Disclaimer: Naruto no me pertenece, es una obra Masashi Kishimoto... Pero la historia es original de mi persona.
Aclaratoria:
Originalmente, este fic fue uno realizado para cumplir con un reto del juego de Verdad o Reto del foro de la Aldea Oculta entra las hojas, el cual borré después de un tiempo porque tenía sentimientos mixtos por el resultado.
Ahora, llegado un nuevo reto en el mismo foro, mi reto favorito, El reto Long Fic. He decidido re-editar y convertir este original OS en un fic de cinco capítulos para el reto, re trabajando y explicando un poco mejor cada idea que tenía planteada originalmente, así que… sí, este fic debo llevarlo a cinco capítulos antes del 11 de julio, así que tenga por seguro si lo van a seguir, van a verlo progresar muy rápidamente, si no es que terminado o a punto de terminar (más probable lo segundo) estimo que tendrá de seis a ocho caps para mantener la idea original del fic.
Imooto: Hermana menor
Advertencias:
Este fic contiene OoC (que será explicado en su momento) Gore, violencia, abuso, lemon y muchas otras temáticas fuertes, posible y muy probable que este fic entré en la categoría de Darkfic. Han sido advertidos.
Capítulo I
La noche se cernía sobre Konoha, unas pocas nubes decoraban el firmamento nocturno iluminado por el enorme astro plateado que se lucía en todo su esplendor. Toda Konoha descansaba y entre ellos se encontraba Hyuuga Hanabi, quien estaba a unas pocas horas de su cumpleaños número diecisiete.
Aún con el día atareado que había tenido, con el hecho de que su encontraba exhausta y su único deseo era dormir, una urgencia natural la obligó a levantarse de su cama, abrir sus pesados parpados y restregarse sus soñolientos ojos.
―Baño ―pronunció perezosa para seguir sus palabras con un bostezo removiendo las sabanas que la cubrían revelando sus pijamas de color negro con estampados de fuegos artificiales―. Joder, ¿por qué a estas horas? ―se quejó mientras se levantaba y encaminaba a la puerta de su habitación― eso me pasa por tomar tanta agua, ¿cómo se me… Huh? ―su andar se detuvo al percatarse de algo extraño en el aire, un olor muy pesado y muy característico se colaba a través de su puerta. Olfateó un par de veces más solo para corroborar lo que ya sabía.
«Esto… esto es…» una extraña sensación invadió su cuerpo, no era posible que ese aroma estuviera en su habitación, era demasiado pesado ¡excesivo! Solo habían unas pocas formas de que semejante peste pudiera llegar y llenar sus aposentos con esa intensidad, siendo cada escenario peor que el anterior.
Retrocedió un paso clavando su mirada en la puerta frente a ella levantando su guardia sin dudarlo y activando de manera inmediata su Byakugan, solo para que sus parpados se abrieran de golpe y otro escalofrío recorriera todo sus ser.
―¿Qué, qué está pasando? ―su habitación era tan clara como el día… pero nada más que eso, no alcanzaba ver a través de las paredes de esta, no podía saber que estaba sucediendo en la villa si no se aventuraba fuera de sus aposentos.
Algo estaba mal, terriblemente mal, no podía quedarse en su habitación, necesitaba salir y encontrar ayuda, descubrir que sucedía ¿Por qué el aroma a sangre impregnaba su cuarto, por qué su Byakugan no funcionaba como debía, por qué tanto silencio...?
Hanabi alcanzó un kunai, empezó a deslizar la puerta para poder salir, solo realizar esa acción intensificó el ya de por sí fuerte aroma a sangre. Cubriéndose el rostro con su brazo, terminó por abrir la puerta y saltó hacia fuera en espera de algún enemigo, no encontró ninguno… pero tampoco ningún guardia de la villa.
―¿Qué está pasando, donde están todos? ―no había nada fuera de lo normal en los jardines, en Konoha a la distancia… todo parecía en orden hasta que el resplandor de la luna, liberado de su prisión de nubes pintó la casa Hyuuga y Hanabi bajó su mirada para percatarse de las cruentas pisadas carmesí que teñían la madera. Giró de inmediato siguiéndolas con su mirada a través del pasillo donde cruzaban en una esquina… dirección de la cual provenía aquella peste.
―Pa, pa... padre… ―tartamudeó preocupada tanto por la ausencia de este como por el hecho de la dirección de los ensangrentados pies.
Su instinto le decía que debía correr, que tenía que salir de la mansión y pedir ayuda; pero su corazón le gritaba que avanzara, que su familia la necesitaba y tenía que ayudarla como pudiera. La duda la invadió ante semejante debate, retrocedió un paso, apretó los dientes y finalmente hecho a correr en la misma dirección de las huellas ensangretadas.
«Tengo que llegar con padre, tengo que llegar con padre, ¡Tengo que…!» sus pensamientos emblanquecieron al tiempo que se detuvo de golpe al encontrarse en la bifurcación del pasillo: Las pisadas que seguía cruzaban a un pasillo que conducía al dojo en el que su padre dijo que tendría una reunión esa noche… pero al mismo tiempo de este se salía un enorme charco de sangre.
Su cuerpo se estremeció, una sensación similar al de agujas perforando la carne recorrió cada fibra de su ser, electrocutando a Hanabi desde la punta de sus dedos hasta el tope de su cabeza, nuevamente su instinto le advirtió que no avanzara, de lo que encontraría si se asomaba en ese pasillo. Tenía que huir, se lo gritaba y repetía sin cesar… Pero nuevamente desobedeció aquella voz y avanzó, ahogando un grito al asomarse por el pasillo.
