Nota de rigor: Personajes y conceptos no son míos y no gano nada con ellos.
Comentarios de la Autora:
¡No crean que he abandonado mis otras historias! Sigo trabajando poco a poco en ellas (en especial en 'El Primer Paso'), pero no puedo dejar de conmemorar esta fiesta tan importante que se acerca: Día de Muertos, o Halloween o más específicamente Samhain.
Así que… a sintonizarnos con la época ;)
Ahora bien, esta historia estará dividida en varios capítulos pequeños, independientes pero enlazados entre sí, por lo que cada uno tendrá al menos una historia macabra.
Y las aclaraciones de siempre: Ninguna de mis historias es yaoi, pues aunque sí se menciona amistad cercana, solo es eso, amistad. Quien quiera darle otra connotación, pues ya será por su cuenta.
Otra cuestión, cualquier "detalle" que no coincida con el canon o con el clima y geografía griega, es licencia artística, esa fascinante libertad de los escritores ;) así que ya saben, no se extrañen si por ejemplo en este Otoño griego llueve a cántaros o en el Santuario hay más bosques y montañas de lo usual.
Y ¡no se olviden de dejar comentarios! Con menos de tres minutos de su tiempo, pueden generar energía que ayude a que los caballeritos de esta historia no mueran de inanición (y ya que estamos en este periodo otoñal en el Hemisferio Norte… pues para que tampoco mueran de frío)
Esta historia es Post –Hades y se enfoca en los caballeros dorados + Kanon y Shion (para variar :D )
Y sin más, empecemos con la historia…
Las Voces de los Muertos
Por Vaire
Prólogo
La tarde estaba acercándose y con ella un sentimiento de lóbrega tranquilidad que provocaba que más de un Caballero de Atena se estremeciera inquietamente.
El Otoño estaba en pleno reinado y por lo tanto la oscuridad de los días era palpable, aún cuando brillara un pálido Sol que no calentaba a menos que uno pasara horas bajo sus rayos. El Santuario en general se sentía vacío, lo cual recordaba incluso al tiempo inmediato después de la guerra civil, donde tantos Caballeros habían muerto.
Pero la razón de que el Santuario estuviera desierto en esta ocasión no era tan trágica, pues la causa de la paz y tranquilidad que reinaba se debía en gran parte a que la mayoría de los aprendices no se demoraban después de sus entrenamientos, como era su costumbre en los meses más luminosos, charlando o bromeando entre ellos, sino que una vez finalizados sus ejercicios y prácticas, regresaban presurosos a las construcciones de piedra y madera que les proporcionaban calor y seguridad de las sombras.
Lo anterior debido a que más de un aprendiz e incluso un Caballero habían tenido experiencias un tanto escalofriantes y no era desconocido que en el Santuario de Atena, en los meses previos al Solsticio de Invierno, las sombras adquirían vida y muchas veces las cosas no eran lo que parecían ser.
Al menos esto es lo que Milo de Escorpio le aseguraba a los Caballeros Divinos de Bronce cuando Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun se acercaron a él y a Leo en busca de una respuesta que explicara el sosiego del lugar.
"Y no me mires así" dijo Milo cruzándose de brazos ante la mirada escéptica de Cygnus "Tu Maestro sabe de esto y no lo refuta ¿por qué tú no habrías de creerlo también?"
Hyoga lo miró entre sorprendido y avergonzado de haber sido descubierto. "No Milo, no es eso… claro que te creo"
"Sí, cómo no" le molestó Seiya
"Cállate Seiya" murmuró Hyoga ruborizándose ante la alegre carcajada de Leo.
"Vamos Hyoga, no es tan grave desconfiar de Milo en esas cosas… su fama de exagerar le precede después de todo" dijo contento Aiolia, recostándose en el suave pasto que ya comenzaba a tornarse dorado en lugar de verde.
Milo, Aioria, Marin y los cuatro Caballeros Divinos de Bronce se encontraban en uno de los prados que colindaba a un bosquecillo cerca de las Doce Casas y disfrutaban de la suave tarde de Octubre. Los sonidos que provenían de las Doce Casas les llegaban apagados, como susurros perdidos en la niebla del tiempo, y al estar lejos de los campos de entrenamiento y del Coliseo Principal el semi silencio que los envolvía era tranquilizador.
Además, ningún Caballero que no fuera de los Doce iba a ese lugar, pues al estar tan cerca de los Doce Templos se consideraba un lugar exclusivo para la élite dorada (idea que a través de las diferentes eras en las que había existido el Santuario, los mismos caballeros dorados de cada generación se habían encargado de que perdurara)
"Ya ves Hyoga, no pasa nada" aseguró Seiya contento, recostándose en el suave pasto. Marin le dio un golpecito en la pierna.
