Disclaimer: Ningún personaje de la serie de Merlín me pertenece
Titulo: You Love Me Cause I Hate You
Autor: XxAzucar89xX
Pairing: ArthurXMerlin OtherXMerlin
Género: Drama, Violence BL/Romance
Resumen: Merlín desaparece de Camelot, demasiado tarde para darse cuenta que no se halla en su habitación y demasiados asuntos en cual deba priorizar Arthur.
Solo esperemos que el destino les dé una oportunidad.
Nota: Solo las uso como frases. La letra de Become the Beast- Karliene.
You Love Me Cause I Hate You
By
XxAzucar89xX
"I've always been a hunter
But there was something in you... I knew"
Salir de la inconciencia, es luchar contra la corriente. El conseguirlo es como si volvieras a respirar. Sus ojos son abiertos de golpe, con la imperiosa necesidad de despertar. La fragilidad con que busca sostener la lucidez, el letargo tan denso y seductivo queriéndolo atrapar nuevamente.
Pero sabe que no debe, porque depende y necesita en verdad mantenerse despierto. Se aferra tanto con permanecer delante de la aquella línea
― ¿Dónde…estoy? ―
Prueba con hablar, pero no puede. Tiene la boca pastosa, garganta seca, la lengua pegada al paladar, sus cuerdas vocales solo emiten quejidos obteniendo una tos después de todo.
Sus ojos buscan con desesperación una fuente de luz. Pero el ángulo de su cabeza no se lo permite. Intenta con levantarla un poco, mirando alrededor completamente desconcertado.
Se halla en un lugar extraño, tétrico y sombrío. Encontrándose solo con una densa oscuridad. Estremecedora, total, y absoluta oscuridad. Es demasiado, más de lo que una vez llego a imaginar.
Lucha aun con aquella fuerza invisible, empujándolo dentro de un vórtice. La sensación vertiginosa, obliga en permanecer quieto. Es tan irreal, tan cierta como una pesadilla.
Tiene la mejilla izquierda contra el frio del suelo. Recostado en una posición incómoda. La boca amarga, la garganta seca y todo el cuerpo adormecido quizás por estar en la misma posición durante horas.
Pero el dolor, que siente al ser quemado por el frio, tira de sus sentidos. Obligándole con abrir sus ojos nuevamente para afrontar aquella lobreguez.
¿Cuánto más podría soportarlo?
Cierra con fuerza sus ojos, esperando alejar lo que ve y mitigar el dolor. Necesita huir, escapar como de lugar.
Mueve su mano para a tocar su herida de la cabeza, que ha estado ignorando. Cuando sus dedos se impregnan rápidamente. Se aterra, pero es la única manera. Su única pista.
Quizás cuando lo arrojaron aquí.
Intento nuevamente moverse. Apenas su cuerpo se mueve, lo cual lp imposibilitaban. No recuerda nada. Ni como llego a terminar aquí.
¿En donde esta?
Su respiración se acelera. El principio del incontrolable miedo. Pánico. Cuando sus ideas en su cabeza hacen estragos, llevándolo a pensar, la razón del porque estaría en un lugar como este.
Rápidamente el temor lo invade. ¿Por qué mas estaría aquí? ¿No puede estar sucediendo esto?
Respinga un par de veces, hasta recobrar su voz.
― ¡Arthur!
Sus sentidos salen de aquel estupor para brindarle la propiocepción que necesita.
Para percibir el olor a humedad, a suciedad, de hecho, a podredumbre.
No es una celda, ni la enorme mazmorra. Debe tranquilizarse. ¿Él no estaría, en ese lugar, no donde encierran a la gente, que Uther odia y aborrece?
―Lo sabe
Nunca estuvo preparado. Pero ese día llegaría. Temía ser descubierto su secreto. Sin embargo, no acabaría de esta forma. Arthur se tomaría la molestia de enfrentarlo, no haría algo como esto. ¿Encerrarlo? Sabía muy bien como acabaría, tenía en mente todo tipo de escenario.
¡Lo cual sería de frente! Arthur seria directo…Así que esto, no es él.
