NdA: Escribí este fic en 2006. Reposteando por nostalgia y porque de vez en cuando todavía lo leo y me pregunto por qué ya no soy capaz de escribir humor.


-¡La culpa ha sido del piloto! –exclamó Seifer fulminando con la mirada a Selphie, que miró al suelo contrita.

Sintiendo la absurda necesidad de salir en defensa de su compañera, Squall puso la mano en la cadera en su pose habitual de beligerancia.

-Es absurdo culpar a Selphie por un accidente que pudo deberse a cualquier tipo de fallo mecánico o a algún error del sistema de nav...

-Es que había un pájaro volando delante del motor principal. ¿Y si el motor lo hubiera absorbido? –le interrumpió Selphie- ¿Sabéis el ruido que hace el cuerpo de un animal cuando está siendo hecho picadillo por una máquina asesina como por ejemplo, el motor del Lagunamov? ¡Pobre pajariiiiito!

Seifer la señaló con furia, pero su mirada encolerizada estaba clavada en Squall.

-¿La estás oyendo bien? "Un error en el sistema de navegación" –se burló de Squall moviendo las caderas de un lado a otro y poniendo voz aflautada.

Squall frunció el ceño. Él no tenía esa voz de pito, y desde que Rinoa le había obligado a tomar clases de baile su movimiento de caderas había mejorado mucho. De todas formas tomó una rápida nota mental: No volver a apoyar a Selphie.

-¿Qué haces meneando el trasero, Seifer? –se oyó la voz de Zell, que se aproximaba. El joven traía una gran sonrisa de satisfacción en el rostro por haber pillado a su archi-enemigo haciendo el ridículo- ¿Es algún tipo de entrenamiento especial, sólo apto para usuarios de sable pistola? –dándose cuenta de que eso incluía también a Squall, trató rápidamente de acotarlo un poco más- Eh... ¿para usuarios de sable pistola con un problema de actitud? –"¡ay!" pensó Zell, y lo intentó de nuevo-. ¿Practicas un movimiento para esquivar el retroceso del arma y así evitar que te deje otra cicatriz en la frente? –"¡ay, ay, ay!". Squall lo estaba mirando igual de mal que Seifer en ese momento- En la frente, pero de izquierda a derecha. Uh... ¿ascendente?

Antes de que Zell pudiera seguir cavando su propia tumba, llegó el resto del grupo.

-Hemos tenido suerte al menos en una cosa, Squall –le informó Quistis desplegando un gran plano-. He encontrado esto entre los restos del Lagunamov y si buscamos las coordenadas que aparecían en los indicadores antes de que entráramos en barrena y nos estrelláramos aquí entonces estamos... –el dedo de Quistis se detuvo en medio de una gran mancha azul.

-¿Estás tapando algo con el dedo, Quistis? –le preguntó Irvine.

-Eh... no. Debe tratarse de una isla muy pequeña, ni siquiera figura en el mapa. ¡No, espera! Está aquí, pensé que se trataba de un error de imprenta, pero este punto debe ser la isla. No tiene nombre.

-Bueno -comenzó Seifer con ironía-, habrá que agradecerle a este pequeño pedazo de alegría vestido de color amarillo que acertara en el único cachito consistente entre tanta agua. ¡Oh, gran piloto, gracias por estrellarnos en seco y no en mojado!

-¡Seifer! –exclamó Rinoa, ignorando los gestos de advertencia de Squall que trataba de que no tomara partido-. No seas tan antipático con Selphie. Ha sido su habilidad como piloto la que ha guiado el descenso...

-¡Es que estábamos arrastrando al pájaro cuando corregí el rumbo! ¡Fue al esquivarlo hacia abajo cuando entramos en barrena! Ni siquiera me fijé en lo que había, sólo miré por las pantallas hacia atrás para asegurarme que el pobre pajarito era capaz de remontar el vuelo.

Rinoa frunció los labios y le dio la espalda a Selphie.

-Cambiemos de tema. No hemos recibido heridas serias al estrellarnos...

-No nos estrellamos. Fue un aterrizaje de emergencia –corrigió Selphie con voz débil.

-Pero de todas formas –continuó Rinoa como si no la hubiera oído-, no sería mala idea usar un poco de magia, aunque las heridas sean menores.

-No. Estamos en un entorno desconocido. Hay que reservar la magia para los posibles enfrentamientos –Squall se encogió de hombros-. Si esta isla no está habitada, seguramente estará plagada de monstruos.

-Estás haciendo suposiciones –protestó Rinoa-. No hay ni un solo indicio...

