1.- Poseidón conoce a Percy.

No debería estar aquí, eso fue lo que pensó Poseidón mientras se internaba en el apartamento de su ex-amante. Y sabía que era verdad. El no debería estar ahí, las estúpidas leyes antiguas lo prohibían.

¿Qué hacía ahí? Bueno pues simplemente estaba en camino a conocer a su hijo, su primer hijo desde la segunda guerra mundial y el estúpido juramento que hizo con sus hermanos.

Se suponía que él no debía estar, pero bueno… no por nada era conocido como el más rebelde de todos los dioses, él nunca se había caracterizado por seguir las reglas y eso era algo que estaba seguro había transmitido a sus sobrinos, Hermes y Apollo, y a su sobrina, Artemisa. Esperaba y esa enseñanza no le causara problemas.

De acuerdo, volviendo al punto. ¿Por qué estaba ahí si se supone que no podía? Bueno Sally Jackson realmente le había enamorado como ninguna mortal lo había logrado y el producto de ese enamoramiento estaba de seguro durmiendo tranquilo en su cuna.

Camino tranquilamente a segunda habitación del apartamento, aunque por dentro era un manojo de nervios. No sabía cómo sería su hijo. ¿se parecería a él? ¿o seria como ella? ¿tendría los ojos o el cabello de Sally? ¿o tendría sus ojos y su cabello? Ninguno de sus hijos había tenido más de unas pocas características de él, hasta el momento Teseo había sido el único en heredar sus ojos, pero su cabello había sido como el de Etra. Orión había tenido su cabello, pero él siempre podía llevarlo peinado a diferencia de él. Y así podría seguir. No sabía porque, pero presentía que este niño sería diferente a los demás.

Llego a la puerta de la habitación y noto que estaba entreabierta, la empujo cuidando de no hacer ningún ruido y lo primero que noto fue la ventana, no era ni muy grande ni muy pequeña y las cortinas era blancas con encajes… ¿rosas? ¿Por qué rosas?

Miro alrededor y vio las paredes pintadas de blanco con diseños de todos colores y un montón de pegatinas con temática marina, para su diversión. Había una pequeña cómoda donde reposaban todo tipo de cosas, desde juguetes y biberones hasta libros de cuentos y un álbum de fotos que prometió revisar después.

Pegada a la venta, y lo que atrajo su atención inmediata, había una cuna de madera con un móvil de peces sobre ella. Se acerco lentamente y se quedó sin aliento cuando miro quien reposaba en el colchón iluminada por la luz del carro de su sobrina.

Era una niña.

Una hermosa niña pelinegra que dormía tiernamente abrazada a un delfín de peluche.

No podía ser. Era imposible. Era Inaudito.

Él nunca había tenido una hija semidiosa, jamás. Sus únicas hijas habían sido Despena, Rhode y Kymopoleia, y ellas eran inmortales que no estaban realmente interesadas en nada más que en sí mismas, bueno a excepción de su dulce Rhode que siempre estaba dispuesta a ayudar y levantarle el ánimo en sus días oscuros a pesar de su constante tristeza por el desvanecimiento de su esposo, Helios.

Se inclino cuando vio que la bebe comenzaba parpadear débilmente. Cuando despertó completamente le miro a los ojos y el dios del mar dio un grito ahogado, la bebe también tenía sus ojos y supo al reconocer el poder del mar en su mirada que ella había sido la razón por la que las olas se agitaban con violencia en Long Island de vez en cuando y no había interferencia de ninguna deidad del mar. El mar respondía a las emociones de su hija.

Ese descubrimiento le lleno de orgullo, pero también de miedo, su hija, la niña cuyo nombre aun desconocía y no tenía ni siquiera un año ya tenía más control sobre su dominio del que cualquiera de sus antiguos hijos había adquirido antes de los quince años (los que llegaron a esa edad al menos). Ese hecho solo haría que los monstruos supieran antes de su existencia y su hija tendría que vivir con el peso de ser la hija del dios del mar antes de siquiera cumplir los 13 años. Él no quería eso. En ese momento se maldijo internamente por no haber insistido en que Sally se fuera a vivir con él.

