Uno: Elección.

Después de tanto tiempo en Shiroi Heian–Bushi, Sakura había temido que no estuviera a la altura del examen de admisión del Escuadrón Ninja, la división más misteriosa y extraña de la Guardia Imperial. Teniendo presente la promesa hecho a Shigure, se sorprendió de la facilidad con que resolvió la parte teórica del examen aquella mañana de invierno. Shigure le había advertido de la dureza de aquella prueba, pero hasta ahora le había resultado de lo más normal.

—¡Sakura–chan!

Al salir del edificio donde había presentado la parte teórica, la joven Kiyota se encontró con que una mujer muy parecida a ella la llamaba. Con su cortísimo cabello cubierto con un gorro tejido y abrigada con un suéter color lila, su hermana Ren lucía como una mahonashi (1) curioseando en un terreno mágico.

—No hacía falta que vinieras —aseguró Sakura al encontrarse con su hermana —Ren–nesan, seguro que tienes cosas qué hacer en el banco.

—¡Tonterías! —Ren negó con la cabeza —Hoy empiezan mis vacaciones y quiero pasar un rato contigo mientras hago mis compras de Navidad. Así que me acompañarás a Amaterasu–jinja.

Sakura asintió y la siguió por los fríos corredores al aire libre del Templo Tsukuyomi (2), lugar donde estaba instalado el Ministerio de Magia y la mayoría de sus departamentos. Iban hacia uno de los extremos del lugar, donde un arco tradicional conectaba mágicamente al Templo Amaterasu (que quedaba al otro lado de la ciudad de donde se hallaban ahora), y lo atravesaron sin replicar ante el cosquilleo que sintieron al pasar de un templo a otro.

Interrumpieron su plática para observar un poco a su alrededor. Sakura no había estado en el Templo Amaterasu desde el verano, así que la complació ver que ya no quedaban muchas huellas del ataque que había sufrido, gracias a las restauraciones. Siguiendo a Ren a distintas tiendas, se alegró de que no la reconocieran, pues eso últimamente complicaba su vida. Durante ese tiempo, recordó su propia lista de regalos, pero había olvidado llevar sus ahorros porque no pensaba pasarse por el Templo Amaterasu. Cuando se lo comentó a su hermana, ésta sonrió.

—¡Faltaba más! Yo puedo prestarte, no te preocupes —al ver que Sakura iba a replicar, Ren continuó —Así no tendrás que venir después. Anda, di que sí.

A Sakura no le quedó más remedio que asentir y hacerse acompañar por Ren para que ella pagara sus compras. Quizá era mejor así, porque Ren hacía uso de su crédito en Gringotts bajo su apellido de casada, dejando que las tiendas cobraran en el banco mágico después. Si Sakura hubiera usado su nombre para firmar los pergaminos de crédito, seguramente se le echarían encima en cada tienda, pidiéndole un autógrafo.

—Gracias, onesan —las dos salieron de la última tienda con las manos llenas de bolsas —En cuanto lleguemos a casa, te pagaré hasta el último galeón.

—No hay cuidado —aseguró Ren, sonriendo amablemente —Vamos a almorzar, ¿quieres? Tanto caminar me dio hambre.

Fueron a un pequeño restaurante al centro del templo, donde ordenaron sendos tazones de ramen. En lo que les llevaban su pedido, Ren le preguntó a su hermana por su examen.

—Sentí que fue demasiado fácil —confesó Sakura, preocupada —Incluso tuve qué repasar mis respuestas antes de entregarlo. Para asegurarme de que no olvidaba nada.

—Sí, me lo imaginé —Ren puso una expresión seria —Aki–kun mencionó algo. Le pasó lo mismo cuando presentó esa parte del examen. A otros no les fue tan bien.

Sakura asintió. Según sabía, la mayoría de quienes presentaban la parte teórica de aquel examen aprobaban sin problemas. Era la parte práctica de la que había qué preocuparse: las estadísticas indicaban que más de dos tercios de los aspirantes la suspendían.

—¿Y Aki–san ha dicho algo de la parte práctica? —se atrevió a preguntar.

—No, sabes que no puede hablar de ello. Pero por lo poco que le oí, deduzco que van a intentar probar qué tan buen ninja puedes ser.