Un bramido aterrador cortó sus palabras. El suelo retumbó cuando un arqueosaurio pasó corriendo a veinte metros de ellos, sin verlos, y se lanzó sobre el Lagunamov. El ruido de sus fuertes mandíbulas al cerrarse sobre la estructura metálica de la nave, fue seguido por un profundo ataque de tos cuando la criatura trató de regurgitar los trozos metálicos que se había tragado en su entusiasmo. Sacudiendo la cabeza y dando todavía arcadas, el arqueosaurio se retiró de nuevo a la jungla.

-Reservaremos la magia –acotó Squall-. Punto y final.

-Pero...

-Hay monstruos –Squall hizo énfasis en sus palabras para tratar de zanjar la cuestión mientras señalaba las palmeras que aún se mecían tras el paso de la bestia.

-Pero no parecen muy listos... –terminó Rinoa.

Squall se limitó a mirarla fijamente unos segundos antes de acercarse a Quistis, que daba vueltas y más vueltas al inmenso mapa en sus manos.

-Me van a quedar cicatrices –protestó Rinoa en voz alta. Aunque se dirigía a Irvine, se aseguró que sus quejas llegaran a oídos de todos-. Pero claro, como el señorito tiene una cicatriz fardona de la que está taaaaan orgulloso, no le importa que los demás quedemos marcados. A lo mejor se piensa que fardaremos tanto como él.

Quitándole el mapa de la mano a Quistis, Squall hizo una gran pelota con él y lo arrojó con descuido por encima de su hombro.

-Bien, gente, haremos tres equipos.

-¡Oh, vamos! –protestó Seifer-. ¿Quién se ha muerto y te ha nombrado rey de la isla?

Al mismo tiempo, los demás también se hacían notar.

-No sé si será lo más adecuado dadas las circunstancias –apuntó Quistis.

-¡Yo quiero ir en el equipo de Irvine! –gritó Selphie dando saltos con la mano levantada

-¡Hazme jefe de equipo, macho, no te arrepentirás! –apuntó Zell mientras boxeaba con su sombra.

-¡Squall! ¿¡No estarás tratando de evitar tu terapia social otra vez!? –con las manos en las caderas Rinoa le fulminó con una mirada que hubiera hecho estallar una piedra.

"Esto me pasa por darles confianzas" se lamentó Squall mentalmente antes de, resignado, descargar una batería de respuestas, mirándoles por turnos.

-Seifer, el Lagunamov se ha muerto, y me ha nombrado rey. Quistis, separarnos es lo más adecuado porque nos permitirá cubrir más terreno en menos tiempo. Selphie, tú no estarás en el equipo de Irvine porque eres el piloto del Lagunamov y tendrás que ayudar a calibrar los daños. Zell, no serás jefe de equipo porque las normas del Jardín dicen claramente que cuando el equipo lo forman dos SeeDs de igual rango, y tú harás equipo con Selphie, colaborarán sin que ninguno de ellos asuma tal función. Y en cuanto a lo de la terapia –Squall se devanó los sesos mientras apuntaba a Rinoa con el dedo-... es sólo los martes y los jueves.

-¡Estamos a jueves!

"¡Cómo no!"

-Haciendo uso de mi autoridad como comandante del Jardín de Balamb y como, eh... rey de esta isla, declaro que en situaciones de emergencia se cancelarán todo tipo de terapias, grupos de reunión y charlas cuyo objetivo sea corregir mi conducta, carácter o forma de sentarme. ¿Está todo claro?

De nuevo protestaron todos a la vez.

-¡Estás enfermo, tío! ¡El Lagunamov es una cosa! ¡No puede nombrarte rey!

-La isla puede ser lo suficientemente pequeña como para que no sea necesario separarnos.

-Irvine siempre encorva la espalda cuando no le vigilo. ¡Me necesita!

-Estoy seguro de que en alguna parte del "Manual del Buen Mercenario", había una disposición que decía que Selphie Tilmitt no sería considerada equiparable a ningún SeeD, cuando hubiera que discutir la cuestión del liderazgo.

-Squall, espero que comprendas que utilizar tu posición para tratar de cancelar tu terapia es un recurso rastrero y autodestructivo que...

"¿Por qué a mí? ¿Por qué no pueden ser normales?", se lamentó Squall mentalmente mientras se agachaba a recoger el plano que había tirado momentos antes. Estirando las arrugas trató desesperadamente de encontrar en él una ruta que le permitiera abandonar la isla a nado.