Exhalante súplica

- ¿Estás segura que no quieres que vaya para allá?

Apago el auto y por un momento me quedo sentada ahí, escuchando la voz de Zen al otro lado de la línea. Realmente está preocupado, es una mezcla entre príncipe azul y hermano mayor cuando esta de este humor.

- Estamos perfectamente bien. –repito, conteniendo la diversión en mi tono de voz- En la mañana fuimos al oftalmólogo y todo está perfectamente bien. Su ojo ha sanado del todo después de la operación, pero le pusieron unas gotas que dilataron sus pupilas para hacerle unos exámenes, así que hoy debe evitar la luz. Antes de salir le di un té relajante para que le ayude a descansar mientras yo hacía las compras.

- Me alegra, princesa. Espero que Yoosung se recupere pronto para que puedas tomar un descanso también. –lo escucho suspirar teatralmente- Es una pena que él no sane tan rápido como yo.

Una risa se ahoga en mi garganta.

- No todos son monstruos. –le respondo, divertida.

- Lo sé. –suena divertido por mis palabras- Pero debes estar agotada.

Aunque no puede verme, niego. Las vacaciones que pedí eran mi propio descanso. Yoosung podía ser un poco infantil pero de la forma dulce. No era un mal paciente y era relativamente tranquilo. Zen se preocupaba un poco demás creyendo que estaba teniendo un mal rato. Bueno, todos los miembros de la RFA creían que necesitaban involucrarse. No de mala manera, claro, Yoosung era el más joven del grupo, de una u otra manera el resto se ponía protectores con él y como desde el inicio, también lo eran conmigo. Así que creían que necesitábamos ayuda. Pero en realidad era relajante, el tipo de vacaciones hogareñas que se nos daba bien a Yoosung y a mí.

- Zen… -acentúo mi regaño mientras bajo del auto y tomo las bolsas de mis compras- ¿No tenías una importante reunión con una televisora…?

- Por supuesto y me ha ido muy bien. –su voz suena jovial, disfrutando de la atención- Me han felicitado por mi esfuerzo y al parecer me darán un mejor papel del que me habían sugerido.

- Eso es bueno, extraño ver tu rostro en el televisor. –exagero un poco el asunto para distraerlo, no quería otra visita sorpresa de parte de Zen con la excusa de ver cómo estaba yo pero que realmente era su instinto de hermano mayor protector sobre Yoosung lo que lo enviaba a espiarnos con todas las mejores intenciones del mundo- Así que espero que te hayas esforzado para tener mucho tiempo en pantalla. Aunque eso podría alterar el corazón de las jovencitas a nivel nacional…

Lo escucho reír fascinado. Algo que tenían en común Yoosung y él era la facilidad que tenía para leerlos y lograr que hicieran lo más conveniente para la situación. Claro, con Zen era fácil porque era algo así como una cuñada platónica, tenía la ventaja en ese sentido. Pero me compadecía de la chica que terminara en las garras de este galán albino con la posibilidad de acelerar el corazón de muchas con un par de frases. Mis ojos espían el interior de las bolsas, sonriendo ante la anticipación, le prepararía un pequeño gusto a Yoosung para celebrar que todo había salido bien.

- …y la productora dijo que no había conocido a un hombre tan atractivo como yo… -Zen continúa con su anécdota, mientras hago mi camino del garaje hacia la casa.

- Cuidado, no vaya a ser que la productora se ponga "curiosa" contigo. –le aconsejo, con el teléfono atrapado entre mi mejilla y hombro, maniobrando con las bolsas- Hay devoradoras de hombres por todos lados. –y dejo un tono ligeramente exagerando y obviamente en broma filtrarse en mi franco consejo.

- ¡Tiene como cincuenta años!

- "El Diablo sabe más por viejo que por Diablo" –le recuerdo, balanceo las compras en una mano para sacar las llaves y muy despacio voy quitando los seguros de la puerta trasera, que da hacia la cocina.

Si Yoosung está durmiendo, no quiero despertarlo.

