sueños futuros que tenía planeados a su lado. Siempre que llegaba de trabajar a pesar de siempre traer consigo las llaves de su casa tocaba el timbre esperando a que ella le abriera con esa sonrisa tan peculiar que solo a él le dedicaba, antes de ingresar siempre solía dedicarle un pequeño alago, poema o piropo mientras que se colocaba de rodillas y le obsequiaba una hermosa rosa blanca para después entrar cantando obligándola a bailar después de haber aceptado su obsequio entre bromas risas y besos.

Podría decirse que todo era felicidad, y para ella esos pequeños detalles que, aunque para muchos son insignificantes y cursis para Rei significaban mucho ya que solo lograban enamorarla más, sin embargo, poco a poco todo comenzó a cambiar y eso el pelinegro lo notaba claramente, a pesar de que la joven le aseguraba que no pasaba nada, que solo eran producto de su imaginación, el notaba que su relación no era como antes.

Seiya siempre había sido algo distraído y bromista, a veces un tanto despistado, pero cuando se trataba de su amada siempre prestaba mucha atención y esta vez no iba a ser la excepción. ¿Dónde había quedado aquella sonrisa tan cálida? No lo sabía, pero lo que si tenía claro es que su sonrisa ya no era cálida más bien ahora era forzada, apagada y sin vida, como si algo le ocurriese y aquella luz que tanto le caracterizaba se desvanecía poco a poco. Cada vez que él se acercaba para besarla correspondía con ímpetu, pero ahora apenas y le respondía, lo evadía por completo, parecía que todo había cambiado entre ellos, la notaba siempre distraída y bastante distante, inclusive en más de una ocasión habían tenido pequeñas discusiones sobre lo que le ocurría, sin embargo, Rei solo pasaba de él como si ni siquiera existiese , cada vez que se peleaban ella salía furiosa de aquel apartamento y no volvía hasta tantas horas de la noche o simplemente no regresaba hasta el día siguiente.

Cuan estúpido se sentía ahora al darse cuenta que había cometido un error muy grande al no averiguar antes lo que estaba sucediendo, ahora que lo pensaba era más que evidente, los cambios de humor las veces que no se encontraba en casa, cuando salía y no decía a donde se dirigía, las veces que no quería intimar con el por qué según ella estaba muy cansada, todo absolutamente todo encajaba, se sentía devastado y estúpido ¿Cómo pudo haber sido tan idiota? Desde que ella última vez que la vio y se enteró de todo no pudo más, sus temores eran peores de los que había podido imaginar, aquellos sueños por los que tanto vivió y por los que tanto lucho ahora estaban totalmente destrozados, sin esperanza, su corazón quedo hecho trizas y simplemente se dejó derrotar, no había día, tarde o noche que el llanto no le ganara, sentía su alma romperse con cada recuerdo, los "te amo" que se profesaban al despertar, al atardecer y al anochecer ya no llegaron más, aquellas sonrisas que anteriormente indicaban su felicidad se desvanecieron y los abrazos que alguna vez le abrigaron quedaron en el olvido dejándolo totalmente desprotegido, pronto el alcohol comenzó a gobernar su vida y cada que su corazón sufría se refugiaba en los brazos de aquel horrendo vicio, aquel que tanto había despreciado ahora lo cobijaba en ese crudo invierno que su corazón gobernaba, su físico comenzaba a deteriorarse y su trabajo había empeorado, sus padres al saber lo que estaba pasando decidieron ayudarle pero este parecía haber muerto en vida tristes al ver como su hijo se perdía tomaron el mando de la empresa nuevamente y no permitieron que regresara hasta que estuviese con mejor actitud, pero el simplemente se estaba dejando morir y esta noche solo era una pequeña muestra de lo que por tres años había estado viviendo.

Pronto el sol comenzó a destellar a través de la ventana mientras que el trinar de las aves anunciaba el inicio de un nuevo día, más sin embargo eso a él poco le importaba.

Lentamente sus ojos se fueron abriendo tratando de acostumbrarse al destello incesante del sol mientras que fruncía el ceño de vez en cuando por la molestia que le causaba, se estiro un poco sobre su cama con pereza y se restregó los ojos, la resaca comenzaba afectarle y a ponerlo de bastante mal humor, así que para no seguir sintiendo aquella molestia se acomodó con torpeza debajo de su cobertor cerrando los ojos nuevamente, pero cuando estaba ya por quedarse profundamente dormido un fuerte azotón proveniente de la puerta de su habitación le regreso a la conciencia total.

