Hola, mijos. Quisimos probar un crossover demasiado extraño, Digimon y Plants vs Zombies, ustedes díganos qué les parece esta combinación. El primer capítulo será corto, pero los siguientes serán un poco más largos. Por cierto, cabe recalcar que esto es un crack-fic, es decir, un fanfic. raro (como si nos hubiéramos drogado con crack xD).
Escrito por: BetzabethRomero y o-Gale-o
¡Disfruten del capítulo!
Lupito iba caminando por la acera, no sabía a dónde ir. De pronto, se desesperó tanto que comenzó a correr sin rumbo fijo y tropezó.
—¡Ay, me caí! —exclamó luego de que sus rodillas tocaran el suelo, al igual que su cara.
Alzó la mirada y se encontró con un mundo donde las plantas caminaban. Estas decían: «Meh», «Soy una mañena» o «Jius». Variaban desde guisantes hasta extrañas catapultas de elote.
Lupito no podía creer lo que pasaba. Se sorprendió aún más al ver un sol, del tamaño de su cabeza, caer desde el cielo.
El niño se alejó del objeto y este se posó en la calle a pocos decímetros de él. Lupito se aproximó al solecito y lo tocó; en ese instante, el sol se desvaneció y en su mente apareció una cifra. Era un contador.
El chamaquito puso la vista en el cielo y vio un vacío en donde antes estaba el pequeño astro. Sin embargo, las nubes ahora eran foquitos de Navidad de todos los colores existentes e inexistentes, esos que nadie nunca ha visto por esas fechas, como gris y negro.
Empezó a preguntarse cómo iban a sobrevivir si no había sol, pero su pregunta se esfumó cuando vio otro, idéntico al anterior, caer del cielo.
Esta vez pensó en tomarlo con más cuidado, pero no hubo diferencia: se desvaneció y la cantidad marcada en su contador mental, aumentó.
—Ahora tengo cincuenta… ¿Cincuenta qué?
El chamaquito se cacheteó; así se le quitaría ese pensamiento tan loco, o eso esperaba.
De pronto, apareció un dinosaurio naranja, pequeño pero con aire agresivo.
—¡Llama bebé! —gritó. Entonces, una bola de fuego del tamaño de un balón de fútbol salió de su hocico, estrellándose directamente con la ventana de un local que se hallaba detrás de Lupe.
El niño no sabía qué hacer. Él pensaba que todo era producto de su imaginación, sin embargo, la cachetada había demostrado lo contrario.
—¿Qué… qué eres? —preguntó el chamaco, titubeando.
—¡Llama bebééééééééééé!
El relativamente pequeño dinosaurio había prolongado más su grito esta vez; su bola de fuego inesperadamente más grande.
—¡Ah, ya te conozco! Pero tú lanzas llamas, no bolas…
—¡Llama bebééééééééééé!
Y una cosa verde amorfa, según Lupito, llegó cerca de él, lanzando bolas verdes hacia la misma ventana. Lupito ya se preguntaba de qué iba todo eso y qué traían con la ventana, es decir, ¿qué había detrás?
Él apenas podía caminar de la emoción. Sus pequeños brazos querían alcanzar al dragoncito, pero estos eran tan reducidos que le era imposible.
Por aquella razón, cuando menos pensó, Lupito tenía enfrente a ese curioso dragón; no podía defenderse y se quedó ahí, pasmado, esperando lo peor.
Hasta aquí termina, sí es demasiado corto. Pero bueno... ¡Comenten si les gustó! :0
Gracias por leer :)
