Hola a todo el mundo!! Aquí estoy yo con un nuevo Fic... SIIII se que diran, esta niña jamás termina uno de sus fics.. este es porque hace tanto tiempo le vengo comentando a mi amiga Emma.Zunz que iba a hacer un Dramione largo, y no animaba a hacerlo... bueno... aquí esta!! Por fin me decidí por hacerlo... aunque tengo sustico, porque no se si me quedó bien... así que espero muy humildemente qeu ustedes, mis queridos lectores, me comenten que tal esta el prologo de esta historia... Les quiero comentar, ahora desde el principio, que yo nunca dejo una historia sin final... (se que tengo un fic en CCS q lleva un año sin actualizar. Pero eso es un caso aparte, ya que tengo unos serios problemas con él, pero ya estoy preparando su proxima actualización... aunque supongo que esto a ustedes no les interesa) Solo me demoró en actualizar, pero eso se debe a problemas con el internet, con el computador que se me daña cada tanto y con la U...
Soy estudiante de medicina, por Dios, que he de estudiar full y por eso no puedo actualizar como me gustaría hacerlo... De cosa tengo tiempo para respirar!! En fin... Disfruten de este prologo jejeje... y se les quiere...
Atte:
Andreaeb182 (Soy miembro de una cantidad de ordenes como la sirusiana, la potteriana, la Draquiana, la slytheriana... jejeje que alegria!!)
Prologo
-Mírame, ¿acaso deseas compartir tu vida conmigo?- dijo exaltado mientras se alejaba de ella y se señalaba con ambas manos. -Soy un demonio que ha sido rechazado por el infierno, en el momento en que comparecí ante Lucifer. Dime entonces, porque debería ser distinto aquí. ¿Por qué debería ser aceptado en este lugar?-preguntó con furia ciega, mientras caminaba de un lado para el otro en la sala de aquella casa. Ella lo observaba en silencio, mientras amargas lágrimas salían de sus ojos.
-Porque yo te necesito junto a mí. Necesito de tu voz y de tu calor. ¿Es que es tan difícil de entender que te quiero a mi lado?-Preguntó ella en un susurro que con cada palabra tomaba más fuerza hasta casi gritar. No lo entendía, no podía y mucho menos quería hacerlo.
-Tú no entiendes. Por más que yo deseé pertenecer a algún lugar, se que mi destino es vagar solo. La vida me lo ha enseñado y demostrado incontables veces. No soy digno de ningún sentimiento humano diferente a la indiferencia y al odio.-respondió con amargura mientras se pasaba una mano por sus cabellos, desordenándolos. –Además somos muy distintos. Nadie lo aceptaría.- concluyó mientras se giraba y la encaraba.
-Maldita sea.- gritó ella fuera de si. -¿Por qué tienes que ser tan malditamente obstinado? Ya te he dicho que me importa un cuerno lo que los demás digan o piensen. Solamente me importas tú.- replicó con ira mientras dejaba caer miles de lágrimas. Se abrazó a si misma buscando protección, pero aun así se sentía débil. Cuanta falta le hacia los brazos de él.
-No deberías. Yo no te puedo dar nada.- respondió con tristeza en su voz, girándose de nuevo y dirigiéndose a la ventana cerrada de la habitación. Colocó su mano sobre el cristal, sin percibir el frío contacto de este con su piel. Se quedaron en silencio por unos instantes, cada uno dentro de sus pensamientos. Él mirando las gotas de lluvia caer por la ventana, y ella acurrucándose en su lugar.
-¿Por qué?- preguntó suavemente ella.
-¿Por qué? ¿Qué es a lo que le buscas un porqué?- preguntó él, haciendo tiempo. Retiró su mano del vidrio y la metió en el bolsillo de su pantalón.
-¿Por qué no puedes aceptarte y aceptarme a mi de paso?- comenzó a preguntar, mientras levantaba su mirada del suelo y observaba la espalda ancha de él. En ese momento, la vio imponente e infranqueable. -¿Por qué no me dejas amarte? ¿Por qué no permites decidir por mi misma lo que es mejor para mí?- continuó preguntando, subiendo el tono de su voz, pero sin mostrar sentimiento alguno en su tono. -¿Por qué? Una y mil veces, ¿Porqué?- preguntó con dolor impregnado en su voz.
-Es lo mejor.- fue su simple respuesta.
-¿Para quién? ¿Para ellos o para ti?- preguntó, exigía desesperadamente conocer el porque no podían estar juntos. Lo necesitaba saber para poder atenerse a lo que se enfrentaba.
-Para ti.- dijo con voz neutra.
-Al diablo con eso. Sabes que es mentira.- expresó nuevamente con rabia.
-Sabes que no me amas, tan solo estas encaprichada conmigo.- dijo el con voz neutra. Ella se quedó quieta al escucharlo. Sintió un fuerte dolor en el pecho al oírle decir esa mentira y él también lo sintió. Le dolía mentirle tan descaradamente, cuando él era conciente de lo mucho que ella lo amaba y como él le correspondía. Pero era su último argumento. Tenía que aferrarse a él.
-Te has llevado todo de mí y aún así tienes el descaro de espetarme en la cara que no te amo. ¿Cómo puedes pensar eso?- respondió ella sumamente dolida, mientras se aferraba al borde del sofá para no caer al suelo. Sus palabras la habían dañado demasiado.
-He dado todo por ti, he dado mis ilusiones, mis sueños, mis esperanzas, hasta mi libertad por ti, y ¿así es como lo ves? ¿Como un capricho?- continuó diciendo mientras se le quebraba la voz por primera vez en la noche. -¿Acaso puedes ser más cruel y despiadado?- susurró con pesar. Caminó lentamente hacia atrás y sin más tomó su chaqueta de la silla donde reposaba. Abrió la puerta principal de la casa con su varita y salió corriendo por ella, sin importar que estuviera lloviendo.
Él se quedó en silencio por unos instantes, tentado a ir corriendo detrás de ella y pedirle disculpas por todas las mentiras que le había tocado decir esa noche, pero se obligó a permanecer de pie junto a la ventana. No había podido verle a la cara cuando le dijo esto último. Sufrió con cada palabra pronunciada por ella y por cada lágrima derramada.
Tocó nuevamente el vidrio de la ventana, el cual se encontraba empañado por su respiración y dibujó una estrella en este, para luego borrarla con la palma de su mano.
-Espero que puedas perdonarme algún día, porque yo no me creo capaz de perdonarme a mi mismo.- dijo a la nada, mientras cerraba fuertemente el puño derecho, que mantenía justo al lado de su cuerpo. Con un movimiento de varita, la puerta se cerraba y la estancia quedaba a oscuras. Un rayo iluminó el cielo y el interior de la casa, mostrando la ubicación del sofá donde minutos antes ella estuvo apoyada. Se sentó en él y cubrió su rostro con sus manos, mientras cerraba con fuerza sus ojos. Una solitaria lágrima salió de uno de sus ojos y se escabullo por su mejilla.
-Hermione.- susurró, mientras la única lágrima que derramaría en toda la noche, caía silenciosamente al suelo.
-Y tan lentamente, casi sin darme cuenta… me fui perdiendo en ti.-
