El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000

Sí, nuevo fanfic. No tengo mucho que decir, más que lo DISFRUTEN, que LES GUSTE y que OJALÁ ME DEJEN UN REVIEW para saber qué opinan de esta nueva historia...


Tus días están contados

Capítulo primero



Era tarde, más tarde que de costumbre, y allí estaba ella. Estaba ellos, los de siempre, y ella, que era la primera vez que se quedaba hasta tan tarde. Tan tarde, y con los ojos enrojecidos y semi-cerrados. Con un leve rubor en las mejillas, además surcadas por el rastro de una cantidad considerable de lagrimones negros. Su boca, tan inmaculada hace algún tiempo, ahora emitía tras cada maldición echada al aire un fuerte aroma a alcohol. A Whisky de Fuego -mágico- mezclado con alguna bebida -muggle- de sabor limón y algún otro ingrediente secreto, que le daba el tono lila al brebaje, para ser exacta. Pasaban de las cuatro de la mañana en ese pequeño y bien bohemio pub, ubicado en un callejón aledaño a Diagon Alley.

Hermione Granger se echó el desgreñado cabello castaño hacia atrás y volvió a lanzar otra blasfemia.

"Infeliz..."

Le dio otro trago a su vaso, vaciándolo ya por séptima vez. Miró al tabernero y no tuvo que pronunciar las palabras para que él le trajera la botella de aquel brebaje, llamado por algún poco creativo ser, 'Desengaño'. Le rellenó el vaso. Qué sacaba con eso. Lo que había sabido esa mañana era suficiente para ver caer a alguien así.

.:Flashback:.

Esa mañana, a las ocho, llegó con ansias de vida a la estación King Cross. Venía de una larga especificación para ser docente en cualquiera de las ramas de la magia relacionada con la carrera que había estudiado: Auror. Hacia al menos dos años que se había ido a Holanda y no había visto a sus amigos. Claro que siempre se mantuvo en contacto mediante lechuza con ellos tres; Harry, Ginny y Ron, y se contaban todo, no más con uno que con los otros. O eso creía ella. Sabía de que los tres trabajaban en el Ministerio de Magia, que ninguno tenía pareja en ese momento, de lo mucho que la extrañaban y de cuánto querían que volviera. Y ya que el curso hubo terminado, decidió regresar. Sus mayores intenciones eran impartir clases en Hogwarts y de cierta manera, emprender algo que había deseado hace mucho: tratar de conquistar a Ron.

¡Qué iba a ser, si no! Lo quería desde el colegio, cuando estudiaban después la misma carrera, pero aún así nunca fue capaz de declararle sus sentimientos. Y el viaje sirvió precisamente para eso: reforzar que lo quería y darle el valor y la madurez suficiente para enfrentar las cosas de una vez.

Pero volvamos al ahora. Tomó un taxi desde la estación hasta un lugar cercano al Caldero Chorreante, porque allí se iba a quedar y no podía andar toda la mañana con las maletas de un lado para otro. Pero sería temporal, luego iría a vivir con sus amigos otra vez como antes, cosa que no hizo de inmediato para darles una sorpresa, y como ni llave tenía del nuevo departamento que ellos se habían comprado, prefirió el Caldero Chorreante por hoy. Dejó sus cosas en una pequeña habitación, y fue directo al Ministerio de Magia, ahora eso sí, apareciéndose en el vestíbulo.

El Atrio la recibió como siempre. Una brillante luz se esparcía chocando y rebotando en las paredes de madera. Caminó hasta el fondo, sonriendo a algunas personas que la saludaron con la mano y fue hacia la mesita de revisión de varita. Después de un par de segundos, llegó a los ascensores con rejillas metálicas y subió al segundo piso. Caminó por el pasillo hasta una bifurcación, dobló a la derecha y atravesó -con una sonrisa radiante- las puertas de roble. Había llegado.

Se apoyó contra una pared y sacó su agenda. Ahí tenía anotado:

Ginny: cubículo 4C

Ron: cubículo 6A

Harry: cubículo 8A

Levantó la cabeza hasta ver los indicadores en las esquinas de las paredes de los cubículos, y vio como la más cercana ponía '1D', y la de más atrás '2D', dándole un patrón para encontrar a sus amigos. Al parecer, el de Ginny estaba más cerca. Encontró el pasillo 'C' y fue hasta el cuarto cubículo. Cuidadosamente movió su cabeza por detrás de la pared '3C'.

Pero no había nadie.