En eso llegó una mesera con su orden y dejaron el tema para saborear con tranquilidad el ramen. Entre bocado y bocado, charlaban de otros temas, hasta que Ren tocó uno que a Sakura también le interesaba.

—Por cierto, no voy a presentar mi renuncia en Gringotts. Nuestro padre al final se decidió por Tsukabi–nesan.

Sakura arqueó una ceja. Tsubaki, la mayor de los hermanos Kiyota, era una modesta empleada de la Comisión de Asuntos entre Magos y Mahonashin del Ministerio de Magia japonés, ¿y aún así Yoh Kiyota la había elegido como su sucesora?

—Tsukabi–nesan no podrá hacerlo —sentenció Sakura, sorprendiendo un poco a Ren —Ambas lo sabemos, Ren–nesan, no me mires así: Tsubaki–nesan es buena en muchas cosas, pero una de ellas no es ejercer el mando de una editorial multinacional. Se sentirá demasiado presionada en unos cuantos meses y terminará renunciando.

—Tal vez es lo que pretende nuestro padre —aventuró Ren con desaliento —Que Tsubaki–nesan esté al mando de la Mahon solamente una temporada y que en ese tiempo, tú desistas de entrar al escuadrón.

—Sí, también lo pensé. Lástima que Kaede–nisan sea artista, porque cuando algo le apasiona, es el mejor.

Kaede, el segundo hermano Kiyota, era un pintor que estaba empezando a ganar fama tanto en su país como en el extranjero. Cuando no pintaba, se dedicaba a ilustrar algunas de las historias de su esposa, una mangaka (3) mahonashi sumamente exitosa. Por ella y Keiko, Sakura conocía distintos títulos de mangas mahonashin.

—Y no hay que olvidar a Nade–chan —recordó Ren, refiriéndose a Nadeshiko, la menor de todos —Esa niña a veces me da escalofríos por cómo habla, ¡y apenas tiene trece años!

—Cuando crezca, será la más adecuada para dirigir la Mahon, pero de momento, tiene que conformarse con estudiar —Sakura suspiró —¿Crees que si hablo con nuestro padre, podría…?

—Ni se te ocurra. Nuestra madre me comentó que no es buen momento.

Sakura asintió de mala gana, en tanto ambas terminaban su ramen. Cuando salieron del restaurante, las dos hermanas tiritaron un poco por la brisa helada que soplaba, así que sujetando con fuerza sus bolsas, se desaparecieron.

Reaparecieron en el hogar del matrimonio Asuka, un departamento mahonashi de lujo en la zona de Akihabara, en el distrito Chidoya de Tokio (tan lujoso era que incluso contaba con ático). A unas manzanas de ahí, vivían Kaede y su familia.

Y hablando de familia…

—Ren —llamó un hombre joven de cabello castaño, sagaces ojos negros y hombros anchos —Kaede y Yui–san están aquí.

—¿De verdad? —la nombrada fue hacia el comedor, seguida por Sakura, hasta tener a la vista a un hombre de cabello castaño dorado y ojos negros, vestido informalmente, que le tomaba la mano a una mujer de cabello y ojos negros —¡Hola, hola! —saludó.

El hombre de cabello castaño dorado negó con la cabeza, sonriendo resignadamente, girándose a la mujer cuya mano sostenía.

—¿Qué te dije? —soltó —Ren–chan nunca está quieta.

—Me doy cuenta, Kaede, ¿pero a qué hora llegaron ella y Sakura–san? No oí la puerta.

—Nos aparecimos —aclaró Sakura.

Yui Kiyota se ruborizó y asintió con la cabeza, en señal de haber comprendido. Como mahonashi, aún no se acostumbraba del todo a las habilidades de los magos.

—¿Qué te trae por aquí, Kaede–nisan? —quiso saber Ren.

—La Mahon, Ren–chan. ¿Es cierto que nuestro padre pondrá a cargo a Tsubaki–nesan?

—Sí, es cierto. Nuestra madre me lo dijo.

Kaede negó con pesadumbre.

—Hay que disuadirlo, por el bien de Tsubaki–nesan. ¿No están de acuerdo conmigo?

