LA PROMESA

CAPITULO 1

Nota importante:

Los personajes de Candy Candy pertenecen a la escritora Kyoko Misuky y la mangaka Yumiko Igarashi, La historia si es mía, y esta basada en hechos reales, las fechas y los tiempos son aproximados.

Chicago, 19 de agosto del 2007

Eran las dos de la madrugada y Albert y yo estábamos en el hospital esperando noticias, yo tenía que ser fuerte por los dos, Albert se veía completamente abatido, yo no decía nada, solamente apretaba su mano y trataba de sonreír mientras decía –

- Todo va salir bien, va ser como en las otras ocasiones, ya veras mi amor, no estés triste, el no debe de vernos así

- Si Candy, yo lo se, voy a tomar un poco de aire

- Si amor.

Mire a mi esposo dirigirse hacía la salida con paso lento, y podría decir que hasta derrotado, aquel hombre en quien tantas ocasiones me apoye, ahora parecía haber perdido la fe, parecía haber perdido por completo las esperanzas, yo sentía que mi alma se estaba despedazando por dentro, de pronto sentí como un par de gruesas lágrimas resbalaban por mis mejillas, me lleve las manos al rostro mientras movía mi cabeza en forma negativa, no podía creer que nuestras vidas hubieran cambiado tanto de un momento a otro, éramos tan felices… nuestra vida era perfecta, hubiera dado mi vida entera por evitarle tanto dolor a mi familia., fue entonces que comencé a recordar.

Chicago, 21 Marzo 2002

Eran las 10 de la mañana cuando entramos al consultorio del Dr. Leonard, la verdad es que yo tenía ciertas sospechas sobre mis malestares matutinos, sin embargo no quise decirle nada a Albert hasta estar completamente segura, así que cuando el Dr. Leonard hablo a casa para citarnos en su consultorio, de inmediato Albert y yo nos dirigimos hacía allá, Albert no dejaba de recorrer la sala de espera de un lado a otro, yo lo miraba divertida, esa misma escena la había visto hacia 6 años, finalmente la asistente nos hizo pasar al consultorio del Dr. en cuanto entramos Albert mas que ansioso pregunto –

- Dr. Leonard ¿Qué es lo que tiene Candy?

- Tranquilo Sr. Andrew, su esposa no tiene nada grave

- ¿Y entonces porque sus malestares? Además ella que siempre ha tenido un muy buen apetito, ahora no quiere casi comer y lo poco que come no se le queda en el estomago

- Eso es hasta cierto punto normal, dado el estado de la Sra. Andrew

- ¿Entonces eran ciertas mis sospechas Dr. Leonard?

- Así es Candy

- Esperen un momento, ¿de que hablan?

- Felicidades, van a ser papás por segunda ocasión

- ¿En verdad Dr.?

- Así es Sr. Andrew

- Es que usted nos dijo cuando nació Alexander que tal vez ya no íbamos a poder tener mas hijos por las complicaciones que tuvo Candy en el parto anterior, además de que nos estamos cuidando

- ¿Tomas pastillas Candy?

- No Dr. Albert usaba condón

- Entonces no hay porque alarmarse, eres una mujer muy sana, ahora solo tienes que cuidarte mucho

- Esta noticia es maravillosa, es un milagro después de tanto tiempo… gracias mi amor, gracias mi cielo – decía Albert mientras me cargaba

- Albert, bájame ¿Qué va pensar el Dr. Leonard?

- Que me encanta dar este tipo de noticias Sra. Andrew.

En cuanto llegamos a casa vimos al pequeño Alexander jugando con sus carritos, La tía Elroy se había quedado al cuidado de el, mi hijo un hermoso varón de 6 años con cabello castaño claro, ojos verdes y grandes en cuanto nos vio entrar corrió a abrazarme y me pregunto –

- ¿A dónde fueron?

- Fuimos a ver al Dr. hijo

- ¿Estas enferma mami?

