Ha pasado tiempo desde la derrota de Naraku y la destrucción de la perla. Nuestros héroes se encuentran viviendo todos en la aldea de la anciana Kaede. Kagome sigue siendo sacerdotisa y ella e Inuyasha tuvieron su primera bebé llamada Hana. Una pequeña niña de cabellos negros como los de su madre y ojos dorados como su padre. No heredo las características orejas de su padre pero si su gran habilidad y fuerza.
-¡Hana!-llamaba Kagome a su pequeña hija.- ¿Dónde estará esa niña?- en eso vio a Inuyasha hablando con Miroku y decidió ir a preguntarle.
-Inuyasha ¿viste a Hana por aquí?- le pregunto ya un poco preocupada-
-La vi hace un rato jugando con los hijos de Miroku- respondió Inuyasha y Miroku le hizo una mirada en señal de acierto. - ¿para que la buscas?-pregunto Inuyasha.
-Es hora de la comida-contesto Kagome-
-Kagome no te preocupes tanto-dijo Sango apareciendo- Hana tiene ya 6 años. Es normal que quiera explorar.
-Si no vuelve en un rato yo iré por ella- dijo Inuyasha tratando de calmar a su ya esposa Kagome-
No tan lejos de ahí la pequeña Hana se encontraba jugando cerca de un rio. A su edad se encontraba todo sorprendente y le encantaba jugar con las mariposas. Estaba tan concentrada jugando que no se dio cuenta que su madre la había encontrado pero decidió guardar su distancia para no molestar a su pequeña.
Kagome en ese momento pudo darse cuenta de algo.
-Yue…- el mitad angel se encontraba sentado en una de las ramas de un árbol observando a la pequeña Hana. Decidió entonces lanzar unas piedritas para llamar su atención y Yue bajo enseguida.
-¿Qué pasa?-pregunto él.
-Estabas cuidando a Hana-dijo Kagome soltando una leve risita.
- Solo no quería que corriera ningún peligro-dijo Yue tan serio como siempre.
-gracias Yue- le respondió Kagome. Hana había sentido la presencia de su madre y fue en su búsqueda.
-¡Mami!- grito corriendo la pequeña para abrazar a su madre. Pero al ver a Yue esta cambio su actitud alborotada por una más tranquila-
-Hola Hana-dijo Yue con una breve sonrisa.
-¡cierto! Tenía que ayudar a la anciana Kaede con algo-dijo Kagome- Yue te encargo a Hana- dijo esto último para despedirse de su hija y salir caminando. Yue cargo a Hana y fueron caminando a la aldea.
-¿estás bien?-pregunto Yue.
-Si- contesto la pequeña- ¿mamá te conto sobre la historia de ella y papá? Siento que mamá es la reina de papá. Yo también quiero un día un príncipe- decía la pequeña con inocencia.
-Estas muy pequeña para pensar en eso-respondió Yue pero al ver la mirada de decepción de la pequeña quiso decirle algo para alegrarla- Si te hace sentir mejor entonces yo seré tu príncipe.
-¿enserio?- pregunto incrédula la pequeña
-Sí, pero solo cuando crezcas- dijo Yue mirándola directamente a sus tiernos ojos- Apúrate en crecer.
-¡Sí!-dijo con alegría Hana.
De pronto Yue se detuvo y sus ojos se fijaron en una persona que se encontraba parado enfrente de ellos.
-¿Qué haces tú aquí?-pregunto Yue y sus brazos abrazaron más a Hana tratando de protegerla.
-tengo… miedo-dijo Hana mientras sus ojos demostraban ese temor.
