Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mí, sino al mundo de League of Legends.

¡Espero que les guste mucho!, en lo personal, ésta es mi pareja favorita.


I: El Explorador Pródigo y la Dama Luminosa.

Apenas amanecía y el sol se cubría entre las torres de Demacia. La joven Lux entre despierta y dormida da una vuelta entre sus sábanas y parpadea un par de veces pensando en la hora de aquel momento.

Se hace una idea por el espléndido día que veía a través de su ventana y entonces muy sobresaltada se levanta de su cama.

"¡Oh, no, no, no!, lo he hecho, de nuevo, ¡llegaré tarde!", pensó mientras se colocaba su armadura y el resto de su ropa habituales con gran apuro.

—Mi hermano me va a dar un sermón muy largo esta vez, lo juro… y Jarvan… ¡oh Dios mío, debo apurarme cuanto antes al palacio…! — se dijo a sí misma mientras terminaba de colocarse sus botas.

Ya no había tiempo para desayunos, tenía que llegar cuanto antes al palacio demaciano o estaría en grandes problemas.

Jarvan la había citado allí desde hacía algunas semanas, y ella había prometido que estaría puntualmente. No tenía ni idea de para qué se la solicitaba a ella tan expresamente, pero siempre y cuando pudiera servir a Demacia, con gusto apoyaría en lo que sea.

Con gusto, pero no con puntualidad.

—¡He llegado!— exclamó muy agitada la joven al abrir las puertas del palacio, pero agarrada de una, comenzó a inhalar y exhalar constantemente, recuperándose de todo lo que había corrido desde su casa al palacio. — Necesito agua, por favor… — murmuró exhausta.

— Lo que necesitas es un reloj… — dijo una voz muy seria. Lux se sintió muy avergonzada.

—Hermano, Jarvan, realmente lo lamento… si se trata de una expedición, misión, lo que sea, solo díganme el lugar y las órdenes, me marcharé enseguida y les prometo que no volveré a fallarles ni a ustedes, ni a Demacia… — juró Lux aún tratando de recuperar el aire.

—Deja las mentirillas para después, Luxanna — le dijo su hermano, Garen—, para tu fortuna, no tienes que ir a ninguna parte. Aún no.

—¿Heh? — preguntó la joven ya recuperándose y caminando hacia su hermano y el Príncipe, Jarvan — Pues a ésta hora no me imagino qué podría hacer entonces…

—Verás, pequeña Lux — le dijo Jarvan — nuestra Demacia, semblante de la justicia y la paz crece con cada día que pasa, y he decidido la creación de un almanaque actualizado. Cada casa, cada torre, cada demaciano cuenta, y para tanta información he solicitado formalmente la ayuda de un experto en el asunto…

—…Quien al parecer, es más impuntual que tú… — finalizó Garen con la explicación del Príncipe.

"Almanaque, torre, experto…", Luxanna trataba de ordenar las ideas en su cabeza para tratar de entender que tendría que ver ella en todo aquel rollo. No es que no le importase, pero si pensaba servir a Demacia… esperaba que fuese con algo un poco más… ¿peligroso?

—Se trata de un explorador. — Jarvan trató de ilustrarle la situación a la joven. — Dicen que es muy bueno en el tema, y además debe tener más o menos tu edad. Es por eso que quería que fueses su guía. Que le enseñes cada rincón de Demacia para tener una exacta y bien recopilada información.

Y entonces Lux entendió todo, o al menos eso demostró con una expresión de "Eureka".

—¡Oh, ya veo!, seré la guía de un explorador. Pienso que sería genial. Me alegro de que se tarde porque habría sido muy vergonzoso haberlo hecho esperar a él. Además sería genial conocer al alguien de mi edad, ¡claro!, si a mi hermano no le molesta, solo seré amistosa, lo prometo…

Habían ocasiones en que la pequeña Lux comenzaba a hablar y difícilmente se le callaría. Ésta era una de esas.

—¡Ya entendimos, solo cierra el pico un minuto! — suplicó Jarvan, y Lux muy avergonzada se cayó al instante. — Podrías usar esa lengua de cotorra como instrumento de tortura contra los noxianos…

Lux volvió a sonrojarse mientras jugaba con sus manos. No podía controlar sus lluvias de ideas en voz alta y esto hacía que su hermano pensase en ella como una muchacha inmadura.

—¡Lamento mucho la tardanza, señores! — volvieron a abrirse las puertas del palacio y se escuchó la voz de un joven exhausto, al igual que como estaba Lux hacía unos momentos. — La Grieta del Invocador me atrapó en medio del camino, pero traté de terminar lo más rápido que pude — se excusó mientras recuperaba la respiración. — De todos modos perdimos… — murmuró con vergüenza.

—¡Más vale tarde que nunca! — le recibió Jarvan muy cordialmente al joven de cabello rubio revuelto. — Al menos fue la Grieta del Invocador, y no las sábanas como a otros… — dijo mirando a Lux, quien volvió a sonrojarse y Garen la miró con desaprobación por su irresponsabilidad.

