Hola a todos! Chicos y chicas que han decidido iniciar la lectura de este fanfic, espero que resulte de su agrado y me acompañen hasta el final de esta historia.
La mayoría de personajes presentados aquí y la trama original del anime/manga de Naruto corresponden a Masashi Kishimoto, sin embargo, la historia que leerán a continuación es completamente mía, así que queda absolutamente prohibida la copia parcial o total de esta obra.
ADVERTENCIAS:
1. Este fanfic es un Universo alterno del manga original, enfocado en el Soulmate AU que poco a poco iré desarrollando dentro de la trama para quienes aún no conozcan ese maravilloso mundo de las historias de almas gemelas.
2. Algunas de las tragedias de la historia original no sucedieron como debieron haber sido —motivo por el que personajes "muertos" estarán vivos—; situaciones realmente fundamentales como el ataque del Kyubi o la masacre del Clan Uchiha ocurrieron, pero tuvieron un desenlace diferente, eventos que explicare a detalle en una pre-cuela de esta historia enfocada en la relación de Itachi e Izumi Uchiha, así como de Sakura y Sasuke dentro de este universo de almas gemelas.
Al final del capitulo esperen mi nota de autora para algunas aclaraciones.
Disfruten de la lectura :)
"¿Qué lógica belleza hay
para quienes tienen a su otra mitad?
Afortunados la marca compartirán
y felices por siempre se amarán"
¿Pero qué lógica hay, para quienes nacen sin alguien a quien encontrar? ¿Es que acaso tuvieron el derecho a la elección? ¿O simplemente el destino se olvidó de crearles a alguien a la medida? Porque no hay otra respuesta racional, casi todos tienen una marca tatuada en su piel que los llevará a encontrar a su otra mitad; ¿Por qué hay excepciones? ¿Por qué a estos solitarios los ven como una desgracia? Pues bueno, la vida, el destino… quien malditamente dé todo en esta vida, nunca ha sido demasiado justo ¿Verdad?
Desde que aquella diosa celestial llegó a tierra mortal, las personas tan faltas de amor, obtuvieron la maravillosa facilidad de saber si estaban destinados a alguien o no. Conforme pasó el tiempo se hizo de lo más normal que al nacer o unos cuantos años después, las personas tuvieran grabada sobre su piel un pequeño símbolo negro que solo sería idéntico al de esa persona que sería su complemento ideal. Muchos vivían con la ilusión de encontrar a su destino, otros no estaban conformes con atarse a alguien, pero rebosar de amor por encontrar a su otra mitad era algo que nadie podía evitar y se entregaban a la felicidad.
Sin embargo, así como había personas felices de encontrar a su destinado, había otras que sin importar su sentir, no podían estar en plenitud. Pues así como el mundo se llenó de amor, también lo hizo de odio, llegando a crear el peor veneno, uno más fuerte del que existió antes. Por supuesto que guerras hubo desde el comienzo —no hay humanos sin guerras—, pero estas que vinieron no solo fueron amargas por la avaricia y la demostración del poder del Chakra, sino por los muchos casos de encontrar al alma destinada en el bando enemigo. Así que tal vez la forma de pensar de aquellos nacidos sin marca, debería ser que son sumamente afortunados.
Ellos pueden elegir a quien se les venga en gana, no sufrirán por no controlar su destino, no se romperán el alma en encontrar a quien comparta algo con ellos. Hay muchos beneficios, entonces… ¿Por qué es mal visto? Debería ser una bendición no lo contrario ¿Por qué el mundo lo ve mal? Ah, eso es claro, por aquellos "seres llenos de odio" que crearon un problema tras otro, el Clan Uchiha. El afamado clan maldito de Konoha que incluso mucho antes de ser llamado así, había nacido —supuestamente— libre de ataduras al amor y al destino. Por ello las personas ajenas al clan decían que los Uchiha eran los más fuertes ya que nadie encontraba la forma de romperlos por dentro, porque se creía que simple y sencillamente ellos no tenían nada que perder ni a qué aferrarse.
Entonces —por creencia popular— el mundo se cerró a una sola idea: Aquellos que nacen sin un destinado como es el caso sin excepción de todos los Uchiha, solo traerán desgracias. Pero había algo que nadie lograba ver, la realidad. La realidad de que el Clan Uchiha era por sobre todos los demás, el Clan que demostraba a la vida, el amor más puro e incondicional que nadie jamás podría encontrar. Ellos eran tan fieles a sus ideales, a su gente y a su propio amor, no necesitaban de una marca para quedarse con quienes habían elegido, muy a diferencia de personas con marca que aun así se engañan y traicionan a quien debería ser llamado el amor de su vida.
Y una marca… no es sinónimo de felicidad, una marca no es la muestra de que encontrarás a tu persona ideal y la falta de una marca no es la muestra de que no hay alguien esperando por ti. Tal vez el único margen de error que ató el nombre de ese clan a la desgracia, es que entre más amas estás más cerca de odiar. Ellos amaron, aman y amarán tanto que por ello, al perder algo muy querido, traerán odio al mundo.
Pero hay dos casos especiales que demuestran que tienen un alma gemela. Primero está la unión de sangre entre Uchihas, que a pesar de no formar una marca, les permite sentir y compartir con su pareja —aquella que por decisión propia pudieron amar— a través del vínculo que han creado. Y por su parte, está el caso de aquellos Uchiha que encuentran en alguien externo al clan y su sangre, a la persona objeto de todo su amor. Es muy parecida esa unión a la dada entre Uchihas, solo que en esta ambas personas obtienen una marca que demuestra su lazo.