Cavila tan rápido, para llegar a una conclusión. Analiza más allá donde sus mayores miedos, sus peores pesadillas germinan detrás de sus pensamientos. ― ¡No!
Su corazón da un vuelco.
Su deber, su destino. ¿Estarían en peligro? Protegerlo, es para lo que estaba hecho. Nunca se permitiría fallar. Pero ahora…
¿Qué está sucediendo?
Siente pánico. No puede controlarlo. ¡Debe salir! Tiene que salir de aquí.
Respira demasiado rápido. No puede morir aquí. ¡No! si Arthur está vivo. ¡No! si corre peligro.
Tiene que estar con él.
― ¿Arthur? ― pregunta al vacío. Arrastrando su cuerpo para llegar a un lugar ― ¡Arthur! ― buscándolo a tientas bajo la oscuridad, sus manos tocando el suelo húmedo. ― ¡Arthur! ― Caminando de rodillas, buscando llegar a cada lado. Sin éxito. Rogando por su vida en cada segundo, rezando porque este bien.
¿En dónde está? Se pregunta tomándose la cabeza, cayendo en la desesperación.
¡No! ¡No!
¡Duele respirar! ¡Su corazón va a detenerse! ¡Debe salir!
Sus manos golpean y arañan la pared. Pero es inútil, solo consigue hacerse daño.
Necesita ordenar su cabeza, calmarse y recordar. Ser fuerte y afrontar, no puede perder la cordura.
Cierra los ojos, y vuelve a intentarlo. Es difuso al principio, pero luego fluye.
Los Aposentos de Arthur…recuerda apagar las velas y salir de ella, como si nada. Luego entrar a su habitación… su cama … ¡Y no hay nada! ¿Qué sucedió?
¡No encuentra sentido!
― ¡ARTHUR! ― Grita, y grita tantas veces hasta perder la voz. No importa cuán alto grite. Nadie parece importarle. Gatea sobre el suelo húmedo y sucio.
Sus dedos tocan, sus dedos recorren las paredes. Está atrapado. ¿No es verdad? ¡No lo es!
Golpea las paredes, lastimándose. Buscando la forma desesperada de escapar. Se toma la cabeza dando un grito.
¡Ayudenme!
¡No puede! No puede. Es un sueño, una pesadilla.
¡Despierta!
Llora. No puede evitarlo. El miedo, no puede contra él, vence su razonamiento.
― ¡Arthur! ―
Logra estar de pie, busca apoyo de las paredes. Camina siguiendo el sentido de ellas, conduciéndolo, para hallar la puerta. Notando lo grande que es el lugar. Es tan amplio, las paredes interminables. No es simple, es confuso como la dirección en que sus sentidos perciben el rotar una y otra vez.
¿Un granero? ¿Un pozo? ¿Una fosa?
Su corazón late con fuerza, y ese vacío se instala de nuevo en su estómago.
Se deja caer, cansado, para llorar nuevamente. No hay una puerta. ¿Si no existe una puerta no podrá salir de aquí?
Doblando sus piernas hacia su pecho, rodeando sus brazos, deja esconder su rostro entre ellas.
Sollozando en silencio en medio de la nada. Como un niño pequeño, asustado por el terror de aquella oscuridad. Dejo que Morfeo lo sostuviera, para alejarlo de la realidad.
Cuando despertó, estaba seguro que un sonido fue la causa. La sensación de ser observado pesaba sobre su cabeza.
Desde allí espero acostumbrarse a la oscuridad. Su magia cosquilleaba en la punta de los dedos, no muy seguro de hacer uso de ella. Por culpa de esa sensación. Entonces sus ojos repasan el techo, descubriendo allí en lo alto, una luz amarilla, fulgurando a distancia.
Alivio, esperanza es lo que le da. Sin apartar su mirada de ella por temor a que desapareciera.
"To capture a predator?
You can't remain the prey!"
Gaius camina hasta la habitación de Merlín, para avisarle que el desayuno está listo. A penas roza los dedos sobre la madera la cual se abre ligeramente, revelado la estancia vacía. Y completamente ordena. Como siempre le ha pedido que lo hiciera, antes de ir a trabajar.