Tanto Ren como Sakura asintieron. Aki, con un discreto gesto, le indicó a Yui que lo acompañara a la cocina, a lo cual ella accedió sin reparos.

—¿Y Nade–chan? —preguntó Ren —¿Ella qué piensa?

—Hablé con ella ayer. Está dispuesta a apoyarnos, siempre y cuando la apoyemos cuando quiera tomar el mando de la Mahon.

—Típico de Nade–chan, querer negociar con todo —musitó Sakura.

—Nade–chan tiene el temperamento necesario para comandar la Mahon —indicó Kaede con seriedad —Algún día será la mejor presidenta que la editorial podría tener.

—Sakura–chan y yo tememos que nuestro padre esté planeando algo —comentó Ren.

—Yo también lo pensé y lo platiqué con Nade–chan ayer. Si es lo mismo que ustedes sospechan, entonces hay que apurarse. Podemos aprovechar en Año Nuevo para…

Kaede no terminó la frase. De la cocina venían Aki y Yui con charolas en las que reposaba un servicio de té, pero eso no lo había detenido. El sonido de una aparición había puesto sobre aviso a los magos presentes.

—¿Tsubaki? —se extrañó Aki, que desde su posición, tenía una buena vista de la sala. A su lado, Yui se había quedado boquiabierta —¿Nadeshiko?

Los hermanos Kiyota sentados a la mesa se pusieron de pie a la vez, pero no tuvieron tiempo de nada. Una mujer y una chiquilla, ambas de cabello castaño dorado, entraron al comedor.

—Hola —saludó la mujer, con una voz suave y pausada, usual en una persona que vivía sin complicaciones —Ren–chan, lamento la intromisión.

—Para nada, eres bienvenida —aseguró Ren —Y tú también, Nade–chan. Vamos, siéntense.

Pronto, todos tuvieron una taza de té enfrente y Nadeshiko había aligerado el ambiente con unas cuantas anécdotas de la escuela, entre las cuales destacaban aquellas donde se libraba de quienes le pedían un autógrafo de Sakura.

—Sakura–nesan, es muy complicado —se quejó la chiquilla —¿Porqué no programas una firma de autógrafos o algo? Así me dejarían en paz.

—Espero que si lo haces, no sea como una de las mías —se atrevió a intervenir tímidamente Yui —Hasta ahora he tenido tres y en la última había tanta gente, que la editorial tuvo que limitar la entrada al local donde estaba.

—Por cierto, Yui–san, ¿cuándo sale Maho Party (4) en tomos?

—Bueno, la Rinbon tiene planes de sacar el primer volumen para el próximo verano. La historia apenas lleva cinco capítulos y me pidieron alargarla hasta completar cinco tomos.

—Pues espero que Kaede–nisan no se canse de trabajar.

—Nade–chan… —llamó el aludido a modo de advertencia.

Nadeshiko sonrió, dejando claro que bromeaba.

—¿Cómo están Tomoya y los niños, Tsubaki? —inquirió de pronto Aki con interés.

Tsubaki, como Kaede, estaba casada con un mahonashi. Con su esposo, llamado Tomoya Saionji, tenía dos hijos, unos mellizos de nueve años llamados Touya y Tsutsuji.

—Están muy bien, Aki–san. Tomoya tuvo que trabajar hoy, pero regresó temprano, así que lo dejé con los niños mientras iba a casa de nuestros padres —suspiró pesadamente antes de anunciar —Nade–chan se quedará conmigo en lo que nuestro padre se calma.

—¿Se calma de qué? —quiso saber Sakura.

—Fui a rechazar la presidencia de la Mahon y como Nade–chan se puso de mi lado…

Kaede, Ren y Sakura se quedaron anonadados. Tsubaki era la persona más condescendiente de la familia, casi siempre antecediendo los deseos de los demás a los propios. Y ahí estaba, demostrando que las escasas veces que se rebelaba (una de ellas fue cuando se convirtió en la señora Saionji) tenía toda la razón del mundo.

—Onesan, eres mi ídolo —felicitó Kaede finalmente.

Tsubaki esbozó una sonrisa tímida.

