Holaaaaa!

Aqui les traigo una nueva historia, que por que no temino la anterior y despues publico esta? me insistieron hasta que la estoy publicando. espero les gustes

Declaracion; naruto no me pertenece, le pertenece a su ilustre dueño.

Advertencia; lemon (mucho, casi completamente) lean vajo su propio riesgo.

Que lo disfruten.

Juego de Reinas

Una tarde de sábado cualquiera un grupo de damas estaban sentadas bajo la sombra de un gran árbol de cerezo mientras veían a lo lejos a sus esposos jugar un partido de foodball, o por lo menos la mayoría jugaba.

Parecía poco creíble que las familias más adineradas e influyentes de toda Konoha estuvieran jugando en un parque, pero así era. Mientras los 'hombres de la casa' jugaban al foodball, las damas intercambiaban impresiones sobre asuntos de vital importancia…

—…y no lo logro convencer para que salgamos de viaje –una exótica pelirroja de ojos azules le comentaba a una azabache, mientras una joven de ojos verde jade escuchaba vagamente.

—Te entiendo Kushina, a veces tratar con hombres poderoso es un problema, creen que solo se tienen que preocupara por general dinero y ya está, no saben que el tiempo que pasan con nosotras es muy importa.

—Tan bien el dinero es importante, Mikoto-san. Eso de que nos tengan como reinas no me molesta. –la rubia de ojos celeste sonreía mientras hablaba.

—No te hagas Ino que ayer te quejabas que Sai no te quiere comprar esas joyas de diamantes para tu aniversario –acoto una castaña con dos chunguitos, provocando la risa de todas.

—Y tú que Tenten, ya Neji te compro el auto que querías o sigue creyendo que es muy peligroso para ti? –la rubia miro enojada a la castaña e iniciaron un duelo de miradas que tuvo de fondo la risa de las demás damas.

—Vamos, chicas no se peleen –la vos gentil y calmada de una joven de cabellera negra azulada fue a aligerar la tención de esas dos. –de seguro que pronto consiguen lo que quieren

En todo momento la pelirosa estaba escuchando lo que sucedía, y una idea se estaba formando en su mente. Una idea de lo más interesante.

—No sé porque los hombres son tan problemáticos, es un fastidio tener que estarlo forzando a todo –otra rubia el cabello suelto que no le llegaba a los hombros se cruzo de brazos, ocupando sin darse cuenta las palabras de su esposo –son tan problemáticos.

Todas rieron, acepto la pelirosa.

—Tengo una idea –dijo cuando las risas se calmaron, atrayendo las miradas de todas.

—de que se trata frentona?

—Por lo que escucho, esos hombres de allá –señalo a los supuestos jugadores de fodball que estaba discutiendo en ese momento – nos la están poniendo difíciles para darnos lo que nos merecemos. Por lo que escucho, hasta para irse de viaje y disfrutar de su familia ponen inconvenientes – en ese punto, todas estaban más que concentradas en la pelirosa- como dice Mikoto-san somos reinas, y ellos son nuestros reyes…pero llego la hora de convertirlos en vasallos.

Todas miraron fijamente a Sakura, teniendo una ligera idea de lo que quería decir.

—Sakura –chan ¿qué ideas tienes?

—Es sencillo Mikoto-san, vamos a conseguir lo que queremos, ya sea un viaje, un carro, una joya o que ellos tomen la iniciativa, harán lo que sea por nosotras.

—Y como planea que hagamos esos, pelo de chicle - Otra pelirroja tomo la palabra – te recuerdo que no son tontos y no se dejan manipular fácilmente.

—eso depende de que cual método se use –la rubia de pelo corto fue quien hablo –creo que se cual es la idea de Sakura.

—exactamente, Temari, todo depende de que método se utilice. Estoy segura que si Kushina-san quisiera convencer a Minato-san de hacer ese viaje, solo tendría que ser un poco más…-busco una palabra suave para lo que quería transmitir- persuasiva.

—sexo –todas miraron a la azabache que hablo-eso es lo que estas pensando Sakura-chan?

