Capítulo 0 "otro destino"
Otro destino
Hola, mi nombre es Luchia Nanami soy la princesa sirena de la perla rosa como roja también gobernante del océano Pacifico Norte, he permanecido fuera de mi hogar como de la superficie desde hace mucho tiempo. Todo por un nuevo mal que se ha presentado en los mares, ese mal tiene nombre: la princesa de la perla negra.
Esta es una historia… mi historia…
La princesas vivían en armonía en el mundo humano, sin embargo no todo era felicidad, todo lo que comienza acaba, cada una debía de volver a su respectivo reino, sin excepción alguna; las personas que conocían en la superficie les dieron un adiós. Para Luchia era un poco duro ya que ahí vivió parte importante de su vida, y como no las emociones de ser una adolecente normal habían acabado; por su parte el príncipe Panthalassa le había prometido ir en algunos días a su reino. Por última vez cada una fue al lugar donde realmente querían estar, en la noche partirían.
Nuestra princesa caminaba por las playas cuando vio a su novio y a otra chica tomados por las manos, algo que le pareció sumamente extraño, ya que era ella quien lo jalaba hacia una choza, siguiéndolos en silencio alcanzó a escuchar algunas palabras.
- Kaito, ángel mío por favor volvamos ¿Sí?- Sus manos viajaban de su torso hasta su cuello sin descaro alguno, por su parte el príncipe no la apartaba algo que le oprimía el corazón a la portadora de la perla rosa- Antes te divertías conmigo y mucho- Rozaba sus cuerpos de forma indecente.
-Ishi tu y yo no somos novios, hace tiempo rompí contigo, no mescles el pasado con el presente-Dijo el peli naranja viéndola a los ojos.
- Vamos, tú aun me quieres ¿Verdad?
- No, Ishi no…- Ishi lo beso con hambre, Kaito parecía seguirle el juego ella, descaradamente empezó a abrir su camisa para dejar a la vista sus atributos, juntándose más al cuerpo del chico.
- Kaito tú solo me amas es a mi ¿verdad?
- Ishi…- El corazón cada vez se apretaba más, los sollozos estaban a punto de salir, no pudo soportarlo sin importarle el ruido echó a correr. Aquel ruido llamo la atención del príncipe.
- ¿Porque?, ¿Por qué?, ¡¿Por qué?! ¡Cómo Pudiste Kaito!, te entregué mi corazón, te aburriste de mi ¿cierto?, ¿Para ti es fácil venir y engañarme? -Pensaba la princesa, sus sentimientos a flor de piel con las lágrimas que corrían por mis mejillas caían sin cesar, a toda velocidad se introdujo al mar, nado lo más rápido que puede para no estar cerca de la superficie, quería llegar a su castillo, donde se podría sentir protegida pero no pudo percibir que alguien le estaba persiguiendo. Un aura oscura se acercaba despacio por las sombras pareciera que de aquella sombra una risa cínica saliera alertando a la princesa, al voltear a mirar una nube negra se acercaba a gran velocidad sin poder analizar la situación aquella nube la había rodeado por completo, aquella risa la escucho de nuevo, entreabriendo sus ojos visualizo una silueta de sirena, su color era negro, sus ojos un rojo carmesí que no mostraban ningún tipo de vida, una sonrisa maléfica, esa era el aura oscura que había sentido, le daba miedo, mucho miedo.
- Tu cuerpo y tu alma son mías, princesita de la perla rosa- Su voz profunda le hizo helar, de un movimiento rápido se introdujo por su pecho sintiendo que se apoderaba de su cuerpo.
El color característico de ella se fue oscureciendo convirtiéndose en negro, su cabello dejo de ser rubio pasando a ser castaño mientras sus ojos ya no emanaban brillo y tenían cierto reflejo que le daba más frialdad a su mirada y sus accesorios pasaron a ser de un color vino-tinto.
La conciencia de la princesa se encontraba en un lugar totalmente negro, frio, insensible, tan muerto, se encontraba completamente sola - Como odio estar sola- pensó, la imponencia se estaba apoderando de su ser a lo lejos escucho unas voces, se dispuso de seguirlas, en su visión se atravesó una luz a lo lejos, nadando lo más rápido que pudo-Escucho unas voces ¿me pregunto si son de mis amigas y Kaito?, espero despertarme que esto sea un sueño.
Al llegar las vio trato de lanzarse a sus brazos pero algo la freno, era la risa de todas señalándola supo lo que pasaba, se estaban burlando de ella, lo único que veía eran unas imágenes muy difusas pero sus acciones y palabras herían estas decían "Idiota, estúpida, la peor de todas las sirenas, una mancha en el mundo, inútil, débil, destocada".
Su corazón había empezado a pesar, dolía, dolían sus palabras y sus acciones, se puso sus manos en sus oídos, odiaba esas voces -Me hacen sentir mal, muy mal –Murmuro cayendo ellas nunca me tratarían así de mal pensó.
