Lo conocí en la calle, le pregunté qué hora era y sólo me apuntó hacia el gran reloj de la plaza central. Su semblante mostraba tristeza, a pesar de haber un clima espléndido. El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, tiñendo el cielo de un hermoso tono anaranjado. El rojo de las nubes se asemejaba al de su cabello, su flequillo completamente despeinado me impedía ver sus ojos. Era un chico alto, así que tuve que alzar la mirada para observarlo a detalle. Me dio la impresión de que había estado llorando momentos atrás.
-El cielo se ve hermoso esta tarde, ¿no lo crees?- su pregunta me tomó por sorpresa. Su voz era realmente hermosa.
-Ah...sí...- mi voz apenas audible temblaba mientras asentía. Nunca he sido buena para hablar con desconocidos.
-Me pregunto- sus ojos se posaron sobre el horizonte -si continúo disfrutando de ella, ¿qué tan rápido se irá?- no entendí su pregunta, pero el tono que usó solo mostraba más tristeza.
-Quizás...- intenté responderle -sólo unos segundos- bajó la mirada.
Noté esa pequeña expresión en él, la misma que yo ponía a mi abuela cuando sabia que no me daría un dulce después de cenar. Decidí continuar, a pesar de no saber con exactitud qué palabras usar.
-Pero...- el chico volteó a verme, sus ojos eran de un café rojizo, los cuales no me permitieron dejar de verlo -sabes que verás un cielo incluso más hermoso el día de mañana, ¿no crees?-
El pelirrojo me miró durante unos segundos, los cuales se volvieron eternos para mí. Sentí cómo el color rojo subía por mis mejillas mientras él no cambiaba su expresión. Finalmente, y con la voz entrecortada por los nervios, dije intentando sonreír
-Además, puedes disfrutar también el cielo cuando es de noche- fue entonces cuando recordé las palabras de mi abuela -las estrellas siempre dan un paisaje maravilloso al espectador- miré hacia arriba alegremente.
Vimos cómo el sol terminaba de ocultarse, dejando que la luna iluminara la noche. Cientos de estrellas esparcidas en el cielo adornaban la bella obra de arte que quizás el destino nos permitió ver juntos.
No estoy segura si fue mi imaginación o no, pero por un momento me pareció ver al joven derramar una lágrima. Por la curiosidad terminé poniendo mi atención nuevamente en él. Observaba con asombro el cielo nocturno.
-Es verdad, es increíble- susurró, quizás más para si mismo que para mí. El pelirrojo giro hacia mí con una enorme sonrisa, la cual me pareció más brillante que el sol. Fue inevitable no responder de la misma manera.
Terminé recordando mi situación. Hace horas que debía haber vuelto. Mi abuela había dicho que después de entregar los papeles de solicitud para la escuela Saotome debía hablarle desde el lugar donde me hospedaba. Con prisas me despedí de aquél chico.
Si tuviera la oportunidad, me gustaría encontrarme nuevamente con él, y si es posible, liberarlo del mal que evitaba sonriera de esa manera antes de encontrarme con él.
Un pequeño drabble para un reto que vi en Facebook x) no sé, después de ver el capítulo 9 de Legend Star me dieron ganas de escribir algo de mi Otoya sufriendo, pero no había tenido tiempo. Mi compu se descompuso y pues todo lo he hecho desde el celular TTmTT así que mientras tanto aquí algo pequeño. Ya tendré tiempo para escribir algo más profundo sobre el tema.
Por cierto, lo último que hice en la compu hace un par de días fue terminar el siguiente capítulo de Decisiones Culpables ;)
Nos leemos más tarde!
