N/A: Esta historia se la dedico a Tzai. Por estar loca, obligarme a actualizar y ser la mejor amiga que se puede tener. x3 te quiero mucho, nee-chan!
Disclaimer: Los personajes de esta historia son propiedad intelectual de Masashi Kishimoto. Yo sólo los utilizo como inspiración.
Capítulo I
Encuentro
Sasuke surcaba la noche con agilidad, invisible en el cielo nocturno. El hambre arrancaba destellos de rubí a sus ya rojas pupilas.
Se encontraba a las afueras del pueblo, sobrevolando una carretera en medio del bosque. Divisó la luz de un carro y aleteó un par de veces para ganar velocidad. Cuando se le hubo adelantado unos quinientos metros, descendió lo suficiente para recoger una piedra del tamaño de un puño cerrado y luego retomó altura para posarse, grácil y silencioso, en la rama de un gran ciprés. Cuando el carro pasaba por ahí, tiró la piedra con precisión y fuerza increíbles, rompiéndole una de las ventanas. El dueño, sorprendido, a orilló su carro y se detuvo para revisar. Sasuke se agazapó en la rama, listo para atacar.
El joven dueño del auto estaba preguntándose de dónde vino la piedra, dándole vueltas entre sus dedos con el ceño fruncido cuando una figura negra lo atrapó entre sus garras y se lo llevó volando de ahí.
-X-
Naruto estaba corriendo por el bosque. Le gustaba hacer ejercicio, mantenerse en forma y jactarse de ello. También le gustaba dormir hasta tarde por la mañana, así que de noche, a eso de las ocho, salía a caminar. Cuando llegaba a cierto punto en medio del bosque se desnudaba, guardaba su ropa en el hueco de un árbol seco y empezaba su metamorfosis.
Sus pies se alargaban y las uñas se afilaban hasta transformarse en garras, todo su cuerpo se cubría de brillante pelaje castaño –casi naranja–, su cara se alargaba y el color de sus ojos pasaba en un parpadeo del azul al rojo. Cayendo sobre sus cuatro recién formadas patas se estremecía de dolor al sentir los huesos de su columna adaptarse a la postura común del animal cuadrúpedo. Finalmente sus orejas puntiagudas tornaban hacia atrás de la cabeza y una enorme cola peluda crecía al final de su espalda. Naruto se convertía en un enorme lobo (con aspecto un tanto zorruno, quizá) de alrededor de metro cincuenta de altura.
En este estado todos sus instintos se agudizaban: entornando los ojos podía ver a una gran distancia y cambiando la posición de sus largas orejas podía escuchar casi todo cuanto pasaba en el bosque. Su lugar favorito era una cima rocosa cerca de la carretera, el cerro Kuroki, el punto más alto; desde ahí podía ver y escuchar todo lo necesario para asegurarse de que no hubiera criaturas extrañas rondando.
Esa noche se dirigía al cerro Kuroki como de costumbre cuando oyó un grito aterrorizado. Rápidamente corrió al lugar de donde provenía. No tardó en divisar un carro parqueado a la orilla de la carretera, con las puertas abiertas, y al que parecía ser su ocupante siendo arrastrado por los aires por una criatura negra de grandes alas que se parecía mucho a las gárgolas que decoran los tejados de las construcciones góticas.
Con un gruñido apuró el paso. Sus patas musculosas lo llevaban a una velocidad impresionante, pero al llegar al lugar la gárgola había desaparecido. Alzó la cabeza y olfateó. En el aire había una fragancia nueva, desconocida hasta entonces para él: era fresca como el ciprés o la tierra mojada, dulce como flores, pero discreta como esencia de fruta, embriagadora y un tanto perturbadora, lo más delicioso, atractivo y seductor que jamás hubiera olido. Guiado por la curiosidad y el deber, siguió el aroma.
La fragancia se intensificó tentadoramente conforme Naruto se acercaba con sigilo a un pequeño claro oculto en medio del bosque. El olor a sangre humana se le unió. Naruto conocía toda la topografía del terreno y había aprendido a caminar sobre las hojas secas que cubrían el suelo sin apenas arrancarles susurros. Tenía ventaja sobre el ser antropomorfo de color negro a quien perseguía. Al llegar cerca del borde del claro se agazapó a la distancia y con la posición necesaria para acechar al asesino sin ser percibido.
La figura negra había doblado sus alas membranosas, que ahora estaban pegadas a su espalda. Tenía la figura de un hombre joven y atlético: brazos fuertes y piernas firmes, pero sus manos y pies en vez de dedos tenían tres garfios afilados. Una formación de cabello negro azulado muy similar a la crin de un caballo iba desde la mitad de su espalda, justo en medio del nacimiento de las alas, hasta una mata de pelo en su cabeza. Se había colocado sobre su víctima apoyando una rodilla en el suelo y manteniendo la otra levantada, con una mano sobre su pecho y la otra agarrándole el cuello mientras chupaba con avidez la sangre que emanaba en grandes cantidades de éste.
Al principio Naruto había pensado que se trataba de un demonio, pero luego se dio cuenta de que esto no podía ser puesto que la criatura carecía de cola. Tampoco podía ser una gárgola, porque éstas no se alimentan de humanos y no suelen salir sino en otoño. El alimentarse de sangre lo delataba y aunque Naruto nunca antes había visto uno lo supo en ese momento: el ser alado no era otro que un vampiro.