- No Alex, ven siéntate, que tu papi y yo tenemos una noticia que darles a ti y a tu abuela

- ¿Qué noticia? – pregunto ansioso

- Vas a tener un hermanito – dijimos Albert y yo al uní solo.

Alex por unos momentos se quedo pensativo, luego se volteo a verme y con una seguridad que no esperábamos ni Albert ni yo, nos dijo –

- Se va llamar David

- ¿Y si es una nena hermosa como tu mami? – interrogo Albert con una tierna sonrisa

- Va ser un niño, yo lo se – respondió Alex con seguridad

- Esta bien, pero prométeme hijo que si es una nena la vas a querer mucho

- Si papi, te lo prometo, pero se que será un niño, y jugara mucho conmigo.

Habiendo dicho esto se retiro y se puso a jugar nuevamente con sus carritos mientras la abuela Elroy decía -

- Ojala y nosotros los adultos siempre habláramos con esa misma seguridad, felicidades hijos, me harán abuela por segunda ocasión.

Mi embarazo transcurrió tranquilo, me hicieron algunos ecos y mi bebé nunca dejo ver su sexo, lo que si sabíamos es que estaba bien, ya solo me faltaban dos semanas para dar a luz, pase navidad sin novedad, en las noches casi no podía dormir, Patty la esposa de Stear seguido me visitaba, éramos muy amigas, Patty me conto un poco sobre su matrimonio, tenían 5 años de casados y desde un principio el Dr. les había dicho que no podían tener bebés por problemas de salud de ella, Stear era muy bueno con ella, nunca le reclamo o le exigió nada, siempre le hizo saber que se había casado con ella porque la amaba, en una ocasión mientras ella jugaba con mi hijo le dije –

- Serías una buena mamá

- ¿Tú crees?

- Desde luego, mírate, tirada en el piso jugando con mi hijo

- Bueno, es que yo siempre he dicho que nunca tenemos que olvidar al niño que llevamos dentro

- Tienes razón Patty, ¿puedo hacerte una pregunta?

- Dime

- ¿Ya te olvidaste de ser mamá?

- A veces una se ve obligada a enterrar esos sentimientos para evitar que duelan, y yo hace tiempo que lo hice.

Patty siguió jugando con Alex, pero alcance a notar que los ojos se le razaban, confieso que me sentí un tanto incomoda, pero ella al notar mi incomodidad sonriendo me dijo –

- ¿Sabes Candy? yo creo que sería una mamá terrible, muy celosa, sobreprotectora, y bastante regañona jejejejeje

- Yo veo que eres muy cariñosa con Alex

- Ah, es que hay una diferencia entre ser madre y ser tía, y como tía soy un amor ¿verdad Alex?

- Si.

Chicago, 29 Diciembre 2002

Finalmente se llego el gran día, eran las seis de la tarde cuando comencé con los dolores, Albert me llevo al hospital, y ahí tarde cuatro horas en dar a luz, mi Alexander tenía razón, fue un hermoso y sano varoncito, era bastante parecido a Albert, yo me sentí la mujer mas afortunada del mundo, en cuanto la enfermera puso al bebé en mis brazos y vi como sonreía, no se porque pero supe que era diferente de su hermano, no supe a ciencia cierta como describir el sentimiento tan extraño que me invadió, en eso Albert entro y depositando un suave beso sobre mi frente me miro sonriente y enseguida quiso cargar al bebé, luego de mirarlo embelesado me dijo –

- Es hermoso Candy, gracias por este maravilloso regalo

- Es un regalo que Dios nos mando, Alex se va poner muy contento

- Si, el desde que le dimos la noticia supo que iba ser un niño, un hermoso y sano niño

- Y se va llamar David, como dijo su hermano.

- Si Candy, así se ha de llamar.

