Los sentimientos por una persona que quieres pueden cambiar en cualquier momento. Para Serena el amor por Diamante era lo único que existía. Para Darien, el sufrimiento de su mejor amiga era el pan de cada día. Pero era ese mismo sentimiento visto desde dos ángulos diferentes, el que cambiaría sus vidas para siempre. A veces el amor llega camuflado en traje de amistad.
Esta historia está basada en la letra de la canción 'Amiga Mía' de Alejandro Sanz. Encontrarán un par de alteraciones en los personajes como diferencias de edades, profesiones y relaciones, pero aún así sigue siendo un S&D, aunque al principio no lo parezca... Además, tendrá un juego de tiempos que irá del pasado al presente y del presente al pasado de forma muy seguida. Espero que lo disfruten!
Nota legal: los personajes no me pertenecen, son creados por Naoko Takeuchi para su manga Sailor Moon, pero la historia es completamente original. Tampoco me pertenece la letra de la canción que inspira esta historia, solo me pertenece la idea.
1. Baby sitter.
- Hola engreído - la voz alegre y cantarina de su mejor amiga sonaba a través del celular.
- Ah qué me debo la sorpresa cabeza de chorlito? - divertido, dio una vuelta en la silla de su escritorio y se dispuso a mirar por la ventana.
- Será que mi distribuidor favorito puede darme unos minutos? Te invito a un café.
- Qué necesitas? Siempre que llamas a decir que pagarás tú es porque necesitas algo de mi - cambió el tono de voz por uno más dramático - Eres una mala amiga, lo sabías?
- Ash Darien, no seas dramático - Soltó entre risas la femenina voz - nos vemos todos los jueves, no veo qué hay de diferente en este.
- Está bien? Dónde te veo? - soltó con falsa resignación - te parece a las cinco en el café de Andrew?
- Perfecto! - dijo seguramente saltando - y no pidas mucho mientras me esperas, no tengo mucho dinero...
- No seas mentirosa Serena, tienes un nuevo best seller en las tiendas - soltó una carcajada - y te acaban de comprar los derechos de uno de tus libros para una película.
- Había olvidado que lo sabes todo de mi - soltó entre risas.
- Yo no lo olvido, tranquila - le dijo mientras giraba de nuevo la silla hacia su escritorio - te veo a las cinco, ahora déjame trabajar que es mi tienda la que te alimenta.
- Y son mis historias las que te alimentan a ti, engreído - la rubia, sentada en un enorme escritorio de madera, con los pies cruzados, le sacó la lengua a su celular - te quiero feito.
- Y yo a ti feita - y así finalizó la llamada.
Darien tenía 28 años. Era un hombre soltero, alegre con sus amigos, serio en los negocios y un don Juan con las mujeres. Su estatus de gran empresario y heredero de una enorme cadena de librerías, sumado a su perfecta apariencia eran el deseo de cualquier mujer. Era alto, con un cuerpo atlético de infarto, sus cabellos negro azabache que mantenía rebujados invitaban a ser acariciado y sus labios solo inspiraban deseo.
No tenía una novia estable ni se le conocían compromisos, solo una que otra mujer ocasional. La única mujer permanente en su vida, diferente a su madre y a sus hermanas, era Serena, la rubia que conocía desde 14 años atrás y que era la única mujer con suficiente carácter para cuestionarlo.
Serena era una rubia de 26 años. Su apariencia tierna y delicada contrastaba con el cuerpo de diosa que tenía. Era de carácter fuerte imaginación infinita y una romántica empedernida. Había heredado la pasión de su padre por los libros, y desde los 20 años se había convertido en una gran escritora, aunque desde niña publicaba ya libros de historias infantiles. Era la estrella del sello Tsukino, y además, escribía columnas literarias para un prestigioso diario de Tokio.
Mientras su mejor amigo se daba la gran vida, ella estaba amarrada a decisiones de su pasado que muchos criticaron pero de las que se sentía orgullosa. Su padre, su madre, su hermano mayor y su mejor amigo fueron los únicos que la apoyaron cuando, con solo 20 años, quedó en embarazo del hombre al que aún amaba.
La amistad entre ambos nació tan de repente que en menos de un mes, eran completamente inseparables y aunque había otros dos amigos que se sumaban al pequeño círculo, entre Darien y Serena, la relación era tan estrecha, que de vez en cuando, el pelinegro pasaba la noche en casa de su amiga juzgando sus historias, cuidando a su "sobrino" o simplemente hablando hasta el otro día.