- No hagas que me preocupe… -ruega Zen.

No oigo más. Antes de salir dejé todas las cortinas puestas por si Yoosung deseaba salir de la habitación por un vaso de agua o algo similar. Obviamente el cuarto era el más oscuro de la casa, así que él debía quedarse ahí. En mi buena fe, había supuesto que él se había quedado en el dormitorio, esperando por mí y descansando como dijo el doctor.

- Zen, te llamo luego.

Obviamente me equivoqué.

Yoosung se congela en el acto. Mi voz le ha advertido de mi presencia. Como si cargara una bomba, baja los fideos instantáneos, sus ojos muestran la preocupación de quien sabe que ha actuado mal.

- Yo…

Una semana atrás ya le habían quitado el protector para su ojo. A simple vista lucía completamente recuperado, pero yo lo conocía bien, tenía las pupilas increíblemente dilatadas así que aun la luz que se filtraba por las finas cortinas de la cocina debía estarle molestando. Cierro la puerta y avanzo, notando que intenta ayudarme con las bolsas pero le fulmino con la mirada, congelándolo en el acto.

- Pero…

- El doctor dijo que no podías cargar cosas pesadas. –le recuerdo, dejando todo en el mesón.

Yoosung necesitaba descanso, aun cuando las operaciones láser eran de rápida curación, la suya había sido delicada y la mejor forma de garantizar que estaría perfectamente bien era tomarse las cosas con calma.

Mi dedo índice señala una de las sillas al otro lado del mesón, aquellas que usamos para desayunar o conversar mientras alguno de nosotros cocina y el otro le hace compañía. Yoosung intenta protestar pero algo en mi mirada lo hace sonrojarse y encaminarse hacia la silla.

- Siéntate sobre tus manos. –ordeno.

Otra vez parece que va a protestar pero solo se sonroja más y asiente, haciéndome caso. Si no le daba una pequeña lección, terminaría volviendo a descuidarse a sí mismo. Y ese era un tema extremadamente delicado para mí. Después de los riesgos que pasó por protegerme, no soporto la idea de que algo malo le pase. Muchos menos por ¿Unos fideos? ¿En serio? Había comida en el refrigerador si es que tanta hambre tenía. Él sabía que no iba a tardar y que haría algo de comer al regresar. El dormitorio principal estaba escaleras arriba y por las gotas que usaron con él, su sentido de profundidad y enfoque no era el más óptimo ¿Qué hubiese pasado si se hubiese resbalado al bajar…?

- ¿Estas molesta? –pregunta, dubitante. Pero sin desobedecer mi petición se mantiene en su lugar, esperando por mí.

- No… -admito, avanzando hasta él para abrazarlo contra mi pecho- Pero haces que me preocupe.

- Has cocinado todos estos días, pensé que podría hacer algo rápido. –Yoosung levanta su rostro para buscar mi mirada- Cuando viví solo aprendí algunos trucos para cocinar algo delicioso y rápido con cosas muy simples. –me explica.

Un suspiro escapa de mis labios ¿Cómo enojarme con alguien que tenía una mirada tan sincera?

- Igual… -susurro, tomándolo del rostro para que lo levantara en mi dirección- Me preocupaste. –le regaño, inclinándome lentamente.