El primer mes Alex se puso un tanto celoso de su hermanito, pero después de que Albert y yo le explicamos que David ocupaba de nosotros para poder alimentarse, bañarlo, cambiarle el pañal, arroparlo y en ocasiones hasta para dormirlo, Alex se quedo tranquilo, los dos primeros años fueron hermosos, ya que al año de que naciera David, volví a salir embarazada, pero esta vez tuve una preciosa nena de cabellos rubios y rizados, tenía los ojos azules como los de su padre, era la reina de la casa, Alex y David la cuidaban mucho, en una palabra, mi vida era perfecta, tenía un esposo amoroso, unos hijos preciosos y sanos, en ocasiones veía como Alex y David peleaban que si por el juguete, por el programa de televisión, en fin cosas de niños, pero momentos después seguían jugando como si nada, un día que estábamos paseando, vimos que estaban vendiendo cachorros, Alex y David de inmediato quisieron que les compráramos uno, fuimos a verlos, de pronto vimos como David quien ya caminaba y hablaba perfecto, tomo una linda cachorra french poodle entre sus brazos y se la puso a Alex entre los brazos y le dijo –

- Esta, Alex.

Alex sonriendo le dijo –

- Esta bien David, a mi también me gusta esta

- ¿Y como se va llamar? – interrogue curiosa

- Burbuja, ¿verdad Alex que se va llamar burbuja?

- Si David, me gusta ese nombre, porque parece una burbujita.

Desde ese día burbuja se unió a nuestra familia, confieso que en ocasiones sentía volverme loca, pues entre los tres ponían la casa patas arriba, eso aunado a que me costaba mucho trabajo dormir a mi hija Natalie y cuando por fin lo lograba, mis hijos jugueteando con burbuja la hacían ladrar y Natalie se despertaba molesta y obviamente llorando, además de que esa pequeña bribona de burbuja era fanática de morder mis zapatos, de momento me enojaba, pero al ver las caras felices de mis hijos todo lo olvidaba, total ya compraría otros zapatos, éramos una familia muy afortunada, un día que Albert llego del trabajo y nos disponíamos a comer, David le pregunto a Albert en tono muy serio –

- Papi, ¿como conquistaste a mami?

La pregunta nos tomo por sorpresa tanto a Albert como a mi, David a sus casi tres años era un niño bastante maduro, Albert sonriendo le contesto –

- Bueno hijo, a tu mami siempre le han encantado las rosas, así que comencé a mandarle enormes ramos

- ¿Y porque ya no lo haces? ¿Ya no la quieres igual que antes?

- La amo mas que a mi vida, y mas aún porque me dio tres hermosos regalos que son ustedes, y bueno a veces tengo tanto trabajo que se me olvida por completo traer flores – menciono Albert un tanto avergonzado

- Papi, tienes que prometerme algo

- Lo que quieras hijo

- Prométeme que cuando yo no este, siempre le vas a traer flores a mami

- Hijo, te prometo que desde mañana las flores en esta casa nunca van a faltar, pero por favor nunca vuelvas a decir que no vas a estar con nosotros, tu siempre vas a estar aquí con nosotros

- Gracias papi.

Por primera vez, desde que Albert y yo habíamos formado nuestra hermosa familia, la cena me supo amarga, después de un rato fuimos a acostar a los niños y me quede lavando los trastos, de pronto sentí como Albert me abrazaba y en tono dulce me decía –

- Candy, perdóname por no seguir trayéndote flores

- No tengo nada que perdonarte, se que el trabajo muchas veces te absorbe

- Pero eso no debe de ser excusa para no traerte flores, nuestro hijo es bastante listo ¿no crees?

- Si, solo que no me gusto que hablara como si nos fuera a dejar

- A mí tampoco, ¿Por qué diría eso?

- No lo se, pero hizo que se me hiciera un verdadero nudo en el estomago

- Ya no pienses mas en eso mi amor, ven vamos a descansar.

