Disclaimer: Sólo el drabble me pertenece.
Claim: Jane/Leah (*___*)
Summary: Su cuerpo moreno emanaba calor, ese tipo de calor que te encendía...
Notas: Los cítricos están presentes. Femslash. Para Cafesitodeldia
Flames
(Jane/Leah)
Su cuerpo moreno emanaba calor, ese tipo de calor que te encendía. Tus ojos rojizos emanaban esa llama pícara que a ella le tentaba.
La desnudabas con el pensamiento, deseabas tocar la extensión de sus piernas y acariciar la cúspide de sus senos y llevarla al límite.
Ella deseaba calentarte en tu frío y que tu helado cuerpo quemara cuando rozara el suyo.
Su figura torneada y curvilínea, sus ojos negros que te miraban con esa determinación que te encantaba, su cabello negro ondeando con la suave brisa.
Podías ver pasar ante ti todas las posibilidades, podías verla acariciándote, te la imaginabas jadeando por tu causa y eso te excitaba. Hacía que estallaras en llamas.
Su olor no era nada agradable, pero querías arriesgarte a buscar el tesoro bajo las ropas y ese aroma insoportable. Así que te acercaste y tomaste sus labios en un beso fiero.
Y ella te correspondió con pasión y con entrega, desbordando fogosidad por cada uno de sus poros mientras enredaba tu cabello con sus finos dedos.
Eso finos dedos que minutos después estaban en tu interior. Tú tocabas, como quisiste siempre desde que la viste, sus senos y ella te hacía estremecer con sus expertos dedos. Decidiste jugar sucio también y dirigiste tus dedos a su intimidad, ella gimió y eso te encendió aún más.
Sus labios estaban ocupados con tus pezones y tú lamías el lóbulo de su oreja. Ambas tenían los dedos dentro de la otra y no pudiste evitar que ese pensamiento desencadenara toda tu excitación.
Ella se acercó a tu sexo y lamió hasta el cansancio, hasta que te dejó sin nada. Y eso te encantaba.
Seguiste jugueteando en su interior con tus dedos y cuando alcanzó el clímax disfrutaste de su expresión, contorsionada de placer.
Cuando todo hubo terminado, se vistieron sin mediar palabra. Tú te fuiste por tu lado y ella por el suyo, pero el sólo recuerdo de su mirada ardiente te hacía reencender las llamas.