— ¡Muy buenos días bello durmiente!

Aquella voz cantarina había sido como un taladro para sus oídos. Molesto por no ser la primera vez que hacía lo mismo llevó sus manos a sus oídos y sin hacerle caso se dio media vuelta en su cama, pretendiendo continuar con su propósito inicial, dormir, pero ella no se lo dejaría tan fácilmente, así que se acercó a la cama y comenzó a tirar de la cobija que le cubría.

— ¡Déjame solo ¿Quieres?! No soporto tu presencia — se expresó el pelinegro mientras seguía aferrándose de la cobija con enojo.

— Vamos Seiya no puedes estar hablando enserio es casi medio día y hay, muchas cosas por hacer y lo primero que haremos es poner en orden todo éste… basurero — seguía insistiendo la rubia mientras jalaba con más fuerza.

— Estoy cansado de que vengas diario a molestarme y si hay un basurero en mi casa no es problema tuyo.

— ¡Tonto! Podrías pescar alguna enfermedad con toda esta suciedad de verdad me preocupo por ti.

— ¡No seas hipócrita Minako, dices estar preocupada por mi cuando eso no es verdad, solo lárgate de aquí, no eres más que una metiche! —Gritó

— ¡Eres un verdadero idiota! Claro que me preocupo por ti, si Rei estuviese aquí…

— ¡Cállate! Ni se te ocurra mencionar su nombre otra vez, no tienes ningún derecho a siquiera mencionarla. — Gritó con enfado sin dejarle terminar lo que iba a decir al mencionar a aquélla persona por la que tanto estaba sufriendo.

— ¡No me voy a callar!, ya me colmaste la paciencia Kou, si la menciono es porque tengo tanto derecho como tú, ella era mi mejor amiga, era como mi hermana, no puedes seguir de esta forma, solo te estás haciendo daño, ¡Entiende! — La rubia con un dejo de preocupación d se expresó siendo ignorada por ya alterado acompañante.

— ¡Tú no tienes ni puta idea lo que siento! —alzó su voz exasperado — ¡Tenía un sueño con ella, íbamos a casarnos, tendríamos a nuestros hijos, los veríamos nacer, los criaríamos juntos, jugaríamos con ellos, los veríamos graduarse, formar su propia familia y seriamos al final una familia feliz y con los años pasaríamos a la vejes, pero todos esos sueños se fueron a la basura aquel maldito día en que la vi por última vez! —Todo aquello lo dijo de un solo golpe, dejando que todo el dolor que tenía en su corazón saliera en unos pocos segundos, reprochándole a ella por ocultarle lo sucedido — ¡Así que no digas que me entiendes, porque tú no comprendes mi maldito dolor! —golpeó sus puños contra el colchón haciendo que ella diese un paso hacia atrás.

Cada palabra que salía de aquéllos labios, se clavaban en el pecho de la rubia como unas filosas dagas, lastimándola profundamente. Su corazón se estrujaba al oír como todos sus sueños y esperanzas se habían roto desde aquél día en que todo había terminado con Rei. Ahora cada vez que veía a Seiya por mucho que el moreno la odiase, sentía pena por él. Ya no era el mismo hombre que era antes, se había vuelto un completo idiota dejando atrás aquel chico divertido que había enamorado profundamente a su mejor amiga. La mirada que le estaba echando ahora Seiya hacía que su alma llorase, porque en ella no se reflejaba nada, estaba completamente vacía, sin luz y atormentada por algo que Mina sabía y que no debieron haberle ocultado.

— Seiya, trata de calmarte por favor — su voz era calmada a la vez que intentaba ocultar el llanto que pedía a gritos salir de lo profundo de su ser — entiendo lo que sientes pero…

— ¡Cállate! Tu no entiendes nada — gruñó entre dientes — tú no puedes comprender mi deseo de ser padre — ella iba responder pero no le dejó que hablase — ¡Tú! —la señalizó con su dedo como si hubiera estado haciendo algo malo — A los diecisiete fuiste madre de aquél pequeño bastardo que tienes por hijo, así que no digas que me comprendes, lo único que tuviste que hacer fue abrirte de piernas como la maldita golfa que eres…

No dejó que terminase, no le importaba las veces que se metiera con ella o la insultara, pero atreverse a llamarle a su hijo bastardo era lo peor que podía haber hecho ya que para una madre su hijo era lo más sagrado. Con todas las fuerzas que su brazo le permitía, le proporcionó una cachetada dejando su mano marcada en su rostro, haciendo que instintivamente el moreno llevase su mano a la marca que ella le había dejado.

