Renuncia: Todo a Hirohiko Araki.


No es amor ni odio, querida mariposa


Anasui se ha enamorado de Jolyne. Ni siquiera la ha llegado a conocer -en su mente es solo un retazo de determinación y sonrisas de eclipse, hermosa, hermosa- pero sabe que está enamorado; por lo mismo pide un algo a cambio. Y es tomar su vida de una u otra forma, hasta acariciarle las costillas dobladas y los labios de algodón marchito. Aceptan sus petitorios y él es un caballero a punto de rescatar a su princesa.

No puede soportarlo. Muere por conocerla. El camino a la prisión se vuelve eterno.

Y resulta que Anasui sueña con la boda. Entonces su corazón hace piruetas imposibles y se desangra un poco. Es feliz, maravillado ante la idea. Lo es aun más cuando la ve: hermosa, angelical, dulce, perfecta, divina. Aún con los músculos negros y la sangre -su sangre, nuestra sangre- rodeándola en pequeños charcos.

Entonces el sueño se le rompe cuando es FF quien va a auxiliar a su futura esposa y le acaricia los cabellos de noche estrellada. Muerde sus labios de azulejo y se acerca con el aliento frenético y la respiración entrecortada, su sudor contra el de ella y Foo tan fuera de lugar que preferiría golpearla para que ella, mujer-demonio, no arruinara su escena.

Recibe un golpe preciso en el cráneo y es Jolyne con la mirada encendida y-

oh, su primera pelea.