«¿Qué…?» Hyuugas de cada lado del corredor, todos recostados contra las paredes y ejecutados de la misma manera: su estómago abierto de lado a lado con sus viseras desparramadas sobre la madera. La impresión fue inmensa para Hanabi que perdió el control de su vejiga orinándose encima, cayendo en cuatro mientras contenía la urgencia de botar todo lo que había comido ese día y el anterior.
―Qué, ¿¡qué está pasando aquí!? ―aulló con todas sus fuerzas liberando la desesperación de su pecho sin importarle nada, que algún enemigo la encontrase y la asaltara. Nuevamente y en contra de todo sentido común Hanabi se levantó y corrió a toda velocidad a través de ese corredor de muerte, llenando sus pies del líquido rojo, derramando lágrimas ante la sola idea de encontrar a su padre en esas condiciones.
La puerta finalmente se encontraba a su alcance y sin dudarlo la abrió, solo para paralizarse al ver a su padre atado a una silla con cuatro antorchas iluminando la enorme habitación y una figura sombría parada frente a él y de espaldas a ella. Una fémina descalza, dueña de las pisadas, vistiendo las ropas de la familia secundarias teñidas en sangre, de larga cabellera azulada y con un par de cuchillos de cocina en su cinto. Los parpados de Hanabi se abrieron por completo cuando aquella mujer se giró para encararla.
—¿Hanabi-Imooto, que haces despiertas a estas horas? Se supone que aun deberías estar dormida… —pronunció Hyuuga Hinata, la hermana mayor de Hanabi por solo tres años, primogénita de Hyuuga Hiashi y miembro de la familia secundaria.
Hanabi no podía creer lo que veía ¡No comprendía nada de lo que sucedía! ¿Por qué estaba ahí Hinata, no se suponía estaba en una misión vigilando a Orochimaru, ¡Qué rayos hacía frente a ella, bañada en sangre y con su padre atado a una silla!? La castaña no pudo plantear duda alguna cuando una corriente ajena a su ser recorrió todo su cuerpo, derribándola en el acto. Estaba consciente y sus órganos vitales y cabeza trabajaban a la perfección, pero el resto de su cuerpo estaba inmovilizado. Escuchó una pisada y un pie manchado en sangre entró en su campo visual, alzó la mirada para encontrar a su primo Neji en las mismas condiciones que su hermana.
—Deberías estar dormida, Hanabi —pronunció Neji de manera tajante al tiempo que se acuclillaba al lado de su prima.
—Eso mismo dije yo Neji-kun —agregó Hinata con una sonrisa y de manera jovial mientras se acercaba a su hermana tendida en el suelo, colocándose frente a ella en la misma posición que su primo. El Hyuuga suspiró cansado.
—Como sea, esto me facilita las cosas —pronunció mientras se colocaba de pie y empezaba a formar una larga combinación de sellos.
Hanabi se sentía completamente impotente, confundida por todo lo que estaba sucediendo ¡Nada tenía sentido! Intentó alcanzar a su padre con su mirada solo para darse cuenta que su condición no era muy distinta a la de ella: Podía ver que estaba inmovilizando, sus ojos consternados demostraban que estaba consiente de todo lo que sucedía, pero sus manos y pies mostraban ligeros tics cada cuánto.
―Pa, padre…― tartamudeó la menor, lo que hizo que Hinata parpadeará un par de veces antes de sonreírle a su hermana.
―No te preocupes ―pronunció de manera gentil la mayor, consiguiendo una mirada acusadora y furiosa de su hermana menor―, padre se encuentra bien, solo esta inmovilizado gracias a una toxina especial de acción retardada que solicitamos a Orochimaru-san…
«¡¿Qué cosa?!»
―… Solo tú, Neji y yo somos los únicos que podemos movernos porque ingerimos en el antídoto de manera constante, me aseguré que así fuera.
Otro sin fin de preguntas apareció en la cabeza de Hanabi, otro millardo más quería salir de sus labios; pero esto no le fue posible ante el intenso golpe que le propició Neji en su espalda baja ahogando en un alarido sordo.
—Hinata, tu turno —ordenó el Hyuuga y Hinata asintió levantándose y entregándole la espalda a este mientras preparaba de nuevo la técnica.
—¿In…insurrección? —cuestionó Hanabi entre dientes mientras superaba la sensación abrazadora que lentamente se extendía a lo largo de su cuerpo.
— ¿Insurrección? No. Eso significaría que los Hyuugas de la familia secundaria se encontrasen vivos… —replicó Neji en un tono sombrío, respuesta que estremeció a padre e hija— en este instante, nosotros cuatro somos los últimos Hyuugas vivos en toda Konoha…
Espero hayan disfrutado del fic y créanme que cualquier review en estos momentos me ayuda a seguir aún más. Siempre he querido trabajar un fic con Hinata en la rama secundaria y la cruenta realidad Hyuuga, este reto me ha dado la oportunidad de hacerlo. Sin más que decir, se despide su buen amigo AM. Espero publicar el siguiente cap entre hoy y mañana, nos leemos :)
Corregido el 16/08/2016
Espero haber corregido la mayoria de los errores, cualquier señalamiento es bien recibido :)
