Lenguaje fuerte. Contenido sexual.


Felicidad

¿Qué es bueno? Todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.

¿Qué es malo? Todo lo que proviene de la debilidad.

¿Qué es felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder; que queda superada una resistencia.

No contento, sino aumento de poder; no paz, sino guerra; no virtud, sino aptitud.

Friedrich Nietzsche


Ándate.

La espalda de Bulma sangra, sus muñecas lucen brazaletes de hematomas ostentosos, su entrada está llena de tu esperma y tú estás nuevamente nervioso, no obstante hayas apagado tu apetito sexual una, dos, tres veces. Recoge tus ropas, muéstrale tu espalda, abre la puerta y déjala sola, como lo has hecho siempre, y entonces regresa a entrenarte.

Pero los músculos te duelen, los sientes pesados, estás cansado y, esta mañana, necesitas un minuto más para abandonar aquella habitación.

Estás sentado sobre la cama, con las piernas abiertas y el miembro libre, y te interesas en sus ojos tan brillantes y luminosos que no desentonan para nada con la sonrisa radiante que tiene en el rostro. Se avecina gateando, y no deja de provocarte, mordiéndose el labio inferior. Está frente a ti, se frota sobre tu rodilla, te acaricia la entrepierna, acomodándose justo frente a tu miembro, nuevamente excitado.

Y la culpa es solamente suya, cuando con malicia y ojos inocentes, ha hundido un dedo en su entrada, impregnándolo de tu semen, y después lo ha lamido con gusto.

¡Maldita!

Besa tu miembro, después entreabre la boca y lo introduce en ella. Succiona con fuerza, marcando un ritmo innato, de tal forma que no tienes necesidad de tomarla del cabello para obligarla a aquello que deseas tú.

Te hace sentir bien verla arrodillada a tus pies.

Te gusta y ella lo sabe: tal vez es ese el motivo por el que te mira con ojos inquietos. ¿Espera algún pequeño gesto de aprobación de tu parte? ¿Quiere tergiversar tus gemidos para interpretarlos como unas felicitaciones mudas?

"No eres más que una prostituta."

No le darás jamás aquella satisfacción: aprieta los dientes y cierra la mandíbula.

Ella frunce el ceño pero no se detiene. Continúa divirtiéndose con la lengua, hasta que no resistes más y terminas en su boca. Y ella, aunque es libre para terminarlo, no retrocede, y traga todo.

Es arrogante, no tiene pudor, es bella y sucia, y tú siempre tienes ganas de follarla hasta hacerle daño, pero debes alejarte de ella. Debes entrenarte, debes convertirte en super saiyajin. La fuerza y la victoria son lo más importante, no los instintos sexuales.

Se alza en pie y se limpia la boca con el dorso de la mano, y después te mira satisfecha y vencedora. Es ella tu impedimento. Es el motivo por el cual no logras convertirte: ella te distrae, te degrada.

"Ándate Vegeta. Debes entrenar, ¿no?" Bastarda.

Sientes una vena pulsar tu frente y, si miraras la situación desde fuera, con otros protagonistas, estallarías a carcajadas: el príncipe guerrero divirtiendo a la propia prostituta.

Bulma se ríe desdeñosa: es feliz y tú la odias con todo tu corazón. ¿Es bello sentirse poderosa para someter a un dios de la guerra, verdad? ¡Morirá! Lo juras por tu honor y no te contentarás hasta profanar su cuerpo muerto con saliva y esperma.

"Vete a la mierda, puta."


No sabes si quiere volver a verte a ti, después de tanto tiempo, o realmente es tan curiosa y enamorada de su trabajo de científica que, ha decidido desafiar a la suerte y a la muerte, solo para divertirse con la maravilla tecnológica que representaban para ella los androides.

La detestas y no tienes ninguna intención de mover el culo para salvarla a ella y al hijo que no deseabas, pero, mientras se precipita con aquella avioneta de su invención, debes admitir que se necesita ser valiente para arriesgar la propia vida por un juego, un acto tan inútil como el querer demostrar a esos pedazos de lata y a los amigos idiotas de Kakaroto que tú eres el ser más fuerte. Encoge los hombros y vuelve a patrullar la zona en busca del androide número 20.

La última imagen que tendrá antes de morir será el color dorado de tu cabello, y la última bocanada de aire amargo que tragará será la convicción de no haber significado nada para ti. La avioneta se estrella en el suelo y tú sonríes alegre porque sabes que te importa una mierda Bulma Briefs.

"¿Por qué no los has salvado?" Habría sido una buena acción y Trunks busca obligarte a pensarlo así, busca hacerte arrepentir, con aquellos ojos azules reprochadores.

"¿Salvar a quién?" Te sientes disgustado mientras lo dices: la muerte no es la inexorable puta que te recordabas, o tal vez la terrestre le resulta insoportable hasta al mismo diablo.

"A Bulma y al bebé. Si no me equivoco es hijo tuyo."

"Es hijo mío, pero verás: no me importa nada de ellos. Ahora largo de aquí que debo encontrar al androide."

Tu hijo tal vez te odia, pero tú seguramente te amas. Sabrás aceptar las cosas.

"Te matará." No, eres netamente más fuerte y él lo sabe, pero es tonto y débil como su madre: busca hacer vacilar tu seguridad e sembrar la duda.

Podrías morir.

¿La ebriedad de una fría roca como lápida o la satisfacción del cálido amor familiar?

"Eres solo un estorbo, insecto."

El androide 20 no te evitará, no evitara la batalla, no te quitará la felicidad de la muerte. Eres el príncipe de los Saiyajin, el guerrero más fuerte del universo, y eres feliz.