Advertencias: Un poco OCC. Self-insert, ¿Tal vez?


Duele.

Fue la primera cosa que pensó, seguido de un entumecimiento en todo el cuerpo, como si un camión le hubiera pasado encima. Intentó abrir los ojos, pero solo pudo lograrlo con uno. El otro estaba cubierto por lo que parecía ser un vendaje.

¿Eh…?

Su ojo se encontró con un techo desconocido, y después—

— ¡Despertó!

Un enorme rostro entró en su visión haciendo que soltara un grito de terror.

—No lo sorprendas –dijo una mujer.

— ¡No iba a hacer eso! ¡Moo! ¡Qué grosero! –se quejó la cabeza gigante.

Jadeando todavía asustado, intentó recuperar el aliento. Miró a su alrededor y frunció el ceño.

— ¿Eh? ¿Dónde estoy…? –preguntó mientras veía a extraños rodearlo.

—Estás a bordo de nuestro barco –respondió la primer mujer, que tenía un extraño peinado bicolor.

Como pudo intentó levantarse, ayudado por un hombre con mascara, hasta quedar sentado. Otro hombre a su lado se acercó con un pañuelo gastado y sucio.

—Esto dice Sabo en tus posesiones. ¿Es tu nombre?

—Sabo… no lo sé.

— ¿No lo sabes? ¿Cuál es tu nombre entonces? –preguntó la cabeza, acercándose demasiado.

—…

Iba a responder que no tenía idea, pero su cabeza comenzó a punzar y memorias flotaron en su mente, como una película en máxima velocidad. Dos niños de cabello negro corriendo y jugando, llamándolo para que se les uniera. Una chica diciéndole que no se metiera en problemas de nuevo. Una casa destartalada llena de bandidos. Una gran casa con demasiadas habitaciones y pasadizos escondidos. Dos adultos que querían controlar su vida, manejándola a su antojo. Un anciano con una sonrisa cálida y abrazos reconfortantes. Un barco siendo destruido por un disparo. Un camión a punto de atropellar a una niña.

Más y más memorias comenzaron a llegar, revolviéndose entre ellas, confundiéndolo. ¿De quién eran?

Asustado porque ellos no lograran salir del incendio con vida. Llorando porque aunque fuera tonto, su personaje favorito había muerto. Nobles viviendo como si nada a pesar de que su plan acabaría con vidas humanas. Su mejor amigo dándole consuelo a pesar de llorar sobre ficción. Un risco con vista hacia el mar. La parte superior de un edificio.

—No me digas que él… –alcanzó a escuchar, pero lo ignoró. No tenía sentido, ¿De qué iban esas memorias? Eran tan confusas y diferentes. Probó concentrarse a su alrededor y el hombre a su lado le ofreció el pañuelo. Era de alta calidad y el nombre 'Sabo' estaba bordado con hilo dorado.

Sabo.

Sí. Ese era su nombre. Hijo de unos nobles del Reino de Goa. Hermano de Portgas D. Ace y Monkey de Luffy. Le gustaba la cartografía y soñaba ser pirata.

Pero…

También era él. Sabo era la otra mitad, la que vivía en lo que una vez pensó era un mundo de fantasía. Él solo era el nieto de un anciano con un corazón demasiado grande. El mejor amigo de un par de gemelos desastrosos. Adicto al manga y la ciencia ficción.

Él ya no era él, y tampoco era Sabo. De alguna manera se habían fusionado en un nuevo Yo.

Sabo era un personaje de uno de sus mangas favoritos, One Piece, y él era solo un joven que disfrutaba leyendo e imaginando mundos alternativos, historias fantásticas y escenarios locos. Pero no esto, no muriendo por culpa de un jodido camión y reencarnando como un 'personaje'. Sin embargo, debía de agradecerle a Saint Jack... Chak… ¿Jailna? Mierda, el que confundía los nombres era Luffy, no él. Bueno, no era como si fuera capaz de recordar los nombres de personajes tan insignificantes como ese bastardo, pero le estaba agradecido por hacer que recuperara sus memorias, no solo las de Sabo sino las de él también.

— ¿No recuerda nada? –preguntó una nueva voz que le hizo salir de sus pensamientos. Su ojo miró a la persona que caminaba hacia adelante, un hombre con un rostro serio y un tatuaje raro sobre su ojo izquierdo. Lo reconoció al instante, era el hombre que había visto durante el incendio de Gray Terminal y también era ese hombre. —Lo conocí en las tierras altas del Reino de Goa. Estoy seguro de que es uno de los nobles de allí.

