Disclaimer: Fairy Tail pertenece a la perra de Mashima. Fic para la actividad de ritual de iniciación del foro Cannon Island.

Personajes: Minerva/Yukino.

Extensión: 487 palabras.

Notas: Necesito escribir más de ellas, simplemente eso. Me costó un poco manejar el "no le gusta" porque Minerva es bien bi para mí, pero como no pone en qué aspecto no tienen que gustarle pues esto salió. Tuve que acortar un poco las palabras porque me sobreinspiré con ellas.

Sorteo con Minerva. No le gusta: Los hombres.

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Pudor y osadía.


Osadía.

I. Preferencias.


A Minerva le gustaban las mujeres. Siempre, desde su más tierna infancia bajo los maltratos paternos había sentido más afecto hacia el género femenino que al masculino, quizás debido a eso mismo. La figura autoritaria de su progenitor la persiguió toda su vida y le generó una cierta incomodidad hacia los hombres que había decantando finalmente en apatía, al menos durante un tiempo; mientras que su propio empeño en apreciarse a pesar de la humillación constante le habían generado un creciente aprecio hacia su figura representada en cualquier fémina que conociera.

No era exclusivo, sin embargo. Cuando la disciplina absoluta le habían generado una inevitable necesidad de rebeldía, tuvo el impulso de ir contra lo impuesto, incluso de lo que algunos llamaban moral. Tendía a ser liberal, declinando casi cualquier tradición, incluyendo la de hombre con mujer. Era más correcto por tanto afirmar que prefería a las mujeres a que le gustaban de forma exclusiva, con los años y las experiencias le había encontrado el gusto al roce de pieles, fuese con un chico o una chica.

Nunca se detuvo a considerar lo que eso implicaba hasta que Yukino, tratando de contener el rosado de sus mejillas, se lo cuestionó. Había tardado un momento en llegar a la respuesta, meditando las diferencias entre gustar y preferir.

—Chicas —respondió tras pensarlo, mirando su café—, aunque no rechazo a los chicos —agregó, alzando la vista hacia su compañera.

—¿Bisexual?

—Supongo —se alzó de hombros—, pero prefiero a las chicas.

—¿Por qué?

—No me interesan los hombres más allá de lo carnal —explicó—, no me casaría con uno, no me siento cómoda compartiendo ese tipo de intimidad con un chico.

Como padre e hija se había visto obligada a mantener una relación estrecha con Jiemma y no había sido una buena experiencia, dado eso no le gustaba sentirse tan cercana a un hombre, no de esa forma.

—Entonces —dijo Yukino, considerando la respuesta—, ¿de estar con alguien estaría con una chica?

—Más o menos —respondió, cogiendo su taza para dar otro sorbo a su bebida—. ¿Por qué? —cuestionó una vez hubo tragado—. ¿Quieres invitarme a salir?

El sonrojo de Yukino aumentó notoriamente con la pregunta, agachó la cabeza, nerviosa, antes de responder.

—En realidad sí —musitó, avergonzada—. ¿Quiere salir conmigo?

El detalle de que Minerva se hubiera quedado estática, la taza alzada, dio la pauta de que no había esperado eso.

—¿Me estás... pidiendo una cita?

Yukino asintió con suavidad.

Tras unos segundos Minerva acabó por reír, es que no lo creía. Había supuesto que de dar el paso, lo daría ella, pero por lo visto se había tardado demasiado. Rió por lo curioso de la situación.

—Es un poco inesperado —confesó, dejando la taza a un lado—, pero sí.

Yukino le miró entre sorprendida y feliz y ella tuvo un brote de ternura que le hizo sonreír.

Después de todo le gustaban las chicas, y le gustaba especialmente Yukino.


Es todo.