—exactamente Mikoto-san. Estoy segura que las que estamos aquí no hemos utilizado eso como un arma- una mirada de determinación se instalo en sus ojos verdes, junto con un pequeño brillo de diversión.

—te revieres a ponerlos a dieta? –pregunto la de los chunguitos un poco apenada.

—No lo creo –respondió la Uchiha –se consigue mas cuando están felices que cuando están frustrados.

—y cuál es el plan, frentona? Por que de seguro tienes uno

—Qué tal si hacemos un juego? –Todas la miraron con sumo interés-estoy segura de que todas les hemos pedido algo a lo que le han puesto excusa…

—uf, mucho trabajo

—Muy ocupado

—Muy problemático

—Se le olvido

—No tiene tiempo para esas cosas

—Estoy ocupado en algo

—Mucho trabajo, muy ocupado, no tengo tiempo y por ultimo un hnm –Sakura tomo la palabra de nuevo –así que, la idea que se me acaba de ocurrir es que todas escribamos en un papel lo que queremos conseguir o de lo que queremos convencerlos.

—Creo que debemos poner un tiempo límite. De esa manera todas tendremos que esforzarnos.-Temari

— ¿Que tal dos semanas? –acoto Mikoto-justo en ese tiempo cumplo aniversario y quiero que Fugaku me de lo que le pedí.

—Están de acuerdo? –hubo un sentimiento colectivo- pues contando dos semanas a partir de mañana, se inicia el juego. Ahora anoten lo que quieren conseguir.

Todas buscaron una libreta en sus respectivos bolsos.

—um y si se enteran y se molestan? –pregunto un poco apenada Hinata.

—Querida, crees que un hombre se molestaría por tener a su esposa disponible para todo el sexo que se le puedo ocurrir?

La de ojos perla, casi arde del sonrojo, pero igual escribió lo que quería en su papel.

—Bien, Karin recoge los papeles.

—ehh, porque yo, pelos de chicle?

—Porque Suigetsu no es tan curioso como los otros.

—Está bien pero no me des ordenes, pelo de chicle –reclamo mientras todas les pasaba los papeles doblados.

—Cuando una consiga lo que quiere, irán donde Karin y retiraran su papel.

—Oye frentona, como se llama el juego.

—Unmm –la aludida se quedo un momento pensativa, y fue su suegra quien respondió por ella.