No podía darse el lujo de pensar las cosas ahora, estaba en un punto crítico de la trama y de su vida en este mundo. Nunca había sido gran táctico en su vida pasada, pero por suerte Sabo era de lo que tenían la cabeza bien colocada, eso era una ayuda.

—Entonces vamos a llevarlo a casa. Buscar a sus padres…

—No… –su mano se movió por instinto y tomó de la capa al hombre que estaba hablando para interrumpirlo.

Ah, este debe ser Sabo, pensó por un momento.

— ¡No quiero regresar! –soltó el agarre y miró a los ojos a el hombre frente a él.

— ¿Por qué? –preguntó una mujer detrás de él.

—Recordé quien soy y de dónde vengo. En efecto, mi nombre es Sabo y soy hijo de uno nobles, pero… ¡Regresar en la última cosa que quiero! –no podía jugar la carta de 'perdí mis memorias', no con alguien como Monkey D. Dragon que se daría cuenta de inmediato, era mejor decir la verdad… O parte de ella.

— ¡Pero no podemos tenerte es este barco por siempre! –la cabeza gigante—Emporio Ivankov, exigió. — ¡Tenemos cosas que hacer!

— ¡En ese caso, solo déjenme en algún otro lugar!

Los demás Revolucionarios se miraron con sorpresa y confusión, algo normal cuando un niño herido pedía que lo botaran en cualquier lugar.

— ¡Eres un niño! ¡No seas ridículo! –rodó los ojos mentalmente, ¿Acaso no era él quien no lo quería en el barco en primer lugar?

— ¡Te lo ruego! –las lágrimas comenzaron a juntarse en sus ojos, tampoco era buen actor pero estos eran los sentimientos reales de Sabo.

— ¿Qué deberíamos hacer, Dragon?

Se encontró con la mirada severa de Dragon e intentó transmitirle sus sentimientos, su desesperación. Toda la habitación se mantuvo en silencio hasta que el hombre hablo por fin.

—Se queda en el barco. Descansa y cuando estés mejor hablaremos –dijo antes de darse la vuelta y salir de la habitación. Poco a poco los demás Revolucionarios dejaron el lugar también, solo quejándose una persona que parecía ser médico para comprobar su estado.

Cuando por fin se fue se sintió capaz de dejar caer su máscara.

¿Cómo había llegado a esta situación?

Las lágrimas continuaban saliendo, era el conjunto de emociones que sentía en ese momento, Sabo con el miedo de haber estado a punto de morir, él con la frustración de haber muerto, la preocupación por el bienestar de sus hermanos y el alivio de saber que estaban bien.

Y lo recordó. Ace y Luffy estaban llorando por su muerte ahora mismo. Fue como si una bola de metal cayera en el fondo de su estómago.

Era demasiado para él en ese momento, lo último que recordaba de su antigua vida era conversar con sus amigos para sus planes del futuro y esperar que su abuelo no hubiera olvidado meter la ropa antes de que se mojara con la lluvia. Y entonces un el chirrido de los frenos, una niña gritando, sus amigos gritando, el suelo frío contra su mejilla y después nada.

No estaba preparado para olvidar todo y volverse una nueva persona, nadie te da un manual para cómo continuar cuando te encuentras en una situación como la suya. Por un momento sintió lástima por Sabo también y se preguntó por qué sus problemas se sentían más pesados que los del niño. Tal vez él había tomado más control sobre la conciencia de ambos.. era difícil pensar ahora mismo en eso.

Su visión se volvía borrosa, ya sea por las lágrimas o el cansancio. Poco a poco su ojo se cerró completamente y todo a su alrededor se volvió negro.


Si por él fuera, podría regresar a casa, actuar al buen niño y vivir cómodamente toda su vida. Podía ir a otro lugar y empezar de nuevo, podía incluso regresar al lado de Ace y Luffy. Pero no.

Tenía una misión, un único propósito en su nueva vida y esa era rescatar a Ace y Luffy. Y para eso tenía que entrar al Ejército Revolucionario con el objetivo de volverse más fuerte, con eso protegería a sus seres queridos.

