El corazón de las profundidades
Una historia en el mar
Hola muchachos, aquí otra de mis extrañas mezclas, espero que les guste esta adaptación-traducción, sé que se ve un poco raro pero cuando lo leí creí que sería una gran idea para romper un poco algunos moldes, además ¿díganme que Inuyasha no se vería lindo así? Bueno los dejo como siempre, lean disfruten y entre más comenten más me apuro al siguiente capítulo.
Disclaimer: este fan fic está basado en la adaptación de Disney del cuento de Hans Christian Andersen, la sirenita, pero con un giro inesperado, me basare más que nada en un fic en idioma ingles hecho por Auryn Rei Evroren, así que será una traducción-adaptación, espero les guste este experimento y se diviertan tanto como yo cuando comencé a escribirlo. Como siempre los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rúmico Takahashi, léanlo disfruten, y comenten.
El verano estaba en su más alto apogeo, el calor inundaba la tierra y hacia que el mar se viera azul y tentador, la brisa empujaba la frescura de las olas, dando a los habitantes de la costa un respiro de alivio del sofocante sol. Las familias se reunían alegremente en la playa, los niños corrían por la horilla, los adultos chapoteaban o dormían a la sombra de los árboles, algunos adolecentes jugaban con balones o algún juego de cartas, mientras que los niños más pequeños recogían caracolas para adornar castillos de arena o pedir a sus abuelos que les hicieran collares con ellas. En el filo de la orilla dos hermanas se peleaban por una prenda de playa mientras que su madre intentaba tranquilizarlas pero termino en el agua por un empujes, las carcajadas inundaron el lugar mostrando la alegría que transmitía la presencia del mar en el verano, y una señora mayor suspiraba mientras su sirviente abanicaba para ella el perfume de las rosas recién cortadas.
A unas millas de distancia en un diminuto islote que los hombres de la costa no lograban ver desde la orilla, aquel aroma dulce llevado por la brisa llamo la atención de un joven en particular. Tenía el cabello largo y plateado, sus ojos eran dorados y lucía un torso delgado pero bien formado, algo bastante común dirá cualquiera, pero había un detalle que lo hacía diferente a otros jóvenes; el muchacho arqueo su espalda para poder percibir mejor aquel extraño pero delicioso aroma que no existía en el mar abierto, era dulce, pero no como los caramelos, si no diferente, cosa que el adoraba más que nada en el mundo, volvió a aspirar mientras se trepaba en el islote soportando su peso con sus brazos, cualquiera que lo viera diría que era solo un joven tomando el sol, pero al momento en que una aleta color rojo se dobló a causa del deleite, casi tocando su espalda habría delatado su verdadera naturaleza al espectador, delatándose como un tritón.
Inuyasha se tumbó de espaldas en la roca cálida, gozando de la luz del sol en el cielo y como la cálida brisa dulce secaba su piel y sus escamas, abrió los ojos y se permitió divagar sobre las formas de las nubes blancas y esponjosas como la espuma de las olas.
- ¿no te parece genial Shippo? El aire vuelve a oler así – pregunto sonriente mientras doblaba sus brazos y los colocaba bajo su cabeza para estar más cómodo, a su lado un niño pelirrojo asomo su cabeza fuera del mar y olfateo el aire mientras dejaba una bolsa tejida con algas sobre la roca llena de toda clase de baratijas.
- ¿oler a qué? Yo nunca consigo percibir ningún olor divertido – se quejó el pequeño, sus palabras hicieron que el joven tritón se riera y moviera graciosamente su cola.
- eso es porque jamás le limpias la nariz al salir del agua, por eso no logras percibirlo, mocoso – Shippo frunció el ceño e intento salpicarlo con su colita color turquesa pero Inuyasha se hizo a un lado sin dejar de reír.
- vamos Shippo, relájate un poco, nadie nos va a atrapar – lo animo Inuyasha volviendo a acomodarse para gozar del sol.