Desde ese día Albert llegaba del trabajo con hermosos ramos de flores, en varias ocasiones mientras arrullaba a la pequeña Natalie, sorprendí a David y a Alex como se secreteaban mientras sonreían cada vez que Albert entraba con flores para mi., al paso del tiempo comencé a observar que el semblante de David se veía desmejorado, ya no comía tan bien como antes, además de que siempre estaba muy cansado y me decía que le dolían mucho los huesos, lo lleve de inmediato con el Dr. Martí que era su pediatra, le mando hacer varios estudios, pero parecía que todo estaba bien, solo me dijo –

- No hay porque alarmarse Candy, solo trae un poco de anemia, y el dolor de huesos se debe a que esta creciendo, pero nada que unas buenas vitaminas no puedan resolver, .- jovencito me ha dicho tu mami que no has querido comer muy bien, necesito que nos ayudes a tu mami y a mi para que estés muy fuerte y sano

- ¿Qué tengo que hacer? – interrogo David con desgano

- Bueno, te tienes que tomar estas gotitas, pero sobre todo, tienes que comer muy bien ¿Qué dices? ¿es un trato?

- Es un trato.

Pero pese a las vitaminas y a que yo me esmeraba en hacer la comida mas divertida y deliciosa, David seguía igual, o me atrevo a decir que hasta peor, puesto que en algunas ocasiones de la nada le daba mucha fiebre, ya no era mas aquel niño feliz y lleno de energías que jugueteaba con su hermano y burbuja, fue entonces cuando Albert y yo decidimos llevarlo a otro hospital, le hicieron mas estudios y fue el mismo diagnostico, anemia, le recetaron mas vitaminas, y me dijeron que tenia que comer bien… yo estaba completamente desesperada, de ahí empezó nuestro navegar por distintos hospitales, y siempre con el mismo maldito diagnostico, hasta que un día en un hospital nos topamos con un Dr. llamado Michael, quien después de interrogarnos sobre los síntomas de nuestro hijo, ver todos los estudios que le habían hecho y revisar a David meticulosamente, se dirigió a el, y sonriendo amigablemente le dijo –

- Oye campeón, ahí en esa pequeña habitación tengo muchos juguetes, ¿quieres ir a jugar un rato ahí mientras platico con tus papás?

- ¿También tienes barcos? porque yo de grande voy a ser un pirata

- Claro, anda ve a jugar un rato

- Gracias Dr.

En cuanto nuestro hijo entro a ese lugar, el Dr. nos miro con mucha seriedad para enseguida decir –

- Conozco un medico que quizá les pueda decir con mayor certeza que es lo que tiene su hijo

- Pero nos dijeron que usted era el mejor pediatra de la ciudad, nos lo recomendaron mucho

- Gracias, pero no creo ser el medico indicado para tratar a su hijo

- ¿Qué quiere decir? - Interrogue bastante angustiada

- Yo creo que su hijo necesita que lo vea un pediatra oncólogo

- Me esta diciendo que mi hijo podría tener… ¡Dios mío no!

- Por favor Sra. Andrew, no se angustie antes de tiempo, es solo para descartar la posibilidad

- ¿Cómo se llama ese Dr. y donde lo podemos encontrar? – Pregunto Albert tratando de mostrarse sereno

- Es el Dr. Tom Stevens, y esta en el hospital St. Joseph

- Tenemos que llevar a David con ese Dr. Candy

- No quiero, David no tiene eso, deben estar equivocados

- Es solo para descartar Candy…

- Es que si vamos… es casi como aceptar que nuestro bebé tiene cáncer ¿no comprendes Albert?

- Sra. Andrew, por favor, necesito que se tranquilice, su hijo no debe verla así de alterada, el niño parece ser bastante perceptivo, no lo preocupe por favor

- Tiene razón Dr. perdón, es que el solo hecho de pensar en eso me pone nerviosa, pero, ¿solo es para descartar verdad?