Aunque, definitivamente, ese era el cubículo de Ginny.

Un perfume a rosas -el aroma favorito de la pelirroja- inundaba el lugar. Las paredes estaban cubiertas de fotos de los Weasleys, de los amigos, Hogwarts, la licenciatura de la carrera, sus sobrinos y uno que otro banderín de Quidditch. Sobre el escritorio, un portarretratos con la foto de ellos cuatro, y junto a él, un lote de papeles de letra miniatura. También algunos memorandums reposaban junto al papeleo. Unas rosas rojas en el florero y un paquete de galletas sin abrir. Sí, definitivamente todo eso la representaba.

Se sentó en la silla de madera. No estaba segura si quedarse hasta que Ginny llegara, o si ir a buscar enseguida a los otros. Finalmente se quedó con la primera opción.

Ahora sí, recorrió las fotos una por una, para encontrar una sospecha de cambio que casualmente en una carta olvidaran mencionar. Y lo encontró. Había una chica que se repetía en al menos unas seis fotos. Una chica de cabello rizado, negro, largo hasta la cintura, y de unos ojos celestes. No podía deducir mucho, en las fotos siempre saludaba a la cámara. Juraba no haberla visto antes en su vida, y teorizó que sería alguna amiga nueva de cualquiera de sus amigos, pues en las fotos siempre salía con Ginny y Ron, con Harry y Ron, con la señora Weasley y Ron, con varios Aurors (entre los que se encontraba Ron), pero no se percató del otro factor común de todas las fotos. Ya más tarde se arrepentiría de ello.

"¡Buenas...! No..." Hermione se dio vuelta y se encontró con una asustada pelirroja, que la observaba incrédula. "No..."

"¡Ginny!"

"Es que... es que no puede ser..."

Hermione se paró y abrazó a la chica, quien segundos después le devolvió el abrazo.

"¿Qué estas haciendo aquí? Cómo no dijiste nada? Yo..."

"Sólo les quería dar una sorpresa"

Se separaron. Ginny hizo aparecer otra silla y tomaron asiento.

"Pero, y tu curso?"

"Terminó. Había pensado quedarme unos meses más allá, pero de veras tenía ganas de volver, así que..."

"¡Ay, que bueno! Imagino lo contentos que se van a poner todos cuando sepan que regresaste, creo que llamaré a mamá para que haga una cena y... o mejor, vamos a tomar algo por ahí en la noche, conozco lugares excelentes!"

"¡Tranquila, Ginny!" sonrió más aún. "No es para tanto"

"Oh, claro que sí! Mira, podemos..." Pero de repente se calló. Su vista quedó fija en una de las fotos de la pared.

"¿Qué?"

Pero para cuando Hermione se volteó a ver qué cosa tan interesada veía la pelirroja. Esta última giró bruscamente la cabeza hacia ella y sonrió casi cínicamente.

"Oye, mejor, por qué no vamos ahora mismo a tomar desayuno por ahí? Seguro en el tren ya te dieron, pero no creo que sea tan bueno como el que ahora te voy a invitar..." A la vez que decía esto, se había puesto de pie y había tomado su abrigo muggle del perchero, insinuando a Hermione de salir del Ministerio lo antes posible.

"¿Cuál es el apuro?" preguntó la castaña, mientras era arrastrada hacia fuera del Cuartel de Aurors. "¿Y cuándo voy a ver a Ron y a Harry?"

Ginny dio un respingo.

"No sé, cuando sea su debido tiempo..."

"¿Más tarde?"

"Ajá, ajá..."

Salieron del Ministerio de Magia por la entrada de visitas y fueron a un café a unas tres cuadras del lugar.

El café era amplio, con un decorado metálico y futurista. Se sentaron a una mesa cerca de la vidriera y una mesera les pidió la orden, la que fue dos combos desayuno mediano con capuchino.

"¿Conocías este lugar?"

"No, es nuevo?"

"Sip..."

Llegó el pedido y comenzaron con un trozo de pie de limón.

"Y bien, qué tal tu vida en Holanda?"

"Fue genial, aunque es difícil vivir sola, pero igual así me dediqué de lleno al curso y terminé satisfactoriamente"

"¿Quieres trabajar en Hogwarts, no?"

"Eso espero, pero no es muy fácil conseguir una vacante allí"

"¿Y en qué asignatura?"

