Tengo algunos drabbles FrUK que me gustaría publicar. Son pequeñas historias sin relación directa entre sí en las que narro pequeñas escenas de la vida de pareja (o tal vez no) de Arthur y Francis. Como últimamente escribo drabbles de todo, prefiero publicar todos mis drabbles en un sólo archivo. Decidí llamar Love makes you soft a este archivo por la canción del mismo nombre, de Artichoke Heart Soufflé, que me parece una canción muy FrUK. No me gusta poner títulos en inglés a mis fics, pero por esta ocasión haré una necesaria excepción.
DISCLAIMER
Axis Powers Hetalia es propiedad de Hidekazu Himaruya y no obtengo ningún beneficio económico al escribir y publicar estas historias. Muy poco es mío, así que por favor no lo robes.
CORTE DE CABELLO
El timbre de la puerta suena un par de veces. En la cocina, Francis mira el reloj de pared mientras seca sus manos con un paño antes de ir a abrir; le esperaba más tarde. Va al recibidor de la casa y se mira en un espejo, acomodando un mechón de cabello que está fuera de la cola de caballo. Le sonríe a su reflejo. Abre la puerta y le sonríe a Arthur.
—Bonjour —saluda recargándose en el marco de la puerta—. Has llegado temprano, mon amour —Arthur pone los ojos en blanco.
—Te he dicho que no me llames así.
Francis ríe por lo bajo y se hace a un lado para darle el paso. Arthur entra en la casa y espera a que Francia le pida seguirle. Es un caballero, piensa mientras sigue a Francis, él no es, después de todo, un francés que llega sin avisar y entra en tu casa como si fuera la propia.
—Tengo todo preparado en la sala —añade Francis—. Pasa y ponte cómodo.
—Sabes que nunca estoy cómodo en tu presencia —refunfuña Arthur y ni él cree su mentira.
—Eso es cuestionable.
Inglaterra no dice más. Se quita el saco y lo coloca con cuidado en un sillón antes de tomar asiento en una silla que Francis ha colocado a mitad de la sala. Escucha a Francis acercarse a él y luego colocarle la capa de corte color azul rey. Frunce el ceño ligeramente y cierra los ojos antes de sentir las manos de Francis recorrer su cabello.
—¿El mismo de siempre? —pregunta.
—Ya sabes que sí —murmura Arthur por toda respuesta, sintiendo un agradable cosquilleo recorrerle mientras Francis va separando su cabello por mechones.
—Deberías intentar un corte nuevo, es aburrido el que tienes.
—A ti qué te importa.
—No me importa —responde Francis con sinceridad—, sólo digo que tu cabello es tan aburrido como tú. ¿Por qué vienes a que lo corte yo, por cierto? Si tanto me detestas…
—Idiota, lo hago sólo para ahorrar.
Francis no dice nada, sonríe para sí y sigue con lo suyo. Sabe que es una mentira. Aunque ahora considera seriamente la idea de cobrarle a Arthur una módica cantidad cada vez que le corte el cabello.