Lentamente tomo a su hija en sus brazos, temió por un momento que fuera a llorar, pero la bebe solo le miro con su adorable media sonrisa y se acurruco en su pecho. Sonrió. Había escuchado de sus sobrinos que después de la segunda guerra mundial los semidioses habían desarrollado la habilidad de sentir quien era su padre/madre cuando estos estaban cerca. No entendía porque, pero no se quejaba. La niña claramente sentía quien era él y confiaba acertadamente en que él no le haría daño.

La miro y noto una vez más lo parecida que era a él, pero infinitamente más hermosa, sin duda tendría que ir entrenando un ejército de sus criaturas más feroces para mantener a esos adolescentes hormonales lejos de ella, semidioses o no. Nadie definitivamente estaría jamás a la altura de su niña.

Pero ya se ocuparía de eso luego, ahora tenía que ocuparse de esa linda niña que le miraba sonriendo un poco más. Se inclino y deposito un beso en su frente susurrando una bendición. Vio como los ojos de su pequeña brillaban y un aro dorado rodeaba su iris verde mar unos segundos antes de desvanecerse. La niña volvió a sonreír y se acurruco más en su pecho.

-mi pequeña hija, no sabes lo que te espera – le susurro mientras ella jugaba con sus dedos y le miraba como si entendiera sus palabras o quizás comprendiendo sus emociones, se preguntó si podría, Heracles solía poder leer las emociones de Zeus ¿su hija podría hacer lo mismo con él? Alejo es pensamiento y continuo – quiero que sepas que a pesar de todo yo siempre estaré ahí para ti, siempre que me necesites solo debes orar por mi y yo hare lo que pueda por ayudarte, recuerda que papa siempre te amara, no importa que. También debes saber que nadie debe elegir tu camino, debes elegirlo tu.

Se quedaron unos minutos en silencio mientras la niña jugaba ahora con los botones de su camisa y el la contemplaba pensando en todo el entrenamiento que tendría que dar.

-sin duda, es una niña muy linda, toda una princesa en formación – Poseidón estuvo a punto de dejar caer a la niña del susto, se giro dispuesto a golpear a quien haya interrumpido su momento con su hija, pero se detuvo al ver quien era.

-Tritón, hijo mío, ¿Qué haces aquí? – pregunto sorprendido.

-tenia curiosidad sobre porque habías salido a esta hora y te seguí – contesto el mensajero del mar sin remordimiento. Se acerco y cuando estuvo frente a ellos le sonrió levemente a la bebe y extendió los brazos.

- ¿puedo?

Se la dio con tranquilidad, sabía que, aunque su hijo no lo demostrara nunca, amaba a todos sus hermanos y que si no se acercaba a ellos y los trataba con tanta frialdad era nada más por miedo a encariñarse y que luego ellos siguieran el destino del héroe dejándolo cargar con el dolor de su perdida, ya había sufrido con Teseo y no quería pasar por eso de nuevo, a Amphitrite le pasaba lo mismo.

Tritón acuno a la niña con cuidado y examino más detenidamente.

-ella se parece mucho a ti – le afirmo a su padre – de hecho, la única diferencia es que sus rasgos son, obviamente, más femeninos.

-lo note, es la primera niña y es igual a mi – dijo mirándolos a ambos pensando que ese momento era digno de una foto.

-el mundo se ha vuelto muy extraño, antes los niños eran iguales a sus padres y las niñas a sus madres y mira ahora, todo es al revés. A que hemos llegado, en el nombre de Caos – dramatizo su hijo mirando a su nueva hermanita y haciendo aparecer con un movimiento de su muñeca un pequeño peluche con forma de concha marina y dándoselo para que jugara con él. - ¿Cómo se llama?

-eh…

- ¿no has averiguado su nombre? – le pregunto Tritón incrédulo, su padre debió de estar muy concentrado en la maravilla de tener una hija como para no notar que ni siquiera sabía su nombre.