Todo comenzó cuando la familia Tsukino se trasladó a vivir de Osaka a Tokio. Serena entró sola a la escuela porque su hermano mayor, Samuel, estaba ya en preparatoria.
- Flashback -
- Hola, puedo sentarme? - Una rubia de tiernas coletas se paró sosteniendo su bandeja frente a la mesa en la que estaba esperando a sus amigos.
- Eh... - el rubio miró alrededor pero no había señal aún de sus comunes acompañantes. Pero si se dio cuenta que esa era la única mesa con asientos libres de la cafetería - Supongo, siéntate.
- Gracias - la niña de unos doce años se sentó tranquilamente - Me llamo Serena, llegué el fin de semana a la ciudad y es mi primer día en la escuela.
- Yo soy Andrew - le sonrió con ternura -en qué grado estás?
- Estoy en primero - le respondió avergonzada. Seguramente ese chico estaría en último grado.
- Mis amigos y yo estamos en tercero - volvió a mirar la cafetería pero no encontraba a sus amigos - aunque parece que se perdieron.
- Si quieres me voy... - hizo el intento de pararse pero chocó con alguien y terminó sentada en el suelo.
- Fíjate cabeza de chorlito! - Un joven pelinegro miraba a la rubia en el suelo y a Andrew que se había levantado a ayudarla.
- Quién te crees tu, engreído, para interponerte en mi camino! - envalentonada, la jovencita se puso de pie y enfrentó al chico que sobrepasaba por mucho su estatura.
- Oye, amarra a tu mascota Andrew, de pronto me muerde - el dramático chico se alejaba como si la rubia fuera la peste.
- Basta Darien, es nueva en la ciudad y en la escuela, no tenía donde sentarse a comer y tu eres un descortés! - El rubio tomó por los hombros a la jovencita y la obligó a sentarse - de hoy en adelante comerá con nosotros.
- Oíste eso Haruka? - Darien hablaba para un tercer chico que estaba a su lado y al que Serena no había visto - Andrew nos consiguió mascota...
- Mira ... Darien? - la rubia se puso de pie obstinada y lo enfrentó de nuevo con fuego en sus ojos - Si te molesta mucho mi presencia, tendrás que aguantarte porque en esta escuela no hay otro lugar para sentarse a menos que quieras comer en el suelo...
- Esta chica me cae bien - Haruka se adelantó un poco y extendió su mano para presentarse - mucho gusto Haruka Tenou.
- Serena Tsukino - dijo sin mirarlo y aún sosteniendo la mirada azul zafiro del pelinegro.
- Tsukino? Del mismo Tsukino dueños de la casa editorial más grande de Japón? - Andrew estaba sorprendido.
- De los mismos - Serena seguía mirando a Darien - Y tu qué? Aguantarás mi presencia o te vas a otro lado?
- Me encanta tu caracter - Dijo sonriendo el pelinegro y extendiendo la mano para presentarse - Darien Chiba, de los Chiba dueños de "Milenio de plata", las librerías que tienen la exclusividad de los productos con sello Tsukino - le sonrió finalmente.
- Creo que seremos buenos amigos - la rubia le sonrió de regreso y volvió al asiento.
- Creo lo mismo, cabeza de chorlito! - dijo Darien mientras se sentaba al lado de ella.
- Fin de Flashback -
- Karmesite quieres cancelar mi cita de las cinco? - Darien se recostó en el escritorio de su secretaria.
- Hoy es tarde de amigos? - la amable secretaria preguntó sonriendo.
- Si y misteriosamente pagará ella - dijo con complicidad.
- Pues dile que me debe un par de cajas de pañuelos desechables y un final feliz - la mujer algo mayor, descargó un libro sobre el escritorio. La autora: Serena Tsukino.
- No se porqué sigues leyéndola si sabes que no es capaz de escribir un final feliz - ojeó el libro - pero le daré tu mensaje.
- es muy buena, no es mi culpa.
- Como digas Kar...
- Tío Darién! - un niño de cabellos platinados entró corriendo haciendo reír a Karmesite a carcajadas.
- Jefe, ya sabe porqué va a pagar ella - salió de su escritorio y se inclinó para saludar al pequeño de cinco años - hola Peru, cómo te fue hoy?