—El juego se llama Juego de Reinas.

~~~~~~~~~~~~~Juego de Reinas~~~~~~~~~~~~~

La amante de mi marido… soy yo.

Era lunes por la mañana y Fugaku Uchiha se encontraba de lo más ocupado en su despacho. Ser presidente de un conglomerado de empresas no era tarea fácil, sin importar que para cada rama de la empresa tenía un gerente capacitado.

Estaba concentrado en revisar unos documentos del área farmacéutica cuando unos toques en la puerta lo interrumpieron, extrañado autorizo la entrada sin levantar la cabeza de lo que estaba leyendo.

—hola Fugaku.

La voz melodiosa de su esposa lo sorprendió, ya que pocas beses iba a la oficina.

—Mikoto –se levanto y camino a su encuentro –¿Qué haces aquí? ¿Pasa algo?

Había un toque de alarma en su voz.

—no querido, y perdona por interrumpirte es solo que quería invitarte a comer –dijo Mikoto con una sonrisa en sus labios.

Fugaku se extraño en sobremanera, ya que su esposa sabia lo ocupado que solía estar en la oficina.

—lo siento Mikoto pero estoy…

—vamos querido, tienes que comer y yo también. Así que ¿por qué no comer juntos? Te prometo que solo será una hora.

Fugaku podía rebatirle, pero vio a su linda esposa, que a pesar de los años conservaba su belleza solo que ahora con un aire más distinguido y calmado.

—Está bien, pero solo será una hora, sabes que estoy ocupado –accedió ya que no su esposa tenía razón, en algún momento tendría que comer.

Salieron de la empresa y una vez en el auto, Fugaku se fijo más en cómo iba su esposa. Mikoto llevaba una falda con volantes por encima de la rodilla de color blanca, y una blusa de color purpura con un escote redondo que insinuaba el inicio de sus senos. Era una vestimenta casual, nada ostentosa, pero si muy elegante, como ella.

Llegaron a un restaurante que estaba en el primer piso de un hotel de prestigio cercano a la compañía. No tuvieron que esperar para ser acomodados en una mesa y será atendido por un mesero. Ordenaron mientras conversaban de cosas generales.

—estoy muy contenta por Sasuke, se está superando mucho en la empresa. Creo que podría dirigir una de las oficinas del exterior en poco tiempo. –opino la azabache mientras esperaban la comida.

—no sabía que estabas tan al pendiente de la empresa, Mikoto.

—oh, claro que estoy pendiente querido –poso una de sus manos sobre el brazo de Fugaku de manera 'casual' –todo lo que tenga que ver con mi familia me interesa. Es más estoy segura que podría serte de mucha ayuda si me llegas a necesitar.

Era cierto que la Uchiha se mantenía al tanto de las actividades de la empresa, al igual que del mercado financiero en general, no por nada había estudiado finanzas y comercio internacional, solo que a su familia a veces se le olvidaba.

—es cierto que Sasuke e Itachi se están superando mucho en estos años pero aun no están listos…

—oh, claro que no, aun le falta crecer más –en ese momento llevaron la comida, una vez servida Mikoto aprovecho cambio de temas –oh, querido, esta mañana vi un libro de lo más interesante y divertido se trata de…

El almuerzo transcurrió entre conversaciones y caricias sutiles por parte de Mikoto, que lograron relajar al Uchiha y ponerlo muy consciente de la cercanía de su esposa.

De regreso a la oficina, se despidieron con un cálido beso de piquito, cosa que sorprendió un poco al pelinegro, ya que se solían despedir en público con un beso en la mejilla.

Ese fue el inicio de una semana por demás interesante para Fugaku. El martes volvió a recibir la visita de su esposa para almorzar juntos, alegando que estaba cerca de la oficina. En esa ocasión lucía un vestido sencillo sin mangas de color blanco y rojo, que le llegaba a medio muslo. Sin exhibir mucho pero marcando sutilmente cada curva de la dama. Cosa que no paso desapercibido para más de un caballero que giro al verla pasar.

Ese día al despedirse en el despacho, el beso fue un poco más prolongado, y Fugaku dio un poco de libertad a sus manos que recorrieron la espalda de la azabache.

El miércoles fue otro día interesante, ya que fue Fugaku quien llamo a Mikoto para que almorzaran juntos. Cuando la Uchiha pregunto si no tenía alguna junta este le respondió que tenía que comer de todas maneras.