"Ojalá Defensa Contra las Artes Oscuras. Sé que aún no hay profesor estable para la asignatura, y me gustaría ser la primera que durara..." sonrió. "Igual me da un poco de susto"

"Pero si no fuera eso, qué sería?"

"¡Puedo hacer cualquier cosa!"

"Ególatra..." murmuró Ginny, sonriendo.

"Bueno, cualquier cosa en materia de Aurors, como te digo no tengo la intención de quitarle el puesto a nadie... ¿Y aquí, qué tal el trabajo?" Ginny palideció de nuevo. "Ya me han contado casi todo por lechuza, pero igual, cuéntame!" Le dio un sorbo a su capuchino.

"No es mucho el trabajo que ahora tenemos, son más que nada cosas triviales como el papeleo y estar controlando de vez en cuando a los alborotadores, ladrones y otras cosas..."

"Y ojalá que no venga algo duro..."

"¿Como la antigua Orden? No creo, no tenemos registros de nuevos magos tenebrosos después de la caída de Voldemort, así que..." Ahora ya mas nadie temía decir el nombre.

"¿Y qué tal el lado social? Nunca me comentaste bien porqué se mudaron de departamento"

"Ah... bueno..." se puso nerviosa.

"En las fotos se veía que es más pequeño que el anterior"

"El otro era demasiado grande para... mmm... nosotros... tres"

"¿Demasiado grande? A mi me parecía bien, de hecho cuando me fui se alegraron de tener más espacio"

"Era una broma, en realidad era al revés, Harry y yo pensamos... bueno..." se retorcía los dedos.

"¿Harry y tú? Harry y tú, qué? Y Ron?"

"Herms..." Ginny respiró profundo. "Ron... ya no vive con nosotros... porque..."

.:Fin del Flashback:.

"Tenía que haberlo deducido, estúpido!"

"Señorita..." dijo con timidez el barman, "creo que ya es suficiente, usted no está bien..."

"¡Déjeme, maldición, le voy a pagar todo, tráigame otro vaso!" Con la embriaguez había botado sin querer el primer al suelo, donde se hizo añicos.

El barman le sacó otro vaso y le volvió a servir. Esta vez se tomó la primera mitad de un trago.

"Cretino..."

.:Flashback:.

"...porque... se mudó"

"¿Se mudó? Ginny, eso no tiene ningún sentido, por qué se iba a mudar, tuvo problemas con alguno de ustedes?"

"No..."

"¿Y por qué además ninguno de los tres me lo había mencionado siquiera? Por sus cartas nunca pareció que se hubieran... separado..."

"Mira Hermione, ese no es asunto mío!" gimió apesadumbrada. "Ron debe decírtelo..."

"Pero si no lo hicieron por carta..."

"Es porque no quería decírtelo de esa manera, y nos hizo prometer no decirte nada..."

"Bien... eso está muy bien" se había enojado.

"No te enfades, por favor, hablemos de otra cosa, sí?"

"¿Y si volvemos al Ministerio?" dijo Hermione, parándose. Ya hace un rato había terminado el desayuno. "Así podré hablar con Ron, y él me explicará, eh?"

Ginny se paró también, dejó dinero en Libras sobre la mesita para pagar la cuenta y la propina.

"Ron no viene a trabajar hoy, Herms..."

"¿Por qué?" Ya iban saliendo.

"No tengo la menor idea, sólo llamó a Harry para pedirle que lo excusara, nada más"

"Ah, entonces... Harry debe saber... Ok, supongo que con él sí podré hablar en el Ministerio..."

"Sí, pero no te enojes"

Hicieron el resto del recorrido en silencio. Llegaron a la cabina, bajaron hasta el Atrio y volvieron a subir hasta el Cuartel de Aurors. Ginny guió a Hermione hasta el cubículo de Harry y se fue de inmediato.

"¿Hermione?" dijo él, levantando la vista de unos papeles.

"Hola, Harry" le espetó ella, fríamente. "Ya habrá tiempo para saludos" agregó al ver que éste se paraba. "Harry, dime, por qué no vino Ron?"

Harry se incomodó casi tanto como Ginny, pues se volvió a sentar y pegó la vista en los papeles.

"Tenía que ir al Hospital, no sé para qué..."

Hermione se agachó hasta quedar a su altura.

"Entonces explícame por qué Ron ya no vive con ustedes" Harry abrió la boca para responder, pero ella lo interrumpió. "Y no me des la excusa de que Ron no les dejó decir nada, porque..."