- Así es.

En cuanto salimos del hospital, David apretó mi mano y sonriendo tiernamente me dijo –

- No te angusties mami, no tengo nada grave

- Lo sé hijo, es solo que me encuentro un poco cansada, además no me gusta dejar tanto tiempo a tus hermanitos con la abuela Elroy, tal vez nos extrañen

- Tengo una idea – menciono mi hijo sonriendo

- ¿Qué quieres hacer campeón? – interrogo Albert cargándolo

- Vamos por la abuela, mis hermanitos y burbuja, quiero ir a pasear, y bueno también me compras un kínder sorpresa papi, ya sabes que son mis favoritos

- Todos los que quieras hijo – respondió Albert besando la punta de su nariz.

Ese día fue especial, efectivamente fuimos por toda la familia, como hacia un día maravilloso, decidimos ir de día de campo, miraba como David correteaba con Alex y burbuja, era como si el tiempo se hubiera detenido, como si por fin hubiera despertado de una espantosa pesadilla hasta que la abuela Elroy me pregunto –

- ¿Qué les dijo el Dr. Candy?

- Perdón abuela Elroy, pero hoy no quiero hablar de eso, déjeme disfrutar de este día, por favor

- Claro que si hija, hace un día hermoso, dame a la pequeña Natalie y ve a jugar con ellos

- Gracias abuela Elroy.

Cuando llegamos a casa, les di una ducha rápida y luego de que cenamos, Albert me ayudo a acostarlos, yo estaba en el jardín llorando a mares, el solo hecho de pensar en que mi hijo tuviera una enfermedad tan horrible me hacia sentir bastante desesperada, de pronto sentí la presencia de Albert, me volví hacia el, y en tono demandante le dije –

- Nuestro hijo no tiene cáncer, vamos a ir con ese Dr. pero solo para descartar la posibilidad, ¿me entiendes Albert?

- Si mi amor, ven vamos adentro, te prepare un té

- Prométeme que nuestro hijo no tiene esa espantosa enfermedad

- Candy… yo no puedo prometerte eso

- Prométemelo – exigí

- Mi amor yo…

- No puedes prometérmelo porque tú también dudas de que nuestro hijo este bien ¿verdad?

- Candy...

- Déjame sola – grite

- Pero Candy…

- Dije que me dejes sola, necesito estar sola, compréndeme… por favor

- Esta bien, estaré esperándote adentro.

No se cuanto tiempo estuve afuera, lo que si, es que cuando entre a la casa vi a Albert un poco recostado en el sofá, estaba dormido y al lado tenía a la pequeña Natalie quien dormía profundamente, ¿Qué me había pasado? Por estar pensando en mi dolor, en la preocupación por David, me olvide por completo de mi pequeña bebita, ni siquiera le había ido a dar las buenas noches a mis hijos, y por primera vez le había gritado a mi esposo, mire hacia el comedor y vi una taza con té, acaricie el rostro de mi esposo con el dorso de mi mano y en un susurro le dije –

- Perdóname Albert, nunca fue mi intención gritarte.

Albert se despertó y cariñoso tomo mi mano mientras me decía -. Estamos juntos en esto Candy, tenemos que ser fuertes y estar unidos, ya veras que nada malo va a pasar, no vuelvas a pedirme que te deje sola, por favor

- No lo haré mi amor, te lo prometo

Al día siguiente fuimos a ver al Dr. Stevens, quien de inmediato mando hacerle unos estudios a David, pero esta vez nuestro hijo por primera vez se quedo hospitalizado, pues los estudios así lo requerían, yo no quería regresar a casa, quería quedarme al lado de mi hijo, velar su sueño, cuidarlo, sin embargo el Dr. me dijo –

- David esta sedado, será mejor que ambos vayan a descansar y mañana temprano regresen a verlo

- ¿Pero y si se despierta y pregunta por nosotros? – interrogo Albert

- No lo hará hasta por la mañana, se los aseguro

- Esta bien, pero estaremos aquí a primera hora – mencione muy decidida.