Una vez más fueron al mismo restaurante en el primer piso de ese lujoso hotel, y compartieron una charla estimulante y divertida, que termino con un profundo beso en la oficina del presidente de las empresas Uchiha.

El hombre tenía a su dulce esposa estrechamente abrazada mientras sus labios devoraban los ajenos con un hambre única. Sus manos ya estaban desatadas recorriendo cada pedazo de ese cuerpo que llevaba años acariciando, pero que aun tenía la capacidad de incendiar su sangre.

Se separaron cuando unos golpes en la puerta lo obligaron. La sorpresa se la llevo Itachi cuando al entrar al despacho de su padre lo encuentra acomodándose la corbata y mirando por la ventana, mientras su madre tenía una radiante sonrisa en unos labios sonrosados y húmedos. A demás del ligero rubor que lucían sus mejilla.

—querido, me alegra verte. Pero ya me tengo que ir –abrazo a su hijo y dirigiéndose a la puerta se fue tras un 'nos vemos en casa querido' dirigido a su esposo.

Pero a diferencia de lo que pensaba Fugaku, esa noche no pudo tomas a su esposa, ya que esta se sentía un poco indispuesta.

El jueves llego con un Fugaku un poco tenso y frustrado, ya que esa mañana su esposa le había informado que quizás no podrían almorzar juntos ya que le había quitado mucho tiempo de trabajo en los últimos días. Él le aseguro que el disponía de su tiempo a fin de cuentas era el dueño de la empresa.

A media mañana llamo su esposa para asegurarle que quería verla para almorzar, y una vez más, se encontraron en ese restaurante.

A medida que la comida trascurría, Fugaku no podía evitar imaginar su boca recorriendo el pálido cuello de su esposa y perderse en ese escote. El hombre quería saborear esos pechos que lo enloquecían. Podía cerrar los ojos y ver esos pezones erectos pidiendo ser succionados por su hambrienta boca. Era una locura, pero sus ojos se posaron en los labios de Mikoto, y la vio en su mente con su miembro entre esos delgados y dulces labios. Siendo saboreado con pericia, como a él le gustaba.

Un gruñido bajo escapo de su garganta, cosa que no paso desapercibido para Mikoto, que dejo salir una picara sonrisa y se acerco más a su esposo a través de la mesa, dejando ver un poco más de su casto escote.

—Fugaku, ¿Estás bien? Pareces un poco…-fingió buscar una palabra correcta, pero sabia cual usar- excitado

Los ojos negros se clavaron ardientes en sus igual, mientras su sangre rugía sin control en sus venas, calentando por demás sus entrepierna.

—lo estoy –respondió sin rodeos, mientras miraba fijamente a su esposa –esto es lo que haremos, Mikoto –su voz era un poco ronca a simple vista parecería molesto, pero la Uchiha sabía que no era así –pediré una habitación y subiremos a ella. Quiero estar tan enterrado en ti en los próximos quince minutos como sea físicamente posible.

—oh…-sus ojos por igual estaban en llamas –en ese caso que estas esperando para pedir la habitación? –le respondió con una sonrisa que tenía varias promesas ocultas.

—…-justo cuando Fugaku iba a responder su celular sonó de manera insistente. Intento ignorarlo, pero reconoció el numero de la oficina y respondió – espero que sea importante –aun miraba fijamente a su esposa mientras escuchaba –llama a Itachi estoy ocupado…no…-escucho por un momento, mientras se masajeo el puente de la nariz- estaré allá

Mikoto observo toda la conversación trazando un nuevo plan, ya que ese día quería culminar el juego, pero un día mas, solo conseguiría tener a Fugaku más ansioso, y eso no era necesariamente malo.

—tengo que volver a la empresa Mikoto hablo con los dientes apretados, denotando en cada silaba lo frustrado que estaba

—no te preocupes querido, tenemos la noche para…continuar hablando –se suponía que era una dama y una dama nunca dice en público ni en voz alta que esperaba la noche para abrir tan amplias las piernas como fuera posible, y pasar por lo menos tres horas con su marido enterrada en ella hasta las pelotas. No, una dama nunca dice esas cosas.