"Hermione, cálmate" La volvió a mirar a los ojos. "Yo te lo diría, sí? Pero Ron también es mi amigo, y si él decidió no contártelo, es porque algún motivo importante debe tener..."

"Oh, bien, con eso me basta" se enderezó. "Despídeme de Ginny, y si me buscan, me estoy quedando en El Caldero Chorreante. Adiós"

Y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de allí.

Regresó a la taberna, donde decidió gastar el resto de la mañana y tarde haciendo compras en el Callejón Diagon.

Paseó de aquí para allá toda la tarde, 'desestresándose' como le llamaba ella. Era inevitable haberse encontrado con algunas personas y antiguos compañeros, pero lo que venía a continuación, ya escapaba muy, muy lejos por sobre sus límites...

.:Fin del Flashback:.

Hermione ya se tambaleaba de tanto que había tomado. Intentó pararse y ponerse el abrigo con la mayor concentración posible, pero terminó metiendo la mano en la manga equivocada y al querer abotonarlo, se rajó. Sacó la varita para repararlo pero por algún motivo no recordaba el hechizo. El barman se compadeció de ella y la ayudó, luego se sacó el delantal.

"Señorita..."

"Hermione"

"Señorita Hermione, usted no se encuentra bien..."

"¡Ya me dijo eso!"

"He terminado mi turno. No sé si le molesta que la acompañe hasta su casa, en ese estado dudo que llegue a alguna parte..."

Hermione se le quedó mirando. ¿Por qué tanta amabilidad? Sus ojos comenzaron a humedecerse de nuevo mientras el barman -que no tenía más que su misma edad- se ponía su capa, le decía unas palabras al que le seguía en turno y le daba unos galleons. Eso le recordó algo.

"Un momento... aún no he pagado"

"No se preocupe, ya pagué, no le importa, verdad?"

Hermione no pudo resistir más y se largó a llorar abrazando a este nuevo desconocido amigo, que sin ningún motivo aparente quería ayudarla a llegar a casa. El chico estaba estupefacto, a pesar de igual estar acostumbrado a tratar con personas ebrias. De hecho, si la ayudaba, era porque pensaba que era una terrible mala educación no auxiliar a una mujer en apuros.

Cuando ella por fin se soltó, salieron del pub y caminaron lado a lado hasta el Callejón Diagon.

"¿Adónde va?" se atrevió a preguntar el barman.

"Al Caldero Chorreante y, por favor, trátame de tú... ¿Cómo te llamas?" Hermione ya estaba un poco más calmada, aunque aún se balanceaba.

"Benjamin... pero me dicen Ben"

"Bueno, Ben..." pero otra vez, algo la hizo detenerse. Estaba frente a la tienda de Túnicas para todas las ocasiones de Madame Malkin. Tal como esa tarde, cuando supo lo que significaba tener ganas de morir.

.:Flashback:.

Allí mismo, frente a la vidriera, notó dentro de la tienda de túnicas a una chica de cabello rizado, negro y largo y ojos celestes. La misma chica de las fotos del cubículo de Ginny, con la pequeña diferencia que la que veía a través del cristal estaba mucho más... rellenita. Pero estaba segura de que no se equivocaba.

La curiosidad la mató; entró a la tienda y se dirigió hacia ella, dispuesta a preguntarle quién era y qué tenía que ver con Ginny, pero se detuvo a pocos metros, quedando oculta tras un perchero. Un chico alto, pecoso y pelirrojo acababa de entrar en escena, abrazando a la chica de las fotos por atrás. Y pasmada, se dio cuenta. Ese chico era Ron Weasley.

Y ahora la morena le mostraba una túnica muy chiquita, como para un bebé, y Ron le hacía cariño en la panza, luego besaba a la mujer en la boca.

¡Por las barbas de Merlín, si esa chica estaba embarazada, y no era nada más ni nada menos que la novia de Ron!

No lo podía creer... ¿Cómo no haberlo pensado? Caminó de espaldas lentamente, aún asimilando lo que miraba con sus ojos, pero que su corazón se negaba rotundamente a ver. Salió de la tienda con los ojos llorosos y corrió lejos hasta ocultarse en un pub de alguna calle aledaña a Diagon Alley, lugar donde pidió el primer combinado de la carta y comenzó a tomar, uno tras otro, uno tras otro...

.:Fin del Flashback:.

"¿Hermione?"

Miró el interior oscuro de la tienda, pero sólo vio su reflejo en el vidrio. Aún faltaba para que saliera el sol y todas las tiendas estaban cerradas. Se acercó más al vidrio, empañándolo en vaho, mas no logró ver. A pesar de eso, era como revivir esa tarde.

