Bueno, es la primera vez que escribo de esta categoría en la pagina. Primero que nada, la historia es Yaoi, es un triangulo amoroso del cual yo ya tengo la solución, pero eso claro, no se los dire.

A por cierto si encuentran esta misma historia en Amor yaoi, no es plagio soy la misma autora de ambos.

Espero les guste leerlo. ADVERTENCIA: posible OC

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"Llegaste para obtener respuestas de esa pasado incluso que se muestra ante ti como pequeños cristales desperdigados por el suelo"

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El viento golpeo sus cabellos, mientras su cara se contrariaba por el frio, subió al camino que le llevaría a su nuevo instituto. La preparatoria Cross, le traía recuerdos volver a ese lugar, se había separado de su familia, aunque los extrañaba, era algo que de seguro no diría en voz alta; pero a pesar de todo, los visitaba cada año, solo que esta vez no se iría, al menos no por ahora. Si bien, había sido su decisión volver a ese lugar que le vio crecer hasta los catorce, nunca pudo acostumbrarse del todo a su padre y hermana, por más que lo intentara, quizás, ahora lo lograba.

Era el inicio de un nuevo año escolar, nueva escuela, nuevo ambiente, se había propuesto demasiadas cosas, entre ellas mejorar en sus calificaciones. Al parecer, el nivel académico de aquel internado era uno muy alto, así que iría preparado a toda costa. El viaje llevaría varias horas, y prácticamente seria un día, por lo que acomodo su mochila de modo que quedara como una almohada. Sin poder resistir demasiado, se quedo dormido.

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Caminaba por los pasillos con actitud molesta, esa eterna aura de elegancia era desprendida siempre por su persona, pero algo era diferente, es como si estuviera harto de algo, pero todos lo dejaban pasar. Apreciaban demasiado su vida como para preguntar algo que quizás se las costaría. Aunque, no tenía ánimos de estar en ese lugar, toco la puerta tres veces.

-Adelante- le recibió una voz aunque autoritaria, amable. Dentro del salón sonrió falsamente.

-¿Me llamaba director Cross?- le dijo, aunque estaba completamente seguro de la respuesta.

-Si, Kuran-san, empieza otro año, y vendrán varios alumnos, entre ellos mi hijo, así que le pido, cuide el orden de la escuela mientras estoy fuera- le dijo sonriendo el director, el chico frente a él solo asintió, mientras pedía permiso para retirarse.

-Todo por su caprichudo hijo- susurro, aunque nadie le escuchaba.

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Bajo del autobús, mientras se dirigía a los compartimientos traseros y sacaba sus maletas, toda la ropa que tenia iba ahí. Se dirigió hasta donde le habían dicho, la salida de la estación, a esperar que llegaran por él. Resoplo uno de sus cabellos, mientras se acomodaba la bufanda, paso media hora hasta que decidió sacar un cuaderno que el tenia, una de esas maletas contenía muchas historias o canciones que él hacía, desde que -si no mal recordaba-, tenia doce años, era su lugar de desahogo.

Paso una hora y media más, y no había señales de que alguien llegara por él, suspiro con algo de cansancio, y admitiéndolo también, frio. Guardo el cuaderno para tomar sus maletas, apenas se puso de pie, sintió como alguien le abrazaba con fuerza, sin verlo muy bien, le separo lo más que pudo para encontrarse con él, con su padre.

-Lamento llegar tan tarde, surgieron algunos inconvenientes con el auto. Yuki también quiso venir, pero se quedo dormida- le dijo el hombre mientras rascaba su mejilla con nerviosismo. Viéndolo de arriba abajo.

-No te preocupes, entiendo lo que haiga pasado, vamos, estoy algo cansado- le dijo mientras le golpeaba el hombro, el hombre rubio le quito una de sus maletas.

-Gracias por comprender Zero- le dijo antes de subirse al auto, el peliblanco sostuvo la cabeza con su mano, mientras veía la Luna llena.

-Me voy a quedar aquí un largo tiempo, espero puedas aguantarme- saco uno de sus viejos cuadernos, hojeándolos a duras penas.

-Claro que si, eres mi hijo después de todo- su voz sonaba tan animada, que el sentía estar hablando con un niño.

-Supongo que si…- pensó, más no lo dijo, algo le decía que ese comentario estaba de más.

-¿Seguro que quieres un dormitorio como cualquiera? Podrías vivir donde vivimos Yuki y yo- le señalo mientras manejaba, era de noche y la vista se dificultaba.

-Si, seré un alumno como cualquier otro, por eso es mejor que conserve mi otro apellido- le dijo sin prestar demasiada atención a lo que contestaba o preguntaban.