- eso dijiste la última vez, y todavía me duele mi aleta donde nos dieron con el palo – gruño el niño frotándose lo que en términos humanos seria el trasero.
- eso fue porque te fuiste de la lengua justo al lado de donde descansaban a mis hermanos – le rebatió Inuyasha, cualquiera diría que era patético que un joven de 18 años como él se juntara con un tritoncito de la edad de Shippo para hacer travesuras, pero lo cierto es que de todos los habitantes de Atlántida el pequeño era el único amigo verdadero que tenía.
- si tú lo dices, ¿podemos volver ya? – pregunto cruzado de brazos al tiempo que volteaba a ver sobre su hombro, como vigilando por si alguien los había seguido. Inuyasha suspiro y se sentó mientras se rascaba perezosamente la cabeza, desordenando más su ya de por si rebelde cabellera plateada.
- tranquilo, Hachi debería estar aquí en cualquier momento – comento mientras sus ojos dorados examinaban el cielo en busca de la tosca gaviota, normalmente era fácil localizarlo debido a que era muy torpe volando, pero considerando su retrasó quizá le había ocurrido algo, o lo que era más probable se perdió nuevamente.
- no confió en esa cosa con plumas, siempre nos hace esperar demasiado – se quejó el pequeño, Inuyasha sonrió de medio lado, entendía el temor de Shippo, pues aunque el pequeño amaba tanto la superficie como él mismo aún era muy joven y naturalmente le daba miedo ser descubierto por algún humano. Pasaron unos minutos en los que incluso Inuyasha comenzó a ponerse inquieto, pero cuando estaba por darse por vencido y volver al agua con Shippo una mancha blanca apareció en su visión y tuvo que saltar a un lado para evitar que lo golpeara.
- te lo dije – sonrió a Shippo que se había sumergido intentando escapar del proyectil emplumado, claro que el pequeño tritón no le hizo gracia ser casi decapitado por ese ser torpe y emplumado.
Finalmente la gaviota se posó sobre una roca a unos metros de ellos, Inuyasha sujeto la bolsa y con un movimiento elegante de su aleta volvió a zambullirse en el agua, el frio del mar contra su piel caliente lo hizo sentirse vigorizado, así que en dos golpes de su poderosa aleta ya estaba saliente del otro lado justo frente a la desaliñada gaviota.
- Hachi mira esto – sonrió casi aventándole la bolsa a la gaviota, el motivo de su brusquedad era que la emoción por saber que eran sus nuevos hallazgos, pero además ese día tenía algo de prisa, la gaviota sonrió estirando su pico y se asomó a ver qué le había traído ese día el muchacho, finalmente extrajo un objeto delgado como un palo, brillante, no más largo que la palma de la mano de Inuyasha, parecía una especie de barra de algún mental pero en uno de los extremos había sido partido y torcido de tal manera que quedaban tres picos, algo similar a un tridente pero en miniatura.
- ¡AH! ¡No había visto uno de estos en años! – sonrió la gaviota mientras giraba su emplumada cabeza en ángulos difíciles y muy graciosos, lo golpeo contra una roca e Inuyasha pudo confirmar que estaba hecho de metal.
- ¿sabes lo que es Hachi? – le pregunto el tritón, la gaviota se río con arrogancia.
- esto mi pequeño sirenito, es un dinglehopper1 – sonrió, Inuyasha y Shippo se mostraron curiosos por el extraño nombre de esa cosa.
- ¿y para qué sirve? – pregunto Shippo un poco más interesado que antes, aunque seguía sin confiar en la gaviota.
- es un artículo que inventaron los humanos para hacerse risos en el cabello – sonrió la gaviota presumidamente.
- ¿en el cabello? – pregunto Inuyasha curioso, ¿para que querrían ponerse un mini tridente en el cabello? Los tritones y sirenas usaban cepillos de erizo o de estrella de mar y dejaba muy bien su cabello.
