Capítulo; uno sólo por el momento, es como un piloto. No le tengo mucha fe a esta historia. (:/) Cualquier inquietud me lo comentan.

Naruto no me pertenece, solo a Kishimoto. (No se me ocurre ninguna forma sangrienta de matarlo esta vez, pero lo pensaré)

Esta historia si me pertenece, por favor, no la uses sin mi permiso.


Corazón.

"Ella caminó hasta el otro lado de la calle, y dejó su perfume en el trayecto. Dulce, pero suave, adictivo y penetrante. Su cabello de color cerezo se movía al compás del viento, brillaba con el resplandor del sol primaveral… y él, como un estúpido, quedó hipnotizado. Perdió su oportunidad de cruzar, el semáforo en rojo… los ojos vivaces, guardándolo todo.

- ¿Quién es ella? – preguntó, susurrando.

- Es la chica nueva, cardióloga, muy profesional por cierto.

- Creo que me duele el corazón – soltó y sonrió.

- Sasuke, el corazón está del otro lado.

- ¿Ah si? No importa. Me duele de cualquier manera…"

"El corazón está del lado izquierdo"


"El corazón está del lado izquierdo"

Apoyé el talón derecho con cuidado y con ayuda de la barandilla, logré subir tres escalones. Esto de usar tacón me está molestando, es como si los años de la vejez estuvieran anclados a mis tobillos. Y eso que estaba comenzando la veintena, ciertamente. Todo se debía a un cambio de look estratégico. El primer día de trabajo es necesario dar una buena impresión, al igual que el segundo y el tercero… hace un par de meses que los uso, y ya me están matando.

- Buenos días doctora – me saluda amablemente una señora de edad avanzada.

- Buenos días, ¿tendré el gusto de verla hoy? – pregunté con una sonrisa.

- Si, lamentablemente sí.

En cuestión de unos minutos, ya estaba el consultorio pronto para las consultas. Me siento orgullosa al ver ese cartelito ahí, dictando en letras elegantes un: "Sakura Haruno, cardiología". Las consultas no fueron muy variadas, un par de exámenes para revisar y algunos remedios para recetar. Nada del otro mundo, momentáneamente.

Un golpeteo incesante hizo vibrar la puerta. El reloj marcaba las doce del mediodía y mi estómago reclamaba el desayuno que había olvidado. Observé la agenda, ya había terminado mi turno. ¿Alguien se habría olvidado de una receta? O quizás un anciano con alzhéimer. La puerta volvió a resonar fuertemente y me vi obligada a abrirla. Allí, se encontraba expectante un joven que no parecía tener alzhéimer, ni problemas cardíacos… ni nada.

- ¿Sakura Haruno?

- La misma. ¿Qué necesita? – le pregunté – Si no está programado, no puedo atenderlo.

- Atiéndame de todas formas – dijo, soberbio.

- ¿Es un problema grave? – tanteé - ¿No puede esperar para otro día?

- Lo es, urgente. Quiero que me atienda usted, Sakura – respondió y una pequeña sonrisa altanera se formó en su rostro.

Suspiré, dejándolo pasar pero sin invitarlo a que tomara asiento. Que sea rápido, fugaz; ¡almuerzo! Aunque no fue así, el chico se sentó y se cruzó de rodillas tranquilamente. Guardé mis cosas en el bolso y lo miré, tenía prisa.

¡Almuerzo!

- Soy toda oídos, dígame, ¿cuál es su nombre? – comencé, buscando dónde escribir.

- Sasuke Uchiha – soltó, lentamente – un placer.

Mientras anotaba su nombre lo miré de reojo, sintiendo como la prisa cedía territorio ante la curiosidad. Podría ser el tono de su voz, autoritario y pausado, como una caricia, de modo penetrante. El placer comienza a ser mío, también. Percibí su mirada sobre mi accionar, aguardando cada gesto cuidadosamente, haciéndome sentir nerviosa. Debía hablar, alejar el silencio.

- ¿Cuál es su problema? ¿Palpitaciones, hipertensión…?

- Me duele el corazón – confesó, con un tono divertido – justo aquí. Debería verlo.

Temí dirigir la vista a su persona, no quería ver qué señalaba. No era un buen presagio, desde un principio, que alguien tan joven golpeara la puerta sin cita previa. Su soberbia, su tono de voz apacible y la sonrisa divertida, formaban un conjunto peligroso… sin contar, obviamente, sus ojos oscuros. Sal de ahí – me recomendé a mi misma internamente – porque puede ser un pervertido… o simplemente, un hombre demasiado sexy. ¡Almuerzo, necesito un almuerzo!

- ¿Dónde? – volví a preguntar, chocando con sus ojos.

- Aquí.

Su mano apretaba fuertemente el lado derecho de su pecho, su corazón. El lado derecho… oh, no, ahí no se encuentra su corazón. ¿De dónde salió semejante ocurrencia? Traté de contener la risa todo lo que pude y le advertí respetuosamente que eso no era su corazón.

- Uchiha, disculpe que le comente de esta forma pero… el corazón está del otro lado, del izquierdo.

- Oh… - susurró, con vergüenza fingida – no importa.

La puerta se abrió inesperadamente y una voz me llamó, se trataba de Ino; mi amiga encargada de la administración. Pedí disculpas a mi paciente con profesionalismo.

- ¡Sakura, Dios! – gritó entusiasmada, olvidándose del entorno – Me olvidé de contarte. De todas formas, no importa. ¿Qué te dijo?

- ¿Quién? ¿Qué? – pregunté, confundida - ¿Uchiha?

Asintió e hizo un gesto con la mano, obviando la pregunta. Daba pequeños saltitos y trataba de hablar en susurros. No le funcionaba mucho.

- Es un Dios, un semental… - susurró abanicándose - ¡Es tu oportunidad! Hace semanas que insiste en que lo atiendas, ha rechazado a todos los demás cardiólogos. Te interrumpí porque me estoy muriendo de incertidumbre.

Puse mi dedo índice sobre su frente e imité un arma, deletreando un cariñoso "te mataré muy pronto" y cerrando la puerta en su cara. Consideré la idea de usar la llave, para que nadie entrara… o saliera. Mala idea.

- Necesito aliviar el dolor – susurró la "deidad personificada" -. ¿No tiene algún remedio casero y efectivo…?

Volvió a sonreír. Sí, sonríe. ¡Que sonrisa! Ya no quería más almuerzo, necesitaba un poco de agua, un abanico, un aire acondicionado. Lo necesitaba…

- Tómese una copa de vino, pero sólo una - recomendé, bromeando -. Y analizaremos su corazón en breve.

Se puso de pie lentamente, asintiendo victorioso. Podría apostar que luego de dar un solo paso fuera de la habitación, pediría una cita en mi agenda. No había duda. Sacudí la cabeza denegando la idea, demasiado alentador.

- Uchiha, su corazón está del lado izquierdo, no lo olvide.

- Llámeme Sasuke – se limitó a decir – lo recordaré para la próxima.