¿Ser Ninja es Igual a Ser un Arma sin Sentimientos?
Desde que se empieza la academia los ninjas son entrenados, instruidos en el arte de la lucha, en la belleza que ésta conlleva. Se les informa lo que conlleva ese camino en sus vidas, que un ninja es el arma y el escudo de la aldea, que lo primordial en las misiones es cumplir con el objetivo. Que las cifras no son tan importantes como el poder en combate y las habilidades de cada uno, un grupo de tres puede con cincuenta o más enemigos.
Se les enseñan técnicas primordiales para esas misiones a partir de las cuales cada uno se forma, dependiendo de el estilo que dominen, de su inteligencia… Todo influye en ese mundo, pero lo que jamás debe afectar son los sentimientos, las emociones. Si muere un compañero mata a tus enemigos, si te hieren, hiéreles a ellos, da igual lo demás mientras el objetivo sea alcanzado.
Pero… ¿acaso es así en realidad? ¿Un ninja no debe tener sentimientos? No, no es cierto. Un ninja necesita de sus sentimientos, de sus emociones, sin ellas no puede luchar, sin ellas no puede defender. Aquellos que eligen esa vida la eligen para defender aquello que aman, lo que es importante para ellos aunque signifique morir por ello.
Los ninjas son armas para luchar contra aquellos que amenazan lo que aman, son escudos que defenderán las vidas de sus congéneres. Un ninja es aquello que más valor tiene ya que son katanas de filo invertido, armas que atacaran y defenderán a su vez.