Esperaba encontrarlo, esperaba tener la oportunidad en desayunar juntos.
Pero fue otro día como todos. Con Falta de tiempo y demasiadas prisas.
Nada de qué preocuparse.
Arthur no espera por su sirviente, sabía que seguramente estaría molesto por lo de ayer. Nunca antes había considerado, que la mayor parte del tiempo, deja que sus frustraciones, y todo ese peso de ser Rey, dominen sus emociones y explote frente a su sirviente. Él no se merecía, él no era ... Simplemente no se merecía aquello.
Pero simplemente ocurrió. Vio todo el detalle después que hubo ordenado su despacho. Merlin guardo consigo los pergaminos en el estante, desordenándolos en el proceso. Le grito en frente de Agravaine, y él le respondió faltándole el respeto.
No termino bien. Merlin se vio obligado en salir y regresar solo para presentarse con su última tarea por la noche.
No se dirigieron la palabra más allá como tiene preguntado decir un sirviente y ordenar un Rey.
Así que fue lo mejor. Porque no pudo lidiar con ello. A pesar que merecía una disculpa aquella noche. Pensándolo para después.
Ahora que ha llegado ese día, no se siente muy capaz de hacerlo. Sin embargo, el día está de su lado. Agradece la ausencia de Merlin hasta el momento.
El día trascurre, los pasillos intransitables, los mercados repletos inundado por cientos de extranjeros, hacen de Camelot una ciudad mayorista.
Hay tantos visitantes, que los mismos Caballeros forman parte del gentío, de las calles.
El calor es soportable, pero no por nada trae aquel augurio de lluvias de verano.
Agravaine encuentra a Arthur en lo corredores, como si buscara a alguien. Así que con cautela y discreción mantiene la fachada de buen Tío y Consejero proponiendo temas sobre impuestos mientras llegan al palacio para cenar.
Durante el servicio, noto nuevamente esa pequeña diferencia. Otros sirvientes venían y servían al Rey. En verdad le perturbaba no ver a su sirviente personal.
Periferia tenerlo en la mira, que ausente. Evitando que aquel insubordinado metiera sus narices en sus asuntos.
Debía vigilarlo tal como La Dama le había advertido de aquel muchacho.
― Mi Señor― Hace una reverencia― Perdone mi indiscreción. He visto que Merlin su Sirviente. Se ha ausentado en su trabajo ― Su incontrolable curiosidad suelta las riendas de su lengua.
Arthur no piensa mucho en responder, de hecho, sabía que pasaría tarde o temprano. Un Rey no puede ser blando con sus sirvientes, no si planea gobernar con disciplina, ante aquella desobediencia de Merlin.
― Quedo exento de su trabajo. Hize lo que tenia que hacer― dijo inesperadamente.
― Esta castigado. Ya veo. Me alegra que siguieras mis consejos. Pero os sugeriria cambiar de sirviente―Se arriesga con dar una opinión sorpresiva. Aunque no deba cuestionarlo
― Tio.― Responde para quitar el titulo que los separa. Para demostrar que aprecia su preocupación.― Creedme que si no fuera tan difícil encontrar alguien de confianza mas que su eficiencia. Lo habria hecho hace años.
Pero su tío no necesita saber cosas, que luego serían mal observadas.
Es un tanto cierto, para Arthur y no una mentira después de todo, Merlín tiene derecho asentirse ofendido, y conocía aquella reacción suya, la indiferencia. Ahora hubiera preferido encerrarle en una celda.
No es muy bueno lidiando con ese tipo de situaciones. Tal vez al final del día todo estará olvidado, es algo que desea con vehemencia.
Pero las horas corren, y parece ser que Merlin se mantiene oculto.
Y…comienza a extrañarlo. Él es lo único que le queda.
Después de tantos acontecimientos, la reciente perdida, la traición de Gwen… Solo lo tiene a Merlín, a quien podría considerar familia
Pero el toque en la puerta frena sus pensamientos. Lo siguiente que ve pasar es más que otro sirviente quien lo asistiría para esta noche.