Yoosung es un libro abierto, sus ojos se abren con sorpresa anticipada e intenta acercarse desde su limitada posición. También es bueno siguiendo órdenes, sus manos siguen debajo de sus piernas cuando me siento sobre su regazo, frente a frente. Por cosas como estas es que no quiero visitas inesperadas, Yoosung se ha esforzado mucho para conseguir su PHD en Veterinaria, así que tuvimos que sacrificar algunas vacaciones y tiempo de pareja para que él terminara todo en tiempo record. Este tiempo de recuperación para Yoosung también ha sido un espacio para ambos. Mis brazos rodean su cuello y acorto la distancia hasta besarlo. Él suspira contra mis labios, como la primera vez que nos besamos, aunque en esta ocasión estamos solos. Lo siento inquieto bajo mi cuerpo, sé que quiere estrecharme contra su cuerpo pero admiro su empeño en complacerme. Sus labios son suaves y cálidos, recorrerlos es como profanar algo muy dulce, increíblemente tentador y adictivo. Pero definitivamente no es un niño, a pesar de su limitada situación, no tarda acariciar mi boca con su lengua hasta entrar en mí y devorarme con demasiado ímpetu. El aire se escapa de mis pulmones, Yoosung sigue actuando como si pudiese desaparecer entre un parpadeo y otro. Él es cálido, avaro y voraz cuando me besa. Me hace olvidarme de cualquier cosa que no sea él. Mis manos ahora me sostienen de sus hombros para no caer, se ha inclinado para buscar mis labios y ahora soy yo la que suspiro bajo su peligroso beso. Al final debo rendirme y separarme agitada en búsqueda de aire. Mis ojos buscan los suyos, se ve tan alterado como yo pero sigue mirando mis labios a través de sus largas pestañas. Él es la inocencia corrompida y me cuesta centrarme cuando me mira así.

- Ven… -me pide, separando sus labios, acariciando el aire que nos separa con su boca, como si pudiese darle mordidas a la distancia hasta desaparecerla por completo.

Demasiado tentador, demasiado.

Pero mi cuerpo toma el control y acorto la distancia entre ambos, lo empujo de vuelta contra el respaldo y engancho mis tobillos en las patas traseras de la silla para no dejarlo escapar, creando más presión para que no pueda mover sus manos bajo nuestro peso. Él intenta acercarse, busca mis labios porque cree que esa es mi intención y por eso he acudido a su encuentro. Pero me hago hacia atrás, dejo que solo sienta el roce de mi labio inferior como el aleteo de una mariposa antes de alejarme. Una sonrisa traviesa se forma en mis labios y lo esquivo otro poco, hasta que beso su mandíbula, justo debajo de su oreja.

- Yoosung, debes tener más consciencia sobre ti mismo ¿Si? –pido, susurrando contra su oído.

Él me busca, gira el rostro en mi dirección pero lo esquivo. Un jadeo de frustración sale de sus labios y se acerca más, lucha por soltar sus manos pero hago más peso con mi cuerpo hacia él, aunque mantengo cierta distancia entre ambos para evitar más tentaciones de las que ya tengo.

- Quieto. –regaño, mordiendo el lóbulo de su oreja como castigo- No tienes permitido mover tus manos.

- Déjame besarte… -pide, sus ojos se ven ligeramente oscuros y sus mejillas se han enrojecido- Por favor… Ven… -susurra.

Mi cuerpo se estremece. Yoosung es muy tierno y le han dejado muy en claro eso. Lo que en algún punto pudo ser una inseguridad para él, ahora es un arma letal entre ambos. Él es capaz de protegerme con su vida para mantenerme feliz pero también rogarme con su alma para que acorte la distancia. Y ambos lados de él son peligrosos para mí. Porque sé que si me acerco a su boca él terminará besándome cada parte de mi cuerpo hasta hacerme sentir cuanto me adora. Y ya he perdido la batalla contra esos peligrosos labios, contra ese devoto amor. Pero castigarlo, limitado un poco, jugar con su resistencia también es algo que me afecta a mí, hace que quiera ser egoísta y no salir de esta casa por días.

- Primero promételo. –sigo manteniendo la distancia tan corta que su aliento cálido cae sobre mi boca y cae sobre mi cuello- Me preocupaste.

Yoosung levanta su mirada, decidida, esa que es capaz de darlo todo para vencer.

- Lo prometo. –lo dice con tanta solemnidad que son mis mejillas las que se sonrojan- Ahora ven.

Y ya no pide, pero aun así deja ver cuánto me necesita. Me inclino en su dirección o por lo menos planeo hacerlo, porque mi celular comienza a vibrar en el bolsillo de mi cadera. Él duda un momento y eso me basta para tomar ventaja. Si no lo hubiese hecho y en su lugar se hubiera lanzado a mis labios, ni siquiera hubiese pensado en mi celular. Pero su duda me da poder y contesto desde mi bolsillo, sacándolo para que lo vea. De esta manera se que se quedará quieto, esperando por mí.