—¡Soy Ezreal, vuestro explorador!, venido desde Piltover para servirles. — exclamó el joven presentándose. Lux demostró interés al escuchar de donde venía.

—¡Oh!, la Ciudad del Progreso, ¡genial! — dijo la chica y Ezreal le respondió con una sonrisa.

— Bueno, muchachos — dijo Jarvan a Lux y Ezreal —, ambos ya conocen su trabajo, ahora lárguense de aquí y no vuelvan hasta tener algo bien hecho.

—¡Entendido! — asintieron los dos jóvenes con alegría mientras se dirigían de nuevo hacia las puertas.

—¡Lux! — le llamó Jarvan por última vez — no enloquezcas al muchacho con tu parloteo, por favor… — le pidió y Garen deseó suerte a su hermana.

Demacia. Tal como había mencionado anteriormente su Príncipe, el semblante de la justicia y la paz, efectivamente era una ciudad muy grande y tan amada por Luxanna, que decidir el primer lugar a recorrer le resultó difícil de imaginar.

—¿Qué te parecen primero los palacios de justicia, luego la Academia de Guerra y el Colegio de la Magia, y finalmente el resto del pueblo? — sugirió el chico al notar que después de haber salido del Palacio, no habían avanzado ni un paso más.

—¡Claro!, es una estupenda idea. — asintió Lux y enseguida le llevó hasta el primer lugar. — Aunque esperaba pasar por algún mercado o plaza… no he comido nada en todo el día… — murmuró la chica al escuchar a su estómago rugir.

— En ese caso, creo que lo ideal sería primero desayunar. La verdad es que tampoco tuve tiempo de comer. Por la cara del grandulón, imagino que me esperaron mucho tiempo. En verdad ha sido una vergüenza.

Lux rió por la forma en que Ezreal llamó a su hermano.

— No, descuida, a decir verdad, creo que lo mejor que me pudo haber pasado en el día ha sido que algún invocador te haya atrapado en el camino para atrasarte… — admitió Lux pensando en que si el explorador hubiese llegado primero habría sido una total vergüenza haberlo hecho esperar.

—Me imagino que la puntualidad no es tu don… — sonrió el chico al escucharla.

—Estoy tratando de cambiar eso, lo juro. — respondió Lux mientras se acercaba a una panadería y pidió un pastelillo de dulce para ella.

— Aún impuntual, supongo que debes de ser alguien muy importante dentro del Palacio. Al Príncipe ya le conocía, pero al grandulón y a ti…

—¡Oh, qué maleducada he sido! — exclamó Lux al darse cuenta de que llevaban gran rato conversando sin haberse presentado. — Soy Luxanna Crownguard, conocida como "la Dama Luminosa", también como "tu guía" y de paso como "la hermana del grandulón". — sonrió la chica. — Puedes llamarme Lux. — finalizó con una simpática sonrisa.

—¿Son hermanos? Wow… a comparación suya tú te ves… — trató de buscar un calificativo la para la chica tan agradable que estaba conociendo — bueno, contrastan un poco. — finalizó riendo.

— Ya lo he escuchado. — rió la chica. — Garen es todo un héroe para Demacia, y a su lado estoy yo. "La dulce Lux". Le admiro tanto… espero ser algún día como él. Bueno… sin tanta musculatura, por supuesto.

Ambos rieron un rato más y disfrutaron de su pequeño desayuno. Ezreal aceptó que además de ser la ciudad sede de la justicia, Demacia tenía excelentes panaderos, cosa que anotó en su bitácora de trabajo.

El trabajo había iniciado, y Lux comenzó a llevarle a Ezreal a cada rincón de la ciudad que a ella se le ocurría, aún si quedaba al otro extremo de ésta.

También se les ocurrió anotar las ideas de los ciudadanos acerca de Demacia. Todos concordaban en que lugar más pacífico no podía existir, y es que la justicia, era el lema de esta ciudad por la que Lux, su hermano y otros valientes guerreros darían su vida.

Lux se sintió muy orgullosa de escuchar a los ciudadanos sentirse tan felices en Demacia. Cuando terminase su trabajo para entregárselo a Jarvan, estaba segura de que él también se pondría contento de escuchar cosas tan espléndidas.

—Wow, es realmente una ciudad muy noble ésta. — opinó Ezreal al escuchar a los ciudadanos — En Piltover, gracias al trabajo de la Sheriff y su acompañante, a nadie se le ocurriría ni robarle la paleta a un niño por más fácil que fuese, pero lo que hay aquí es impresionante.

— Lo sé… — contestó Lux orgullosa, y hablándose de niños, aparecieron dos pequeños jugando a una pelea con espadas de madera.

—¡Demaciaaa! — gritó uno mientras atacaba a su compañero.

Lux comenzó a reírse, notando enseguida a quien caracterizaba el pequeño, quien al verla, se sobresaltó tanto que dejó caer su espada al suelo. Su amigo también se sorprendió.