Después de eso todo que quedo en silencio, su padre no sabía muy bien que preguntar sin ofender, y el estaba más absorto en su cuaderno como para escuchar o decir algo que no le metiera en problemas o fuera demasiado irrespetuoso, ni siquiera había notado el cuerpo de su hermana durmiendo al lado.

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Apenas llegar al internado, observo la puerta de entrada, era tan gigantesca que no podía creérselo, la ultima vez era más pequeña, se despidió de su padre mientras casi corría hacia la entrada, caminaba por los pasillos con rapidez para no topar con alguien, sus ojos se paseaban por todo el lugar. Estaba emocionado. Hasta donde sabia, el listado de dormitorios siempre estaba al inicio de estos, por lo que se dirigió a la parte de los cuartos masculinos.

-Cuarto 69- repitió una y otra vez en su mente para no olvidarlo, aunque trataba no topar con nada ni nadie.

Basto subir hasta el tercer piso y buscar su número de habitación, hasta donde estaba enterado se organizaba por apellido, el, estaba lo suficientemente perdido como para fijarse en los demás, así que apenas llegar a su habitación, abrió la puerta, sin tocar ni nada. No lo vio necesario –porque no recordaba que compartiría cuarto—.

Al entrar vio dos camas en perfecto orden, aunque una tenia maletas encima, la que daba justo en la pared, la suya estaba por la ventana, eso le encantaba, desde ver la Luna hasta sentir el fresco aire matutino-nocturno. Coloco su equipaje, de modo que le dejara acostarse, estaba cansado por el viaje que había hecho, mañana se encargaría de desempacar.

No le tomo demasiada importancia al sonido de la regadera o del agua cayendo al suelo, por lo que simplemente cerró los ojos mientras abría levemente la boca, se dio la vuelta en su cama, dándole la espalda a la otra cama.

-Etto… ¿hola?- el joven recostado dio un pequeño brinco, no esperaba escuchar la voz de su compañero.

-Mmmm…- respondió medio dormido, mientras giraba sobre su cuerpo, para ver al joven frente a él.

-Mi nombre es Ichiru, un gusto conocerte Zero- le respondió el joven con voz dulce, como si entendiera que este no deseaba hablar

-¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunto sentándose en la cama, mientras sobaba su cabeza.

-Estaba en la lista de registro- era la respuesta más simple que alguien hubiera esperado.

-Lo siento, vengo algo distraído…- se quedo callado para observar al chico frente a el mejor.

Los cabellos de este, eran del mismo color que el suyo, blanco, cuando mucho la diferencia es que era más largo, ahora mojados por su reciente baño, los ojos violetas del contrario, eran calculadores pero cálidos en cierto aspecto, más o menos, la sensación parecida que mostraban los suyos. Eran muy comunes, por no decir idénticos, y la posibilidad de ser gemelos le paso por la cabeza pero la desecho de manera rápida, como si de una absurda idea se tratara.

-Ni yo tengo idea de porque nos parecemos demasiado, pero, supongo eso no importa, ¿no crees?- le dijo el chico mientras le sonreía para irse a su lado de la habitación.

Se bajo la toalla que llevaba en la cintura, quedando completamente desnudo, Zero no pudo evitar sonrojarse, a pesar de no ser algo que veía todo los días –en sí mismo- verlo en alguien mas era vergonzoso, se insulto mentalmente, debía controlar esas reacciones tan extrañas. Así tampoco, pudo evitar fijarse un poco más en el cuerpo contrario, era atlético sin irse a lo exagerado, su mirada se paseo por todo rincón en esa nívea piel; eso no estaba nada mal, escucho una risilla disimulada, por lo que más sonrojado aun, giro su mirada hacia su cuaderno.

-Zero, ¿No quieres tomar un baño antes de dormir?- le pregunto el chico con un short negro y una camisa de tirantes azul agua.

-Si, pero creo… que quiero cenar primero- y como si lo hubiese deseado, su estomago rugió.

-Ya veo, entonces te acompaño, yo tampoco he cenado- le consoló con una sonrisa para tomar la mano de Zero y guiarlo.

-¿Es tu primer año aquí?- sin poder resistirlo, Zero le pregunto, aunque intentando no parecer curioso.

-No, he tenido aquí ya un tiempo; conozco algunas cosas que es mejor sepas- le indico mientras llegaban a la cafetería. Zero podría jurar que su tono de voz ensombreció.

En ella había muchas mesas, le parecía un lugar gigantesco, aunque muy pocas personas estaban en ellas, le parecía algo así como exagerado. Se encogió de hombros siguiendo al otro muchacho.

-Zero-kun, ¿Qué te gustaría cenar?- se formaron, antes de ellos había como diez personas.

-Mmmm, tu elige por mí, realmente no tengo idea de que estaría bien- paseo su vista nuevamente por la habitación.

