En la oficina SPR se encontraban todos los integrantes, los cuales por fin podían respirar con tranquilidad luego de aquel caso y ellos ahora podían decir que la pesadilla había acabado, excepto Mai que aún seguía asustada.
Esta había durado una semana y eso que en un principio el caso parecía fácil y bueno eso fue así porque solo se trataba de un alma en pena y al no encontrar la paz causaba estragos y sustos en la mansión. Sin embargo había algo más profundo que eso y Mai desencadeno todo porque al investigar la historia más a fondo se dieron cuenta de que en esa mansión también vivía una persona más, una que tuvo poca estadía, pero fue el amor de su vida del fantasma Yami (como se llamaba).
Por ese motivo el ente se obsesiono con ella porque Mai era la viva imagen de Hikari, excepto por el cabello largo. Inmediatamente al ocurrir esa clase de acoso y para que no se exponga a ningún peligro Naru le ordeno a Mai que se fuera de vuelta a su hogar. No obstante ese mismo día que iba a partir, las puertas y ventanas se abrían y cerraban bruscamente. Y una voz grave se escuchó en el lugar diciendo las siguientes palabras.
"No te dejare que te vayas Hikari " "Si te vas te mataré"
Luego de eso, todo parecía tranquilo, pero el espíritu maligno tomó el privilegio de acosarla en sus sueños. Ocurría tal como el Freddy Krueger de las películas, pero sin la intención de matarla sino quedarse con él por toda la eternidad. Y esto solo fue posible porque Mai al poseer tal poder espiritual era un imán para los entes y él no era una excepción.
Por supuesto el Naru de sus sueños la protegía, pero a razón de eso ella dejo de dormir, tenía miedo tan solo de cerrar sus ojos, de que ni en ese lugar se sintiera en paz. Tenía miedo de lo que pudiera sucederle porque ella no era Hikari y el fantasma no quería entenderlo.
Después, un día el fantasma se manifestó y ese mismo día fue exorcizado, fue duro, fue difícil pero aun así se logró o eso es lo que creyeron.
Luego de eso al ya estar en la oficina SPR, lo mejor para Mai era dormir, pero ella se negaba.
—Mai duerme —Ordeno Naru por tercera vez.
No obstante no le hacía caso se encontraba en una esquina del sillón en posición fetal con los ojos cristalizados y con unas grandes ojeras que remarcaban sus ojos a causa de su desvelo, los cuales miraban un punto fijo, pero sin ningún significado. Ayako al verla así se sentó a su lado.
—Mai ¿Por qué no duermes?...ya todo termino no hay nada porque temer—Le dijo esas palabras tranquilizandola, acariciándole el pelo suavemente.
Mai la miro y esbozando una pequeña sonrisa se dejó llevar por esas palabras empezando a cerrar los ojos.
Al ya pasar horas en que Mai dormía tranquilamente en el sillón de la oficina todos los miembros se iban retirando al ser horas muy tardes en la noche, y Bou-san la tapo con su abrigo antes de irse, quedando en esa oficina Lin, Naru y Mai obviamente.
Entretanto en los sueños de Mai...
El viento frio calaba sus huesos y mecía sus cabellos, ella veía fijamente la estructura que se cernía ante sus ojos. La mansión, esa misma la cual no quería nunca regresar.
Sus ojos indicaban temor, pero aun así sus pies se movían hacia la misma, a pesar de que su mente decía que se detenga.
Cerró los ojos y pidiéndolo desesperadamente despertar. Lo hizo.
Sudada y agitada. Miro a su alrededor, el saco de Bou-san cayó al suelo al despertarse de esa manera. Se levantó e intranquila se fue a preparar un té. De paso se lo hizo a Naru y a Lin al ver como por la rendija de la puerta se podía ver la luz prendida de la oficina.
Se los llevo y los dos dijeron lo mismo que vuelva a dormir. Ella acepto y no le conto ninguno de ellos la pesadilla porque solo era eso.
Al dormir de nuevo sucedió lo mismo, de nuevo el mismo escenario, volviendo la misma sensación. Provocando que cerrara los ojos y que pida desesperadamente despertar donde finalmente lo consiguió.
Se despertó alarmada y fue con Naru a su oficina.
— ¿Qué estás haciendo Mai? Vete a dormir—Le ordeno al verla despierta.
—No puedo—Le dijo cabizbaja temblando ligeramente y no por el frio.
—Mai—La llamo tocándose el puente de la nariz—Aunque no puedas, debes hacerlo no has dormido hace tres días, no es bueno para tu salud.
Ella asintió y se retiró de vuelta hacia ese sillón donde se recostó y de nuevo se durmió. Sin embargo no era lo mismo como las otras veces...
Mai estaba enfrente de la mansión otra vez sin poder mover sus piernas consientemente, ya que estas la conducían a la entrada de la misma. La puerta se abrió causando un chirrido por tal acción y Mai al ingresar al recinto, la puerta se cerró bruscamente detras de ella quedandose encerrada, quien intento abrirla forcejeando varias veces el picaporte con desesperación. Además no importaba cuanto intentara despertar no podía.
—Bienvenida Hikari—Escucho esa voz que la horrorizo,la de Yami, no lo miro, poniendose a luchar de nuevo que se abriera la puerta, porque no quería estar en esa mansión y menos con él.
Inmediatamente cerro los ojos y deseo despertar, pero a pesar de los segundos que pasaban ella no despertaba.
—Mi querida Hikari—Le dijo susurrándole en la oreja, ya que con paso veloz se posiciono detrás suyo — Ahora no podrás escapar —Pronuncio chocando el aliento contra su oído y por eso un grito desgarrador se escuchó de parte de Mai.
No importara lo que hiciera, no podía despertar y lo sabía estaba atrapada en su sueño.
