Hey, como ya comenté alguna vez, me encantan vuestras sugerencias y más si me permiten mezclar dos de mis series Favoritas. Así que hoy y gracias a mi frustración con mis otros dos fics, nace "Como conocí a vuestra madre". al contrario de lo que podáis pensar, sólo tiene en común con la serie el nombre y la trama principal. Es decir, Santana en un futuro, contándole a sus hijos como conoció a su madre. El resto es pura imaginación mía.
Disclamer: Los personajes de esta historia y el nombre de la misma no me pertecencen a mi si no a sus creadores. Yo no saco ningún tipo de beneficio económicamente con esta historia, mi único beneficio son la opinión de los lectores y la satisfacción personal.
"Como conocí a vuestra madre"
2025
-Katherine, deja a tu hermana Marley tranquila-digo cuando veo a la pequeña Marley correr a mis brazos con los ojos llenos de lágrimas.
-No le he hecho nada mami, es ella que es una llorona-me contesta poniendo mala cara.
No sé quien dijo que tener hijos es fácil, pero seguro que nunca los tuvo y si me equivoco, dudo que le saliesen como las mías. Hoy es mi aniversario con mi esposa, 7 años casadas y con dos preciosas niñas: Katherine de 6 años y La pequeña Marley de 3. Que hoy les ha dado por pelearse desde primera hora de la mañana hasta ahora. Es decir más de 9 horas de discusión tras discusión.
-Es mentirá Má, me ha dicho que Papá Noel no me va a traer nada porque soy mala-dice la pequeña intentando no ahogarse con tanta lágrima y por el disgusto que traía encima.
-Katherine- digo mirándola duramente y ella baja la cabeza.
-Sólo era una broma mamá-dice la pequeña Kitty.
-Pídele perdón a tu hermana, ahora mismo.
Kitty se levanta del sofá y coge en brazos a su hermana pequeña, la abraza fuertemente y le pide perdón luego de besar su frente con cariño y mi pequeña Marley sonríe.
Estos pequeños momentos donde ambas se muestran cariñosas con la otra son mis preferidos.
-Mami, Cuéntanos un cuento, por favor -dijo Marley con su dulce voz.
-No, un cuento no-se queja Kitty.
-¿entonces que os cuento?
-Como conociste a Mamá.
-¿Queréis conocer como fue todo?
-¡Siii! -exclaman al mismo tiempo.
-Está bien-digo sentándome en el sofá del salón y dando golpecitos a ambos lados de mi para que se sentasen a escuchar la historia.
Ambas me hicieron caso, Kitty se sentó a mi derecha, mientras que la pequeña Marley lo hizo a mi izquierda, ambas se apoyaron en mí y me miraban ansiosas deseando que comenzase a narrarles la bonita historia de amor que nos unía a su madre y a mi.
-Todo comenzó el verano de 1998, vuestros abuelos y yo hasta ese momento vivíamos en una pequeña ciudad del norte de Florida, muy lejos del lugar donde vivía vuestra madre...
1998
-¿Por qué tenemos que mudarnos?- le pregunté a mi madre evitando que las lágrimas cayesen por mi rostro.
Ella se sentó en la primera silla de la cocina que estaba desocupada de cajas, me tomó entre sus brazos y me sentó sobre su regazo.
-Cariño, se que es duro. Acabas de comenzar en la escuela y no quieres perder a tus nuevos amigos. Pero han trasladado a papá a Lima y tenemos que ir con el.
-¿Lima? ¿No es ahí donde vive la abuelita?
-Si cariño, es allí.
-Entonces ¿viviremos con la abuelita ?
-No cariño, pero viviremos cerca, podrás ir con ella cada vez que quieras y además conocerás niños nuevos y harás muchos amiguitos-dijo mamá con una enorme sonrisa en su hermoso rostro.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo amor-dijo besando mi frente.
Un par de semanas después, emprendimos un camino sin regreso hacia el lugar donde pasaría la mayor parte de infancia y adolescencia.
Los primeros días fueron difíciles. Era un pueblo pequeño y por lo que me había contado mi abuelita había muchos niños de mi edad, pero la mayoría estaban en diversos campamentos o de vacaciones con sus padres.
Yo me pasaba los días recorriendo el Barrio en bicicleta, algo que ponía muy nervioso a mi padre, ya que temía que al ser nueva, me perdiese o me ocurriese algo y a decir verdad así fue.
Un día que iba en mi bicicleta, algo distraída y no se como choqué con una chica morena, de ojos castaños y una nariz algo grandota en proporción a su cara.
Cuando me saqué la bici de encima, la miré con más detenimiento. Llevaba un vestido azul oscuro que acababa por encima de la rodilla y unas zapatillas del mismo color. Estaba tirada en el suelo, con los ojos cerrados, como si estuviese dormida.
-Ey chica, ¿estas bien?- pregunté, pero ella ni se movió. Volví a preguntarle mientras me acercaba a ella, pero seguía sin responderme y entonces recordé lo que mi papa me había explicado de la muerte.
Cuando te mueres, caes en un profundo sueño del que no te despiertas jamás.
Las manos me empezaron a sudar, me acerque lo más que pude a ella y cuando iba a ponerle una mano encima para buscarle el pulso como me había enseñado mi papá, ella se incorporó pegando un grito, haciendo que me asustase y por poco me hago pis encima.