Regresaron a la empresa con el chofer de Fugaku, una vez frente al imponente edificio, este le pidió a su empleado que saliera del vehículo ya que necesitaba unos momentos con su esposa.

Tan pronto la puerta se cerró, el azabache de un rápido movimiento la sentó en su regazo y tomo como asalto su boca. Era un beso ardiente. Donde las lenguas se enzarzaron en una batalla campal por saborear al contrario. No hubo rincón de la boca contraria que no fuera degustado, mordido, saboreado. Los pequeños gemidos que escaparon de los labios de Mikoto, solo incendiaron más al azabache, que la apretó más para que su redondo trasero apretara más su firme erección que presionaba la tela de su pantalón.

Sus manos apretaban y masajeaban todo a su paso. Se pendieron debajo de la recata blusa y se toparon con el encaje del sostén. Pellizcando los pezones hasta que los gemidos fuero un poco mas audible. La temperatura subió dentro del auto, mientras la pareja se olvidaba de tiempo y lugar. Parecían dos adolecentes guiados por las hormonas.

Justo cuando Mikoto estaba por desatar el botón del pantalón de su esposo, el infernal aparado celular volvió a sonar.

Fugaku soltó una zoas maldición que hubiera ruborizado a su esposa si esta ya no lo estuviera. Aun con la respiración agitada, respondió.

—Espero que la empresa esté a punto de quebrar sin mi…-escucho- ya estoy entrando.

Colgó, y con delicadeza, bajo a su esposa de su regazo. Sin decir más, le dio un pequeño beso.

—Sal del auto cuando estés listas. Le diré al chofer que no entre todavía –abrió la puerta y antes de salir fijo sus ojos una vez más en ella –nos vemos esta noche, Mikoto.

Eso fue una promesa.

Dentro de la empresa un joven azabache miraba seriamente a su hermano mayor.

—Creo que papa tiene una aventura –dijo sin rodeos. El mayor solo enarco una ceja.

—Porque lo dices? –pregunto sin mucho interés, ya que tenía una idea del asunto.

—Todos estos días ha salido a comer fuera, regresa un poco distraído, me dijeron que lo vieron entrando a un hotel con una mujer.

—Ahora te llevas de los chismes de oficina.

—No, pero es sospechoso todo eso. Lo voy a vigilar un poco.

—Si eso te hace feliz –respondió el mayor reprimiendo una sonrisa. Sabía que si su hermano menor espiaba a su padre podía terminar traumatizado de por vida.

La situación de la empresa era un poco apremiante, por lo que Fugaku pasó el resto de la tarde y buena parte de la noche en la oficina.

Cuando llego a su casa, se dirigió a la habitación, rogando por encontrar a Mikoto despierta, pero no tuvo tanta suerte. La vio dormida, con una nota cerca de su almohada.

'no te preocupes, mañana almorzaremos juntos'

Sin más opción, el azabache se dispuso a dormir, y quedo muy sorprendido cuando al despertarse su esposa no estaba. Una de las mucamas le informo que salió temprano y que le dejo dicho que se verían en el almuerzo.

Una vez más en su oficina, el trabajo logro distraerlo un poco y pudo pasar el tiempo ocupado, tratando de no dejar volar su imaginación.

Justo al medio día, unos toques en la puerta lograron que su corazón se saltara un latido.

—Adelante –autorizo con sus oscuros ojos fijo en la puerta, como queriendo ver quien era a través de la madera.

La puerta se abrió dando paso a una sonriente Mikoto, que ese día llevaba una ajustada falda de tubo a medio muslo una blusa con mangas negra y unos zapatos de taco medio.

Sin perder tiempo Fugaku de dirigió a su encuentro con una mirada penetrante, mientras Mikoto se acercaba a él con una suave sonrisa en sus labios.

—Estoy lista para el almuerzo –dijo cuando el azabache se detuvo frente a ella.

—yo también. –respondió con vos profunda. Y sin una palabra más, tomo a su esposa de los brazos y la apretó contra su pecho.

Sus labios descendieron hambrientos a esa boca delicada. La beso con una intensidad tal que si fuera un terremoto, seria de nuevo puntos. Sintió sus gentiles pechos apretarse deliciosamente contra su duro torso, mientras su lengua accedía a saborear los néctares de la boca ajena.

Mikoto estaba disfrutando de las atenciones de su marido, nunca pensó que ese juego que inicio el lunes podría ser tan satisfactorio. Sentía como su boca era asaltada por su esposo de una manera exquisita. No la estaba tratando como a su esposa, la estaba tomando como su amante.