- Bien Karmesite - el pequeño le dio un tierno beso en la mejilla a la secretaria - Aunque papá se aburrió de mi temprano y mamá le pidió que me trajera a visitar a mi tío - el niño, por su forma de hablar, parecía mucho mayor.
- Tu madre es una joya - Darien reía mientras Karmesite se levantaba y el niño corría a abrazarlo - Ven campeón, te daré algo con que jugar mientras nos vamos - y entró con el niño en su oficina.
Después de unas cuantas llamadas, otras muchas firmas y una discusión con un proveedor por una entrega tardía. Darien por fin se relajó. No eran aún las tres de la tarde, pero sentía como si fueran las siete de la noche. En la mesa de centro que decoraba una pequeña salita en la oficina, Peruru estaba concentrado con un par de cuadernos y un lápiz de dibujo.
- Peru, quieres que te traiga algo? - Darien llegó al sofá y detalló el retrato en el que el niño había trabajado todo el día en silencio.
- Gracias tío - por fin quitó los ojos del papel y miró al pelinegro - te gusta? - extendió el dibujo. Un perfecto retrato a sombras de Darien trabajando estaba completamente terminado.
- Wow haz mejorado mucho - tomó el cuaderno en sus manos. Los detalles eran perfectos. El pequeño era un niño genio con grandes habilidades artísticas, seguramente heredadas de su madre.
- Mamá se empeña en decir que voy a ilustrar sus novelas - sonrió tímido - Darien, cierto que mi papá no me quiere?
- Por qué dices eso? - el pelinegro se agachó al nivel del niño - el te ama, así como tu mamá también lo hace.
- No soy tonto, solo aparece para hacer llorar a mamá y me usa para lograrlo - sin saber qué decirle Darien solo se quedó mirando esos ojos verdes que lo enternecían.
- Hay Darien, de nuevo te cogieron de niñera? - Una exuberante pelinegra entró en la oficina sin avisar y se sentó en el escritorio de Darien.
- Peru, dile a Karmesite que te lleve por algo de tomar si? - Darien le habló con cariño al pequeño.
- Claro tío - miró al escritorio y sonrió - Adiós bruja mayor.
- Adiós pequeño demonio - le contestó la mujer entre risas antes de quedar sola con el pelinegro - Ojalá seas así con tus verdaderos sobrinos, cuando los tengas.
- Rei, puedes no hacer sentir mal al hijo de tu amiga? - Darien se acercó a saludar a la hermosa mujer con un beso en la mejilla - qué te trae por acá brujita?
- Solo vine a saludar a mi hermano mayor, pero... - caviló un poco lo que diría y cambió de opinión - sigo sin entender tu amistad con Serena, pareces su eterno enamorado.
- Sabes que somos grandes amigos desde hace mucho tiempo, incluso más del tiempo que la conoces tu - se sentó en su silla de cuero - y con respecto a Peru, sabes que lo quiero como si fuera mi sobrino.
- Yo diría que como si fuera tu hijo Darien - la pelinegra lo miró al rostro - Haz estado con ese niño desde que nació...
- No empecemos de nuevo Rei, quiero a Peru y me gusta compartir tiempo con él - miró a la puerta cerrada y bajó la voz - además su padre no sirve para nada, necesita una figura paterna que lo guíe.
- Y para eso no están Kenji y Samuel? - dijo Rei como si fuera lo más obvio.
- Rei, deja de ser envidiosa, sabes que te quiero y querré a tus hijos igual cuando nazcan - se levantó y le dio un beso en la frente - pero espero que no sea pronto.
- Eres un tonto - empujó a su hermano - Mamá te manda a decir que te espera para cenar mañana, Hotaru regresará de sus estudios en Estados Unidos y nos quiere a todos allá.
- Gracias brujita - Darien caminó al perchero de donde tomó el saco de su traje y el morral de Peru - por ahora, saldré a llevar a Peru con su madre.
Una media hora después, un espectacular deportivo rojo se estaciona en las afueras de un gran café. Del auto bajaron Darien y Peruru al mismo tiempo y juntos caminaron a la entrada. Aunque el niño no fuera hijo de Darien, tenía muchas actitudes de él, eso debido al gran tiempo que pasaban juntos.
- Tío, puedo pedir una torta de chocolate? - el niño puso su mejor carita antes de abrir la puerta del local.
