Bueno, primero que nada, es la primera vez que escribo de El Origen de los Guardianes, me ha fascinado la película y Jack aún más (como a muchas otras XD) así que he intentado escribir por el simple deseo de hacerlo, aunque aquí hay muchas historias buenisimas, quien sabe si mi historia llegue a ser tan genial como otras *O*

Agradecería saber su opinión en los reviews! Aún me confundo mucho con el método de publicar una historia aquí XD

Disclaimer: Los personajes de El Origen de los Guardianes no me pertenecen, la trama y Sarah en cambio, si me pertenecen.


Jack Frost

Sarah dio un respingo al escuchar ese nombre. Otra vez volvía a escucharlo, su madre lo había vuelto a nombrar. Ya no era novedad, en inicios de diciembre oír aquel nombre de la boca de su madre ya era costumbre, pues siempre lo mencionaba cuando quería que su hija se abrigara. Pero Sarah no sabía quién era él.

—Ya duérmete. — dijo su madre antes de salir de la habitación recibiendo una contestación positiva por parte de su hija quien siguió pensando en todo lo anterior.

"Es el que crea las ventiscas y el que hace que nieva" le decía cada persona a la que le preguntaba.

La verdad es que le sembraba demasiada curiosidad tal personaje y decidió investigar; quería saber su origen, la leyenda y cómo lucía, pero todo el mundo le decía lo mismo, ni siquiera el internet pudo sacarla de tanta duda. Se decía que era el que creaba la nieve para que Santa pudiera celebrar la Navidad y lo representaban de diversas formas, desde un duende al servicio de Santa Claus hasta un muñeco de nieve (y hasta asesino), pero Sarah no se daba por bien servida, no calmaba esa ansiedad de aprendizaje, porque cuando algo le daba curiosidad a Sarah no descansaba hasta tenerlo todo bien claro.

Y es que Sarah podía comportarse tan infantil en ocasiones, era muy ingenua y llegaba a creer muchos mitos cuando todo el mundo le decía que no existía nada de eso. Recordó cuando era pequeña, esperaba en la noche a la Hada de los Dientes cada que se le caía un diente pero todas esas ocasiones caía rendida en su almohada y su linterna se quedaba sin batería, a lo que ella siempre decía en su defensa: "Fue mala suerte, para la otra será". Le pasaba lo mismo con Santa Claus el día de noche buena, y el Conejo de Pascua ni se diga. Aunque esta vez, Frost le llamaba más la atención, más que cualquier otro personaje debido a que casi nunca había oído hablar de él y aparte porque su estación favorita del año era el invierno y por ende, amaba la nieve, pero casi nunca lo disfrutaba al ser tan enfermiza.

Soltó un suspiro pensando todo aquello que había investigado, ¡No era suficiente!, quería más información. Sarah negó con la cabeza tratando de olvidar todo.

—Tengo que dejar de pensar en eso. — se dijo a su misma. Dejó salir un gran bostezo de sueño, tapándose la boca con su mano derecha como acostumbraba. Sarah era una chica de 16 años, era divertida, amable y muy alegre aunque en ocasiones podía ser enojona y sensible. Su físico contaba con un cabello largo hasta las costillas y ondulado de color café chocolate y unos ojos grises profundos. Dejó a un lado el libro que leía todas las noches antes de dormir y se acercó a la ventana arrastrando las pantuflas. La ventana estaba entre abierta, al prender la chimenea se había ahumado la casa y tenía que dejar que se ventilara un poco la habitación, pero empezó a enfriarse por lo que la tuvo que cerrar.

Antes de hacerlo sonrió levemente y dijo:

—Como quisiera que ese tal Jack Frost hiciera que nevara esta noche, quiero jugar con la nieve. — dijo en un susurro. Sabía que era tonto y su hermana seguramente se burlaría de ella por su comentario pero ella quería ver nieve pronto. Se rió al recordar una ocasión que jugaba con sus primos a una guerra de bolas de nieve, pero la risa se vio interrumpida por una brisa fría que le pegó en la cara. — ¡Ay! ¡Que frío! — se quejó Sarah, se apresuró a cerrar la ventana y correr a su cama para dormir.

No muy lejos de ahí, un chico albino sonrió conmovido. Nunca había visto a una chica que aparentara su edad llamarlo por su nombre, y era extraño aunque le gustó. Admitía que la chica le había resultado linda y sonrió al recordar esa "petición". Bueno, ya era hora de hacer su trabajo para ayudar a Norte, así que después de echarle una rápida ojeada a la ventana de la chica, comenzó a hacer su trabajo y como no, a cumplir el deseo de la joven.


¿Y bien? ¿Qué les ha parecido? Espero y dejen reviews ;)

¡Chaito! n.n