De esas pedradas locas que me entran a mi, y mientras estoy en el tanatorio no dejo de escribir en el móvil para desarrollar lo que ustedes leen aquí debajo.
Capitulo Único
Lo veía triste, apagado… siempre lloroso. George se había perdido en él mismo. Hacía tres semanas que en la madriguera sólo se escuchaba el silencio. Las bromas y risas de los gemelos se habían apagado para siempre. La garganta de Molly lo agradecía en cierta medida ya no dolía de los gritos que tenía que pegar a consecuencia de las travesuras de ellos, pero le dolía el corazón.
La pérdida de un hijo era indescriptible, siempre hay un preferido, ella de sus siete hijos sus ojitos eran Fred y George. Cuando Voldemort fue derrotado y se hizo el recuento de caídos en el gran comedor de Hogwarts no lloró. Ni una sola lágrima cayó de sus ojos al ver a Tonks, Lupin, Fred y compañeros de sus hijos a los que había visto merendar en su casa. Ese día no hubo lagrimas… toda cayeron a la vez en el entierro multitudinario que se celebró en los jardines de Hogwarts. Los pañuelos que se llevó fueron pocos. Arropada por lo que habían sobrevivido se preguntó si viviría otra guerra.
Su mirada de madre escrutaba a todos sus hijos… Charlie con la mirada dura puesta en el horizonte. Bill aún teniéndose que poner ungüentos en la cara iba de la mano con Fleur. Percy al lado de una muchacha morena de la que no sabía nada ¿Cuántas cosas se había perdido de él? Caían lagrimas silenciosas e intermitentes en Ron, con los ojos hinchados y rojos aguantaba abrazando a una Hermione con ojeras que no paraba de hipar. Harry al que todo el mundo observaba se había colocado casi al final de la columna, oculto por sus hijos más grandes y fornidos. Hombro con hombro estaba Ginny. Como madre sabía que por fin podrían estar juntos; su hija no podría haber encontrado a mejor hombre que él; aunque temblaba de pensar en las secuelas que podría traer consigo. Su hija estaba seria, su semblante era recto y su mirada desafiante. Descubrió como Harry la miraba admirando su fuerza lo que no sabía era que Ginny había gastado todas sus lágrimas ya e incluso había llegado a estar ronca de gritar buscando un por qué. Faltaba George, cuando se visitieron para ir a la ceremonia había ido a hablar con él.
- La ceremonia empieza a las cinco.
- No voy a ir mamá, no tengo ganas.
- No te preocupes. Haz aquello con lo que te sientas bien.
No obtuvo respuesta, su orgullo de madre se resintió pero tenía claro que ella no podía hacer nada. Cuando llegó al salón, su marido le preguntó con la mirada y ella negó. Nadie dijo nada y se pusieron en camino.
En el pequeño escenario habilitado estaba Mcgonagall diciendo un hermoso discurso, aún tenía una tirita en la frente que la hacía perder todo el respeto que a pulso se había ganado en sus años como profesora y como general de hacía escasamente par de semanas en la última batalla. Seguía hablando hasta que un silbido captó la atención de todos, algo ascendía al cielo… con un estruendoso pum! En el cielo empezaron a aparecer caras y nombres… todos los que habían caído. Apareció una pantalla gigante en la que se veían diferentes escenas, fotografías en movimiento de los diferentes alumnos, de cuando se caían, las bromas que le gastaban sus compañeros, situaciones divertidas que a todos los presentes les hizo quitar la cara de disgusto y poner una sonrisa al recodarlas.
George los veía desde la pequeña colina de la que había lanzado los hechizos. Porque aunque ahora estuviera solo no podía dejar de sacar una sonrisa a las personas. Sortilegios Weasley para siempre.
Porque la muerte siempre deja un gran vacío que ninguna es igual a otra. Va por ti Lore! Que junto con tu hijo saltes de nube en nube y nos eches un ojito de vez en cuando XD
Mineth