No puede creerlo que, a esta hora, en este lugar, haya tenido que cometer ese error. A veces cree que es su culpa, que se merece que la gente a quien aprecia y ama lo traicione.
Mañana se encargaría de llevar sus disculpas a su sirviente.
Cuando queda solo, allí acompañado por el sonido de la lluvia. Lloviendo tan intensamente sobre las colinas y sobre la gran expansión de los bosques de Camelot
Es alarmante como los ríos crecen saliendo del su caudal.
Pero la mañana es distinta, el sol se alza sobre el cielo de forma imponente.
Por segunda vez, tocan a su puerta, aun con el sirviente preparándole la cama. Se encarga de dar la orden para hacerlo pasar.
Esperaba ver a Merlín, no sabe porque lo desea, y porque ocurriría algo como eso, pero la decepción lo golpea de inmediato.
Gaius ingresa con cara preocupada y cansada, más de lo normal para su edad.
― Mi Señor. Lamento molestarlo.
―Pasa Gaius. ¿A qué se debe la visita?
Gaius aprovecha cada segundo dentro de la habitación, esperando encontrarlo antes de cometer un error.
Pero a la vista, esta otro sirviente asistiendo al Rey.
― ¿Gaius? ― La pregunta lo trae de regreso.
― Yo quería saber. Si Merlín…
Arthur deja lo que está haciendo, para prestar atención y procesar lo que Gaius acaba de decir.
― Le pedí que se tomara el día ― Suelta precipitadamente. Eso no es cierto. Pero necesitaba mentir.
― No lo he visto desde ayer temprano por la mañana. ― Termina lo que tenía por decir― ¿Quizás este la taberna? ― Finge resolverlo. ― Lamento haberos molestado Sire.
― ¡No! ¡No! ― Pide un Alto― ¡Gaius Aguarda! ¿Temprano? ¿Dices ayer por la mañana?
― Yo, bueno no, lo vi salir… ― un segundo error, tan inevitable cuando sostiene la preocupación, y la mentira por el mismo. ― Él no estaba en su habitación.
Arthur busca donde apoyarse. Necesita entenderlo bien.
Merlin … ¿Esta?
Necesitaba comprobarlo, necesitaba ver su habitación, solo lo calmaría si todo está tal como está.
Gaius retrocede, fue mala idea, debió esperar. Quizás su pupilo este en algún asunto, del cual precisa tiempo. No necesitaba empeorar las cosas. Siempre que Merlín desaparece por razones inexplicables, es porque se encuentra en el "Deber" La razón, el sentido del porque está aquí.
Pero no puede revertirlo, no en el momento en que Arthur emprende camino hacia las habitaciones de Merlin.
Arthur recorre el pasillo, llevando consigo una sensación fría en la boca del estómago, sus pasos presurosos lo llevan a tropezar un par de veces al cruzar al ala derecha del castillo, allí donde hasta las habitaciones del Galeno.
Aquella idea, es inconcebible, impensable. Merlín no desparecería.
So look in the mirror
and tell me, who do you see?
Un cuerpo cae estrepitosamente contras las rocas sobresalientes de aquella pendiente. Macerado, ensangrentado y desechado como un trapo viejo.
Se escucha claramente la caída, rompiendo las ramas a su paso, hasta que concluye con el estallido de su cráneo.
Sus manos dejaron caer aquel cuerpo, su mayor obra finalizaba en medio de la noche acompañado por el sonido de las corrientes del rio.
Sin ningún remordimiento, sin dar una última mirada lo abandona allí. Armado con una ballesta y una daga en la cintura. Desapareciendo en lo profundo del bosque.
Pronto los pequeños peces traídos por la corriente, aprovechan cada segundo para alimentarse de sus heridas, la llegada de algunos insectos para comer su piel. El proceso serio largo, para presenciar el turno de los carroñeros.
El tiempo transcurre miserablemente.