- Pero no le digas a tu madre - le abrió la puerta al pequeño.
- Tío Andrew! - Peru salió corriendo y se lanzó a los brazos del rubio que estaba atendiendo una mesa.
- Hola campeón - Andrew lo abrazó con cariño - con quién viniste? No estabas con tu padre hoy?
- Estaba, vine con tío Darien - dijo seriamente - quiero un pastel de chocolate! - le agregó alegre.
- Ve a sentarte y te lo llevo en un segundo - le dio un beso en los cabellos y luego saludó a los lejos a su amigo que ya había tomado asiento.
Después de haberse comido cada uno una porción de torta de chocolate y de mandar a su "sobrino" a jugar videojuegos en el otro ala del local, Darien se tomaba un café en compañía de Andrew.
- De nuevo eres su baby sitter Darien? Qué hizo ahora el imbécil del padre? - preguntó el rubio.
- No lo se, Serena me dijo que nos veríamos acá a las cinco - miró su reloj, aún faltaba media hora - Pero hoy el niño llegó preguntándome que si su padre no lo quería.
- Pobre Peru...
- Pobre Serena más bien - Darien lo interrumpió - pero bueno, cuando sepa algo, te digo - suspiró - sabes algo de Haruka?
- No, ese tonto debe andar con Michiru de viaje otra vez - Andrew hablaba entre risas - lo malo de que tus amigos consigan novias famosas es eso, nunca los ves.
- Que dramático Furuhata - se lo gozó Darien - Tienes una amiga famosa y nunca te haz quejado, antes disfrutas pavonearte por ahí con ella.
- Pero Serena no cuenta - rió alegremente - y en estos días debe estar más solicitada que de costumbre.
- Si, llevarán una de sus historias a la pantalla grande, no? - Andrew le dio el último sorbo a su café.
- Sí - suspiró.
- Llegan temprano! - una dulce voz alarmó a los dos amigos. Frente a ellos estaba una hermosa rubia. Llevaba su largo cabello atado en una cola alta, unos pantalones negros elegantes pero ceñidos a su escultural cuerpo, una blusa holgada de color coral y unos tacones negros - A dónde mandaste a mi hijo Darien? - Serena miraba a su alrededor en busca de su razón de vivir.
- La próxima vez que me llames para invitarme a tomar algo, dime que me llegará tu terremoto a la oficina, quieres? - Darien se levantó y abrazó fuertemente a Serena - cómo estás feita?
- Bien - le dio un beso en la mejilla al pelinegro y otro a Andrew - cansada, eso de organizar un guión y pelear con la gente para que no cambien mi historia es agotador - se sentó en una de las sillas.
- Me imagino - Andrew tomó las dos tazas vacías - qué te traigo Sere?
- Podrías regalarme uno de esos cocteles que no se sabe cuántos tragos tiene? - le respondio cansada.
- Sale un sex on the beach para la rubia - dijo Andrew cantando y se fue a la barra.
- Licor y Serena Tsukino no van bien - Darien retomó su puesto - Qué pasó Serena?
- Diamante ignoró a Peru toda la mañana - empezó a desahogarse - el niño me llamó a decirme que no quería estar con él, que lo recogiera pero me quedaba imposible, por eso le pedí a Diamante que lo llevara a tu oficina, perdóname si? - puso la misma carita que le puso Peru cuando le pidió la torta de chocolate.
- Y como cosa rara, te invitó a salir esta noche? - Darien sabía que las desilusiones de Peruru eran la herramienta de Diamante para acostarse con su amiga de nuevo. Serena lo amaba y siempre le creía sus cuentos falsos, pero un par de días después, estaba llorando de nuevo.
- Ahs eres odioso, lo sabías? - la rubia miró con rabia fingida a su amigo - puedes quedarte con Peru esta noche? En casa hay películas nuevas, compré golosinas y reparé la cama que tanto odiabas.
- Te haré el favor, pero no le sigas el juego a Diamante si? - Darien le tomó las manos a su amiga y la miró a los ojos - No quiero verte mal por él de nuevo.
- Haré lo posible - le sonrió como pago por su preocupación - pero sabes que lo amo Darien - ahora cambió su mirada por una pícara - aunque tú no sabes qué es eso verdad? Terminaste con Nehe o me equivoco?
- Serena, era solo una amiga de ocasión - Darien se avergonzó - No entiendo porque buscas que cada amiga que te presento sea mi futura mujer.