- No… -murmura, apretando sus labios con frustración.

- ¿Jaehee? –pregunto, levantándome del regazo de Yoosung- ¿Pasó algo?

- Zen comentó en el chat que estaba preocupado de que cortaste repentinamente. –su tono profesional es implacable, pero el tiempo me ha enseñado a ver la preocupación que florece debajo de sus palabras tan directas- ¿Ocurrió algo? El señor Han cree que debería llamar al doctor…

Le hago una señal a Yoosung para que vuelva al dormitorio, mi mirada debe demostrar algo porque sonríe divertido.

- Diles que no me he olvidado de como respirar. –susurra, riéndose, mientras se encamina escaleras arriba- Y ven pronto, por favor. –pide, el borde de sus orejas se sonroja cuando me mira pero sigue su camino.

Este hombre va a matarme, era la mezcla perfecta de ternura y erotismo.

Mis ojos siguen su figura, agradezco que tome cuidado y dejo que Jaehee hable hasta que lo escucho por el pasillo de la planta superior.

- Todo está bien. –corto amablemente, comenzando a guardar las cosas que he comprado- Solo encontré a Yoosung merodeando en la cocina y debía cruzar unas palabras con él para que tuviese más cuidado ¿Puedes avisarles al resto que no necesitamos un equipo de rescate ni nada?

- Yoosung debería tener cuidado, pudo haberse rodado las gradas…

Me alegra ver que no soy la única que imaginó ese escenario.

- Puedo ir después del trabajo…

La persona que amo vino con un paquete de hermanos mayores adoptivos y desde el accidente con su ojo se volvieron increíblemente más activos. Bueno, también eran mi familia, con el tiempo había conocido sus mañas y lo que decían entre líneas. En realidad no podía quejarme, era maravilloso pertenecer a un lugar donde las otras personas querían que estuvieses bien.

- Todo está en orden. –juro, preguntándome cómo debía explicarles que no queremos visitantes sin sonar avariciosa o grosera- ¿Qué tal si almorzamos mañana juntas? –sonrío con victoria- Iré por ti a la oficina y te explicaré todo.

La escucho contener un suspiro. Hay algo tierno en ser la primera amiga de alguien, puedo notar como los engranajes en la mente de Jaehee la hacen tener una lucha de conflictos internos. La emoción de un tiempo fuera del trabajo y la duda de si me estará quitando tiempo. Tal vez deba hablar con Jumin ¿No será que esta llenándola de trabajo otra vez, verdad? Y ahí estaba, preocupándome por ellos cuando segundos antes me quejaba de que se estuviesen preocupando por mi vida diaria con Yoosung. Las mañas se pegan en la RFA.

- Hay un lugar al que quiero ir. –me adelanto, subiendo al siguiente piso- ¿Qué dices? Me gustaría comer acompañada y tener una charla entre chicas para variar.

Hay una pausa, la voz de Jaehee se suaviza cuando acepta y me habla de una cafetería cerca de su oficina a la que podríamos ir en otra ocasión. Aunque mi intención era distraerla para que apartara la idea de venir, no puedo evitar sonreír al saber que le gusta nuestro próximo plan. Pero la realidad golpea, por lo menos para ella en forma de informes que realizar y debe colgar. Le encargo que calme a los chicos y confío en que sabrá hacerlo.

El televisor encendido en el dormitorio llama mi atención, pero encuentro a Yoosung con los ojos cerrados, boca arriba, solo escuchando los diálogos de una serie al azar.

- ¿Van a venir corriendo? –pregunta, buscando a tientas el control remoto.

La habitación está en completa oscuridad y el brillo del televisor esta al mínimo. En realidad Yoosung podría ver algún programa, dado el nulo brillo, pero me alegra que en serio este siendo precavido. Las gotas seguirán haciendo efecto en él por un par de horas más. El televisor se apaga y nos quedamos en silencio. Pero saco mi celular y busco entre mis contactos un número específico. Yoosung me mira extrañado y yo le saco la lengua juguetona.

