Capítulo 1
"Él se atrevió a llamarla amor. Ella en sus ojos la luz encontró"
—Quiero un operativo limpio. Los informantes han arriesgado mucho por esto y nosotros no podemos cometer ningún error. Tomen sus copias: Richardson, Foreman y Bux.
Los agentes se levantaron a tomar las copias del expediente en cuanto escucharon la orden del general Gold y salieron del lugar.
—Gold ¿Qué juego es este? Llevo 5 años tras un escritorio esperando la oportunidad para acabar por fin con Albert Spencer y su imperio de armas y coca y ¡¿Tú simplemente me apartas del caso?!
—General Gold –reprendió él.
—Lo siento señor –se disculpó ella.
—Ya hemos hablado de esto cientos de veces Regina. La última vez que te enfrentaste a Spencer salió todo mal y perdiste a… perdimos al agente Daniel Colter.
Ella agachó la mirada, se repuso y contestó —Perdí a mi esposo, salí herida; pero ahora estoy mejor que nunca señor, puedo ser muy útil al equipo. Soy de las mejores en antinarcóticos y usted lo sabe.
—No pienso discutir este tema nuevamente, no con una subalterna.
Regina agachó la mirada nuevamente. Se sentía enojada e impotente; veía esfumarse la oportunidad de vengarse del hombre que le había arrebatado a Daniel años atrás.
Daniel y Regina se conocieron en su primera práctica con Gold. Fueron reclutados para desmantelar una red de tráfico de blancas que operaba en varios estados del país. Trabajaron juntos por semanas, codo a codo. Después de salir vencedores y con reconocimientos por parte de colegas e incluso funcionarios del gobierno, comenzaron una dulce relación que en poco tiempo se transformó en un maravilloso noviazgo de un año, luego en un compromiso y después en una íntima y romántica boda en una playa de Malibú en una noche estrellada de diciembre.
— ¿Eso te dijo? –Preguntó Mary Margaret con incredulidad.
—Sí, bueno, ya sabes cómo es Gold. ¿Qué iba a discutir? Me ha protegido como nadie y es mi jefe.
—Ya estás grandecita como para decidir si aceptas o no brincar a la boca del lobo ¿no?
—Pienso que quizás no quiere que esté en el equipo porque teme que lo eche a perder como hace 5 años.
—Regina eso no es verdad. Al infeliz de Spencer le avisaron que Daniel y tú lo estarían esperando y bueno… era inevitable su ofensiva.
Regina guardó silencio ante las palabras de Mary Margaret, su amiga de toda la vida. Dio un sorbo a su cerveza y se concentró en la música que sonaba en el bar. La noche transcurrió como cualquier noche de los últimos cinco años.
—Buenos días agente. Dice el general que acuda a su oficina tan pronto como le sea posible agente.
Regina asintió en silencio y salió inmediatamente de su pequeña oficina hacia la de su superior.
— ¿Me necesitaba señor?
—Sí, adelante. Toma asiento –dijo él señalando una de las sillas que había frente a su imponente escritorio —Verás, tengo una misión especial para ti –añadió.
Regina alcanzó a emocionarse, tal vez Gold había reconsiderado su postura y la incluiría en el equipo para detener a Spencer; pero él casi pudo leer su pensamiento.
—No tiene nada que ver con ese hombre o al menos no directamente, querida.
— ¿De qué se trata entonces? –Preguntó ella con fingido interés.
Gold trataba a Regina de una forma distinta que al resto de sus inferiores pues le tenía especial aprecio ya que en la escuela de policía él fue su maestro y ella fue la única que pudo aprobar cada uno de los cursos con notas superiores a 9. Además, Gold había supervisado de cerca la misión en la que Regina y Daniel se conocieron; por lo que se sentía "padrino" de la relación que comenzó a surgir entre el par de jóvenes agentes.
—Esta joven es Ruby, es la hija de Jefferson Klobouk. Necesito que de forma encubierta la protejas.
—Señor, disculpe sí parece que no entiendo pero ¿Por qué no la acoge el sistema de protección a testigos?
—Verá agente Colter, la meta es proteger a la joven mientras nos acerca al padre, mismo que eventualmente nos dará la posición de Spencer.
Regina parecía resignada con la misión encomendada. No era lo que tenía en mente; pero claramente prefería contribuir con la búsqueda de Spencer de este modo que no tras un escritorio esperando a que Gold pidiera rosquillas y café. Aunque le emocionaba mucho más ser parte del grupo élite que había conformado Gold el día anterior; pues ellos estarían tras la pista directa de Spencer y trabajarían por hacer caer uno de los cargamentos más grandes de droga de los que se tuviera reporte.
—Bien señor. ¿Cuándo empiezo?
—Ve ya mismo a la oficina de Úrsula a recoger el expediente y lo que será tu nueva identidad.
Regina asintió, se disponía a salir cuando Gold agregó –Estaba por olvidar un importante detalle. En esta misión estará también como agente encubierto uno de los mejores hombres que tiene la inteligencia federal.
Genial, no solo Gold no confiaba en ella para estar en el selecto grupo que estaría tras Spencer sino que además le pondría un chaperón, pensó.
Gold notó la incomodidad de Regina pero no comentó nada al respecto. Sabía que ella era difícil para trabajar en equipo, era demasiado perfeccionista e intensa en sus labores.
— ¡Ay por Dios! esto tiene que ser una broma –espetó Regina indignada mientras observaba el expediente y la descripción al detalle de su misión.