"Vamos..."

Siguió su camino, rumbo a la posada, teniendo que ser afirmada a ratos por Ben para no caer al suelo.

Al llegar, él la acompañó hasta la puerta de su habitación. Hermione lo despidió con un fugaz beso en los labios, que luego ni ella sabía porqué lo estaba haciendo, y cerró la puerta.

Se tiró sobre la cama hecha, sin desvestirse. Aún estaba mareada y viendo el techo se quedó finalmente dormida.

Sólo un par de horas después, despertó con el sol chocando fuerte contra su cara. Al abrir los ojos lo único que descubrió era que le dolía muchísimo la cabeza y que no recordaba cómo había llegado a su habitación. Luego, poco a poco, pequeños flashes en su mente le mostraron imágenes incoherentes unas de otras. Una donde jugueteaba con un vasito lleno de un líquido morado, Ron y una chica, un chico moreno ayudándola a pararse, Ron y una chica embarazada, un WC donde el contenido era vómito y Ron besando a la chica embarazada. Unos minutos de arduo trabajo mental intentando sobreponer la resaca lograron unir las ideas dentro de la misma línea de tiempo, y no quiso saber nada más.

Se sentó como pudo, y con la varita hizo aparecer una poción que reducía notablemente los efectos del alcohol. Se lo bebió y después de digerirlo se quitó la ropa para tomar una ducha. Cuando terminó, se puso ropa limpia y no pasada a cigarro (por el bar, seguramente) y bajó a tomar desayuno.

Cuál fuera su sorpresa al encontrar a Ginny Weasley sentada allí en una mesa. La pelirroja la saludó con la mano y Hermione se fue a sentar con ella, mientras le servían desayuno.

"Hola..."

"Qué haces aquí tan temprano? No deberías estar en el trabajo?"

"No, hoy es viernes, la mayoría de los Aurors no trabajamos los viernes"

"¿Y entonces?"

"Quiero que hoy mismo te mudes conmigo y Harry, luego iremos en la tarde a la Madriguera..."

"Ginny..." lo recordó. Recordó el incidente de ayer y por qué había sucedido. "Por qué no me dijeron que... Ron tiene... novia?" Ginny se atragantó con un panecillo. "...y que está embarazada?"

La menor de los Weasley tuvo que tomar medio litro de jugo para pasar el panecillo.

"¿Cómo... te... enteraste...?"

Hermione suspiró.

"Mmm... después te explico eso, pero ahora contéstame"

"Mira, yo... sigo creyendo que es mi hermano quién debe..."

"ESE IMBÉCIL NO DEBE MÁS QUE ARREPENTIRSE DE TODOS LOS GRANDES ERRORES DE SU VIDA! MEJOR DICHO DEBERÍA ARREPENTIRSE de estar vivo..." Hermione bajó mucho la voz al último, pensando en lo que estaba diciendo. Ginny la miró con los ojos desorbitados.

"¿De qué estás hablando, Herms?" inquirió en voz baja.

Hermione se agarró la cabeza con ambas manos, las que luego se movilizaron hasta cubrir completamente su cara. Un gran deseo de desahogarse brotó desde algún lugar de su pecho, que comenzó a expresarse mediante un rápido humedecimiento de ojos, que terminaban convirtiéndose en lágrimas que con la presión de sus manos no podían escapar. De ningún modo quería preocupar a Ginny por una tontería... que tan tontería no era... pero le avergonzaba tener que compartir con alguien.

"Hermione, te encuentras bien?" le escuchó a Ginny, mientras sentía que le ponía una mano de apoyo en el hombro. Asintió con la cabeza.

Cerró bien los ojos para que las lágrimas encerradas volvieran a su sitio. Se destapó la cara de a poco, se restregó los ojos y miró a Ginny.

"Perdón..." musitó entrecortadamente. "Pero..."

"Está bien, no hay problema... Si no me quieres decir... no te voy a obligar... A ver, Herms, hagamos algo? Mmm... vamos a almorzar esta tarde a la Madriguera?"

Hermione meditó unos segundos.

"Bueno... pero... y si va Ronnie... con su novia, esa?"

"Lo más probable es que sí vayan, así que... además tarde o temprano tendrás que afrontarlo. Y repito... si vine hasta aquí es porque quiero que vengas a vivir con nosotros..."


Continuará...