— ¡No te permito que hables de mi hijo de esa manera! —con su mano aun levantada en el aire, clavó sus ojos llenos de furia en aquella mirada vacía —no me importa que a mí me insultes las veces que sean necesarias, pero con mi niño no te atrevas a meterte porque juro que saco las uñas por él ¡Así que no vuelvas hacerlo! ¡Tú más que nadie sabes lo que realmente pasó! ¡Cómo puedes tratarme así! —Estaba a punto de irse cuando vio como él se levantaba de cama a tropezones y la detenía con sus manos pero lo único que hizo ella fue alejarlo.

— ¡No te atrevas a tocarme! —lo repudió como si tuviese una enfermedad extraña.

— Mina discúlpame, no fue mi… —sus palabras quedaron en el aire por la interrupción de aquella mujer que solo había intentado ayudarle.

— ¡Ya has dicho bastante por hoy Seiya! Lo peor que pudiste haber hecho es meterte con lo que más amo. Si deseabas que no te volviera molestar pues ¡Felicidades! lo has conseguido — con aquellas palabras estaba decidida a irse y cumplir su promesa de no volver a molestarlo aunque sabía que le estaba fallando a su mejor amiga.

Para Mina había sido suficiente por el día de hoy, no podía continuar en ese lugar, había intentado no llorar pero las palabras que utilizó el pelinegro le habían dolido demasiado, así que solo pudo salir rápido dejándolo completamente solo como él había querido estar, sabía que si Rei ahora mismo estuviese presente les estaría riñendo severamente, primero a él por decir las cosas enfadado y sin pensar y a ella por no cumplir la promesa que le había hecho en aquel día, aun podía recordar claramente la noche en la que la pelinegra había llegado llorando desconsoladamente a su apartamento, preocupándola en demasía para contarle el inicio de toda aquélla pesadilla en la que ahora seguían metidos.

Minako ábreme… por favor necesito… necesito hablar contigo urgentemente —con dificultad lograba hablar aquélla voz mientras tocaba desesperada hasta que le abrieron.

¿Rei?, ¿Qué haces aquí y a esta hora? ¿Qué tienes, porque vienes así?—le cuestionó mirando el reloj de pared que estaba en la sala observando que eran alrededor de las doce de la madrugada.

Perdona si te desperté, espero no haber despertado a tu hijo pero realmente necesito hablar contigo, lo que tengo que decirte es algo serio. —contestó mientras se lanzaba a los brazos de la ya preocupada ojiazul con desesperación.

No te preocupes por eso, Izumi sigue dormido—correspondió al abrazo intentando calmarle—porque mejor no pasamos, preparo un té y me cuentas con más calma.

Al cerrar la puerta de la entrada Minako llevó a su amiga a la sala para después dirigirse a la cocina y traer con ella una bandeja en las que traía unas galletas y un par de humantes tazas de té, tomó asiento a su lado y después de comer en silencio Minako esperó paciente que su acompañante le comenzara a contar lo que la tenía de ese modo.

Hace unos días… comencé a sentirme un poco extraña al principio no le quise tomar importancia ya que pensé que estaba relacionado con el problema de úlcera y gastritis que el médico ya me había diagnosticado, pero al pasar los días empecé a notar diferentes síntomas, sentía debilidad, fatiga y náuseas, pensaba que sería embarazo, pero quedó descartado cuando me hice la prueba en más de una ocasión… pero, una mañana al ir al baño a vomitar arroje sangre y me asusté mucho así que decidí ir al médico sin que Seiya se enterara lo que pasaba— hizo una pausa la pelinegra para controlar el llanto, respiró profundamente y miró fijamente a Mina quien la escuchaba con atención— no le he dicho ni sabe lo que me ha estado pasando, se lo he tratado de ocultar ya no quiero que se preocupe… hoy… hoy me entregaron los resultados de las pruebas que me mando a hacer el médico… y…— no pudo seguir porque un nudo en la garganta se lo impidió.