Sin perder tiempo, Fugaku comenzó a quitar los botones de la blusa, a la vez que retrocedía, hasta un sofá que está en la oficina. En ningún momento reparo en que quizás, solo quizás no era el lugar apropiado. Solo sabía que su cuerpo necesitaba a esa mujer, su sangre la pedía a gritos. Su miembro ya estaba erguido en su entrepierna, ansioso por perderse en la cálida estreches de esa mujer.

Cuando las piernas de Mikoto hicieron contacto con el sofá, giro separándose de Fugaku y empujándolo para que se sentara. Ante la mirada ardiente y un poco sorprendida de su marido, subió un poco su falda tener un poco mas de libertad y dejando ver el final de las medias que llevaba junto con las ligas del liguero. Esa erótica visión solo provocó que Fugaku gruñera de anticipación y la sujetara de la cintura para sentarla a horcajadas sobre sus caderas.

Se fundieron una vez en un beso que solo los llevaba a lo locura de los sentidos. Con urgencia Mikoto quito el saco que tenia Fugaku, y desato su corbata, mandándola a volar detrás de ellos, mientras las manos de Fugaku ya habían hecho contacto con los pechos de su esposa a través del sostén ya que la blusa estaba por fin abierta.

Las pequeñas manos de Mikoto comenzaron a quitar los botones de la camisa, cuando la boca de su esposo abandono sus labios y se dirigió a su cuello. Un sendero de besos fue dejado en el camino que recorrió Fugaku hasta llegar a los pechos de Mikoto. Esta, sumida ya en un mundo de sensaciones, tiro de la tela de la camisa de su esposo, haciendo saltar los botones que la separaban de tocar el fíenme torso de su marido.

Un gruñido salió de los labios del pelinegro, ante la acción de su esposa, y para corresponderla, libero sus pechos del sujetador, sacándolos de esa prisión de tela aun sin desabrocharlos, lo que provocaba que quedaran más firmes frente a su hambrienta boca. Sin perder tiempo, empezó a repartir besos y chupetones sin llegar a los pezones, sabía que a Mikoto le gustaría que llenara su boca con esas rosadas puntas, pero no se lo pondría tan fácil.

—ummhh Fugaku…gnmm –en esta ocasión fue la azabache la que gruño, pues sabía que él estaba jugando con ella. Tomo la cabeza se su esposo y la separo de sus pechos, le beso con ardor, mientras se presionaba contra la entrepierna del Uchiha, lo escucho jadear, y liberando sus boca, le dirigió la cabeza hasta que uno de sus pezones estuvo dentro de esa húmeda y caliente cavidad.

Gimió fuerte cuando sintió la lengua de su esposo degustando su pecho, mientras su otra mano le pellizcaba en pezón libre. La azabache sentía su sexo húmedo. A veces olvidaba por que se caso tan joven, y definitivamente fue porque ese hombre era ardiente.

Mikoto gemía mientras movía sus caderas contra la entrepierna de Fugaku, este sentía como se endurecía mas su miembro a medida que su esposa aumentaba la fricción contra él.

Liberando sus pechos de su boca, volvió a besarla, mientras sus manos se dirigían a sus muslos. Se deslizaron sobre las medias y sujeto una de las ligar del ligero, estirándola un poco la dio caer, dándole un pequeño azote a la mujer sobre sus piernas, provocándole un jadeo que se perdió entre sus labios. Sus manos continuaron su camino hacia arriba, una se poso en una de sus suaves nalgas, mientras la otra se perdió en sus bragas. La mano de Fugaku se topo con la tela de encajes donde se sentía el calor y la humedad que desprendía su esposa. Apartando la tela a un lado, recorrió esos húmedos pliegues con sus dedos. Sintió a su esposa temblar un poco, y jadear más fuerte. Sin tardar, introduje dos dedos en esa ardiente carne, probando que su esposa interrumpiera el beso para gemir sin restricciones.

—hmmmm…Fugaku...mhnnn –la pasión poseía el cuerpo de la mujer, provocando que si alguna inhibición quedaba, se fuera de paseo.

El Uchiha sonrió mientras sus labios capturaban uno de esos rosados y jugoso pezones, mientras sus dedos comenzaban a moverse lentamente dentro de su mujer.

