En el pasillo de las barracas.
"¿Qué es lo que el universo tomó en cuenta al elegir al verdadero guerrero dragón?"
Advertencia: Todos los personajes narran su propia versión en esta historia. Posiblemente se confundan con los diálogos y pensamientos de los personajes. (Narradores: Shifu, Tigresa)
No soy dueño de kung fu panda
(Bostecé nuevamente mientras caminaba por las barracas de mis estudiantes, en unos minutos más sonaría el gong y tenía que estar allí para saludarlos…y despertar a Po.
Ayer fue un día muy agotador y estoy seguro de que hoy no será diferente. Intenté ver un poco más sobre la oscuridad del pasillo pero mis intentos fueron en vano, aun así seguí andando mientras pensaba en lo que les diría a mis alumnos, últimamente los 5 han estado mejorando y me estuvieron ayudando con el entrenamiento de Po, el, bueno, no se ha metido en problemas desde hace tiempo, talvez el darles un respiro no sea mala idea…)
– ¡Ah! …Po… –gruñí para mí mismo cuando tropecé con algo en el suelo, supuse de quien era la culpa.
– Le dije que no dejara sus juguetes en el pasillo.–escuché una voz dentro de una de las habitaciones.
– ¿Tigresa? – Me levanté del suelo y tomé lo que, precisamente era una figura de acción de Po. – ¿Qué haces despierta a esta hora? –Pregunté mientras ella abría la puerta de su habitación.
–Ya casi sonará el gong– Respondió mientras hacia una leve reverencia saludándome.
– Casi –Repetí – Aún falta tiempo, vuelve a dormir. –Hice un ademán señalando su habitación.
– Pensaba ir a la sala de entrenamiento…–
– Aún no ha sonado el gong, podrías estar durmiendo…–La interrumpí
– Podría estar entrenando.–Esta vez ella lo hizo.
(Pudo haber sido descortés, pero al final, de todos modos tendría que levantarme para ir a entrenar. Shifu lo sabía, no entiendo por qué es un problema. Es como si le molestara más el que yo me levante muy temprano que el que Po despierte 10 minutos después del gong.
Ya había estado despierta desde hace más tiempo, estaba a punto de salir de mi cuarto, pero escuché un ruido en el corredor y al abrir la puerta, me di cuenta de que era Shifu.)
– ¿Por qué tanta prisa? – (Está bien que quiera entrenar pero, ¿A esta hora?)
– ¿Por qué no?–Le respondí secamente mientras me cruzaba de brazos. El solo suspiró.
– Tigresa – Dijo mi nombre con tono severo y algo intimidante. – ¿Podrías decirme cual es la razón por la que entrenamos todos los días? –
(La pregunta era tan simple que me confundió un poco)
– Para mejorar nuestro kung fu, aprender a ser grandes maestros. – Ella respondió correctamente, pero noté la duda en su voz.
– ¿Y por qué entrenar mejoraría tus habilidades? – Me preguntó como si supiera cual sería mi respuesta, sabía que era lo que él esperaba que dijera, pero no fue así.
– Así tendría sentido –Respondí.
(Su respuesta me dejó confundido, no esperaba tanta simpleza, la curiosidad me invadió, así que no resistí mi pregunta)
– ¿A qué te refieres? –
– ¿Cuántos años tiene Po aquí, entrenando con nosotros? –
(¿Qué tenía que ver eso con el tema?)
– No lose…cumplirá 2 años en unos meses…– Respondí pensativo
– Exacto. –Dijo contundente – Los 5 y yo hemos estado entrenando desde hace más de 20 años, Po apenas tendrá 2 años y él ya es el guerrero dragón!...–Se detuvo dándose cuenta de los que dijo, como si no quisiera creerlo, como si no tuviera sentido.
(No dije nada, después de eso no quise hacerlo y no sabía que responder, ella…, su voz se apagó después de eso, y ninguno de los dos se atrevió a decir una palabra durante el silencio incomodo que reino en el pasillo unos segundos hasta que ella continuó.)
– Eso es lo que no tiene sentido –
– Tigresa…– Miré el suelo tratando de encontrar que decir, pero no puede.
– ¿Qué es lo que el universo...o Oogway buscaban para el guerrero dragón? – (Durante toda mi vida solo hubo un momento en el que escuché a Tigresa tan…ahh, no sé cómo describirlo…; La primera vez que la vi en ese orfanato…no tenía que hablar para darme cuenta de su tristeza, pero lo hizo, al igual que ahora. La conozco desde que era una niña, y su voz nunca sonó tan débil…y me preocupa…
Sus ojos me miraban de una forma que no supe explicar, ella solo quería una solución; pero yo no podía dársela.)
– Sé que usted tuvo la misma pregunta que yo, pero no sé si encontró una respuesta…– (Normalmente Tigresa era la más fuerte y valiente de los 5, la que hacia retroceder a los bandidos con su sola presencia, intimidante, cerrada, fría y calculadora,…como decía Po "Corazón frio como el hierro", pero ahora, se ve tan triste que…me…-me duele, me preocupa verla así.)
(Cuando levante la vista hacia Shifu, me di cuenta de que tenía su mirada clavada en mí, sus ojos eran profundos y fijos, tenía la boca ligeramente abierta con asombro, no lo culpo…)
– Oogway siempre ha tenido sus razones. – Contesté con la intención de calmarla un poco.
– ¿Y sabes cuáles son? –Levantó nuevamente la vista, mirándome esperanzada, pero yo la baje, no sabía, solo…
– Solo confía en tu maestro como yo confié en el mío. – Baje la mirada, no era la respuesta que esperaba.
– Es lo que he estado haciendo desde hace 20 años – Murmuré sin voz.
– Lo sé…– Miré a Shifu, el veía el suelo tan triste como yo, sentí un peso enorme sobre los hombros en ese momento y un escalofrió recorriendo mi espalda, la idea de ir a entrenar se borró de mi mente.
(Sentí como el corazón se me detuvo cuando la escuché decir eso, pero sabía que era cierto,…sabía que era MI culpa!, desde el principio lo fue, y lo peor es que nunca quise aceptarlo, y si soy sincero conmigo mismo talvez nunca lo haga, solo espero estar equivocado, espero poder reparar los errores que cometí en el pasado, desearía poder hacerlo, poder cambiarlo todo, espero poder hacerlo algún día, cuando esté listo, lo que es tonto porque ya han pasado 20 años y aún no lo estoy, cuando deje de ser un idiota… un cobarde.)
–Buenas noches, Tigresa…– Es lo último que le escuche decir, solo lo vi alejarse por el pasillo, perdiéndose en la obscuridad de las sombras.
–Buenas noches, Maestro Shifu –serré la puerta de mi habitación.
Cuando escuche que Shifu se fue, y que Tigresa entró a su habitación, abrí la puerta de mi recamara, solo un poco, lo suficiente para asomar la cabeza al pasillo, cuando lo hice, vi a Mono, Mantis y Víbora, el resto de los 5 y yo no miramos entre nosotros preocupados, Po seguía durmiendo, ni siquiera se había dado cuenta, volví a ver a mis compañeros, Mono me hizo señas que logre entender: "¿También escuchaste eso, Grulla?" asentí con la cabeza, miramos por última vez el final del pasillo, hasta donde las sombras nos lo permitían, solo para volver a cerrar las puertas de nuestras habitaciones y dormir.