—Pero tú apenas tienes espacio —prosiguió Kaede de repente —¿Porqué mejor no dejas que Nade–chan se venga con nosotros? Así podría darle su opinión a Yui–san sobre sus trabajos.

—¿De verdad? —Nadeshiko se volvió hacia su hermano mayor con ilusión.

—Sí, claro, siempre y cuando nos ayudes con Kara–chan.

Karamatsu era el hijo de dos años de Kaede y Yui.

—¿Puedo, Tsubaki–nesan? —casi rogó Nadeshiko.

—No veo porqué no. Pero ayudarás a Kaede–kun y a Yui–san en lo que puedas, ¿entendido? —Nadeshiko asintió en el acto —Perfecto. Mandaré tus cosas a su casa más tarde. Y eso me recuerda… Sakura–chan —miró a la nombrada —¿Cómo te fue hoy?

—Bien, la parte teórica del examen no resultó tan complicada.

—A veces creo que eso lo hacen para atraer gente —comentó Aki de pronto —Hablo de la parte teórica. Es como un filtro que usan para tener buenos cerebros en la parte práctica.

—¿Y eso de tener buen cerebro ayuda? —indagó Sakura.

—En ciertas ocasiones, sí. Porque en otras tantas, no sirve de nada.

Eso no era nada alentador para Sakura.

—Pero no te preocupes —intentó alentar Aki —Te has preparado bien y antes que venciera el plazo, entregué la recomendación que me pediste.

—Gracias, Aki–san. Y disculpa la molestia.

Aki movió una mano en señal de despreocupación.

—De nada. Me alegra poder serle útil a la familia.

—Pero…

Sakura iba a replicar, pero notó la mirada que le dirigía Ren y prefirió callarse. No le gustaba pedir favores como aquel, pero estaba consciente de que sin una recomendación de un ninja de la talla de su cuñado, no habrían aceptado su solicitud tardía al examen de admisión del escuadrón. Además, cuando anunció la profesión que quería, sus padres pusieron el grito en el cielo e intentaron hacerla cambiar de idea, por lo que pidió asilo al matrimonio Asuka.

De verdad tenía mucho que agradecerle a Aki, que más que su cuñado, ya lo sentía como un hermano más. Por Ren sabía que no había tenido una vida sencilla; había crecido en un orfanato mahonashi de mala muerte hasta que supo que era mago y pudo labrarse un futuro. Luchó, estudió y trabajó duramente hasta que encontró un sueño al cual aferrarse: ingresar al Escuadrón Ninja y ser el mejor a su manera. Se esmeró tanto en ello que antes de darse cuenta, ya era considerado una leyenda viviente. Por pura casualidad había conocido a Ren en una visita a Gringotts y tal era el amor que nació entre ambos que apenas pasaron cuatro meses desde su primera cita hasta que se casaron. Aki se la pasaba viajando por sus misiones, pero él y Ren eran felices, de eso no cabía ninguna duda. Y Sakura entendía que a su cuñado le importara tanto la familia: era porque antes no había tenido una. Resultaba increíble que Aki estuviera más involucrado con Tsubaki, Kaede, Sakura, Nadeshiko y por supuesto, con Ren, de lo que estaban actualmente Yoh y Hana Kiyota.

Tomoya y Yui no se quedaban atrás. Ambos mahonashin, antepusieron sus sentimientos al susto inicial que se llevaron al enterarse que sus parejas eran magos, aceptándolas sin reservas. Tomoya, un programador solicitado, hacía que sus hijos se sintieran orgullosos de ser mestizos. Y para Yui no había mayor honor que el que su marido usara el apellido Togashi, su apellido de soltera, al firmar sus trabajos, tanto los mágicos como los mahonashin.

Sí, definitivamente, Sakura estaba orgullosa de su familia. Aunque sus padres tenían algunas ideas arcaicas (su madre respecto al matrimonio y su padre en relación con los negocios), no dejaban de ser buenas personas. Ellos eran, junto con sus amigos, lo más importante que tenía. Por eso había decidido ingresar al Escuadrón Ninja, para demostrar que era capaz de protegerse a sí misma y también a los demás.

Sólo tenía que esperar hasta después de Año Nuevo y sabría si haría su sueño realidad.