La guarda Real llega al lugar, con la intención de hidratar a sus caballos. Uno de sus hombres encuentra el cuerpo de un hombre sin vida, a orillas del rio. En vuelto en una sábana, sin ropa, con signos de violencia, con cortes cubiertos de sangre del cual se necesitaría más tiempo para estudiar.
Lo importante es hacer la evaluación de cómo había llegado hasta allí
El cuerpo es llevado inmediatamente al despacho de Gaius, mientras uno de los Caballeros se encarga de llevar la información.
Arthur se encuentra en la sala, observando la nada. Cuando la puerta es abierta.
― Sire. ― Se presenta con una breve inclinación. ― La patrulla acaba de llegar y encontraron un cuerpo. Cerca del rio de Darkling Woods
El corazón de Arthur comienza a bombear con más fuerza, mientras el miedo se instala como una sensación fría subiendo por su espalda.
No espera ni un segundo, para salir con pasos largos.
Become the beast
Do I terrify you
El sonido es cada vez más fuerte. El cual atraviesa las paredes, amenazando con derrumbarlas. Temía que en cualquier momento algo de la nada aparecería y lo devoraría.
Cerro los ojos y sintió como su cabeza pretendía llevarlo hacia atrás. Nunca supo en que momento había despertado, era tan difícil. Y aquella luz a la que tanto protegía, había desaparecido.
Comienza a escuchar una respiración demasiado agitada.
Busco donde sus sentidos lo conducian, pero sus manos no alcanzaban tocar algo mas alla que paredes frias.
― ¿Melin? ―
Una voz reconocida llama desde lo alto.
Su corazón va detenerse en cualquier momento, si sus latidos son frenéticos, la sensación es tan intensa y vertiginosa que invade la boca de su estómago, destilando a través de las yemas de los dedos.
¿Es verdad? ¿La ayuda viene en camino?
Una fuerza le pide creer en lo que va acontecer, pero no hay nada que señale que en verdad sea la ayuda.
― ¡Ayuda! ¡Estoy aqui! ― con total e incontrolable desesperación comenzaron sus pedidos de auxilio.
― ¡AYUDA!
No hay respuesta
― ¡GWEN! ¡ARTHUR!
No responde
― ¡SAQUENME DE AQUI!
Nadie va hacerlo
Ansia la posibilidad de salir de aquella pesadilla. Pero es tarde para darse cuenta que es obra de su imaginación.
No es verdad. No es la voz de Gwen. Ni los pasos de los Caballeros rodeando el lugar.
Llora nuevamente, asustado y con frio. Pero sin importar que no importa si recurre a su magia ahora.
Concentra su mente en algo, pequeña llama entre sus dedos. Es tan pequeña que parece una chispa.
Lo único es no poder conservarla durante tanto tiempo.
Eso no es bueno. No puede estar pasando.
Respira agitadamente, de nuevo entra en pánico.
Su magia es débil, es pequeña e inestable...
Does it terrify you?
or do you feel alive?
Antes de ser descubierto el segundo cuerpo. Una mujer es quien hipnotizada por la curiosidad camina hasta la dirección del pozo. Allí en medio de la nada, el pliegue flamea por la gracia del viento, pidiendo a gritos ser tocado.
Ella huye sin antes gritar horrorizada al descubrir que ceñía.
Sus gritos fueron la alerta para el emporio. Los primeros en aparecer son los soldados, seguido de los Caballeros, que, sin poder creerlo, se encontraban ante un joven sin vida.
No hay signos de violencia. No hay nada que preocuparse, solo es otra muerte.
Gaius revisa el cuerpo meticulosamente.
Mientras que Arthur debe atender con la sala del Consejo, reclamos de aldeanos. Dos desapariciones, simplemente jóvenes. Nadie parece tomar como algo serio.
Luego esta una hermana que reclama por su hermano desaparecido hace tres días.
Esa misma noche, como si su reclamo fuera escuchado aparece como "el tercer cuerpo" en la puerta de su casa.
¡Nadie concibe! ¿Qué está ocurriendo?
Gaius estudia ambos cuerpos, la causa de óbito son por diferentes causas, menos brutales que el primer cuerpo.