"No seas descarado Seiya" dijo la koree de Aquila. Ante la reprimenda de su maestra, Seiya sonrió divertido, pero ya no comentó nada al respecto.
"¿Lo vas a negar Leo?" preguntó Milo levantando la ceja "¿Te vas a atrever a decirme que lo que he dicho es una exageración?" retó amistosamente el rubio griego, no sin un deje de desafío ya característico entre los dos amigos.
"Me atrevo a decir, Escorpio que sí tiendes a exagerar todo tipo de relatos sobrenaturales ¿o acaso ya olvidaste el incidente entre el Caballero del Unicornio, Kiki, Mu y mi hermano? Aiolos todavía tiene un ataque de risa cada vez que se acuerda…"
"Mira Aiolia, ya deja ese asunto en paz… eso fue… " Milo hizo un ademán con la mano mientras pensaba en las palabras adecuadas "…una cuestión de ingenuidad y necedad, lo cual parece ser el resultado general cuando se trata de los atarantados Caballeros de Bronce"
"¡Oye!" se quejó Seiya, pero no pudo decir más porque Marin le soltó un golpe bastante fuerte detrás de la nuca. Pegaso la miró con ojitos acuosos mientras se masajeaba la cabeza.
"Más respeto jovencito, que estás hablando con un superior" le reprendió la pelirroja.
"Si Seiya, ya deja de ser tan igualado" le dijo Hyoga disfrutando el momento.
"La venganza es dulce, según parece" le susurró Shiryu a Cygnus. El rubio sólo sonrió.
"De cualquier forma" dijo Milo tratando de recuperar la atención de su audiencia "yo si fuera ustedes me iría con cuidado en esta época… porque hasta el Solsticio de Invierno cualquier cosa puede pasar… "
En ese momento, ya fuera por coincidencia o para enfatizar el punto de Escorpio, una ráfaga de frío viento de Otoño pasó emitiendo sonidos que parecían lamentos. Los Caballeros Divinos de Bronce se estremecieron involuntariamente, Marin y Aiolia se miraron entre sí sorprendidos y Milo sonrió sádicamente, levantando una ceja triunfante.
Nadie dijo nada y el silencio se prolongó por unos momentos. Fue así que Aiolos encontró al grupo.
"¡Hola Aiolos!" dijo Seiya alegremente rompiendo el misterioso ambiente que se había formado "Es bueno verte, ¿qué te trae por aquí?"
Sagitario sonrió afectivamente y se sentó junto a Aiolia. "A mí también me da gusto verlos, jóvenes caballeros" dijo refiriéndose a los adolescentes. "Pero díganme, ¿por qué parece como si hubieran recibido una infame noticia?"
"Milo" dijo Aiolia crípticamente y rodando los ojos al cielo. Sagitario lo miró confuso.
"No le hagas caso, Aiolos. Ya sabes cómo es tu hermanito" dijo Escorpio enfatizando el diminutivo y mordiendo una manzana. Aiolia le envió una cálida ráfaga de su cosmo que alborotó los rubios cabellos del Séptimo Guardián.
"Si quieres Milo, ya que está aquí podemos preguntarle a mi hermano el incidente del que antes estábamos hablando" dijo Aiolia con una sonrisa traviesa. "Después de todo, estoy seguro que Seiya y los demás estarán encantados de repetir la historia por todo el Santuario…"
Milo abrió sus verdes ojos como platos, pero antes que pudiera decir algo, Shiryu respetuosamente intervino.
"Perdona, Aiolia, pero en realidad no somos tan comunicativos"
"Eso es lo que ustedes creen" dijo divertido Aiolos. "Pero antes de que sigamos…" Sagitario volteó a ver a Aiolia para que éste le explicara de qué estaba hablando cuando Leo aseguró que Milo era el responsable del estado de perturbación de los jóvenes caballeros, pero suspiró divertido cuando vio que su hermano y Milo ya se habían enfrascado en un combate amistoso. "Nada que hacer ahí… Marin ¿podrías tú darle sentido a las palabras de mi hermano?"
"Trataré" dijo Marin divertida "Milo estaba explicándole a los jóvenes caballeros el por qué el Santuario está tan tranquilo en esta época del año"
"Ah… ya entiendo"
"Pero, eso es otra de las exageraciones de Milo ¿cierto Aiolos?" preguntó Hyoga.
"Pues no" dijo simplemente Sagitario, para asombro de los Caballeros Divinos de Bronce.
"Pero ¡no puede ser!" dijo Seiya alarmado "¿Quieres decir que en realidad suceden toda clase de apariciones en el mismo Santuario de Atena?"
"Pues sí" Aiolos se estaba divirtiendo mucho. Esta escena le recordaba bastante cuando, más de trece años atrás, él le explicaba a Aiolia la misma situación.
"Pero… "dijo Shun vacilante "¿por qué Atena lo ha permitido?"