- dejame demostrártelo mi niño – sonrió Hacha, tomo el dinglehopper y comenzó a torcer las plumas de su cabeza, dejando un efecto despeinado, como el de un plumero, el efecto fue un Inuyasha aguantando la risa por lo ridículo de ese aparato humano mientras que Shippo intentaba obviar el hecho de que la gaviota perdió varias plumas al usar esa cosa.
- muy bien, ¿Qué me dices de esta cosa rara? – pregunto el tritón de la aleta roja mostrándole un objeto marrón curvo, que era angosto en un extreme y ancho en otro, le recordaba una especie de anguila pequeña con la boca abierta en una "o" perfecta mientras que la punta más pequeña era apenas tan ancha como el meñique de Inuyasha. Hachi lo miro un par de segundos antes de volver a reír.
- vaya muchacho, esto que has encontrado es toda una rareza, ¡un snarfblack2 autentico! – sonrió la gaviota.
- ¿un snarfblack? - Shippo e Inuyasha intercambiaron una mirada de sorpresa, ese objeto en particular había llamado su atención por mucho tiempo, pero ninguno imagino que sería un objeto raro incluso en la superficie.
- ¿y qué hace? – pregunto Shippo más interesado que antes en aquel objeto de la superficie.
- verán, este objeto data de hace muchos siglos, en una época donde los humanos no hacían otra cosa que estar sentados viéndose unos a otros – explico Hachi, Inuyasha arqueo una ceja dudoso e incluso el estupor inicial de Shippo se volvió una mueca de duda, como cuando sospechamos que se nos está contando una mentira.
- así que inventaron estas cosas para hacer dulce música, si me permiten les hare una demostración – llevando a su pico la punta más angosta Hachi intento soplar en el aparato extraño, pero este estaba tapado y no emitió ningún sonido, enojado intento nuevamente obteniendo otro resultado negativo, enojado decidió soplar con todas sus fuerzas poniéndose colorado e hinchado por el esfuerzo, Shippo apenas podía reprimir sus carcajadas hasta que, a causa de la presión la caracola que atoraba el sonido salió volando golpeando a Shippo en la frente y enviando a Hachi de cabeza al mar.
- ¿estás bien Shippo? – pregunto Inuyasha sacando a su compañerito del agua, para luego sentarlo en la roca y examinarle la frente.
- esa cosa es peligrosa, muy peligrosa – se quejó Shippo frotándose en pequeño chipote que tenía en la frente.
- ¿y tú Hachi? – pregunto el tritón mayor después de ahogar una carcajada.
- estoy bien, pero este snarfblack está roto – se quejó la gaviota sacudiéndose las plumas.
Viendo que sus amigos estaban bien Inuyasha se relajó dejando que su cuerpo se hundiera hasta los hombros en el mar, dejo que su cuerpo flotara y estiro su cola de tal manera que quedaba boca arriba recostado sobre la superficie. Se quedó un rato así, moviendo el dinglehopper en su diestra, jugando con el mientras que sus ojos miraban la masa azul frete a él, miro como las nubes formaban raras imágenes, como arrecifes de coral o algunas otras coas, y luego como aquel disco brillante dejaba su posición en el centro del cielo y se movía hacia el oeste, suspiro cerrando los ojos, eso significaba que si no volvía a casa pronto su padre y sus hermanos le echarían la bronca.
El rey Inu No Taisho, su padre, era el soberano de todo lo que había bajo el mar, pero no tenía jurisdicción sobre el mundo de la superficie. Para él los humanos y todo lo que tenía que ver con el mundo fuera del mar le parecía monstruoso y Tabú; claro que no era de extrañar, pues su difunta madre, la reina Izayoi, había muerto víctima de un ataque de los humanos, por lo cual desde entonces se los usaba como personajes recurrentes de las historias de terror. Dejo salir un suspiro, él no compartía esa opinión, no podía creer que unos seres que creaban cosas tan raras y divertidas pudieran ser monstruos, pero en fin, su padre era como era y nada de lo que hiciera le haría cambiar de opinión sobre el mundo humano.