El segundo es joven, no tiene cortes, solo sugilaciones por su cuello y torso. Se detiene ― ¡No puede ser cierto! ―
El tercero es igual que el segundo, pero sin sugilaciones, solo hay rozaduras en sus muñecas. Tampoco tiene relación con la primer ni segunda persona.
Una de ellas, de hecho, el cuerpo maltratado, llego a ser uno de sus pacientes, un hombre mayor entre los 40 años, el cual vivía solo.
Merlín incluso le había llevado algunas de sus medicinas a su casa. La mayoría de ellas había preferido no hacerlas, quizás porque se encontraba muy lejos de la ciudad, tan dentro del bosque.
Mientras continúa revisando al tercer cuerpo, no encuentra ningún corte, ni suturas. Sea lo que esté ocurriendo, es aterrador.
Los pensamientos de Arthur presumen que podría tratarse algún tipo de sacrificio en nombre de la magia.
Pero Gaius se hace cargo en orientarlo por otro camino, uno tan distinto.
Al final de la semana…
Los rumores sobre los cuerpos son más interesantes con la desaparición del sirviente. Sir Gwaine camina furioso sobre los corredores, no puede tolerar lo que se rumorea por los pasillos ni establos. Va en busca de respuestas, va enfrentar al Rey, Sir Percival corre tras él para detenerlo.
Aunque sabe que todos merecen saber sobre el paradero de su amigo.
Agravaine busca la manera para reencontrarse con Morgana. Necesita agradecerle por el buen trabajo que ha realizado.
Espolea con fuerza su corcel negro sobre las llanuras, para llegar al bosque, allí sobre los Reyes Caidos. La Dama le espera ansias de noticias.
― Mi Lady― Saluda, saltando de su caballo para correr delante de ella y sostener su mano con tanta devoción.
― ¡Agravaine! ― Suelta enfadada. ― ¿Porque me has hecho venir?
― Os quería agradecer por su excelente trabajo.
Morgana lo mira con curiosidad absoluta. No comprende a que se refiere con darle agradecimientos.
¿Algún Plan?
― Explícate.
― Merlín ya no está. De alguna forma la tierra parece habérselo tragado.
― ¿Estás seguro?
Agravaine se retrae confundido.
― Hace unos días…que no está. Arthur ha estado ocultándolo a los Caballeros. Cree que se fue de Camelot sin decir nada. Pero él envió a uno de sus hombres a buscarlo a la aldea donde nació. El reporte informa que no se halla allí.
― Él no se detendrá. Lo buscará. Es muy pronto para decir que desapareció. Así que debemos asegurarnos.
― Es verdad. Ahora que Arthur está preocupado por asuntos recientes. Todo ha estado retrasando.
― ¿Qué clase de asuntos?
― La aparición de cuerpos―suelta como si nada. ― Se dice que alguien ha está matando en Camelot.
Morgana dan un paso atrás, un problema de cual el Rey estaría ocupado, es sin duda la forma de aprovechar aquello. Pero no se siente segura, aun así, haría sus investigaciones.
― Sera mejor que regreses. Yo me encargaré.
Agravaine no cuestiona, asiente y se despide mientras se sube a su caballo.
Arthur camina dentro del despacho, para ordenar que retiren los cuerpos y darles un entierro digno.
Solo uno tiene cuenta con familia.
Gaius no dice nada, no hay nada más que sus investigaciones lo lleven a ningún lado.
Para entonces los dos saben que quizás y todo lo bueno que existe, Merlín este vivo.
Creía tener el control, cual se escapa de sus manos, sin saber manejarlo. Sir Gwaine se toma dos días para ir en su búsqueda.
Espera que llegue con él. Anhela contar con esa esperanza.
Tan solo es estar tanto tiempo, dentro de aquella fosa alta y profunda. El frio quebrantando sus huesos, El hambre, la sed de cual su cuerpo reclama.
Su mente jugando en su contra.
Solo en medio de la nada. Carcomido por el miedo. Devorado por aquella oscuridad.
Continuará