Sus pensamientos se perdían con facilidad, no era distraído, pero le sorprendía la manera en cómo podía sacar tan buenas calificaciones si siempre andaba en las nubes. Estaba pensando en que haría cuando viera de nuevo a Yuki, esa niña era encantadora de cuando la recordaba, por eso, esperaba siguiera siendo como todo el tiempo, quería averiguar si aun la quería como antes.

-¿Cuál es tu sabor favorito? A mí me encantan el chocolate y moras azules- le indico con una sonrisa mientras tomaba los platillos.

-No me gustan demasiado las cosas dulces, supongo que algo amargo- se encogió de hombros al contestar.

Entre bocadillo la cena paso de manera amena, ambos chicos, si bien eran algo opuestos, se llevaban bien, ambos eran agradables para el otro, casi a la hora de cerrar, se retiraron a su habitación, para descansar. Zero, usaba una camisa de manga corta blanca con un pantalón azul cielo. Al poco rato se quedo dormido, igual y faltaba una semana para entrar oficialmente a clases.

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Ichiru estaba lo suficientemente cómodo para dormirse, pero su cabeza no le dejaba hacerlo, porque estaba más harto de siempre ser mandado a internados, siempre usaban una excusa que era tan barata como las cirugías que se cargaba su madre… corrección, eran caras, pero igual no servían de nada. Era el hijo de aquella familia, pero nada tenia de unida, siempre estaba en una escuela nueva, se esforzaba por ser reconocido pero ella parecía nunca notarlo. Siempre le pasaba lo mismo, al menos al iniciar el ciclo, después lo tomaba como una simple rutina. Un año más, un año menos.

Odiaba las ventanas, más bien las habitaciones con ella, y tal vez, aunque su pensamiento sonara demasiado oscuro- era porque el simple hecho de ver el viento mover las hojas de los arboles, o ver a las aves recordaba que eran libres, no como él, nunca como él. Giro hasta la otra parte del cuarto, se fijo en la figura semi cubierta, donde la luz lunar resaltaba el cuerpo de Zero-una que se removía demasiado-. No pudo evitar fijarse en sus ojos, eran hermosos, aunque tenían un aura oscura en ellos, como si hubiera visto o vivido algo que no quería, llevaba argollas en sus orejas, le daba un aspecto de chico inconforme al igual que aquella marca en su cuello, pero esas facciones tan finas le hacían parecer un intento de rebeldía.

Decir cada aspecto del chico, le recordaba el parecido que llevaba con él, parecían hermanos, pero definitivamente eso no podría ser cierto, puesto que todos le habían dicho era hijo único. Su mirada seguía vagando por el cuerpo contrario del oji violeta.

-Zero, ¿No has podido dormir? ¿Estás incomodo?- le pregunto Ichiru al ver como este abría los ojos abruptamente.

-Lo siento, es mi primer internado, y me es un poco extraño compartir cuarto, ya se me pasara- le dijo el muchacho mientras le quitaba importancia a lo que decía.

Al darse la vuelta, le dio la espalda a Ichiru, que comprendiendo la situación le quitaría el miedo como mejor sabia, no dejaba que terminara de hablar, pues ahora se encontraba frente a la cama de Zero; este no se había percatado de que tenia a alguien literalmente detrás. Cuando se acerco lo suficiente, se sentó en su cama, colgando su peso sobre ella, y le abrazo con rapidez. Zero no sabía qué hacer.

Esa extraña corriente pasándole por el cuerpo nunca le había sucedido, después de todo el nunca fue muy allegado a la gente, y el contacto físico no estaba en su lista. Y sin saber muy bien porque, una parte de su ser, le pedía se quedara abrazado del otro, y la otra temía mucho la razón por la que se dejaba abrazar de ese manera.

-¡Suéltame y vete a tu cama!- aunque intentaba sonar enfadado, ese sonrojo era por demás notable. Era obvio, que no funcionaba-

Ichiru, sabía era un paso demasiado atrevido, pero sin tiempo para hacer o decir algo, metió la mano por la camiseta de Zero, pasando por el abdomen de este, que se removía para intentar quitárselo.

-No planeo irme de aquí hasta que dejes de tenerme miedo, incluso si debo dormir contigo- eso fue lo que dijo.

Aunque Zero se removió lo mas que puso, entre cada forcejeo soltaba un suspiro, de alguna manera estaba seguro esta noche no sería una de las más tranquilas que haiga pasado, de hecho, hasta podía asegurar seria una bastante larga.

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Nop, si me lo preguntan ya tenia mucho con esta historia, y pensé, seria bueno publicarla aca. Antes la tenia publicada en otro lado pero creo se borro. Como sea. Dejen un comentario si les ha gustado, y otro si quieren darme alguna sugerencia.