—Señorita Lux, buenas tardes. — le saludó el primero con una reverencia.

—¡Oh, qué ternura, pero si es mi hermano y tú debes de ser… — Lux preguntó al otro niño a quién caracterizaba en la pelea.

—¡Yo soy Draven, el ejecutor noxiano! — le respondió con entusiasmo el niño.

—¡Pero descuide, señorita Lux!, yo la protegeré. — aseguró el pequeño que jugaba a ser Garen.

—¡Los niños son tan adorables…! — murmuró con ternura a Ezreal, quien reía por la escena de los niños y también les pareció muy adorables.

—Y supongo que algún día crecerán para proteger a su ciudad, ¿no es así? — se agachó el chico a preguntarle a los niños.

—¡Por supuesto!, es más, cuando crezca, desea poder ser elegido en la Grieta del Invocador. Así como la señorita Lux y su hermano. — asintió uno de los niños y Ezreal sonrió.

—Créeme, no siempre vas a querer, sobretodo cuando estás en medio de algo importante… — dijo mirando a Lux, haciendo alusión a su tardanza de aquel día. La joven se rió.

—Bueno, les dejaremos peleando, pero que el poder de Demacia prevalezca. — dijo Lux a los niños, y el que jugaba a ser Garen se emocionó.

Después de haber dado casi por finalizado el trabajo, los jóvenes se encontraban en el Colegio de la Magia, siendo más específicos, en una de sus torres. Lux amaba las alturas y se encontraba sentada al borde conversando con el explorador.

Aceptaba que había sido un estupendo día, y que aquel explorador le agradaba como nadie en toda Valoran quizás.

Lux le había contado cada aventura que ella había tenido dentro de su Colegio al ser una alumna muy joven. Desde aquellas con mención honorífica, y otras que eran alocadas travesuras que había realizado y el chico le escuchaba atentamente riéndose.

—¿Y qué me dices de ti…? — deseó la chica conocer más a Ezreal — ¿cómo fue que llegaste a ser un explorador?

Ezreal le contó la historia de su vida y las inmensas ganas que tenía de conocer el mundo de Runaterra y quizás otros mundos más. No se daría descanso ni un momento de su trabajo hasta estar completamente satisfecho.

—Hoy estoy en Demacia y puede que mañana me encuentre en Freljord. — finalizó el joven sin darse cuenta de que Lux realmente le escuchaba con mucha admiración.

—Eso es genial, salir a conocer el mundo. Y yo en cambio vivo por y para Demacia… ¡cuéntame de Piltover! — le pidió emocionadamente, y Ezreal a través del talismán que le daba sus poderes le mostró una completa proyección holográfica de Piltover.

—Al ser la Ciudad del Progreso, lo que más encontrarás son las academias de la Ciencia, de hecho, acá tenemos a la Academia Yordle de la Ciencia y el Progreso. — sonrió enseñándole algunas a través de la proyección. — Son unas criaturas con una mente brillante, debo admitirlo…. En Piltover, la educación es de lo mejor, aunque la verdad es que me aburría un poco… — rió el chico. — Te lo podría enseñar todo mejor… si vinieses conmigo a verlo. — finalizó con algo que tenía ganas de pedirle desde hacía un buen rato.

Lux por primera vez en su vida estaba callada, sin saber qué decir. Más allá de la Grieta del Invocador, no salía de Demacia.

—Sería genial, pero… — trató de contestar la joven — aunque sea por un rato… tengo un deber con Demacia. — finalizó con mucha tristeza.

—Ya veo… — suspiró Ezreal decepcionado por su respuesta — ¿sabes? Hoy he descubierto cada rincón de ésta ciudad y me parece única, pero lo más especial de Demacia… creo que eres tú, Luxanna. Estoy seguro de que algún día terminaré de recorrer toda Runaterra y jamás encontraré a alguien como tú. — confesó el chico con cierto rubor en sus mejillas. Lux también se sonrojo mucho por sus palabras. A ella él le pareció un gran chico y también pensaba que no habría alguien con su carácter en todo el mundo aún si se propusiese a conocerlo.

—Ha sido un gran gusto conocerte, Ezreal… — murmuró la joven mirándolo a los ojos. — Realmente deseo volver a verte algún día.

Ezreal sonrió y entonces acariciando la mejilla de la chica se acercó a darle un pequeñísimo beso en sus labios.

—Entonces, hasta que nuestros destinos vuelvan a encontrarse. — le dijo acariciando su cabello, y dio vuelta para partir de ida.

Lux le veía cada vez alejarse más y dentro de su corazón esperaba realmente volver a verlo. Cuando volvió al palacio, entregó los datos a Jarvan, quien la felicitó por su gran trabajo junto a aquel joven explorador.

Garen también dedicó una sonrisa de orgullo a su hermana y ésta se sintió satisfecha, pero por el momento, solo tenía mente para Ezreal, el explorador.