-quizás este álbum lo diga – comento Poseidón acercándose a la cómoda y tomándolo.

Tritón le entrego a la niña que parecía encantada con su nuevo juguete y tan alegre ante la idea de volver con su padre como este mismo de volver a tener a su hija y tomo el álbum en sus manos. Lo abrió y comenzaron a ver las fotos, todas eran de la niña cuando recién nacida, pero poco a poco comenzaban a verse cambios en ella, la piel más estirada, los pequeños dientes que comenzaban a aparecer, el pelo más largo, los ojos más brillantes aun, etc, etc, etc. Cuando iban por la mitad del álbum la niña ya se había vuelto a dormir abrazada a su nuevo peluche favorito por lo que Poseidón la deposito suavemente en su cuna y Tritón noto algo, la portada tenía un nombre en ella.

-papa, mira esto.

El rey del mar se acerco y vio que su hijo miraba fijamente la portada con una ligera sonrisa.

- ¿Qué es? – pregunto.

-su nombre es Persephone Jackson – anuncio el dios mas joven con una sonrisa.

-Persephone Jackson… - dijo Poseidón lentamente – suena bien.

-lo hace, pero es muy… no sé, ¿largo? – dijo Tritón. – debería tener un apodo, ¿Qué tal, Percy? Hasta el momento nadie a llevado ese apodo y Percy Jackson suena mejor que Persephone Jackson y así evitamos confusiones con la otra y que no sea constantemente comparada con ella, no me gustaría que mi hermana sea como ella.

Tritón jamás se había llevado bien con la Persephone original, no la odiaba ni nada de eso, solamente la encontraba muy presumida, egoísta y mimada, todo debía ser como ella decía, algo así como Atenea (quizás por eso Tritón no se llevaba bien con ninguna, eran muy parecidas, aunque lo negaran).

-Percy será – acepto Poseidón le gustaba como sonaba Percy Jackson, inspiraba poder de alguna extraña manera.

-será especial y muy, muy poderosa, lo sabes ¿no? – le pregunto su hijo.

-sí, lo sé, estoy seguro de que también notaste el poder que corre por sus venas. – le contesto Poseidón.

-lo hice – concedió el mensajero – pero hay algo más… siento que ella será importante para el Olimpo de mas de una manera, solo obtengo leves destellos, pero aun así veo que será muy querida por todos, en el Campamento Mestizo la adoraran y en el Olimpo la respetaran mientras sus enemigos temerán la sola mención de su nombre.

-eso es bueno, pero aun así no quiero al consejo cerca de ella – sentencio su padre.

-yo solo decía. – dijo el joven dios. – no estoy seguro de su futuro mi poder es infinitamente menor al de Apollo, pero sé que tendrá felicidad, aunque sea un poco.

-gracias por estar aquí, hijo – agradeció Poseidón – sé que no te gusta convivir con tus hermanos.

-no te confundas, padre, aun seré desagradable con ella si me la encuentro alguna vez, solo que… tratare de no sobrepasarme y tratare de ayudar desde las sombras – aseguro Tritón.

-se que no lo harías de otra manera. – dijo Poseidón volteando a la cuna de su hija y acercándose con su hijo a su lado.

Sabían que le esperaba un futuro complicado a Percy, sabían que estaría expuesta a peligros y dolor, sabían que en algún momento ella se resentiría con alguno de los dos, pero también sabían que al final, ellos siempre estarían para ella, al igual que Amphitrite, después de todo, eran una familia y la familia jamás se abandona, no importa que y ahora esa pequeña niña formaba parte de su gran familia tanto como ellos mismos lo hacían.

-y… ¿Cuándo comenzamos a entrenar al ejército "aléjense de Percy estúpidos adolescente hormonales"?

-ese es un nombre horrible.

-ya se me ocurrirá otro.

Se quedaron junto a Percy unas horas más discutiendo nombre para luego irse de vuelta a casa.