Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, los personajes originales son obra de Hajime Isayama y son utilizados con el fin de entretener a los lectores con un giro dramático a la historia original, utilizando un ambiente diferente a la historia.
Dedicación: Fanfiction dedicado a Shiro-chan Okumura Rivaille, la persona que hizo posible el comienzo de un posible largo camino.
—Capitulo 0: Despojados—
POV Eren Jaegёr
—Sáquenlos—Exclamaron frente nuestro, los federales empezaban a sacar los muebles de la casa —¡Aléjense, dejen todo en su lugar!—Gritaba, sin embargo… ninguno de ellos me escuchaba, mis gritos eran nulos —Entienda joven Jaegёr, sus padres han muerto, la casa ahora es nuestra—Reía aquel tipo frente a nosotros, Mikasa se ocultaba atrás mío, uno de los federales se acercó a nosotros —La joven puede tener un buen precio en el mercado negro—Exclamó uno de ellos, de inmediato tomé a Mikasa del brazo y la hice retroceder —¡No! Podrán dejarme en la calle, despojarme de la herencia, inclusive matarme; ¡Pero a Mikasa no la he de dejar que la toquen!—Gritaba mientras ocultaba a Mikasa, acorralándola en la pared para que nadie pudiese tomarla —Jefe… ¿No cree que con solo su casa y la enorme fortuna que les dejaron sus padres, es suficiente?—Preguntó uno de los aliados casi en susurro pero aun así pude escucharlo —Ump, está bien, los dejaremos libres esta vez Jaegёr, pero si los volvemos a ver por estos rumbos… tu hermana se irá con nosotros, ahora lárgate, antes de que cambie de opinión—Exclamó, Mikasa sollozaba en silencio, no podía evitar compartir su sufrimiento… todo este tiempo, habíamos vivido en esa casa, con nuestros padres…teníamos todo… sin embargo, lo único que quedaba, eran recuerdos.
Tome a Mikasa del brazo y la saque rápidamente de ahí, corrimos por el pasillo hasta salir de la casa y correr hasta la calle siguiente, no quería que ninguno de ellos me la arrebataran. — ¡Disparen!—Alcancé a escuchar, tanto Mikasa y yo volteamos, encontrándonos con ese tipo y sus soldados, apuntándonos con sus armas como si fuésemos fugitivos desde las ventanas, todos empezaron a disparar con sinfonía —Eren—Escuche a Mikasa, esta cambió de rumbo y ahora el rescatador era rescatado, pues me llevaba en su hombro como si de un niño pequeño me tratase —¡Mikasa, bájame y déjame correr!—Regañé mientras Mikasa se aproximaba al arroyo en donde jugábamos de niños, los federales venían armados, Mikasa y yo bajamos por el arroyo seco y nos ocultamos dentro de unos pastizales, lo suficientemente grandes para ocultarnos, pero demasiado pequeños para que ellos pudiesen entrar sin pincharse las manos con las espinas.
— ¡Encuéntrenlos y mátenlos!—Escuchaba los gritos del "Jefe", Mikasa y yo nos mantuvimos callados y ocultos hasta que estos se fueron… el silencio fue poco por el área, pues las armas aún seguían activas —Vámonos, no podemos quedarnos—Aclaró Mikasa, cargándome nuevamente y caminando por los pastizales, era un camino lo suficientemente ancho y alto para dejarnos pasar caminando sin pincharnos, pues el interior de los matorrales estaba cubierto de hojas verdes y flores vivas, era como un camino protector. — ¡No puedo! Esa es nuestra casa, es la casa de nuestros padres ¿¡Qué no lo recuerdas!? ¡Es nuestra!—Gritaba mientras Mikasa seguía cargándome —Eso ya lo sé…—Reafirmo —Si lo sabes… ¿¡Porque nos vamos!?—Pregunté histérico, no sabía qué hacer, más bien… no podía hacer nada —Porque moriremos si nos quedamos—Aclaró firmemente.
Aún era de día, eran alrededor de las 3 de la tarde de un 7 de Julio de 1885 en Inglaterra. El camino de pastizal y el arroyo, era enorme, gigantesco… aún quedaba mucho por recorrer, y huir.
Inglaterra, 8 de Julio de 1885.
Hace aproximadamente una semana, mis padres murieron en un "accidente", claro, si tener dos balas en el pecho era un accidente. Mis padres eran dueños de la más grande empresa de perfumes de la región, por lo cual teníamos una enorme casa y una gran cantidad de dinero, jamás nos faltó nada. Sin embargo, desde que las demás empresas empezaron a verse amenazadas por la nuestra, se organizaron para que los federales la hicieran desaparecer, como a cualquier otra empresa millonaria. Mi padre dejó en su testamento su riqueza a ambos, a Mikasa y a mí; la cuantiosa y lujosa casa estaba a nombre de Mikasa mientras que las acciones de la empresa eran mías; los federales no pudieron acabar con su trabajo, por lo que seguimos vivos, pero fuimos despojados tanto de nuestras pertenencias, como de nuestra herencia, pues esta era válida hasta que Mikasa y yo cumpliéramos los quince años. No podíamos hacer nada al respecto, aún —Eren—Llamó Mikasa frente mío.