"No sólo Atena, Kanon ha comentado que lo mismo ocurría en Atlantis con el conocimiento de Poseidón. Caballeros, deben entender una cosa: los humanos sólo somos parte de este mundo." Explicó Sagitario "Y el mundo no gira en torno a nosotros. Estas 'apariciones' como ustedes las llaman son solamente parte del orden de la Naturaleza"
"Parece que estamos hablando con Shaka" se quejó Seiya frunciendo la nariz en un gestito entre confusión y fastidio. Aiolos rió contento.
"Pues todo parece muy macabro" dijo Shiryu "Aunque, ahora que lo pienso, cuando entrenaba en China, el Maestro Dokho jamás me envió a entrenar al bosque en esta época del año. Por lo general, todo el Otoño la pasaba en la cabaña de Rozán" dijo pensativo el sino-japonés.
Shiryu se quedó pensativo un momento y se estremeció cuando recordó un año en el que Dokho parecía discutir con alguien a quien, por entonces el Caballero de Dragón no conocía, pero que había resultado ser Mu. En ese entonces el pelinegro apenas levaba dos años de entrenamiento.
Shiryu recordó que Dokho le decía a Aries que en esa época era mejor que los acompañara a él, al mismo Shiryu y a Shunrei en Rozán, en lugar de estar solo en Jamir, pero el lemuriano insistía que sería demasiado peligroso para ellos, pues no sabía a qué atenerse con Saga usurpando el lugar del Patriarca.
Dragón sintió una nueva oleada de admiración y respeto por el caballero de la Primera Casa.
"Pero, Marin…" la voz de Seiya sacó al sino-japonés de sus pensamientos y se obligó a sí mismo a regresar a l tiempo presente "Tú nunca me dijiste nada" dijo Seiya, otra vez con ojitos acuosos.
"¡Claro que te lo dije!" dijo Marin en tono severo "Pero veo que es una de tantas cosas que decidiste pasar por alto… como todo lo concerniente al protocolo"
"Y ¿nunca tuviste una experiencia tétrica en los años que entrenaste aquí?" le preguntó Shiryu a Pegaso.
"Pues… no…" dijo Seiya tras pensarlo un poco.
"Más bien, no te diste cuenta" dijo Aiolia, nuevamente tomando asiento junto a su hermano.
Milo le imitó tiempo después. Ambos griegos tenían los ojos brillando contentos, por el combate anterior, que como era costumbre, les había ayudado a calmar ese espíritu de fuego que tanto Leo como Escorpio poseían.
"Yo recuerdo una vez, hace como cinco años, cuando tú estabas entrenando por tu cuenta en uno de los coliseos menores, ya entrada la tarde y pese a las advertencias de Marin. Estabas muy concentrado y tal vez por eso no lo notaste, pero tras una columna había una sombra vagamente humana que parecía mirarte fijamente con unos ojos rojos como brazas encendidas." Siguió Leo
"¡¿Qué?" dijo Seiya al punto de un colapso. Sus amigos se estremecieron mirando sorprendidos a Pegaso.
"Pues sí… fue por eso que ese día decidí pasar contigo la tarde, para asegurarme que todo estuviera en orden y que no te metieras en problemas. Esa fue la razón por la cual te llevé dentro de las salas de la Biblioteca" terminó Aiolia. Seiya tragó saliva nervioso, recordando a la perfección el día al cual el griego se refería, y sobre todo recordando la alegría que había sentido porque Aiolia se había tomado la molestia de pasar un tiempo con él (aún cuando lo hubiera llevado a la Biblioteca), para envidia de los otros aprendices.
"Seiya…" dijo Shun.
"Pero Aiolia hay algo que siempre quise preguntarte" intervino Marin "¿Por qué lo llevaste a la Biblioteca? En teoría en ese lugar también suceden cosas extrañas"
Aiolia se encogió de hombros, pero Milo rió y Leo lo miró feo. Pese a su traviesa mirada y sádica sonrisa, Escorpio no dijo nada y se limitó a mirar la manzana que había dejado medio mordida en el pasto.
"Pero no se inquieten" dijo Aiolos amablemente "No todos los habitantes del Santuario han tenido algún tipo de 'experiencia', de hecho la mayoría sólo ha escuchado la historia por parte de terceros"
"Por ejemplo, la sombra que distinguí y que acechaba a Seiya fue la primera y única vez que he visto algo así. Y recuerden que he pasado la mayor parte de mi vida dentro del Santuario" dijo Aiolia en tono tranquilizador,
"No obstante hay que admitir que aunque no veamos nada concreto, hay algo en el ambiente que lo enrarece… que lo vuelve macabro, de alguna manera" dijo Aiolos pensativo.
"Bueno… yo tengo que retirarme" dijo Hyoga un poco nervioso.
