N/A: Buenas! Aqui CrystalYuri reportandose con una nueva historia. Luego de escuchar algunas canciones no pude contenerme. Espero les guste n_n intentaré actualizar seguido, por ahora este es solo la introducción a la historia. Quería ver que tal me iba ya que hace mucho no escribo un longfic ¡Deseenme suerte!
Entre Colores y Su Voz
Siempre hubo un color para todo en su vida:
La tristeza fue azul, la alegría fue amarilla, la calidez fue naranja, la esperanza verde, el dolor negro, la desesperación gris…
Su mano se movía con avidez sobre la hoja, cambiando de color conforme lo necesitara, a su lado la caja de lápices descansaba abierta y hecha un caos. Esa fresca mañana de primavera solo le importaba el mirador y el paisaje poblado de árboles de cerezo en flor que podía ver desde su lugar en una de las muchas bancas de allí.
En su arte Yuri encontraba color para las cosas que no sabía expresar en palabras, siempre había sido torpe a la hora de expresar sus sentimientos, pero en sus dibujos no hacía falta la elocuencia, solo necesitaba sus herramientas y su paleta de colores lista. Entonces cobraban vida la esperanza y la alegría, la tristeza y el dolor.
Era imposible apartarse del trabajo una vez empezaba a verter los colores en el mismo, el mundo tal y como lo veía se transformaba y tomaba forma tangible para el resto. Pintaba con el alma y el corazón en ello, sostenía el lápiz o pincel hasta que sus dedos dolían y se acalambraban, pero siempre podía mirar el resultado y sonreír.
Siempre podía mirar el resultado e ignorar la vocecita que seguía gritando en su interior, anhelando algo imposible.
El azul predominaba en esa mañana en su dibujo pues el cielo estaba despejado de cualquier nube caprichosa, los ojos castaños iban a levantar la mirada para revisar el paisaje una vez más, cuando se detuvieron a medio camino, una voz lo detuvo.
El lápiz quedó a medio camino entre el aire y la hoja, el impacto que esa voz tuvo en el chico de cabello negro fue tal que se quedó petrificado en su lugar, la voz masculina rompiendo el silencio era suave, profunda y extrañamente alegre… no conocía el idioma en el cual cantaba, pero daba igual, no podía evitar perderse en la melodía.
Sin atreverse a levantar la mirada por temor a ser descubierto, comenzó a bocetar en el paisaje terminado a medias, los trazos sueltos que seguían a la voz dieron forma a un ángel que estaba de espaldas y cuyo rostro estaba oculto, pero tenía el cabello largo rubio claro, y unas impresionantes alas de color blanco, en el papel el ángel había dominado todo de repente… al igual que la voz que terminaba de cantar.
Deseó con todas sus fuerzas que continuara, pero no dijo nada, se limitó a seguir pintando… un dibujo de tonos simples había pasado a vibrar con colores brillantes y caóticos, Yuri no podía creerlo, había pasado mucho tiempo desde que había pintado algo tan bonito.
Estaba tan concentrado que no notó los pasos que se acercaban, solo lamentó que la voz hubiera dejado de cantar.
—Ah… está muy bonito. Felicitaciones. — Soltó una voz despreocupada tras él ¡Era la misma! Volteó a verlo, pero cuando lo hizo solo pudo verlo alejarse, vestía con traje, tenía el cabello corto y blanco, era alto, esbelto y de andar elegante. Yuri tragó pesado intentando reunir el valor necesario para hablar, sin saber lo mucho que cambiaría su vida al hacerlo.
— ¡G-Gracias! —Incluso si había sido entrecortado había logrado dar su agradecimiento, el extraño de la bella voz lo miró por sobre el hombro, tenía ojos azules y una sonrisa que podría poner al mundo a sus pies. Le guiñó un ojo descaradamente haciendo que el japonés, rojo como la grana, casi se cayera de su asiento.
—De nada. —Respondió el joven desconocido antes de seguir con su camino.
Su espalda alejándose entre la multitud y los pétalos de cerezo le dieron a Yuri una nueva imagen que plasmar en sus lienzos, sin saber que no sería la última.
Pasaría una semana antes de que lo volviera a ver.