La azabache dejo escapar todos y cada uno de los gemidos y jadeos que su esposo le estaba provocando. No se contendría, tenía todo el derecho del mundo de dejarse arrastrar por la pasión que le provocaba su esposo.

Mientras los dedos de Fugaku se movían despacio, entrando y saliendo de su centro, y sus labios y dientes torturaban sus pezones, Mikoto comenzó a levantarse y dejarse caer contra la mano de Fugaku, quería más, y con eso se lo estaba pidiendo.

Cuando comenzó a sentir como su cuerpo ardía, sabía que si seguía así, se correría antes que su esposo, y ese no era el plan. El la tenia jadeante y ansiosa, y tenía que ser lo contrario.

Por eso lo separa de su pecho y detuvo los movimientos de su mano. Tomando el control de la situación, comenzó a dejar ella, un sendero de besos, mordidas, y chupetones, por todo el torso de su marido, mientras poco a poco se bajaba de su regazo, para terminar de rodillas entre sus piernas.

Fugaku tenía una sospecha de lo que pretendía su esposa, ese brillo en sus ojos la delataba, y lo confirmo cuando sin titubear poso su boca abierta sobre el bulto que era su erección sobre la tela. El Uchiha sintió el calor de esa boca, como preludio a lo que vendría.

La azabache abrió el pantalón con la pericia de los años, y se encontró con un miembro erguido y engrosado, húmedo en la punta, palpitante, de venas marcadas por la potencia con que la sangre era bombeada.

Ojos negros se toparon con ojos negros, ambos lleno de pasión y lujuria. La Uchiha de remojo los labios con gula, antes de enterrar ese gran pedazo de carne tan dentro de su boca como le era posible.

Fugaku dejo caer su cabeza hacia atrás mientras un sonoro, muy sonoro gruñido salía de su garganta.

—mi…Mikoto…gnmmm…si….

Una de sus manos se enterraron en la oscura cabellera mienta su mirada no perdía detalle de lo que hacía su fina, y recatada esposa.

Mikoto saboreaba con la lengua toda la longitud de su esposo. Era difícil abarcarlo todo con su boca, ya que Fugaku era un hombre muy bien dotado. Esa fue otra razón por la que se casaron joven.

Sus labios subían y bajaban por esa inhiesta carne, mientras la habitación era llenada por los sonoros gruñidos de su frio y calculador esposo. Mientras continuaba chupando, tomo con sus manos ese saco que colgaba en la base de su miembro y comenzó a masajearlo. Años de experiencia le habían enseñado que hacer y cómo hacerlo. Como recompensa una maldición salió de los labios del presidente de la empresa, mientras su mano apretaba mas su cabeza, como queriendo que se lo tragara todo. Pero se sorprendió cuando sin delicadeza alguna fue despegada de su labor.

—es suficiente, quiero terminar dentro de ti. –su esposo la sujetaba de los hombros

Sin perder tiempo, se levanto del sofá y acostó en él a Mikoto, quien sin dudarlo, abrió las piernas para recibirlo.

La visión que tenia Fugaku en ese momento era única.

Su esposa, la madre de sus hijos, la dama de sociedad estaba acostada en el sofá de su oficina, con las piernas abiertas para él, las húmedas bragas estaban a un lado dejando al descubierto su estrecha feminidad, su falda estaba arrugada en su cintura. Aun tenia la blusa de manga larga abierta totalmente, y sus pechos estaban por encima de su sostén, siendo ofrecidos a él.

Cualquiera diría que con los años y después de dos partos su figura estaba arruinada, pero no para él. Las finas líneas que estaban en sus pecho y en su vientre solo demostraban que esa mujer lo amo tanto que fue capaz de darle dos hijos y aun permanecer hermosa para él.

Fugaku dejo caer sus pantalones, y de una patada los saco de sus piernas junto con los zapatos. Y con la mirada fija en su esposa se recostó en el sofá, busco sus labios para acallarlo, pues sabía que cuando entrara en ella, Mikoto se contendría en expresar su place.

Mikoto correspondió al beso de su esposo, mientras sentía ese conocido peso sobre ella. Sin aviso, Fugaku de enterró en ella tan profundo que por un momento sintió que le toco el corazón con la punta de su miembro. El grito que salió de su garganta murió en la boca de Fugaku, que sin tomar pausas comenzó a torturarla con profundas y pausadas embestidas.