El camino a casa me pareció eterno, quería decirle tantas cosas a Albert pero no sabia ni como empezar, el rostro de el aunque trataba de parecer sereno, denotaba preocupación, se volvió hacia mi por algunos segundos para decirme –

- No te preocupes amor, todo va estar bien

- Ya no se que pensar…

- Nuestro David es fuerte

- ¿Pero porque el Dr. nos hizo tantas preguntas? ¿Por qué mandarle hacer ese estudio tan raro a mi pequeño? ¿Por qué precisamente lo tiene que ver un pediatra oncólogo?

- Para un mejor diagnostico Candy, mi amor no te preocupes mas por favor

- Es que no puedo evitarlo, algo dentro de mi ser me dice que David no esta bien, y me odio por no poder evitar sentir esto

- No digas eso Candy

- Es que yo se que esto no es una simple gripe, o un dolor de garganta, se que nuestro hijo tiene algo serio, y no se como evitarlo – mencione ya no pudiendo controlar el llanto.

Albert detuvo el automóvil y me abrazo mientras con voz angustiada me decía –

- No llores mas Candy, ¿Qué no vez que yo también estoy aterrado? Yo mismo estoy intentando auto convencerme de que nuestro hijo esta bien, y no puedo porque también siento que algo no anda bien, y si los dos estamos aterrados ¿Qué es lo que vamos a hacer? Tenemos que pensar también en Natalie, en Alex, no podemos flaquear Candy, no debemos.

Permanecimos por largo rato en ese largo abrazo, sin decir nada, solo escuchando el latir de nuestros corazones, finalmente Albert echo a andar el auto y llegamos a casa, la abuela Elroy nos recibió y nos dijo que la pequeña Natalie ya estaba dormida, y que Alex se negaba a irse a dormir, pero que finalmente el sueño lo había vencido, mi pequeño Alex se había quedado profundamente dormido en el sofá esperandonos, Albert lo cargo y lo llevo hasta su habitación, finalmente la abuela Elroy me pregunto -

- ¿Qué paso Candy? ¿Dónde dejaron a David?

- El se tuvo que quedar hospitalizado

- ¿Pero porque?

- Lo tuvieron que sedar para hacerle un estudio

- ¿Cuándo les dan los resultados?

- Mañana

- Animo hija, ya veras que todo saldrá bien

- Gracias por todo abuela Elroy, me imagino lo cansada que debe de estar, será mejor irnos a descansar

- Si Candy, buenas noches.

En cuanto vi que la abuela Elroy se metió a su recamara, no pude evitar entrar a la habitación de David, encendí la luz y vi que un pequeño bulto se movía de entre la colcha, me acerque sigilosa y levante con cuidado la colcha y vi que era burbuja, quien al verme lamio cariñosa mi mano, me senté sobre la cama y comencé a decirle –

- Lo extrañas ¿verdad? yo también lo extraño mucho, pero te prometo que mañana ya estará aquí, y todo volverá a ser como antes, volveré a verlos corretear por toda la casa, y volverán a hacer travesuras.

Burbuja me miraba interrogativa, estaba echada a un lado mío mientras yo acariciaba su cabeza, de pronto Albert abrió la puerta y al verme me dijo –

- Cuando vi que no ibas a nuestra habitación, de inmediato supuse que estarías aquí

- Me duele ver su habitación sin el, lo extraño mucho

- Es solo por esta noche amor, mañana lo traeremos de vuelta

- Mira, burbuja también lo extraña, la encontré aquí debajo de la colcha

- Creo que es natural, ya sabes como juega con el y con Alex

- Es cierto, desde que la trajimos se han vuelto inseparables, extraño verlos juguetear a los tres

- Muy pronto así va a ser Candy, ya lo veras.

CONTINUARA…