La rubia, estaba totalmente preocupada intuía que lo que su amiga estaba a punto de decirle no era para nada una buena noticia al ver como se desmoronaba literalmente frente a sus ojos, respiró profundamente como preparándose para escuchar lo que le diría, la tomo entre sus brazos, la sostuvo por algunos minutos mientras que le acariciaba la espalda de forma maternal y finalmente al ver que se le dificultaba continuar decidió ella seguir con la conversación.

Rei… dime que… ¿Qué te dijo el doctor?

Dijo que el diagnostico que tenía sobre mi gastritis y la ulcera no fue el correcto, al parecer lo que realmente tengo es… es cáncer… cáncer de estómago—rompió en llanto una vez más mientras que se lanzaba desesperada a los brazos de la rubia.

¡¿Qué dijiste?! Rei, no puede ser, dime… dime que es una broma, porque si no lo es, déjame decirte que no me está haciendo ninguna gracia—con sorpresivo temor Mina se separó de ella mientras fijaba su mirada con la de ella, tratando de encontrar la verdad.

No estoy jugando, es verdad lo que te digo, jamás jugaría con algo así

Pero... entonces si es así, con… con el avance de la medicina que hay ahora podrás curarte amiga—con nerviosismo trataba de infundir animo en su amiga tomándola de las manos— miraremos… miraremos a los mejores médicos y… y así tu…

No… no es así…—la morena le interrumpió.

¡¿Cómo qué no?!—exclamó son desesperación— No seas negativa estoy segura que…

¡No Mina!… ya no hay tiempo… ya es demasiado tarde…—entre sollozos hablaba la morena tratando de mantener la calma para explicarle mejor a su amiga.

¿Qué?… ¿Qué quieres decir con eso?

El cáncer que tengo está muy avanzado, se encuentra en fase terminal, no…no me queda mucho tiempo.

El recordar todo eso provocó en ella una gran nostalgia, desde ese día le hizo prometer no decirle nada a nadie más y mucho menos a Seiya, por supuesto que ella al principio se había negado rotundamente ya que el joven tenía todo el derecho de enterarse y Mina sabía muy en el fondo que todo terminaría para mal, le hizo saber a ella que tarde o temprano él se enteraría y las consecuencias que todo esto traería, pero ella no escuchaba de razones y simplemente terminó cediendo ante la insistencia de Rei.

Después de ese día, su amiga sufrió demasiado cayendo incluso en depresión, por su parte Seiya comenzaba a sospechar que algo malo estaba pasando e incluso le cuestionó en más de una ocasión pero ella solo lo evadía ocasionando que la tensión entre la pareja acrecentara, al final siempre terminaban peleando porque él creía que lo engañaba con alguien más sin saber lo que realmente estaba pasando, Mina estuvo tentada en contarle todo a Seiya en varias ocasiones porque no soportaba el hecho de ver como su amiga lloraba destrozada todos los días de esa forma tan dolorosa y todo a causa de su terquedad, suficiente tenía ya con ver como aquélla enfermedad la estaba acabando poco a poco y es que las constantes náuseas y el dolor estomacal le impedían probar bocado alguno provocando que bajara rápidamente de peso, la medicación era tan fuerte que la tenían la mayor parte del tiempo postrada en cama, aun no sabía de donde es que ella podía sacar tanta fortaleza para no dejarse caer enfrente de su amado, pero Mina era la única testigo del sufrimiento que padecía, cada día la veía peor y eso la desesperaba, diario iba a su casa con su bebé para hacerla olvidar un poco la agonía y le ayudaba un poco con los deberes de su hogar para no levantar más sospechas arriesgando incluso su propio trabajo por las veces en las que faltaba por ir a ayudarle o llevarla al doctor, pero sin duda alguna lo que más le dolía era cuando tenía que irse de su casa para ir a su propio departamento y atender su pequeño Izumi que tan solo tenía dos años de edad.

Con el llanto anegando a sus ojos a causa de todo lo que recordaba se limpió con un pañuelo y sin más se dirigió rumbo al único lugar en el que desde hacía tres años podía desahogarse con libertad, quizá en otros tiempos se hubiera refugiado en los brazos de Rei, aquélla amiga que siempre la apoyó como si fuese su propia hermana pero ahora no la tenía a su lado.