¡Voilà!

Eran principios de enero, el primer fin de semana del nuevo trimestre escolar. Ren Asuka dio un respingo al escuchar esa exclamación. Se ocupaba de poner la mesa y oyó aquel vocablo extranjero justo después de una aparición.

—¡Ren–nesan! —Sakura entró precipitadamente al comedor, aún con la túnica de Hoshikino puesta —Tengo la carta, ¡aprobé la parte teórica del examen de admisión! —agitó un pergamino en alto —Recibí las instrucciones para la parte práctica, ¿no te parece genial?

—¡Claro que sí! —sonrió Ren, enternecida por ver a su hermana gozar de la noticia como una niña pequeña —¡Sabía que lo lograrías! Aki–kun se pondrá muy contento, ya verás, hoy regresa de una misión. Y ahora ve a cambiarte, que tenemos invitados a cenar.

—¿Porqué organizaste esto? —interrogó Sakura.

Su hermana había aprovechado la fiesta familiar de Año Nuevo para invitar a sus hermanos, con todo y familias, a cenar precisamente ese día.

—No seas impaciente. Una de las razones era lo de tu examen, confiaba en que pasarías. Lo demás, lo sabrás a su debido tiempo.

Teniendo que conformarse con eso, Sakura se dirigió a la habitación que ocupaba en el departamento, donde ya estaba su maleta para el fin de semana. Fue a sentarse en la cama y leyó por segunda vez, con mucha más calma que antes, la carta que le había llegado a Hoshikino en cuanto acabaron las clases.

Después de una breve felicitación por aprobar la parte teórica (e incluir el puntaje obtenido en la misma), las instrucciones para la parte práctica eran concisas. Dicha parte consistía en averiguar la identidad de otros tres participantes en el examen, teniendo de plazo desde la fecha de recepción de la carta hasta la fecha de conclusión de sus estudios en Hoshikino. Se adjuntaba una lista en la que solamente figuraban tres datos de cada participante: nombre clave (algo así como un apodo), género y característica distintiva. Debía elegir a una persona del mismo género y a dos del opuesto. En caso de no descubrir correctamente las identidades, reprobaría y debería esperar hasta el próximo invierno si quería repetir el examen. Tendría que recurrir a todo lo que sabía para lograr aprobar, porque viéndolo bien, ¿quién más de su generación, aparte de ella, estaría presentando el examen de admisión? Se puso a repasar la vista en la lista de donde escogería a aquellos a quienes desenmascararía y se preguntó porqué tanto misterio con las identidades.

Encontró nombres clave de lo más diversos. Ahora veía la razón para que le pidieran ese dato al presentar la solicitud al examen, pero no encontró su nombre clave en la lista (parecía obvio que no podía descubrirse a sí misma), pero había otros, desde graciosos hasta un poco tétricos. De pronto, llamó su atención un candidato.

Nombre clave: Hiroshi.

Género: Masculino.

Característica distintiva: Orgullo.

¿Cómo podía alguien orgulloso ponerse como nombre clave Hiroshi (5)? Era irónico. O bien, era señal de algo que el tipo en cuestión quería a largo plazo. Se repitió mentalmente el nombre clave un par de veces, tenía un candidato. Eso si no encontraba otro más interesante.

Siguió inspeccionando la lista y pronto dio con otro nombre clave de los que casi le dan risa. Sólo que éste, por su escritura, también era llamativo.

Nombre clave: Haruto.

Género: Femenino.

Característica distintiva: Hiperactividad.

Haruto… Algunos de los caracteres del katakana (6) del nombre clave eran idénticos al del título de un manga famosísimo de que su cuñada Yui y su amiga Keiko le habían descrito alguna vez. De hecho, el susodicho manga trataba de ninjas. ¿Sería coincidencia o algo más? Aparte de eso, ¡era el apodo de una chica! Casi se tira en la cama a carcajearse. Y su característica distintiva la hacía un blanco fácil; necesitaba tener alguno en caso de que los otros dos no lo fueran. También se aprendió ese nombre clave, por si acaso.

Y cuando creía que no encontraría más curiosidades, casi al final de esa página de la lista vio otro personaje con un nombre clave singular, aunque escrito de manera más complicada.