Kushina, la madre de Naruto, quien también era licántropo, le había dicho una vez que los vampiros eran muy escasos, pues el procedimiento de su creación era muy complejo e incluso, la mayoría de ellos, al nacer solos y sin nadie en este mundo que les orientara, no conocía el método por medio del cual habían sido creados. Fuera como fuere, Naruto era el encargado de mantener la estabilidad y la calma en esa región y era su deber matar al susodicho hematófago.
Lentamente fue acercándose al claro, sus chispeantes ojos rojos ardiendo ante la posibilidad de una batalla digna… estaba tan cerca ya, sólo unos pocos metros más y podría saltar sobre él…
-X-
A cada sorbo de sangre Sasuke sentía cómo sus alas se fortalecían y cómo sus manos serían ahora capaces de destrozar rocas, sus mandíbulas de romper huesos. Fue ganando velocidad de movimiento y su vista se hizo tan clara como si fuesen las tres de la tarde. El brillo en sus ojos se apagó para quedarse en el rojo de la sangre espesa. Su presa estaba casi seca cuando sintió una presencia a su izquierda, a unos veinticinco metros, acercándose lentamente. Cuidando parecer como si no lo hubiera notado inhaló profundamente. Le llegó una fragancia fuerte, salvaje, silvestre, un olor a pelo, hojas secas y humedad, la esencia de un macho alfa: un lobo, en este caso, un hombre lobo.
La posición de Sasuke sobre su víctima no era sólo por comodidad: la había pensado de forma que le permitiera alzar vuelo rápidamente, en fracciones de segundo, así que esperó con los labios aún pegados a la herida sangrante, pero los ojos carmesí mirando en dirección al bosque, esperando el salto de su enemigo natural.
-X-
Naruto estaba a punto se abalanzarse sobre Sasuke cuando vio el destello rojo de los ojos de éste; supo entonces que lo estaba observando. Confiado como era en sí mismo, Naruto tensó los músculos de las patas traseras, preparándose para el salto. Se relamió de deleite por la situación en la que se encontraba: tanto tiempo sin acción de verdad y ahora tenía la oportunidad de enfrentarse a un vampiro, definitivamente esa sería una batalla muy difícil de repetir.
Con una carcajada ansiosa -que sonó como un intermedio entre gruñido y rugido- Naruto saltó hacia el vampiro con las fauces abiertas y las poderosas garras en posición. Todo ocurrió tan rápido que al mismo Naruto le costó comprenderlo, pero en el momento justo en que sus patas delanteras dejaron de tocar el suelo, Sasuke desplegó sus enormes alas y con solo un batir se puso fuera de su alcance, luego fue a colgarse cabeza abajo de una rama cercana. Entonces el lobo empezó a oírlo hacer un ruido extraño, profundo, que hubiera erizado los vellos de la nuca a cualquiera, tardó otro instante en darse cuenta de que estaba riendo. Le gruñó amenazadoramente mostrándole los colmillos.
— ¿Realmente me quieres? —pronunció el ser alado con su ronca voz que parecía salir de las profundidades de la tierra. Tomó el rugido de Naruto como un asentimiento y casi canturreó—: Ven-por-mí…
Y soltándose de la rama dio una voltereta para enderezarse antes de salir volando en dirección a la carretera. Sin pensarlo dos veces el enorme lobo lo siguió a todo correr.
Al salir al pavimento Naruto se propuso jugar un poco con el murciélago chupasangre, y aumentó la velocidad no sólo para alcanzarlo sino para dejarlo atrás. Intuyó que por las palabras del vampiro éste competiría con él… y tenía razón.
-X-
Desde la altura Sasuke vio el brillante pelo animal ondear por la velocidad cuando Naruto le pasó adelante. Contento, rió para sí mismo antes de adaptar su cuerpo y alas a una posición más aerodinámica que le permitiera alcanzar su máxima velocidad.
-X-
Naruto vio sorprendido cómo la estela negra pasaba adelante suyo y lo dejaba muy, muy atrás. Se detuvo molesto, consciente de que nunca sería capaz de alcanzar esa velocidad y entonces reparó en su sombra con respecto a la luz de la luna: eran alrededor de las tres de la mañana. Tenía que regresar a su casa. Velozmente echó a correr en el sentido contrario del que había tomado el vampiro, para vestirse e irse a dormir.
-X-
Sasuke sabía que Naruto no lo seguía ya, así que disminuyó la velocidad y se encaminó a su refugio: una cabaña solitaria a orillas del pueblo, junto al límite del bosque. Al llegar ahí echó el cuerpo hacia adelante y las alas hacia atrás, abriéndolas y preparando el aterrizaje.
Al tocar suavemente el suelo dio un vistazo alrededor antes de recuperar su forma humana. Sus alas se cerraron como flores al anochecer, pegándose a su espalda hasta fundirse con ella, sus manos y pies recuperaron dedos y uñas, los cabellos de la crin en su espalda se hundieron en sus respectivos poros y el color de su piel fue bajando la intensidad hasta convertirse en un blanco marmóreo. Sus ojos adoptaron un color negro muy intenso y su pálido perfil, de contornos suaves y hermosos, se vio enmarcado por la misma mata de pelo negro azulado.
Sasuke entró a su casa a vestirse y esperar el amanecer.
-X-
Ya en su cama, abrazado en la cadera por el sueño, Naruto se preguntó si realmente sería capaz de matar al vampiro ahora que ya no sentía deseos de hacerlo.
-X-/-X-