Antes de llegar a aquél lugar se dirigió a una florería, compró unas rosas blancas y se encaminó a su destino final con mucho pesar, cuando estuvo frente a su destino no pudo soportar un segundo más aquel vacío que estaba sintiendo y se dejó caer de rodillas, soltando aquél agonizante llanto que estuvo reteniendo desde que salió de aquella habitación, abrazó el ramo de rosas como si estuviese abrazando a su propia amiga buscando su protección, su consuelo, más sin embargo no logró sentir nada más que soledad, los gritos que dejaba escapar a causa de su dolor detonaban una gran culpa que sentía al no poder hacer realidad los deseos que en el lecho de muerte su amiga le hizo prometer haciéndola sentir una traidora.

Después de aquéllos meses de agonía viendo cómo su vida se le escapaba de las manos poco a poco Mina permaneció al lado de Rei, incluso en aquéllas ocasiones en las recaía teniéndose que quedar en el hospital internada en más de una ocasión sin que Seiya se enterara de nada provocando con ello malos entendidos y constantes discusiones entre ambos sumiéndola aún más en aquélla depresión, en la que Mina siempre batallaba para que pudiera salir.

La rubia se encontraba en la farmacia comprando la medicina que su amiga necesitaba cuando recibió una llamada de la misma diciéndole que algo andaba mal y que necesitaba que la llevase al hospital, alarmada terminó de pagar y se dirigió a la casa encontrándola seminconsciente, sin titubeos, llamó a una ambulancia y antes de que pudiera perder la conciencia por completo le pidió que llamase a Seiya. Ahora se encontraba ahí en el hospital general de Tokio de pie paseando de un lado a otro llorando nerviosa mientras se tronaba los nudillos justo afuera de la sala de urgencias esperando por alguna información sobre su amiga quien había ingresado desde hacía un buen rato, intentó preguntar a las enfermeras que pasaban por ahí. Pero ninguna le proporcionaba información alguna alegando que tenía que esperar al médico para que le diera alguna información desesperándola un más de lo que ya estaba, tomó aire en más de una ocasión y cuando creyó que no saldría nadie aun las puertas se abrieron dejándole ver al médico que desde hacía algunos meses había estado atendiendo a su amiga.

Dígame ¿Cómo se encuentra Rei doctor?—preguntó reflejando angustia en su rostro.

No te mentiré Mina, ambos sabemos de antemano lo mal que le ha caído el cáncer y el tratamiento, además siendo este cáncer ya terminal somos conscientes de las consecuencias que acarrean—el médico le explicaba con seriedad mientras que su rostro cambiaba a uno bastante preocupante.

Eso... eso quiere... ¿Quiere decir que?...

El cáncer ha sido demasiado agresivo y se ha extendido a una velocidad increíble, lo que quiero decir es que Rei ha llegado a su límite, le queda poco tiempo de vida—continuó mientras que la tomaba de los brazos y le ayudaba a sentarse al ver como palidecía.

No… mi amiga no puede…ella no… debe ser una horrible pesadilla doctor tan solo… tan solo tiene veinte años—con voz entrecortada decía mientras que se lanzaba a los brazos de este llorando con desesperación provocando en el médico y los que los rodeaban una pena al verla de esa forma tan desecha.

De verdad lo siento, hemos hecho hasta lo imposible por alargar su vida, pero su cuerpo no puede soportar más.

¿Cuánto?... ¿Cuánto tiempo le queda?

Temo decir que le quedan menos de cuarenta y ocho horas—sentenció el mientras que Mina lloraba con ahínco.

Cuando pudo calmarse un poco se soltó de aquellos brazos y se dirigió lentamente al cuarto de terapia intensiva encontrando a la morena postrada en aquélla cama con el rostro completamente demacrado, con un nudo en la garganta respiró profundamente y con lentitud se fue acercando a su lado notándola completamente pálida mientras estaba dormida, se limpió una traicionera lagrima y comenzó a acariciar su sedosa cabellera con inmensa ternura, habían pasado al menos diez minutos cuando observo como su acompañante abría con dificultad sus ojos.

