Se sintió caer, el golpe del shinigami pelo pincho había sido letal.
"¿Acaso voy a morir?"
Su caída parecía durar milenios, y mientras se preparaba para besar el suelo escuchó una voz infantil susurrando su nombre
-Nnoi…tra
Miró hacia el lugar del que llegaba el sonido, los ojos de la pequeña Neliel se abrían mientras los suyos se cerraban, que ironía.
La pequeña lo miraba con cariño, con un cariño similar a como miraba a Pesche y Dondochaka, como un lazo con su pasado, doloroso quizás, pero muy querido.
No era la mirada de siempre, pero aún así le resultaba conocida, quizás de una vida anterior a su transformación en Hollow, quizás de cuando era humano y tenía por esposa a una mujer bellísima de pelo verde.
Nnoitra se quedó perplejo
"Estuve años buscando esa mirada, esta misma mirada que tiene ahora y solo conseguí su compasión…ahora comprendo que ella no demostraba piedad hacia mí, sino hacia ella misma"
Sus rodillas tocaron la blanca arena y su sangre la tiñó de rojo, pero eso no le importo, su cerebro estaba ocupado pensando en otra cosa
"Siempre me quiso…yo quería llegar a ser su igual para que pudiera amarme, y por culpa de mi fanatismo he perdido esa oportunidad…maldición"
-Neliel…yo…yo te am…
La voz no le salía, perfecto, durante toda la batalla había estado hablando y ahora no conseguía decir las cuatro palabras más importantes de su vida como espada
"Neliel yo te quiero"
Su cara toco la arena, justo a tiempo, pues comenzaban a escapársele las lágrimas.
Se había dado cuenta tarde, él representaba la Desesperación, y ahora se daba cuenta de que lo hacía porque la amaba desesperadamente, suspirando por última vez se dejó arrastrar por la oscuridad.
Se encontraba solo en medio del desierto de Hueco Mundo, pero las estrellas brillaban más y los árboles de su alrededor estaban resplandecientes de vida, se quedó mirando la grandiosa luna cuando escuchó una voz conocida a sus espaldas
-Nnoitra, estoy aquí
Giro sobre si mismo, con el corazón a punto de salirse por su garganta y la vio. Era Neliel, perfecta en su madurez, vestida con el blanco impoluto y el negro elegante de los espada.
Se dirigió corriendo hacia ella y la abrazo con fuerza, ni siquiera se había preguntado donde se encontraban sus zanpakuto, estaba demasiado ocupado besándola con ansia.
Cuando se separaron él le dirigió una mirada, ella estaba adorablemente sonrojada y parecía avergonzada, mirando hacia el suelo
-Nnoitra…sigues siendo un animal
Él abrió la boca para protestar, pero sus palabras fueron acalladas por el suave pero insistente beso de Neliel, su superiora, su mayor enemiga, y en última instancia su gran amor.