- Darien, debes tomar a las mujeres en serio, sabes que las hieres con tu actitud de macho alfa? - Serena siempre era igual de sincera con él, era esa sinceridad la que más los unía.
- Y lo dice la dama sumisa que cae a los pies del mismo hombre una y otra vez? - Darien la miró inquisidoramente - Serena, Peru no quiere verte mal, él sabe que su padre no lo quiere.
- Diamante si lo quiere, por eso quiere que hablemos hoy, se sintió mal cuando el niño le dijo que se quería ir - Serena hablaba ilusionada.
- Lo que tu digas - se detuvo cuando Andrew pasó a dejar el coctel de Serena en la mesa - A qué hora te verás con él?
- Viene a recogerme en media hora, dile a Andrew que si lleva mi auto a casa más tarde, si? - Serena sacó un par de juegos de llaves y se las entregó. Un juego eran de su casa, el otro del auto.
- Entonces iré por tu hijo para que lo saludes antes de irnos, no quiero verle la cara a ese...
- Darien no seas grosero! - Serena lo interrumpió pero el pelinegro ya estaba en camino a la zona de videojuegos.
Un par de minutos después, Peruru corría por el local, seguido de Darien. Estaba feliz, se le notaba.
- Mamá! - el niño se lanzó a la rubia con devoción - estás muy linda!
- Gracias cariño - Serena le besó los platinados cabellos - qué tal se ha portado Darien contigo?
- Bien, el tío es el mejor! - abrazó a su madre - vas a salir con papá cierto? - Serena miró a su amigo con reproche pero el pelinegro negó haber dicho algo.
- Si amor, te quedarás en casa con Darien y tal vez con Andrew, ve y dile que te preste unos videojuegos para que tengan una noche de chicos.
- Siii - el niño salió corriendo hacia la barra.
- Gracias Darien - Serena lo miró con cariño - mis padres están de viaje y Sammy es algo receloso.
- No hay de qué - abrazó a Serena con cariño. Mientras la rubia recostaba la cabeza en el fuerte pecho, el pelinegro vio entrar a Diamante - Creo que vinieron por ti...
- Hola Darien - Diamante le tendió una mano con cortesía. El pelinegro se limitó a estrecharla si. Decir nada - Gracias por cuidar a nuestro hijo, algún día te pagaré ese gran favor- Diamante era un hombre apuesto pero engreído. Destilaba superioridad por donde caminara y aunque nunca se sintió i seguro por la relación de Darien y Serena, se empeñaba siempre en restregarle en la cara sus logros.
- Lo hago por Serena - el pelinegro respondió serio y luego miró a su amiga con cariño - Cuídate cabeza de chorlito.
- Lo haré - se empinó y dejó un suave beso en la mejilla de su amigo - Gracias! - y así salió del local tomada del brazo de Diamante.
- Cuándo se lo dirás Darien? -Andrew había aparecido de la nada detrás del pelinegro que seguía viendo hacia la puerta.
- No molestes con eso Andrew - el pelinegro enfadado le entregó las llaves del auto de Serena - preguntó si podías llevarle el auto.
- Lo haré - miró hacia atrás en busca del pequeño - Peru, ya se van - lo llamó con cariño y el niño salió corriendo de la barra y se lanzó a los brazos de Darien, quien lo cargo con experiencia.
- Ahora, tendremos una noche de chicos - De la nada, Darien pasó de la tristeza a la alegría - aprovéchalas porque cuando comience la escuela, no podrás - Darien salía hablando con el niño. Un rato después, los dos entraban al penthouse de Serena.
Pasada la media noche, la rubia entró en su sala de estar a escondidas. Llevaba su cabello un poco desordenado, su cartera colgada en uno de sus hombros, el maquillaje corrido por las lágrimas y la mirada triste y decaída.
Encontró a Andrew durmiendo pacíficamente en la sala. Siguió caminando y llegó hasta la habitación de Peru. Abrió con cuidado y vio a su tierno hijo durmiendo profundamente. Un suspiró se escapó de los labios de Serena antes de cerrar la puerta y volverse hacia el pasillo donde Darien la miraba con comprensión.
- Lo hizo de nuevo, verdad? - el pelinegro llevaba ya cinco años sirviendo como paño de lágrimas de Serena después de sus encuentros con Diamante.
