Hola! Espero que os guste esta historia que lleva ya tiempo en mi cabeza.

Solo me pertenece el argumento, lo demás ya sabéis de quien es


Capítulo 1

Ya era hora. A pesar de renegar de su titulo durante años, Tsunayoshi Sawada, Décimo capo de Vongola, sabía que este día llegaría. Debía dejar la ciudad que lo vio crecer, donde conoció a sus amigos y libró tantas batallas para proteger a sus seres queridos, donde descubrió el verdadero significado de la palabra familia... Sawada Tsunayoshi debía partir a Italia en una semana y era decisión suya si llevar a sus guardianes o no

¿Seria él capaz de privar a sus amigos de sus últimos años de libertad por el simple deseo de estar con ellos? ¿ Podría vivir con la incertidumbre de saber que si hubieran estado alejados de la mafia durante un par de años habrían elegido otro camino? Estás y muchas más dudas corroían la joven mente del capo de 16 años.

Un año y medio había pasado desde la batalla de los representantes. Los arcobalenos, contrariamente a lo que había dicho Chekerface crecían a un ritmo anormal. De aquella apariencia de bebes de dos años solo quedaban los pacificadores en los cuerpos preadolescentes (12 años) de los mejores asesinos del mundo de la mafia. A este ritmo en menos de dos años volverían a tener sus cuerpos.

Pero lo que más tenia a Tsuna mortificado era esa necesidad de contarle a su madre toda la verdad. Como un susurro constante, en el fondo de su subconsciente, sentía que su súper intuición le decía que le dijese la verdad a Nana. Pero era exactamente el hecho de que sus instintos le avisaran lo que más le inquietaba. ¿Significaba eso acaso que su adorada madre se vería involucrada del bajo mundo?

Había hablado con su padre de esto, porque al contrario de lo que todo el mundo creía él no odiaba a su padre, simplemente no lo quería. No sentía ese amor que empuja a un niño a ir corriendo al encuentro de su padre cuando llega de trabajar y darle un gran abrazo, no podía sentir eso hacía un hombre cuyas visitas podían ser contadas con los dedos de las manos. Ninguno conoce los gustos del otro ni sus aficiones, no había complicidad entre ellos, no había nada.. solo gratitud por haberle dado la vida.

Iemitsu se negaba las primeras veces que su hijo le comentaba su intención de decirle la verdad a su dulce mujer pero a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que estaba equivocado pero tenía demasiado miedo de ser el quien confesara, no quería que el amor de su vida lo odiara. Pero Tsuna no le recriminó su comportamiento ya que en cierto modo el se sentía igual.

¿Como decirle a una mujer que es la reencarnación de el amor y la dulcura en la tierra que su marido le ha mentido desde que se conocieron y que su hijo se ha enfrentado a la muerte un sinnúmero de ocasiones? Nadie que conociese a la dulce mujer seria capaz de ver sus grandes y brillantes ojos castaños bañados en lágrimas, ni como éstas resbalan por la tersa piel que recubre sus mejillas...

Pero ya no más, decidido se levantó de cama, donde se había tirado para pensar a gusto, y bajó las escaleras en busca de su madre. La encontró en la cocina preparando la comida.

- Hola oka-san, ¿que preparas?

- Ara, Tsu-kun, estoy haciendo un rico estofado. ¿Sabes donde están los peques? Hace un rato que no los veo.

- Salieron con Bianchi a dar un paseo. Oka-san...

- Cariño ¿estás bien?

- Si... pero tengo que hablar contigo.

- Claro, vamos al sofá.

Una vez sentados y sin apartar su mirad de los dulces ojos de su madre, comenzó a relatar la historia de un joven, quien a pesar de las burlas y desprecios de la sociedad, consiguió levantarse y con ayuda de un hombre, al que llego a querer como un padre, forjó grandes amistades con personas muy diversas y maravillosas, vivió aventuras increíbles, conoció el dolor más grande, el temor más profundo pero también la inmensa alegría de saber que es querido y de que siempre habrá ante que lo apoye...

- Oka-san, esa persona...

- Eres tu -sonrió - ¿de verdad creiste que no me daría cuenta de todos los cambios por los que has pasado?

- Pe-pero ¿como?

- Se que no siempre he sido una buena madre, no podía ayudarte cuando aquellos matones te pegaban, solo podía recibirte con una sonrisa, hacerme la despistada e intentar animarte. Cuando llegó Reborn, algo dentro de mi me dijo que las cosas iban a cambiar ¿Un bebé que habla y dice que se convertirá en el tutor de mi hijo? Hasta a mi me pareció extraño, pero pasados los días volví a ver algo que hechaba de menos. Tu sonrisa... Y no esa falsa que ponias para que yo no me preocupara, vi otra vez esa sonrisa que ilumina la noche más oscura...

A medida que Nana iba hablando, Tsuna había empezado a llorar y ella secaba las lágrimas que bajaban por las suaves mejillas de su hijo mientras continuaba hablando.

- Tsuna, no negaré que tenía miedo cuando tu o tus amigos llegaban a casa llenos de heridas, o cuando pasé la noche en vela cuidando de Lambo en el hospital aquella vez. Pero te veía feliz. Tenias amigos que te apoyaban y adultos que te cuidaban, hasta pudiste llegar a comprender más a tu padre. Por eso decidí hacerme la despistada e incrédula.

- ¿Pero porqué? Si eras consciente de que papá y yo te hemos estado mintiendo durante años ¿por qué no has dicho nada?

- Porque tu no estabas preparado para contármelo. Todos guardamos secretos, por miedo de lo que piensen de nosotros o para proteger a aquellos que amamos. Hace tiempos que sabía que tu padre me mentía, pero mi amor por el me cegó y hacía que me mintiese a mi misma, "son imaginaciones tuyas Nana" "Iemitsu no te está mintiendo" me decía, pero con todo lo que me has contado empiezo a comprender su comportamiento. Me duele la mentira y cuando vuelva he de hablar con él pero no le odio ni le guardo rencor.

- Oka-san, perdón por mentirte, perdón, lo siento mucho - lloraba Tsuna.

Nana, sin decir nada solo abrazó a su querido hijo y dejó que se desahogara. Años de lágrimas contenidas, de tristezas simuladas desbordaron del joven capo en brazos de su madre.

Lo que ni Nana ni Tsuna sabían es que poco después de haberse sentado madre e hijo en el sofá, Reborn llegó a la residencia Sawada y fue testigo del tan tierna escena de principio a fin. Pero algo dentro del hitman, muy dentro del, le decía que en esa conversación había algo que desentonaba, algo estaba mal. ¿Acaso Nana estaba también escondiendo algo? Después e todo ella misma dijo que todos guardamos secretos ¿Será grave aquello que esconde la matriarca Sawada?

Con estos pensamientos, Reborn salió de la residencia con el objetivo de indagar en el pasado de Nana.


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Hasta el próximo capitulo.

Sarisa