Disclaimer: Todo pertenece a J. K. Rowling, yo solo juego con sus personajes y su mundo sin fines de lucro.
Glosario Queer;
• Ace/Aro: Asexual/Arromántico.
– Asexual: Un asexual es una persona que no experimenta atracción sexual hacia otros.
– Arromántico: Un arromántico es una persona que no experimenta atracción romántica hacia otros.
• Bisexual: Un bisexual es una persona que experimenta atracción sexual hacia el propio género y el opuesto.
Aclaraciones: La atracción sexual y romántica no tienen porqué ir de la mano, aunque en el caso de Sirius y James así sea (Sirius siendo asexual/arromántico y James bisexual/birromántico)
#NoRomo & #YesHomo pride, mate!
I
#NoRomo
Sirius Black estaba muy bueno.
De eso era consciente todo el castillo, incluyéndose el susodicho. ¿Y por qué, consciente de la poderosa herramienta que poseía – entiéndase: su cuerpo serrano –, no la utilizaba?
Era una buena pregunta.
Sirius Black sabía que con su posé de chico malo, ojos tormentosos y sonrisa calculadamente irresistible podía conseguir a la chica (o chico) que quisiese.
Más no le interesaba hacerlo en lo más mínimo.
Al principio creyó inocentemente que lo que ocurría era que tenía el listón muy alto, con gustos exclusivos y por lo tanto inusuales, que no debía preocuparse: ya llegaría la persona que le llamara la atención de esa manera.
Huelga decir que no llegó.
Más no fue la interminable espera la que lo sacó de su error, sino percatarse de que sus gustos no eran tan exclusivos e inusuales como inicialmente pensaba. Observó, casi sin darse cuenta, que un montón de personas en Hogwarts le parecían físicamente atractivas, y aún así el deseo de encerrarse en un escobero con ellas resaltaba por su ausencia.
Aunque extraño, todo aquello no le quitaba el sueño, si no tenía la necesidad de algo, ¿para qué buscarla? Así, y cito, "mientras el idiota de Prongs pierde el tiempo machacandoséla pensando en Evans", él podía seguir usando su tiempo en cosas productivas como "descubrir como coño acabar el Mapa Merodeador que nos está dando más problemas de los que pensábamos, el hijo puta", mismamente.
– No tienes derecho a burlarte de mis sentimientos por Lily, pulgoso, tú nunca has sentido nada así por nadie. – le soltó sin malicia un risueño James cuando le echó en cara el tiempo que desperdiciaba tras la pelirroja.
Y con esas palabras la despreocupación por su falta de apetito sexual fue súbitamente equilibrada en la balanza por una repentina desazón que lo asaltó y en la que nunca hasta el momento había reparado.
Sentimientos.
A James no solo le ponía cachondo Evans, sino que también estaba enamorado de ella.
Puede sonar absurdo que en seis años aguantando a su incansable amigo tras La Snitch Pelirroja no se hubiera dado cuenta de este hecho, pero honestamente siempre había visto a James tras simplemente eso, una snitch. De repente el campo de Quidditch imaginario que Sirius siempre veía en su cabeza en los intentos de conquista de su amigo, representado por un Buscador francamente malo, se desdibujo y dejó entrever lo que realmente había: un chico incompetente intentando llamar la atención de la chica de la que se había enamorado.
¿Pues acaso no era cierto que Prongs no paraba de fantasear con su boda, acaso no era cierto que no paraba de repetir que él sería el padrino de su primer hijo con Evans?
No fue el hecho de que James estuviera enamorado lo que rompió todos sus esquemas, sino que James, teniendo su misma edad, fuera capaz de enamorarse.
Su nula atracción sexual había sido claramente notoria, solo había que echar un vistazo a su alrededor, al arrolladero exaltado de hormonas adolescentes que era Hogwarts, más nunca hasta ese instante se había percatado de su también nula atracción romántica, ¿como iba a hacerlo cuando, aunque los encaprichamientos estaban a la orden del día, la palabra amor quedaba demasiado grande para unos adolescentes que ni siquiera tenían su Licencia en Aparición? O eso pensaba.
Si bien no era tan común, había pruebas de que a su edad uno se podía enamorar genuinamente, como el propio Bambi había hecho. Y ahora que lo pensaba, ¿su prima Andromeda no había abierto los ojos ante la horrible ideología clasista y racista de su familia al enamorarse del hijo de muggles Ted Tonks en sus años de escuela? ¿Alice y Frank, sus antiguos prefectos que solo un año atrás se habían graduado, no se iban a casar aquel mismo verano?
Todas aquellas irrefutables pruebas del amor adolescente, invisibles hacia sus ojos, de repente cobraron visibilidad y fuerzas, volviéndose contra él.
¿Acaso eres tú capaz de amar?
No podía aceptar aquella posibilidad con el mismo desparpajo que había aceptado no ser capaz de sentir atracción sexual.
No podía aceptar las palabras que él mismo le reprendió a Walburga una vez.
(– El compromiso de tu boda con la primogénita de los Shafiq esta sellado desde tu nacimiento, y no voy a permitir que lo anules por alguna sangre sucia como tu ingrata prima Andromeda ha hecho. – dijo sin venir a cuento, taciturnamente y con inusitada calma Walburga, sin apartar la mirada de la quemadura mágica que mostraba el tapiz familiar, donde minutos antes la cara de Andromeda ocupaba su lugar.
– Tenía planeado pasarme ese compromiso por los mismísimos de todas formas, pero ahora estoy deseando amar a alguna sangre sucia, como tú las llamas, solo por ponerle la guinda al pastel.
Sorprendentemente, en aquel momento, su madre no cedió a la provocación. Se giró impasible y le miró directamente a los ojos al hablar con tono calmado e inexpresivo.
– Un Black solo ama a su familia, al compromiso y responsabilidad que tiene con ella, Sirius.
Inusitadamente aquello le llenó de una rabia mucho mayor que cualquier comentario clasista y racista que su madre hubiera podido decir.
– ¿Acaso eres tú capaz de amar, madre?
Furioso, se marchó sin esperar respuesta, empujando al salir de la estancia con su hombro a Regulus, que observaba silencioso la escena.)
No podía aceptar que aquella revelación lo hiciera sentir tan condenadamente Black.
Su rostro de alguna forma debía de estar dejando entrever toda aquella profunda introspección que había experimentado en cuestión de segundos, porqué la sonrisa despreocupada de Prongs menguó hasta desaparecer y ser sustituida por una expresión de preocupación.
– Hey, Pad, ¿te encuentras bien?
– Eh... Sí, sí, no te preocupes.
Claramente era una mentira y James lo sabía, pero no insistió. Sea lo que sea lo que pasara por la cabeza de Padfoot ya se lo diría él mismo cuando estuviera preparado.
Y entonces lo sulucionarían juntos, claro.
Siempre lo hacían.