De repente aquellas siluetas se desvanecieron, a cambio apareció una nube negra frente de ella, en esta aparecía lo que sus ojos veían en ese momento.
Desde la mañana la princesa de la perla rosa estaba desaparecida, no había ningún rastro. Hanon, Rina, Karen, Noel, Seira, Coco y Kaito la buscaban por todos lados posibles de la ciudad sin tener éxito, pasando por la playa las chicas, junto con el príncipe, vieron una mancha negra en los mares así que corrieron al mar para convertirse en sirenas y ver qué pasaba en ellos.
Cuando llegaron al sitio quedaron impresionados al ver el cuerpo de su amiga en colores oscuros, como si hubiera sido corrompida. Sin perder tiempo el cuerpo, el cual era controlado, ataco a las princesas con nubes oscuras.
- ¿Cómo las había sacado?- Se preguntaba Luchia desde su memoria, los golpes no podían ser esquivados por las sirenas ni por el príncipe, maltratándolas físicamente. Luego se convirtió en cantante y empezó a entonar una melodía espantosa, las chicas heridas se desmayaron en aquel acto, no pudieron soportar más, mientras que Kaito débilmente se puso de pie para averiguar que le sucedía a su sirena.
- Luchia, ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas así?... Respóndeme-
En esos momentos una risa malévola se apareció por su rostro, haciendo una gran nube negra con relámpagos rojos, está rodeo a Kaito dándole varias cargas eléctricas.
- Luchia respóndeme-gritando-NO ERES TU, ¡LO SE!... ¡RESPONDEME!-Grito, la chica soltó una carcajada, dejando perplejo al chico.
- Que tengo que decirte, no soy ella-Sus ojos llenos de arrogancia se posaron en los naranjas de el- y ella nunca volverá, ahora su corazón lo controlo yo; una chica tan débil no puede tener este poder- Decía la princesa de la perla negra en el cuerpo de Luchia.
- Eso es mentira-Su rostro mostraba sorpresa, vio sus ojos siendo estos de color rojo supo que ella no era su amada, estaba siendo controlada - Luchia sé que estás ahí adentro respóndeme...
La princesa se estaba impacientando con cada palabra que decía Kaito, ya harta le pego tan fuerte que lo hizo desmayar.
Después de que su cuerpo dejara a Kaito fuera de juego lagrimas salieron de sus ojos, en su interior ella lloraba, un fuerte sentimiento empezó a crecer dentro de ella- ¿Qué sentimiento es? ¿Rabia?-Se pregunto, sentía rabia de sí misma, de no poder controlar su cuerpo. Sentía que toda su sangre hervía; empezó gritar de la rabia acumulada que sentía- ¿Por qué era tan débil? ¿Soy una marioneta de los demás? No, ¡Eso nunca!
De su boca salió un grito de desesperación, desde la parte inferior de su aleta un pequeño remolino de fuego le rodeo, su grito se hizo más potente, el remolino termino de rodearla por completo, haciendo que el color natural surgiera, despojado del cuerpo a la princesa de la perla negra. Sin ser aun consiente hizo una esfera, aprisionando a aquel ser, realizando unos movimientos aquella esfera se dirigía hacia una grieta, el fuego se disipo.
Se sintió muy cansada, pero al ver lo que le había hecho a sus amigas y a Kaito empezó a llorar sin parar.
No tenía la suficiente valentía para verlos a los ojos, así que nado lo más rápido a su reino.
- Soy tonta ¿Cómo les pude hacer eso?, no me lo perdonare, ni a mí, ni a ella, pero no tengo tiempo que perder, tengo que aumentar mi poder, para poder despojar ese mal de mi hogar, cueste lo que me cueste.
Mientras se alejaba Hanon y Rina se despertaron de aquel desmayo, viendo cómo se alejaba. No pudieron seguirla ya que sus cuerpos estaban muy maltratados, cuando todos despertaron volvieron a la superficie, las chicas al hotel para recoger sus cosas, hacer los últimos detalles e irse para sus reinos.
Kaito por su parte se sentía deprimido, así que se quedó en casa.
La princesa de la perla rosada al llegar a su reino se dirigió a su habitación, encerrándose, ella quería pensar en lo sucedido.
Quince días después atacaron el reino.
Lo que yo no sabía es que mis hermanas, las princesas sirenas, también fueron atacadas, a cada una la mantuvieron resguardadas con dos sirenas guardianas elite, quienes nos enseñaron a defendernos físicamente como de las armas, enseñándonos a utilizarlas también. Todas estuvimos estudiaban en aquel lugar todo lo que se podía, desde lenguaje antiguo hasta algebra avanzada, el destino era muy raro con esto nuestro futuro… dependía de las acciones que tomáramos en adelante.