—¿Qué?—Pregunté, dejando de mirar mi traje sucio y roto y concentrándome en ella, su vestido color dorado ya se había manchado y rasgado, sus guantes antes blancos y finos estaban llenos de tierra y suciedad, mientras que su cabello de pasar a un elegante peinado se había convertido en un "nido de ratas" —Ahí—Exclamó señalando un basurero, no muy lejos de nuestra posición original, pues la noche anterior habíamos dormido en el muelle y ahora teníamos que encontrar un refugio para poder seguir sobreviviendo —Debe de haber más personas ahí, estoy segura—Aclaró firmemente, tal vez caminando un poco más rápido por la emoción —¿Cómo sabes que habrá gente viviendo ahí?—Pregunte, Mikasa no se detenía para nada —Yo alguna vez jugué aquí…—Susurró mientras exploraba cada lugar, parecía tocarlo imaginariamente con sus manos al alzarlas, pronto nos encontrábamos en los que parecían barrios, ya estábamos dentro de ese barrio con "casas" hechas con madera vieja y basura… Y pensar que terminamos en un lugar así.
—Dame el dinero que tengas—Escuche detrás de mí, pude sentir en mi espalda una navaja amenazándome en atravesarme, genial, si los federales no me mataban, lo haría un chico cualquiera —No tengo nada—Aclaré —Mentira—Contestó jugando con la navaja en mi espalda, Mikasa seguía muy distraída mirando el paisaje —Oye, venimos aquí porque no tenemos otro lugar a donde ir ¿Crees que tendría algo de dinero?—Pregunté sarcástico, deje de sentir la navaja y pude movilizar mis brazos para voltear a ver al chico —Esta bien, es una respuesta lógica—Afirmó guardando la navaja en sus bolsillos, o más bien, lo que quedaba de ellos.
Lo miré fijamente y lo examine con la mirada de pies a cabeza, era un chico un poco más bajo que yo, con hebras rubias y ojos color azul, su piel era de un tono color claro, pero no se lograba ver con toda claridad, ya que estaba cubierto de tierra y suciedad, tenía puesta una camisa azul con agujeros pequeños y manchas de suciedad, más un pantalón café simple y gastado —¿Qué pasa?—Preguntó ladeando la cabeza, mirándome desconfiadamente y tocando de nuevo el bolsillo donde había guardado su navaja —Nada, perdón—Aclaré, sacudiendo mi cabeza de un lado a otro.
—Armin—Exclamó Mikasa detrás de mí, al parecer ya había salido de su trance — ¿Mikasa?—Preguntó el chico un tanto sorprendido al mismo tiempo que se acercaba a Mikasa — ¿Aún lo recuerdas?—Preguntó esta, tal vez caminando a paso lento, Armin asentía varias veces con la cabeza mientras sollozaba y se lanzaba a los brazos de Mikasa, no sabía que estaba pasando en ese instante. —Eren, ¿Qué acaso no lo recuerdas? Es Armin…—Sollozaba Mikasa abrazando a Armin aún —No…—Susurré, Armin levanto la mirada con duda al igual que Mikasa ¿De que estaban hablando? —Pero Eren, Armin era nuestro…
—Está bien, lo importante ahora es que volvemos a estar juntos ¿No lo crees Eren?—Preguntó aquel chico volteándome a ver y dedicándome una sonrisa de par en par —Si… eso creo—Aclaré aún dudoso — ¿Qué hacen aquí? ¿Dónde están sus padres?—Preguntó mientras se dirigía a mi emocionado y con paso lento, retrocedí un paso comunicándole que no se me acercara —L-Lo lamento—Aclaró retrocediendo, Mikasa le empezó a explicar la situación, pero tan rápido como empezó a contarle nuestra historia, yo me sumergía en los pocos recuerdos que me quedaban… Sabía que Mikasa tenía razón en Armin, pero no recuerdo haberlo conocido, sin embargo… aún tengo nostalgia de algún recuerdo al verlo.
—Lo lamento de verdad ¡Pero puedo ayudarles! No es gran cosa lo que haría, pero es un pequeño aporte—Exclamó Armin, pronto regresé a lo que era la realidad, la dura realidad —Gracias Armin— Afirmó Mikasa —Síganme, vivirán en el mismo lugar donde yo y más personas vivimos, serán ahora parte de nuestra familia—Explicó mientras nos tomaba de la mano a mí y a Mikasa, ambos lo seguimos hasta llegar a lo que parecía los escombros de una vieja demolición de un edificio, pues no había más que débiles paredes de cemento en ese lugar —Es aquí…—Aclaró, parándose en frente de la vieja y destrozada puerta de madera que había para entrar —Tratemos de sobrevivir.
—No, sobrevivamos—Corregí firmemente mientras Armin sonreía débilmente junto a Mikasa, habíamos entrado al infierno, pero ya habíamos dado un paso para salir de él.