Fugaku estaba en el maldito cielo, no sabía cómo Mikoto lo hacía, pero a pesar de los años cada vez que entraba en ella sentía que se podía correr en cualquier momento por lo húmeda, cálida y estrecha que estaba. Era el maldito cielo.

Amaba a su esposa, y la amaba más cuando sus cuerpos se unían, ya que se transformaba en un desinhibido ser sediento de placer y sexo que solo se calmaba cuando su interior era llenado con su simiente.

Fugaku interrumpió el beso para pasar a morder su cuello, provocando una serie de nuevos jadeos y gritos ahogados que inundaron la habitación. Sus caderas se estrellaban pesadas contra las de Mikoto, su miembro se enterraba en esa cavidad que lo recibía gustosa.

—fuga..ku…mas…por…kami…n-no te c-conten..gas…aahhhh

El ruego de Mikoto no tardo en ser respondido pues Fugaku ocupo una posición más elevada, hincando una rodilla en el sofá y sujetando las caderas de Mikoto para embestirla con rapidez y fuerza.

Fugaku tuvo una nueva imagen que solo denotaba placer sexual, su esposa se agitaba moviendo las caderas a su encuentro mientras sus mejillas estaban totalmente rojas, se agitaba. Sus manos buscaban un soporte, y fueron a sujetar los antebrazos de Fugaku, enterrándoles las uñas por el placer que sentía. Un casto y caro collas de perlas se encontraba olvidado en su cuello, como símbolo de que la mujer que estaba prácticamente gritando de éxtasis, era a fin de cuenta, toda una dama.

Mikoto estaba cerca de correrse. Fugaku lo sabía, podía sentirlo, el tampoco estaba en mejores condiciones. Sabía lo apasionada que era su mujer y por ende tendría que acallar su liberación. Se acerco una vez más a los labios de Mikoto y sin disminuir el ritmo, una de sus manos se dirigió a su unión, buscando y apretando ese capullo de excluso placer de toda mujer.

El resultado fue el deseado, Fugaku cubrió a tiempo los labios de Mikoto para acallar el gran grito que dejo escapar cuando toda la tención acumulada fue liberada en un orgasmo que apretó el miembro de Fugaku con la fuerza de una boa. El agarre iba acompañado de tremendas sacudidas que llevaron a Fugaku a emitir el gruñido más potente que podía contener su garganta. Dejo ir su liberación, llenado por competo el interior de su esposa.

El Uchiha soltó los labios de su esposa ya que la falta de aire era demasiado apremiante. Los dos estaban sudorosos, exhaustos, con la respiración superficial y con los corazones a un solo latir, acelerado.

—Fugaku…creo…que…necesitamos…unas vacaciones…amor…-dijo la azabache con las mejores intenciones, aun con la respiración agitada.

—hnm –fue todo lo que 'respondió' el Uchiha.

Tan ocupados habían estado, que no se dieron cuenta cuando la puerta del despacho se abrió un poco, solo permitiéndole ver a la persona detrás de la puerta a la pareja que estaba semidesnuda e íntimamente unida sobre el sofá.

Fuera del despacho, otro azabache caminaba como zombi a la oficina de su hermano, lo que acababa de ver le aseguraba por lo menos diez años de terapia psicológica. Sus padres estaban…ellos aun tenia… y en la oficina!

Itachi vio entrar a su hermano menor a su despacho y vio como este se dejaba caer en la silla frente a su escritorio. Espero hasta que el menor se decidiera a hablar pero ya se sospechaba de qué se trataba.

—ya sé quien la amante de papa –dijo se golpe luego de cinco minutos en silencio.

El mayor solo se le quedo viendo y oculto una sonrisa. Ya que él había visto entrar a su madre al despacho de su padre y escucho poco tiempo después los ruidos amortiguados que salían de la oficina. Se imagino lo que Sasuke había visto y por un momento, solo por un momento sintió pena de el.

—y quién es? –pregunto siguiéndole el juego

—creo…creo que es ¿Mama?

Ante el desconcierto de su hermano menor, el Uchiha mayor no pudo contenerse más e hizo algo que pocas veces hacia…estallo en carcajadas.

Juego de reinas

Objetivo de Mikoto Uchiha; segunda luna de miel. Conseguido.

********Juego de Reinas*******

dejenme saber que les parecio. si me dan mas de cincon rebew subo el otro capitulo mañana, ya esta listo.

perdonen las faltas ortograficas.

besos y abrazos desde RD!