Mina…— la nombró mientras le brindaba una cálida sonrisa

Dime Rei — respondió triste mientras sostenía una de sus manos

No, estés triste… no llores por favor… si lo haces te pondrás fea y arrugada— con dificultad hablaba debido al dolor que tenía en su estomago

Pues lo siento por mi cara porque no… puedo evitar sentirme de esta forma.

Mina, discúlpame… he sido una egoísta todo este tiempo, solo...—hizo una pausa por el dolor y continuó— solo te he hecho sufrir, tú has dado todo para ayudarme e incluso has tenido que batallar conmigo sola, has arriesgado todo… —lagrimas comenzaron a surcar su pálido rostro dejando salir su agonía— incluso has arriesgado tu valioso tiempo y todo por mi egoísmo, perdóname.

No digas eso, tu no deseaste tener esta horrible enfermedad además es lo menos que he podido hacer, tu siempre has estado junto a mí, en las buenas y en las malas te debo mucho sin ti no hubiese podido salir adelante con mi pequeño yo sola, además tu y yo aunque no llevemos la misma sangre somos... somos…

Hermanas…— completó Rei la frase, para después ambas terminar llorando abrazadas consolándose la una a la otra.

Pasado algunos minutos y presintiendo las pocas horas que ya le quedaban, Rei se separó de Mina un poco a su pesar y débilmente así como su cuerpo se lo permitía le limpió las lágrimas que caían de aquéllos ojos azulados viendo en ella lo frágil que se notaba la rubia, justo así como aquélla vez en la que aquél hombre despreciable la había hecho sufrir de la peor manera posible, ahora lo único que le dolía era dejarla sola porque a fin de cuentas desde muy niñas ambas se habían tenido que cuidar la una a la otra, pero algo que más le inquietaba era Seiya, su amor, sabía que al enterarse de la situación en la que estaba ahora reaccionaria de forma bastante negativa, se sentiría estúpido, culpable y todo por no haberse enterado, por no haber hecho nada, por juzgarle erróneamente creyendo que le había engañado con otro y a final caería en una horrible depresión al no tenerla a su lado así que antes de partir de este mundo, tenía que arreglar todo este embrollo ya que ahora ella no podrá estar presente, pero su amiga si lo estaría y solo esperaba que ella le aceptase una última petición.

Mina… me… me imagino que ya le has avisado a Seiya dónde me encuentro ¿Verdad?— vio como la rubia asintió

Si, lo hice como me lo indicaste antes de que llegara la ambulancia a tu casa y perdieras el conocimiento, así que no tardará en llegar, me dijo estaba por arribar al aeropuerto después de aquél viaje que hizo a Corea para cerrar el contrato.

Gracias la verdad quisiera… pedirte un último favor… antes de que llegue— la morena le imploraba en pausas a causa del insoportable dolor que estaba sintiendo

Claro lo que sea dímelo ¿Qué favor necesitas que haga?

Mina, se… sé que ya no… podré salir de aquí—un nudo en la garganta le hacía difícil expresarse— lo presiento…— tomó de las manos a su desecha amiga y continuó—quiero pedirte que seas feliz, yo no podré estar aquí junto a ustedes, al menos no corpóreamente… pero… quiero que salgas adelante… que no te dejes caer tan fácilmente… y… te quiero pedir que ayudes a Seiya, sé que la pasara muy mal, cuando se entere de todo sufrirá como no tienes idea incluso… te llegará a agredir, insultar e ignorar pero prométeme … prométeme que… estarás a su lado, que no lo dejaras solo en ningún momento y le darás… aquella felicidad que yo no puedo darle, esa que ambos necesitan y que tanto se merecen.

La rubia no sabía cómo reaccionar al ver la angustia y desesperación reflejada en aquel rostro, sentía que lo que le pedía era mucho, no sabía qué hacer, ella misma no podía ni siquiera subirse el ánimo ahora mismo, así que dudaba que pudiera hacer algo con Seiya más adelante, además de que no comprendía lo que su amiga trató de decirle al pedirle que le diera a él la felicidad que ella no podría darle.

Pero yo… yo no creo poder siquiera conmigo misma.

Por favor… amiga… prométemelo— la morena le insistía con desesperación.

Te… te lo prometo— finalmente cedió la rubia ante la insistencia de Rei.

Gracias— dijo esta por ultimo justo después de que Seiya ingresara armando un alboroto.