- VFC, Fried Chicken, buen día. Nuestra promoción del día es seis presas de pollo más papas fritas grandes y una ensalada por…

Antes de darme cuenta Yoosung está a mi lado, con su oído pegado entre el celular y yo. Me mira con sorpresa y la picardía en mi mirada lo pone en aviso.

- Podemos pedir algo diferente…

Rápidamente tapo el celular y niego.

- El pequeño Yoosung ama el pollo frito. –le recuerdo, con una sonrisa traviesa, apartándome de él, claro de pequeño tiene nada, pero la alarma en su rostro hace que quiera seguir molestándolo- Mimar a Yoosung es por medio de pollo frito. –retiro mi mano y atiendo a la mujer en el otro lado de la línea- Me gustaría pedir la promoción del día…

- No me trates como niño. –me regaña, pero está sonriendo, da un avance en mi dirección y yo pongo la cama como obstáculo entre ambos antes de que pueda atraparme- Hey…

- ¿Y podría enviarme uno de sus postres…?

Un grito se ahoga en mi garganta cuando Yoosung salta sobre el colchón y gatea en mi dirección. Lucho para que la operadora no se dé cuenta que estoy esquivándolo mientras le doy mis datos personales y el número de la tarjeta de crédito.

- ¿No le gustaría agregar alitas picantes a su pedido?

Las manos de Yoosung rodean mi cintura, atrayéndome contra su pecho y haciéndome tropezar con sus pies. Ambos caemos en la cama, frente a frente y lo escucho reír contra mi cuello. Mis dedos luchan para mantener la conversación regular tapando la bocina todo lo posible y acepto lo que sea que me diga la operadora cada vez que siento que espera que diga algo. Una parte de mi mente me dice que escuche lo que me están ofreciendo, pero mi cuerpo está luchando por soltarse de Yoosung quien tiene sus manos firmes en mi cintura y hace difícil que logre ponerme boca abajo sobre el colchón y gatee lejos de él. Antes de darme cuenta el pedido tiene doce alitas picantes, pastel y gaseosa. Cuando cuelgo, las sábanas están desordenadas y tengo a Yoosung sobre mi espalda, a gatas y abrazándome contra su pecho. Yo siento el aire faltarme por tanto reír y el celular se resbala por entre mis dedos.

- ¡Gané! –grito con triunfo, mirándolo por sobre mi hombro con una sonrisa victoriosa.

Pero él solo me gira del todo, dejándome boca arriba y toma mi rostro entre sus manos, inclinándose en mi dirección. Mi corazón se dispara, soy consciente de su cuerpo sobre el mío y el cómo ambos estamos agitados. Aún tengo la sensación de su beso devorando mis labios de minutos atrás y levanto un poco el rostro, acortando la distancia entre ambos. Solo tenemos media hora antes de que la comida llegue y de repente ya no quiero bromear a su costa.

- ¿Te he dicho que me encanta cuando ríes? –me pregunta, apoyando su frente contra la mía- Aun cuando bromeas a mi alrededor, sé que nunca lo haces con mala intención.

- No puede haber mala intención con el pollo frito. –susurro.

No hay necesidad de alzar la voz, la habitación está en ligeras penumbras, sus manos me están tomando con delicadeza y hay un brillo de dicha en su mirada.

- Un picnic. –propongo- Traeré una manta para no ensuciar nada y podremos ver una película que hayamos visto cientos de veces para que no tengas que forzar tus ojos. Por todo lo que acepté, vamos a comer pollo todo el día. –admito, riéndome.

- A excepción de Seven, el resto nos regañaría por un picnic así. –me recuerda Yoosung, pero hay un brillo en su mirada que conozco bien, que va totalmente conmigo.

- Será nuestro secreto. –mis brazos rodean su cuello, totalmente cómoda con estar tan cerca, con su afecto tan expresivo y cálido- Nuestra pequeña rebelión.