Era algo cruel, volver con sus hermanos tal vez era un camino más estable, entrenar con ellos y zarpar junto con Ace, tal vez unirse a su tripulación o a la de Luffy, al saber cómo iba la historia de su hermano menor y consecuentemente volverse uno de los piratas de Barbablanca o un pirata que le declare la guerra al Gobierno Mundial, pero sabía lo feliz que Sabo era (o sería) con los Revolucionarios. El derrocamiento de altos mandos en busca de libertad. Él nunca había sido de política, pero estaba de acuerdo con que este mundo estaba podrido.

Respiró profundo y se preparó mentalmente para—tal vez la primer gran prueba de su vida—tratar de convencer a Dragon de quedarse con ellos.


Muchos de los niños con los que entrenaba eran huérfanos o hijos de otros Revolucionarios, pero no podía socializar con ellos realmente bien. La parte que era Sabo no podía con ellos, demasiado débiles, demasiado quejicas, demasiado estrictos, demasiado aburridos. Y él nunca había sido bueno para socializar. Extrañaba a sus hermanos.

A diferencia del Sabo canónico, practicó sus Katas con disciplina, tal vez Sabo estaba acostumbrado a la acción, pero él no, tenía que comenzar a entrenar para llegar a un nivel físico en el que no estaba en su vida pasada.

Esto va a suavizar mis músculos, pensó Sabo, deteniéndose un momento para observar su puño.

No, no, no, tengo que empezar desde cero, pensó él, continuando con los ejercicios.

Suspiró para sí, sintiéndose un poco cansado, de cierta manera sus personalidades chocaban un poco y era difícil intentar armonizarlas.

El grito de Hack los sacó de sus pensamientos, observo a Emporio Ivankoc junto al gyojin mientras hablaban.

— ¿Cómo le va a l chico? –alcanzó a escuchar que preguntaba.

—A pesar de ser un noble, su cuerpo se mueve con facilidad. Tiene mucha experiencia en batallas. Apuesto a que era un niño travieso. Ya no sé qué hacer con él.

Ocultó una sonrisa tímida al escuchar como Hack hablaba de él y continuó entusiasmadamente con los ejercicios.

En su vida anterior nunca había sido especialmente bueno para algo, lo normal, pero ahora la fascinación de Sabo por aprender y su objetivo por salvar a Ace hacían que sacará fuerzas que no sabía que tenía.

Poco a poco, con un paso a la vez todo iba bien.


Sabía que no tenía que tratar este mundo como un mundo de fantasía, todos tenían una vida real aquí y él no era nadie para tomarlos como 'personajes'. Pero eso no impidió sentir temor por arruinar la 'trama'. Sabía que sus hermanos estarían bien hasta cierto punto, pero no tenía idea de qué cosas estarían relacionadas a sus hermanos o cuáles no afectarían sus futuros.

Entonces Dragon anunció que partiría para Loguetown y supo que no podía evitarlo más. Luffy estaría allí, después de años podría ver a su hermano pequeño… y el temor se apoderó de él. ¿Qué diría? ¿Cómo actuaría?

No podía simplemente llegar y decirle 'Hey Luffy, soy Sabo y estoy vivo'. Ni siquiera tenía la excusa de la amnesia y decir cualquier otra cosa sería actuar como un tremendo estúpido.

Bueno, tenía un viaje en barco para pensar en cómo hacer funcionar las cosas.


Esto es… ni siquiera yo estoy segura… Era una idea que había rondado mi cabeza después de leer demasiadas novelas/mangas de reencarnación, haha. No pude evitarlo.

¿Por qué elegí a Sabo?

Porque si fueran Ace y Luffy técnicamente estarían interfiriendo como tal en la trama de la historia. Ace sabiendo que su padre realmente lo amaba o cómo era él en verdad ya no lo odiaría (tanto, porque el sentimiento no desaparecería así como así), y nadie puede igualar la naturaleza de Luffy, sin esa naturaleza no habría llegado a donde está. Mientras que Sabo es ese punto neutro de quien no sabemos realmente mucho pero tenemos lo suficiente de él para darnos una idea. No sé si me explico.

En fin, espero que lo hayas disfrutado. ¡Gracias por leer!

Pd – habrá una segunda parte donde cuente el reencuentro entre hermanos, pero no será en Loguetwon. Soy un villano, lo sé. Aunque el siguiente capítulo también hablara un poco sobre nuestro prota (antes de ser Sabo).

Siguiente capítulo: Explicaciones y encuentro inevitable.

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