Nombre clave: Hyumaki.

Género: Masculino.

Característica distintiva: Timidez.

Este tipo parecía haberse puesto de acuerdo con la tal Haruto, aunque el apodo lo había escrito en hiragana. Podía perfectamente imaginarse las siluetas de un chico y una chica, leyendo el idolatrado manga mahonashi de ninjas, combinando caracteres de los nombres de los personajes hasta obtener algo que pudiera usarse como seudónimo. Sonrió, preguntándose de pronto cómo un chico cuyo distintivo era ser tímido se había decidido a ser ninja. Sin pensarlo demasiado, memorizó también ese nombre clave, pero tuvo que dejar ahí su búsqueda porque se hacía tarde y pronto llegarían sus hermanos. Guardó la carta en un cajón de su escritorio y comenzó a rebuscar en su maleta algo de ropa mahonashi, sonriendo un poco más.

Quería ver las caras de su familia cuando les diera la buena noticia.


Ciertamente, hubo caras sorprendidas esa noche. Sólo que la de Sakura estaba incluida.

Con una gran sonrisa, Ren veía las reacciones a la noticia que acababa de soltar, aunque finalmente posó la vista en su esposo, sentado a su izquierda en la cabecera de la mesa. Si alguien quisiera tomar desprevenido a Aki Asuka, hubiera podido hacerlo en ese momento.

—Un bebé… —musitó, antes de ponerse de pie y arrodillarse ante Ren, tomándole las manos.

—Aki–kun, tú… ¿Estás feliz… verdad?

Era la primera vez que Ren titubeaba frente a sus hermanos, los que se asombraron por ello.

—¿Tú qué crees? —Aki sonrió, le soltó las manos y sin incorporarse, la abrazó con ganas —Claro que estoy feliz, Ren. No creí que pudiera sentirme más contento en mi vida.

—Aki–kun…

Los presentes se miraron entre sí, igual de sensibles que Ren. Con las condiciones actuales, traer un hijo al mundo era sumamente arriesgado, más con el trabajo del padre. Pero ahí estaba Ren, radiante como nunca antes, declarando que sus hermanos tendrían un nuevo sobrino al cual malcriar (como bromistamente declaró Kaede). Después de la sorpresa inicial, las mujeres se dedicaron a abrazar a la pareja de futuros papás, en tanto los hombres le daban palmadas en la espalda a Aki. Touya y Tsutsuji, aunque no entendían del todo, abrazaron fuertemente a su tía antes de irse a jugar con Karamatsu.

—Nacerá más o menos a finales del verano —calculó Ren al cabo de un rato —Lástima. Si era niña, quería llamarla Akiko.

—Cariño, con semejante nombre, cualquiera sabría que es hija mía —opinó Aki.

—Bueno, ya. Si es niño, elígele tú el nombre. Si es niña, lo haré yo.

—Pues si les pasa como a nosotros, ambos saldrían ganando —apuntó Tomoya, refiriéndose a sus mellizos.

Hubo varias risas tras ese comentario.

—Sakura–chan, es tu turno —se acordó Ren poco después, agitando su varita para hacer aparecer el postre.

La aludida inhaló profundamente antes de contar su pase a la parte práctica del examen de admisión ninja. Aunque Yui y Tomoya no entendían del todo lo que era un mago ninja, sabían que era algo importante para su cuñada e igualmente la felicitaron.

—Después del postre, ¡a brindar! —invitó Kaede, eufórico —Hay mucho qué celebrar.

—¿Puedo brindar yo también? —pidió Nadeshiko.

—Si es con agua o algo así…

Nadeshiko hizo un puchero dedicado a su hermano, para reír poco después.

La reunión duró más de lo previsto. Kaede resolvió irse caminando con Nadeshiko, su mujer y su hijo, pues al parecer se le habían pasado las copas de sake. Tsubaki y su familia lo siguieron al poco rato, pero ellos se marcharon a casa en auto, dado que vivían más lejos. Sakura solamente se acostó después de ayudar a su hermana a lavar los platos de la cena y ya en su habitación, sonrió ampliamente ante la perspectiva del nacimiento de un pequeño Asuka.