- Una rebelión de pollo. –acepta, sonriendo.

- ¡Y papas fritas! –canto con victoria.

Y ríe, asintiendo. No importan los años que hayan pasado o que él ahora sea un exitoso veterinario con un PHD en la más importante clínica de la ciudad, seguimos atesorando a nuestros niños internos. En unos días su tiempo de reposo acabará y volverá al trabajo, al igual que yo. Cuando eso ocurra seguirán nuestras rutinas como adultos, en un mundo de decisiones importantes. Pero en este momento somos los dos, con comida deliciosa en camino, una cama desordenada y ambos abrazándonos como si fuésemos aun enamorados que no han perdido la emoción de tenerse al otro. Yoosung me demuestra con todo esto que el amor no es solo la pasión que se encuentra entre ambos, sino la dicha que podemos encontrar en las simples cosas.

- Desvelémonos esta noche. –me propone, sigue divertido por nuestro plan- Si nos da hambre pediremos pizza.

- Oh, que motín tan grande. –bromeo- ¿Pollo y luego pizza?

- Son nuestras vacaciones, podemos comer lo que queramos. –me recuerda.

- Entonces pollo y luego pizza. Nos desvelaremos viendo películas y jugando videojuegos. –acuerdo, colgándome de su cuello cuando comienza a sentarse sobre sus talones y va cargándome con él- Nadie se enterará o Jumin enviará un chef para que nos cocine algo.

- ...o llamará a mi madre. –Yoosung hace una mueca, negando- Y nos regañará a los dos.

- Pero tu madre es muy amable conmigo.

Tal vez porque cree que soy la razón por la que su hijo logró conseguir tan buenas calificaciones y titularse tan rápido…

- Igual te regañará. –su sonrisa se ladea- Así que debemos mantenerlo en secreto.

Me acomodo en su regazo, mis piernas rodean su cintura y aun lo tengo por el cuello. En esta ocasión es diferente, él desliza sus dedos por mi cintura y hay un ambiente cómodo que se asienta sobre nosotros. Una pequeña sonrisa se forma en mis labios cuando noto que me estrecha contra él hasta desaparecer cualquier espacio entre ambos.

- ¿Cómo te sientes? –pregunto, deslizando mis dedos por el perfil de su ojo antiguamente herido- ¿Te molesta algo?

- Estoy bien. –Yoosung usa el tono de voz de aquel que ha repetido esa frase cientos de veces y francamente debe ser verdad- Y debes estar feliz ¿Verdad?

Su pregunta me toma por sorpresa y ladeo el rostro, con curiosidad. Su sonrisa se acentúa, algo burlona.

- Voy a tener que usar lentes de descanso cuando quiera leer o trabajar en la computadora. –me recuerda.

No puedo ocultarlo y una gran sonrisa se forma en mis labios. Yoosung adquiere un aire inocentemente intelectual cuando lleva lentes, pero cuando esta con su bata de trabajo se ve… Como el tipo de doctor que sueñas que te seduzca pero que sabes que no lo hará por lo bueno que es. Me cuesta explicarlo. Pero una parte de mi se inclina ante él con más debilidad cuando lo veo usarlas. Una de las razones por las que lo visitaba tanto en el trabajo y lo picaba hasta provocarlo, era por la forma en que rápidamente me acorralaba. A veces contra el escritorio y otras veces justo entre la pared y él. Pero en ambas ocasiones el dulce Yoosung tomaba un aire más seguro al querer demostrarme lo adulto que era. Al querer recordarme de lo que era capaz. Y esos lentes, junto con su bata, mostraban un lado de él que no había esperado. Si, seguía siendo la misma persona que besaba el espacio entre mis dedos con dedicación antes de dejar un camino de húmedos roces por mis muñecas y luego saltaba a mi cuello para luego huir hacia mis muslos. Pero también el Yoosung provocado en su territorio era más atrevido, tan intenso en sus palabras como siempre pero también en sus acciones.