- Vamos a la biblioteca, no quiero que Peru o Andrew escuchen - conteniendo las lágrimas, Serena encabezó la marcha hacia su biblioteca-oficina, una enorme habitación con un gran escritorio de madera, enormes paneles llenos de libros y un pequeño bar con dos sofás.
Al entrar, la rubia fue directo a uno de los sofás y se escurrió en él soltando la compuerta que retenía sus lágrimas. Darien cerró la puerta, caminó al bar y sirvió un par de tragos, ese era el ritual de los días en que su amiga llegaba en ese estado.
- Me echó a la calle después de obtener lo que quería, Darien! - Serena habló entre sollozos mientras recibía el vaso que Darien le extendía.
- Serena, no deberías caer en sus trampas...
- Guardo la fe Darien - lo interrumpió la destrozada rubia después de beber su vaso de un solo trago - yo se que él me ama - le estiró el vaso a su amigo para que lo rellenara.
- Princesa, sabes que no me gusta verte así - el pelinegro hablaba con cariño mientras le servía el segundo trago a la rubia - Solo espero que Peru no se de cuenta, Serena, tu hijo sabe que su padre lo usa para hacerte daño - le entregó el vaso y se sentó junto a ella.
- Hace mucho no me llamabas así- la sonrisa tonta de Serena demostraba que su mente viajaba en gratos recuerdos del pasado.
- Si, hace cinco años, cuando nació Peru - Darien habló con la mirada perdida, ambos estaban absortos en sus recuerdos.
- Flashback -
- Te ves horrible - el pelinegro entraba a la habitación en que una enfermera le aseguró encontraría a Serena. Y efectivamente, ahí estaba su rubia amiga, desmadejada, despeinada y agotada.
- Que detallista eres - divertida, Serena le respondió mientras tapaba su pecho descubierto por la tarea en la que fue sorprendida - porqué tardaste tanto?
- Estaba firmando algunos papeles por ti - Darien caminó hasta la camilla mirando el pequeño bulto que estaba en brazos de Serena - lo siento, tus padres siguen sin responder.
- Perdóname tu a mi, no quería asustarte tanto - la rubia recordaba que cuando comenzó el trabajo de parto, unas seis horas atrás, Darien estaba acompañándola a hacer algunas compras y el pobre hombre no sabía qué hacer.
- No te preocupes princesa, te dije que estaría a tu lado todo el tiempo, y así lo hice - con cariño, Darien le dio un beso en la frente a su amiga y levantó la manta que cubría la carita del bebé que dormía plácidamente en brazos de su madre - y acá seguiré estando para los dos - se agachó y besó la cabeza del niño.
- Fin de Flashback -
- Darien, qué tengo que hacer para que Diamante recapacite? - Serena volvía al tema inicial después de beber, de nuevo, su vaso de solo un trago.
- No se Serena - la abrazó con cariño - pero como el hombre que ha cuidado a tu hijo desde que nació te voy a pedir algo - la volteó para mirarla directamente a los ojos - No dejes que siga usando a Peru.
- Esta es la última vez que lo hace - la rubia se pus de pie con rapidez pero el efecto de los tragos fue inmediato. Trastabilló, se le movió el suelo y casi se estrelló de frente con el suelo.
- Te dije que el licor no es tu mejor amigo, cabeza de chorlito - Abrazó y ayudó a sostener a la rubia - te llevaré a la cama - cargó a Serena con maestría y la llevó hasta la habitación principal.
Sin prender la luz y demostrando que conocía el espacio mejor que nadie, Darien entró en el cuarto, dejó a una ya adormilada Serena en la cama, retiró los tacones de sus pies y la cubrió con una manta.
Se quedó mirándola dormir por una media hora hasta que el sueño lo invadió y decidió irse a dormir a la habitación de huéspedes donde le dio fin a un día más consolando y sufriendo por Serena, la mujer más maravillosa que conocía, la mejor amiga que podía existir y la mujer con la que sabía, nunca tendría una relación sentimental diferente a una gran amistad.
Bueno, espero que esta nueva historia les guste, es con mucho cariño de mi imaginación para todos mis seguidores... Y debo un OS en el que estoy trabajando como premio por adivinar quién era Peruru...
Besos a todos y gracias por seguir mis locuras... Recuerden que los avances de esta historia de los los últimos dos capítulos de Amor Real, los pueden ver en mi face...
Sophie.