-¿Pero a ti que te pasa idiota?- le grité muy enfadada al ver como se reía de mi.
-Si te vieses la cara sabrías que me pasa- dijo mientras seguía riéndose.
Levanté mi bici del suelo, me subí a ella y cuando me iba a marchar, ella se puso de nuevo frente a mi bici, bloqueandome el paso.
-Sal de delante, duende-le dije poniendo mala cara.
-Perdona que te asustase, no lo pude evitar. ¿Eres nueva en el barrio no? Lo digo por que nunca antes te he visto.
-Si, acabo de mudarme-dije siguiéndole la conversación con la esperanza de que entonces se apartase y me dejase marcharme.
-Mi nombre es Rachel Barbra Berry, pero mis amigos me dicen Futura estrella-dijo ella mientras extendía una mano hacia mi.
-Lo que quiere decir que o no tienes muchos amigos o los amigos que te refieres son tus papás-dije sin pensar y en cuanto me di cuenta de mis palabras, busqué en su rostro algún indicio de molestia, para saber si tenía que disculparme.
-Vaya, eso ha sido muy grosero. Pero apreció tu sinceridad...
-Santana, mi nombre es Santana y lo siento, no quería ser maleducada, a veces hablo sin pensar-dije mientras bajaba la mirada y mis ojos fueron a dar a su rodilla izquierda, la cual tenía un corte y estaba sangrando-Dios, te he lastimado.
Ella me miró sin entender a que me refería hasta que se dió cuenta.
-Vaya
-Sube-le dije
-¿Cómo? No podemos ir las dos en la bici
-Claro que sí, súbete al asiento, yo sé pedalear de pie, además estamos cerca de mi casa.
-¿Tu casa?
-Mi papá es médico, el te curará la rodilla
Rachel me hizo caso y se subió y pocos minutos después ya estábamos en casa.
Abrí la puerta y dejé pasar a Rachel primero.
-Papá- grité en español.
mamá salió de la cocina con un mandil y un trapo con el que se secaba las manos.
-Santanita que son esos... oh has traído una amiguita-dijo con una sonrisa.
-Hola señora, yo soy Rachel Berry.
Mi madre le sonrió y cuando su mirada se encontró con la herida.
-Ya veo, ¿te duele mucho, preciosa?
-No señora, sólo me escuece algo-dijo Rachel con la cabeza baja, juraría que con vergüenza.
-Papá no está, pero seguro que yo puedo hacer algo-dijo mamá sonriendo.
-Yo lo haré- dije con confianza.
Mamá me miró con ternura y me besó la frente.
-Ya sabes donde está el botiquín, si necesitáis algo sólo decírmelo.
-Gracias Señora López- dijo Rachel con una amplia sonrisa.
-Nada de señora a López, Simplemente llámame Maribel.
Le pedí a Rachel que se sentase en el columpio del porche, mientras yo iba a por el botiquín. Al regresar la oí canturrear. Tenía una voz muy bonita y estaba cantando una de mis canciones favoritas "The Boy is mine" así que casi sin pensarlo me uní a ella.
Para cuándo terminamos de cantar la canción en perfecta sintonía, su rodilla estaba más que curada. Ella me sonrió y me dió un beso en la mejilla antes de volver a su casa. No sin antes hacerme prometerle que mañana iríamos juntas al parque o a tomar un helado.
Así se pasó el resto del verano, Rachel y yo haciendo mil cosas juntas: yendo a patinar, al cine, al parque, cantando en todas partes, jugando en su casa o en la mía.
Ese verano descubrí que a diferencia de los demás niños, Rachel no tenía mamá, bueno, si la tenía pero no la conocía. Pero en cambio tenía dos papas, que la querían un montón y aunque yo no entendía muy bien como era posible que dos hombres se besasen y tuviesen esos gestos de cariño que tiene mi papá hacia mamá y al contrario, me parecía incluso bonito.
Faltaban sólo un par de días para que empezase la escuela, cuando llegó el cumpleaños de Rachel.
Era la primera vez que veía a tantos niños de mi edad. Habia un par de niños jugando con pistolas de agua. Uno de ellos parecía mucho mayor que nosotros, aunque en realidad solamente era demasiado alto para su edad y su amigo tenía una cresta que le llegaba desde un poco por encima de la frente hasta la parte de arriba de la nuca.
En otro lado otros dos niños bailaban al ritmo de la música, uno era asiático y el otro tenia nombre de caballero medieval, Arthur o algo así, ambos bailaban con una chica asiática y la amiga de esta que se llamaba Mercedes, como mi tía. Busqué a Rachel por todas partes, hasta que me la encontré hablando con una chica.
En cuanto miré a la acompañante de mi mejor amiga, algo dentro de mi hizo "clic", aunque yo de aquella no lo sabía.
Esa misteriosa chica tenía el pelo de un rubio intenso, tenía la tez más blanca que Rachel y los ojos más claros y bonitos que yo había visto.
-San, ¡has venido! - dijo Rachel dándose cuenta de mi presencia.
-Esta es mi prima- la chica rubia me sonrió y yo me quedé como embobada, por suerte Rachel me presentó y no tuve que hacerlo yo.
-Es mi mejor amiga, la chica de la que te he hablado.
-San, mi prima también es nueva en Lima e irá con nosotras al colegio. ¡va a ser un gran año!- afirmó Rach y no sabía la razón que tenía.
