¡Hola!

Título: Todo era culpa de Francis
Serie: Axis Powers Hetalia
Pareja: GilbertxElizabeta
Summary: Estaba seguro de que se le había pegado una de las odiosas manías del francés. No había otra explicación posible.
Advertencias: -
Clasificación: K+
Palabras: 426


Todo era culpa de Francis

Algunas veces se le pegaban las manías de sus amigos. No todas y no tanto como a ellos, al fin y al cabo, él era mucho más increíble, pero algunas veces se encontraba admirando la belleza de algunas cosas y otras, simplemente disfrutando del sol.

Si era sincero nunca podría entender la obsesión de Francis por darle amour a cualquiera que se le cruzase por delante -a ver, en realidad lo entendía porque su amigo era el país del amor, pero no lo compartía en absoluto- ni el porqué Antonio se pasaba el día durmiendo: el español dormía por la noche, por la mañana y luego de nuevo por la tarde ¿acaso era una marmota?

Le gustaban sus amigos, claro. Aunque no era tan increíbles como él, sí se acercaban bastante y no tenían ningún problema con salir hasta tarde a beber, aunque fuera a lugares extraños como burdeles o bares con mujeres semi desnudas y con extrañas prendas de ropa que cantaban canciones -creía recordar que Francis le había dicho que se llamaban cabarets-.

Volviendo a las manías, estaba seguro de que en ese momento se le había pegado una de las odiosas manías del francés. No había otra explicación posible para lo que le estaba ocurriendo en ese momento.

Él no podía estar pensando que los ojos de Hungría eran bonitos. No podía estar comparándolos con el bosque y por supuesto no podía estar pensando que le gustaría saber qué tan suave era su piel ni lo bien que le quedaban esas flores en el largo cabello castaño.

Ni siquiera debería estar usando la palabra "cabello". Él era demasiado asombroso para esas… cosas.

Entre todas las manías de sus amigos, en momentos como esos, prefería mil veces más las de la marmota que las del amante del arte.

Se iba a cargar a Francis cuando lo encontrara.

Hungría frunció el ceño.

—Gilbert, ¿querías algo? Si te vas a quedar ahí callado mirándome, tengo muchas cosas que hacer que estar aguantando tus tonterías.

Se moría por enredar los dedos en su pelo.

Hungría frunció más el ceño y se cruzó de brazos. Si ese era un concurso de miradas, ella no pensaba perder.

Cuando ella le devolvió la mirada sin apartarla, Prusia sintió sus mejillas arder. Al contrario de lo que ella había esperado, el prusiano no tardó ni cinco minutos en apartar la mirada, de un rojo más incasdencente que el hierro cuando se exponía al fuego para fabricar espadas y salir corriendo sin ninguna excusa plausible.

Definitivamente se iba a cargar a Francis.


Insisto, ¿por qué me parece que esta parejita es sumamente adorable? Aish

Espero que os haya gustado