Me alegra saber que los lentes se quedarán, tendré que comprar nuevos con la medida que ahora él necesita, pero vale la pena.

Los dedos de Yoosung presionan mi cintura, haciéndome soltar una carcajada. Mi mirada sale disparada, buscando la suya para que se explique ante este acto a traición. Pero su sonrisa es más traviesa y sus dedos se mueven sobre mis costillas hasta hacerme jadear entre risa y risa.

- ¿No podrías sonreír más de felicidad? –me acusa, divertido- Tú y tu fetiche con los lentes ¿Me debería preocupar de Seven?

Lucho por apartarme pero yo misma he puesto mi trampa al estar tan cerca de él. Mis pies se resbalan sobre las sábanas pero logro apartarme solo un poco. Yoosung se percata y me tumba en la cama, confinándome en una tortura de risas y agitaciones.

- Seven es como mi cuñado. –logro jadear, mirándole casi con reproche aunque no puedo parar de reír- ¡Solo me gusta Yoosung con lentes! ¡Yoosung con lentes es sexy!

Lo hago. Confieso. Y los dedos se detienen inmediatamente. Ahora él me mira con sorpresa y su boca está ligeramente abierta, sin poder creerlo. No puedo evitarlo y estiro mi mano para apoyar mi dedo índice sobre su mentón y empujo hacia arriba, cerrando su boca. Una sonrisa pequeña se forma en mis labios y retiro mi agarre.

- ¿No lindo? –pregunta.

Niego.

- ¿Sexy? –repite.

Asiento.

Las alertas se disparan en mi cabeza cuando veo que sonríe de lado y sus ojos se entrecierran. No hay nada lindo en eso. Pero definitivamente es demasiado provocador. Las risas desaparecen y acorde él se inclina, yo separo suavemente mis labios. Su agarre se vuelve firme en mi cintura. El cálido aliento de Yoosung hace contacto sobre mi piel, desde mi cuello, ascendiendo por mi mentón hasta terminar sobre mi boca.

En algún lugar entre las sábanas de nuestra cama comienza a sonar estrepitosamente mi celular.

Me contengo de maldecir pero Yoosung ya se ha lanzado sobre el mismo. Me sorprende cuando contesta en mi lugar sin siquiera mirarme. Él siempre ha sido respetuoso con mis cosas y nunca he tenido que preocuparme de que quisiera curiosear en ellas. Pero por el determinado gesto noto que sus acciones tienen que ver más con la frustración.

- Realmente eres insistente. –ni siquiera saluda, tiene el ceño fruncido y se mantiene sobre mí, apoyando sus rodillas a los costados de mis piernas y su mano libre a la altura de mi cintura- Mi esposa y yo estamos muy ocupados.

El sonrojo en mi rostro no se debe a su extrema sinceridad. Parte de amar a Yoosung implica que tenga estos impulsos naturales cuando habla sobre nosotros. Pero es el tono que usa al decir "mi esposa" que puede conmigo y él lo sabe. Una sonrisa se aflora en sus labios. Aunque juegue con él y me guste su lado juvenil, Yoosung sigue siendo un adulto dedicado, una pareja que se esfuerza cada día y un esposo que me prioriza. La mayoría del tiempo la gente cree que somos dos novios por la manera despreocupada y divertida en la que actuamos pero eso es lo que hace tan valiosa nuestra relación. Los años pueden pasar y sigo encontrando en él un calor agradable y reconfortante que puedo llamar hogar. La sonrisa suave, la risa cómplice, el ritmo relajado, el juego íntimo. Todo eso es mi hogar.

- …no me importa que estés preocupado. –continúa hablando, inclinándose hacia mí- Nos estás interrumpiendo.

La risa y el reproche de Zen llega a mis oídos. No sé qué está diciendo exactamente pero sospecho que parte de eso es un regaño contra Yoosung por no valorar su preocupación. Una sonrisa se forma en mis labios. También eso es mi hogar, los protectores, los bromistas, los curiosos y a veces intensos miembros de la RFA. Todo el paquete.