"¿Ya te dio miedo?" preguntó Milo socarrón, disfrutando, como siempre, molestar a quien consideraba un sobrino.
"¡Claro que no!" dijo el ruso-japonés exasperado, aún cuando ya conocía a Milo y su forma de ser. "Mi maestro me dijo que lo buscara en Acuario antes que oscureciera y no quiero llegar tarde"
"Claro, Camus quiere proteger a su aprendiz en esta época tétrica del año" dijo Milo levantándose y desperezándose. "Como sea, yo también me voy. Tengo asuntos que atender"
"¿Tú también te retiras?" preguntó Aiolia a Marin cuando la pelirroja se levantó
"Pues sí, tengo que ver unos asuntos con Argol y Misty" explicó Aquila.
Fue así que el grupo se separó, cada servidor de Atena tomando direcciones diferentes para terminar con los pendientes del día. Al final sólo Aiolia se quedó en el verde y dorado prado, sumido en sus pensamientos.
El relato que había contado acerca de la sombra semihumana había avivado recuerdos que prefería no razonar.
Reprimiendo un escalofrío, Aiolia pudo recordar con perfecto detalle los ojos rojos que miraban atentamente al joven Seiya, mientras este, ajeno a todo, entrenaba con el corazón y el espíritu dignos de un caballero de Atena.
El incidente había ocurrido unas semanas después de una eventualidad que Seiya había tenido con otros aprendices, quienes se habían burlado de su origen japonés. [1] Por ello, el entonces joven aprendiz estaba dedicando todo el tiempo posible para hacerse más fuerte y hábil.
Así que, al ver a la inquietante presencia, el guardián de la Quinta Casa inmediatamente decidió dejar lo que estaba haciendo (se dirigía a reprimir al jefe de los guardias de la parte noreste del Santuario por un desliz que había cometido) y llamó la atención de Seiya, quien feliz de ver a su amigo no le importó terminar abruptamente el entrenamiento autoimpuesto.
Pero Aiolia, por muy poderoso que fuera, había cosas que le hacían sentir inquieto y las cuestiones sobrenaturales eran una de ellas. Por lo que el castaño griego decidió que era mejor estar acompañado, aún cuando entonces no se llevaba muy bien con los demás caballeros dorados.
Recordando pues, que Camus había llegado desde Siberia para una visita breve al Santuario, Aiolia se había dirigido a la Biblioteca, donde era sabido que se podía encontrar al Caballero de la Décimo primera Casa. Y que además era también sabido que no se encontraría solo, pues Escorpio siempre aprovechaba esas visitas fugaces para pasar un tiempo con su mejor amigo.
Y Aiolia creyó que en la Biblioteca, al ser un edificio público, no sería tan obvio que estaba buscando compañía para él y para Seiya. Sin embargo, Milo sí que descubrió la razón, aunque por respeto jamás le dijo nada a nadie. Salvo a Camus.
Leo suspiró… al menos eso era ya un recuerdo… pero desde entonces, cada vez que el Otoño llegaba y hasta que la estación terminaba, el Caballero de la Quinta Casa no podía evitar sentirse intranquilo y recorría el Santuario con el cuidado con el que caminaría en territorio enemigo.
Cuando el viento comenzó a sentirse más fuerte y frío, Aiolia decidió que no era momento para sumirse en macabros recuerdos… y comenzó el regreso a las Doce Casas.
Fue así como el prado donde el grupo de amigos había pasado unos momentos tan agradables, se quedó en silencio y solo… hasta que unos momentos más tarde, una risa rompió la quietud del lugar, al tiempo que una mano gris salía del tronco de un árbol para recoger la manzana que Milo había dejado olvidada.
Continuará…
Espero que les haya gustado… No olviden dejar comentarios.
Disfruten esta época y… tengan cuidado de lo que se esconde en la oscuridad ;)
Nota: Samhain es una fiesta celta que se celebra desde la Noche del 31 de Octubre hasta la noche del 2 de Noviembre (de hecho, Halloween es la versión moderna (y un tanto desviada) de esta antiquísima celebración). Básicamente la tradición celta nos dice que en estos días el velo entre los mundos (este y el mundo de los espíritus, hadas, trasgos y Fae) se encuentra tan fino que ambos mundos no tienen límites entre ellos y por eso podemos ver todo tipo de 'apariciones'.
[1] ¿Recuerdan eso? Es un flashback y en el anime me parece que es la primera vez que vemos a Aiolia (¡Y sin armadura! Sólo con ropa de entrenamiento) Se supone que un grupo de aprendices estaban criticando a Seiya por ser japonés y servir a una diosa griega, por lo que Seiya se había deprimido mucho. Marin estaba tratando de animarlo cuando Aiolia apareció y le dio un discursito de la grandeza del corazón y la importancia del espíritu, no de la nacionalidad (Uyyy… Aiolia debería ser embajador de la ONU :))
