Juego de niños.

Era una mañana fría y silenciosa en Berk, los dragones no habían atacado en seis días, los adultos realizaban sus quehaceres domésticos tranquilamente, mientras los niños jugaban en las calles.

Algo alejado del pueblo, en el bosque la única hija de los Hofferson, se adentraba entre la maleza sigilosamente, sólo estaba armada con una pequeña navaja de caza, regalo qué recibió en su cumpleaños de ocho años. Ensimismada en sus pensamientos la pequeña rubia buscaba algún animal pequeño para cazar, qué aún fuese muy joven para matar dragones no quería decir qué no pudiese entrenar cazando animales pequeños.

Sintió un alarido, se quedó estática, tratando de averiguar de donde provenía aquél sonido. Volvió a oírlo, venía de unos arbustos. Con precaución se abrió paso entre la maleza del bosque y se plantó delante del arbusto.

-¿Quién anda ahí?- Preguntó con un tono firme.

-¿A-A-Astrid?- El jovencito castaño se puso de pie –Shh, No hagas ruido, el trol podría oírnos.-

-Los troles no existen, Hipo, vuelve a casa, estoy entrenando.-

-¡Si existen! ¡Se roban los calcetines! Aunque… sólo los Izquierdos.-

-Bien, sigue buscando a ese dichoso trol.- La rubia se marchó, siguió su camino, buscando a una pequeña víctima, pero, no hallo nada. Estaba oscureciendo cuando notó unos pasos detrás de ella, volteó.- ¿Hipo? ¿Qué quieres?- Dijo con evidente molestia.

-Ayúdame a encontrar al trol ¡Por favor Astrid!-

-¡Hipo! Los troles no exist…- Antes de terminar la oración quedó petrificada.

-¿Astrid?-

-¡Hipo! ¡Detrás de ti!-

El pequeño Haddock volteó y se encontró con una figura alta, robusta y cubierta con una especie de pelaje extraño.

-¡Un trol!-

-¡Corre Hipo!-

Ambos pequeños salieron huyendo del bosque a zancadas y tropezones. Dejando detrás a esa peculiar figura.

El supuesto trol soltó una carcajada, se quitó la capucha de lo qué parecía ser un abrigo de piel, dejando al descubierto su identidad.

Era Viggo Ingerman, el anciano vikingo era el abuelo de Patapez, y al parecer, había ido a buscar leña, y les dio un gran susto a los pequeños.

-Niños, y sus juegos- Bufó el anciano vikingo, pero luego soltó otra carcajada.


Hola, este es mi primer One-Shot, centrado en Hipo y Astrid cuando eran niños (Apróximadamente ocho o nueve años.)

Agradezco a quién haya perdido su tiempo leyéndolo, sé qué es corto, pero a medida qué vaya escribiendo los voy a hacer mucho más extensos. Espero qué les haya gustado, nos leemos pronto :)