Después de aquel día en el que ambos perdieron a Rei Hino su vida fue muy distinta, Mina trató de cumplir la promesa que le había hecho. A diario se levantaba tomando siempre la foto que se encontraba en la mesita de noche que estaba al lado de su cama, aquélla en donde ambas se tenían abrazadas mientras que se encontraban sucias de lodo a causa de una travesura de ambas, le saludaba como si aún estuviese presente con ella y pidiéndole que le diera fuerzas desde donde fuera que se encontrara comenzaba su laborioso día siempre dándose el debido tiempo para visitar a Seiya y animarlo sin importar que le gritara, le insultara o le ignorara, al final siempre lograba animarlo un poco y por momentos veía venir al antiguo Seiya pero al final siempre terminaba hundiéndose en su miseria. Maldita fue la hora en la que se terminó enamorándose de él, porque cada día que lo veía se le hacía más complicado soportar sus insultos sin que le dañaran, maldecía el ser débil en ese asunto, al final resultó que su corazón la terminó traicionando y hoy al ingresar a su casa y ver su estado le dolió, pero lo que el joven había dicho había sido la gota que derramó el vaso.

— ¡¿Por qué tuviste que irte?! Te extraño tanto, como quisiera que estuvieras aquí para aconsejarme que hacer, Me frustra tanto no poder cumplir la promesa que me pediste, ¡Maldición! no puedo hacer que Seiya salga adelante como tú me lo pediste, seguramente te sientes decepcionada de mí, te fallé como hermana y como amiga, sé que me dijiste que tenía que soportar pero cada insulto que me da me lastima demasiado el corazón, lo que más me dolió fue que se metiera con mi hijo diciendo que era un bastardo, tachándome de golfa, aun sabiendo lo que realmente pasó, el solo hacerme recordar al maldito que me lastimó me hace sentir una basura, ya no sé qué más hacer ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tuve que enamorarme de Seiya?! Como quisiera que me dieras un abrazo y me consolaras como solías hacerlo antes— la rubia gritaba con desesperación dejando escapar su dolor ese que tanto había estado reteniendo por largo tiempo mientras que golpeaba el suelo desconsoladamente, permaneciendo ahí por un buen rato desahogándose libremente.

Después de un rato y habiendo liberado un poco su dolor, la lluvia comenzó a caer distrayéndole de aquélla agonía, así que dejó con suma delicadeza las rosas sobre la fría lápida y antes de marcharse pidió a Rei de su ayuda celestial ahora que más lo necesitaba, beso la fría lapida y finalmente se despidió de ella, limpiándose cualquier rastro de lágrimas ya que Izumi pronto saldría de la escuela y debía recogerlo con una sonrisa en su rostro porque a pesar de su corta edad era un pequeño muy inteligente que se daba cuenta de muchas cosas.

Cuando salió de aquél lugar estaba tan distraída que ni siquiera se pudo percatar de la presencia de Seiya, quien la había seguido silenciosamente en un arranque de arrepentimiento con el fin de disculparse hasta aquél lugar que tanto conocía, sabía perfectamente que había cometido un error muy grande al haber dicho aquéllas estúpidas palabras, pero sin duda se llevó una enorme sorpresa al escuchar todo lo que la rubia había confesado a gritos y al ver como se desahogaba con desespero, en aquélla fría tumba que conocía a la perfección le hizo sentir un miserable.

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CONTINUARA

ESPERO QUE AYA SIDO DE SU AGRADO ESTA LECTURA Y TRATARE DE NO TARDAR MUCHO EN SUBIR LOS CAPÍTULOS, LES ESTARÉ MUY AGRADECIDA SI ME MANDAN SUS LINDOS REVIEWS DÁNDOME SU OPINIÓN QUE SIEMPRE ES MUY IMPORTANTE PARA MI, TAMBIÉN SI QUIEREN SABER CUANDO SUBIRÉ CAPÍTULOS DE ESTA HISTORIA PODRÁN CHECARLO EN MI FACEBOOK EL CUAL ES MAGGUIE AINO Y YA PARA NO MOLESTARLOS MAS LES DEJO NO SIN ANTES MANDARLES UN BESO TRONADO UN PAR DE ABRAZOS DE OSO Y BOA CONSTRICTOR APRETADISIMOS :3