Disclamer: Los personajes de esta historia son propiedad de Kohei Horikoshi.

CAPÍTULO ÚNICO

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Como cada año llegaba esa temporada que detestaba y odiaba con toda mi alma, la cual no me dejaba vivir y combatir con tranquilidad. El invierno era la peor estación que podía existir, deseaba vivir en otro lugar, al menos más caluroso.

¿Por qué lo odiaba?

Para mí, era recordar que yo podía ser débil. No tenía que ser así, por favor yo soy Bakugou katsuki; alguien que no era frágil ante nada. Pero el frío de temporada y las bajas temperaturas debilitaban mi singularidad en ocasiones a niveles inimaginables.

Me hacían ver como un idiota perdedor.

Odiaba su color blanco, aquel que me recordaba al perdedor de Deku por lo simple; aburrido, frío y sin singularidad.

Invierno eran sinónimo de fresco, alegría y diversión. Todo lo contrario a mí; calor, intensidad, amargura y sobre todo destrucción.

Miraba por la ventana de mi odiosa casa a toda esa gente que paseaba feliz, aún no entiendo cuál es la diversión de estar afuera con ese frío infernal. Mi madre me repetía desde que empezaron las vacaciones que debía salir con mis amigos, pero yo prefería quedarme dentro, resguardando mi poco calor.

—¡KATSUKI! ¡Llevas más de tres días encerrado, debes salir tarde o temprano! —escuché el grito infernal de mi madre desde la cocina.

Crucé mis brazos tratando de hacer calor, de verdad que detestaba estos días. Mi cuerpo comenzaba a enfriarse y no podía hacer explosiones fácilmente.

—¡Demonios! —grite frustrado

Decidí hacer caso omiso a la tonta de mi madre y con enojo me dispuse a subir a mi habitación. Solo puse un pie en el escalón, cuando el timbre sonó.

—¡Abre la puerta, sirve de algo! —gritó mi histérica madre

—¡Hazlo tú, como molestas! —respondí con enojo

—¿QUÉ DIJISTE? —

—¡NADA! —

Acepto que en ocasiones mi madre me podía dar miedo, así que con molestia me acerque a la jodida puerta. Odiaba recibir visitas, eran una molestia. Abrí la puerta con mi peor cara de fastidio y enojo, la cosa que me encontré del otro lado fue una sorpresa.

¿Qué hacía esa loca cara de ángel frente a mi puerta?

—Hola—vi que me saludaba con cierto nerviosismo.

Me preguntaba qué hacía esa tonta a fuera con este frío, aunque tal vez para ella era algo normal.

—¿Qué quieres? — no entendía como ella me hablaba con normalidad, como si fuéramos muy amigos.

Sonrió de esa manera que detestaba y me entregó una bolsa café, yo enseguida la miré confundido. —¿Qué rayos? —

—Te traje eso... sé que esta temporada es muy complicada para ti, así que espero que te mantenga en calor—

Abrí la bolsa y mi cara se sorprendió al ver una estúpida bufanda con guantes, al vil estilo Uraraka. De nuevo la miré sin sonreír

—Disculpa las molestias, bye—giró con rapidez sobre sus talones, me imagino que mi cara de miedo la puso nerviosa.

—¡Ochako! —ella se detuvo de inmediato y me miró sorprendida—Gracias—

Siguió su caminar entre la nieve blanca, regresé de nuevo a la casa. Abrí la bolsa y miré incrédulo el "magnifico" regalo que esa tonta me había traído. Podía enfadarme con ella por esa "confianza" que había adquirido hacia mí, pero decidí dejarlo pasar por esta ocasión.

Miré nuevamente la nieve caer y medio sonreí.

Por primera vez sentía un extraño calor recorrer mi ser, me puse rápidamente esa bufanda y los ridículos guantes. Tal vez el invierno no era tan terrible y odioso como pensaba.

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