Sus hermanos eran otra cosa, los reyes de Atlántida habían tenido siete hijos en total, e Inuyasha a pesar de ser el menor de los siete no dejaba de ser un príncipe, cosa que demostraban dos anillos de oro en la base de su aleta y un par de muñequeras de plata con rubíes que llevaba en los antebrazos desde que cumplió los 13 años. Claro que para él ser el más chico era una ventaja, era el que menos responsabilidades tenía con respecto a los mayores, y eso le encantaba, ya que había nacido siendo el más curioso y atrabancado de todo el cardumen que formaba la familia real y sus hermanos. aunque no condenaban tanto el mundo de la superficie como su padre no tenían el mínimo interés en este y también eran mucho más serios de carácter, especialmente Sesshomaru, que era el mayor de todos. Por supuesto que también había un lado malo, pues al ser el más chico su padre y sus hermanos se creían con el derecho de estarle regañando a cada movimiento de aleta, cosa que contribuía a que se escapara constantemente a la superficie, al menos ahí podía ser en mismo, y estar tranquilo sin que nadie le molestara. También era una manera de escapar de la frialdad de su padre, pues aunque todos sus hermanos se parecían en cierto grado, él precisamente era el que había salido más clavado a su madre, tanto en el carácter como en el físico, lo que causaba que su padre le tuviese cierta maña.
Soltó otro suspiro y acomodo una de sus manos sobre su vientre y la otra bajo su cabeza, gozando de la briza que revolvía suavemente su flequillo "gracias a Poseidón no soy el príncipe heredero, sino venir aquí arriba será casi imposible" pensó alegremente, espantando así sus depresiones de adolecente fuera de su cabeza, abajo en el palacio era constantemente opacado y presionado por su padre y sus seis perfectos hermanos, paro ahí en la superficie nadie podía molestarlo de ninguna manera.
Pero justo cuando estaba por dejarse llevar por el relax algo latió dolorosamente en su cabeza, "hermano mayor… príncipe heredero… sucesión a la corona…" ¡LA CEREMONIA DE PRE CORONACIÓN! Se irguió rápidamente tan pálido como las nubes que antes observaba, ese día era la ceremonia de nombramiento, Sesshomaru empezaría a ejercer oficialmente su puesto como heredero de la corona, ¡lo había olvidado por completo!
- ¡POR POSEIDÓN! ¡PAPÁ VA A MATARME! – grito asustado, Shippo salto de la roca donde estaba discutiendo con Hachi mirando preocupado a su amigo, pero Inuyasha no se dio cuenta de eso, solo volvió a poner el dinglehopper y el snarfblack dentro de su bolsa, se despidió rápido de Hachi y se sumergió de cabeza en las profundidades aguas siendo seguido con dificultades por Shippo.
- ahora si estamos en un buen problema – se quejó Shippo intentando mantener el paso, pero su aleta infantil no era tan fuerte ni tan rápida como la de Inuyasha.
- tu cállate y sigue nadando, enano– le gruño Inuyasha nadando aún más rápido, ya de por si iban bastante retrasados, lo menos que necesitaba era perderse la ceremonia al completo, su padre le arrancaría las escamas de a una en una si llegaba a faltar a la pre coronación de su hermano.
No por nada su padre era un soberano tan respetado como temido en las aguas, y siempre era mejor cualquier cosa que estar en medio del camino cuando se enojaba por algo. "por favor que no llegue demasiado tarde" comenzó a orar mientras seguía acelerando el paso "por favor que no lo haya arruinado… no otra vez… no en esta ocasión..." se repetía mentalmente sin dejar de aletear como un loco.
Continuara…
1 El famoso tenedor que encuentra el protagonista.
2 La pipa que también se encuentra en el cuento original.
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