- …No estoy siendo grosero. –Yoosung aprieta ligeramente sus labios en reproche, se ve algo infantil porque a pesar de su deseo de imponerse, debe luchar contra su posición de hermano menor en esa dinámica con Zen- Pero… -retoma fuerza, me mira a los ojos y yo le trasmito ánimos, no sé para qué, pero ¿Qué es lo peor que puede pasar?- Te recomiendo que ya no llames más. Ninguno de ustedes.

Mis ojos se abren con sorpresa.

Eso…

Eso es inesperado.

Yoosung entrecierra los ojos, victorioso. Al parecer también sorprendió a Zen.

- Mi esposa y yo vamos a estar muy ocupados. –continúa, algo engreído por habernos tomado por sorpresa- Así que avísales al resto que no existiremos por el resto de días que tenemos libres.

Y colgó.

Y mi celular se desliza sobre la cama hasta el extremo más lejano.

Ahora él se ve más orgulloso, hay un brillo de picardía en su mirada cuando vuelve a acorralarme y sus labios caen sobre mi mentón, siguiendo el camino de mi garganta hasta erizar mi piel.

- ¿Algo que quieras decirme? –susurra justo sobre mi escote.

Cuando busco sus ojos noto que me mira a través de sus pestañas. Aunque suena seguro, puedo notar el sonrojo en sus mejillas y la expectativa por mi reacción. Aun puede tomarme por sorpresa pero también quiere saber si tiene mi aprobación en eso. Una sonrisa se forma en mis labios y antes de que se dé cuenta lo empujo para rodar y quedar sobre él.

- Yoosung… -llamo, deslizando mis manos por sobre sus brazos, empujándolo a que los junte sobre su cabeza y atrapo sus muñecas ahí- Te amo. –murmuro sobre su boca.

Y él levanta el rostro para besarme. No lucha por soltar su restricción y yo me recuesto sobre él, dejando que sea su boca quien me devore. Cada faceta de él es preciada para mí y cuando jadea sobre mis labios, ondeando su cuerpo contra el mío en búsqueda de cercanía, mis manos se aferran más a sus muñecas para inmovilizarlo, pero expongo mi cuello a sus labios, dejándome llevar.

- Déjame amarte. –exhala en una súplica, buscando mis ojos cuando me distancio un poco.

Sus ojos están nublados y puedo notar que respira por su boca, agitado.

- Siempre. –y suelto sus manos.

Vuelvo a olvidarme de todo excepto de él. Esta es la forma en que quiero vivir.

¡Saludos criaturitas diurnas y nocturnas! Siguiendo con mí idea de hacer por lo menos un one-shot de cada ruta ahora pude llegar a nuestro pequeño tesoro.

Hablar de la operación de Yoosung me hacía recordar a mi propia operación. Claro, la mía fue para que ya no tuviese que usar lentes. Pero ambas son operaciones láser y tienen ciertos tipos de cuidados similares para después de la operación. Oh, tiempos aquellos.

Esta característica de Yoosung de buscando ser dominado la saqué de múltiples diálogos y llamadas en todas las rutas en donde interactúas con él. Aun con el buen final de Yoosung seguimos hablando de una persona que necesita que le dirijan. Así que quise explorar ese aspecto dentro de su relación sin irnos a pensamientos BDSM (Si, dejemos eso para Jumin. Broma. Broma).

Una de las cosas que más aprecie en la ruta de Yoosung es que MC se caracteriza por ser compresiva e interesarse en el resto. Esa enorme paciencia y guía que tiene con Yoosung creo que terminaría usándola con el resto de miembros del RFA. Además que de las primeras cosas que Yoosung ve en ella es su buena disposición con el resto.

Me gustó jugar con el "fetiche" de MC con los lentes. Eso realmente me tomó por sorpresa cuando me enteré pero ¿Quién soy yo para decir algo? Mis personajes favoritos suelen tener lentes. MC te apoyo. Te apoyo.

Así que este es un día cualquiera en la vida de casados ¿Qué opinan?

¡Nos leemos!

Nocturna4