Recordó de pronto su carta del examen. ¿Seguiría buscando en la lista o se quedaría con sus primeras opciones? Algo le decía que no encontraría candidatos más pintorescos para lo que debía hacer en la parte práctica. Hiroshi, Haruto y Hyumaki… Sí, definitivamente ellos serían su elección, lo notificaría a los responsables a primera hora de la mañana.

Y por más difíciles que se pusieran las cosas, por el kimono de Amaterasu que aprobaría.


(1) El término mahonashi se forma con los vocablos maho (magia) y nashi (sin nada). Literalmente, quiere decir sin nada de magia. Su plural es mahonashin.

(2) Tsukuyomi es, en el sintoísmo y la mitología japonesa, un hermano y contraparte de Amaterasu. Es la deidad de la Luna.

(3) Mangaka es el nombre que se le da a los creadores de mangas (historietas japonesas).

(4) Maho quiere decir magia, en tanto party, en inglés, significa fiesta. En resumen, el título significa Fiesta Mágica.

(5) Hiroshi es un nombre de pila japonés para varón, que significa generoso.

(6) El katakana es, junto con el hiragana, uno de los dos silabarios japoneses que reúnen los caracteres basados en kanjis (pictogramas chinos) y que actualmente los sustituyen o acompañan. Normalmente, el katakana se usa para escribir palabras y nombres extranjeros que pueden o no haberse incorporado al japonés habitual. El nombre genérico para el katakana y el hiragana es Kana.


16 de diciembre de 2008. 7:55 P.M. (Hora de Aguascalientes, Ags. México)

Gente preciosa, que me ama y toda la cosa… Ay, mejor me ahorro el rollo. Simplemente quiero presentarles lo que podría considerarse como un complemento a la saga HHP. Échenle la culpa a mi última lectura de manga (que fue en línea, porque no soy millonaria para andarme comprando tomo tras tomo). Supongo que por el contexto, sabrán de cuál manga hablo, incluso di algunas referencias aquí. Y si no saben, se los dejo de tarea.

Sakura Kiyota es un personaje que me agrada mucho, empezando porque es nipona, fue campeona del Torneo de las Tres Partes, tiene unos amigos simpatiquísimos y es el objeto de afecto de Julien Lumière, jajaja. Y precisamente su nacionalidad la hacía adecuada para este complemento, porque se me ocurrieron muchas ideas que obviamente, con otros personajes de la saga no hubiera podido aplicar.

Algunas curiosidades son los nombres de los Kiyota. Sakura, ya lo había dicho en ET3P, significa flor de cerezo. El de su hermana Ren (mencionada por primera vez en PGMM) quiere decir loto. El nombre de la mayor de los hermanos Kiyota, Tsukabi, significa camelia y el de la menor, Nadeshiko, clavel o glicina (no estoy segura de cuál es el correcto, mis fuentes sí que me fallaron). El hermano, Kaede, tiene un nombre de árbol, arce. Los hijos de Tsubaki y el hijo de Kaede también entran en esta categoría: Touya quiere decir flecha de durazno y Tsutsuji, azalea. Karamatsu significa pino. Y supongo que identificaron el nombre del patriarca Kiyota, Yoh (me lo fusilé de otro manga, jajaja), cuya escritura es con un kanji de hoja (hablo de una hoja de árbol, obviamente). Hana es el nombre de la matriarca Kiyota y quiere decir flor. Nomás porque no quería usar de momento más nombres específicos, ya que viene el bebé de los Asuka. ¿Sugerencias para bautizar a ese bebé?

Como verán, me gusta mucho jugar con los nombres, más teniendo cómo. Los japoneses sí que tienen mis respetos en eso. Algunos de sus nombres de pila suenan tan bonitos, otros no tanto (más que nada por pronunciación). Pero en fin… Al menos ya tenían el antecedente de que soy así al bautizar personajes. Que todo quede combinadito y que además, sirva para jueguitos de palabras posteriores (ejemplo número uno: profecías, jajaja).

Bien, de momento me despido. Escribo la nota ahora, cuando acabé de pasar el capi en limpio, porque tendré la compu restringida en vacaciones y luego no me acuerdo de todo. Cuídense mucho y nos leemos pronto.