Aunque no es como si el segundo caso augurara que los Uchiha se roban al destinado de alguien más, pues hay al menos un 10% de la población que nace sin marca. Todos son conscientes de lo sagrado que es estar con la persona destinada, los Uchiha no son la excepción al caso y por ello solo se vinculan a alguien en su misma condición, técnicamente hablando: Que no esté destinado a nadie más. Y es eso lo que el mundo debería pensar, los parámetros establecidos no dictan quien sí y quien no puede amar, porque al final de cuentas, todos estamos atados a alguien, solo que entre todos nuestros vínculos no siempre es fácil encontrar a esa escurridiza persona que podríamos llamar...
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MY SWEET SOULMATE
By: SCarrieS
Capítulo 1: Nuestro lugar.
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Algunos años atrás nació un pequeño de hermosos ojos azules, cabello tan brillante como el color del sol y que tenía en sus redondeadas mejillas tres líneas parecidas a bigotes. Era de dulce apariencia, pero tenía oculto en su ser el secreto de un poderoso monstruo, motivo por el cual muchos le temían. Por suerte para él, tuvo la fortuna de nacer en una familia amorosa y a la cual el resto de Konoha respetaba. Creció feliz y rodeado de amor, así como admirando a sus padres a quienes quería alcanzar y después superar. Ambos eran ninjas poderosos, Minato Namikaze el cuarto Hokage y Kushina Uzumaki, la segunda portadora del mismo monstruo que su hijo.
A lo largo de su vida fue bendecido con grandes y fieles amigos que le amaron por ser quien era y no por sus padres, así como llegaron a su vida grandes maestros y aliados que le permitieron cumplir su sueño de superar a sus padres y volverse un verdadero Héroe. No todo fue feliz por supuesto, gracias a un siniestro plan orquestado desde la antigüedad, vio morir a mucha gente que quería y respetaba, tuvo que darle el adiós a su querido maestro Jiraiya, a amigos tan jóvenes e incluso casi vio partir a su propio padre.
Las incontables luchas que enfrentó valeroso entre la desesperación le permitieron abrirse un camino luminoso en el horrible sistema ninja, logró cambiar ideales, unir corazones y trajo paz al lugar infestado de guerras. Lo único que le hizo falta por años fue haber nacido con la marca que representaría la existencia de su alma gemela que le esperaría en cualquier parte del mundo para ser su pareja ideal, sobre todo cuando todos sus conocidos comenzaron a encontrar su destino en alguien más. Por suerte, fue uno de los pocos que no veía con los ojos, sino con el corazón y sin saber realmente sobre su marca oculta, se enamoró de la mujer correcta.
Esta persona se dio a conocer demasiado después de haberse concluido la Gran Cuarta Guerra Ninja, no había persona que no conociera de él. Su nombre, se convirtió en sinónimo de esperanza y fortaleza, y aunque no todos le conocieran de frente, nadie se negaría a creer en todo lo que esa persona representaba, porque él ya era un héroe y por sobre todo, era una leyenda capaz de vencer al más fuerte adversario. Su nombre es Uzumaki Naruto y será quien se alce glorioso bajo el título del Séptimo Hokage de Konoha cuando llegue el momento adecuado.
Pero —aunque suene mal— no estamos aquí para hablar de él ni de sus grandes hazañas. Ahora es una época de paz donde cuando él como sus allegados finalmente encontraron el amor, han comenzado a formar sus familias y por lo tanto, han creado al futuro del mundo ninja, a los jóvenes Shinobis de la nueva generación y es de ellos de quienes va esta historia. Para comenzar, se encuentra Shikadai Nara nacido un 23 de Septiembre; es muy inteligente y algo perezoso. Sus padres son Temari y Shikamaru Nara.
También se encuentra Chouchou Akimichi que nació cuatro años atrás durante la madrugada del 8 de Agosto; es algo regordeta, de gran carisma y muy bonita. Sus padres son Karui y Chouji Akimichi. Por otro lado esta Inojin Yamanaka que cumple años cada 5 de Diciembre; es un niño que heredó la belleza de su madre, Ino Yamanaka, y la afilada lengua de su padre, Sai —ahora también— Yamanaka. De la misma edad que los tres anteriores se encuentra Metal, infante muy parecido a su padre Rock Lee con la clara diferencia de ser muy nervioso.
Como los niños más esperados por todos están Boruto —nacido un 27 de marzo— y Himawari Uzumaki, dos niños llenos de energía y rodeados de amor que tienen un futuro prometedor al ser hijos de Hinata y Naruto Uzumaki. Y finalmente, como la última integrante de relevancia de esta nueva generación de shinobis, se encuentra Sarada Uchiha, niña nacida fuera de Konoha un 31 de marzo de la cual, ni siquiera Naruto sabe de su existencia a pesar de ser hija de sus mejores amigos: Sakura y Sasuke Uchiha.
Actualmente al menos cinco de los siete niños de la nueva generación, tienen un alma gemela representada en forma de tatuaje en alguna parte de su cuerpo que no resulta tan visible. Sus padres son felices con ese hecho, significa que sus hijos son tan afortunados como ellos y no estarán solos. Aunque realmente no habría mucho de qué preocuparse si aún no tuvieran una marca de alma gemela, después de todo son muy jóvenes y tienen al menos hasta los diez años para que dicha marca aparezca. Si… definitivamente son muy jóvenes, tanto que cierto futuro Hokage está molesto.
Hoy es el día donde la nueva generación se reunirá por fin, pues hoy se celebra el segundo cumpleaños de Himawari, y Naruto espera que todos sus amigos cercanos y no tanto, estén con él y con su familia para celebrar este hecho, motivo por el que casi todos están reunidos en el hogar del matrimonio Uzumaki. Los anfitriones reciben felicitaciones y buenos deseos para su hija de parte de los presentes que en algún momento fueron miembros de los 12 de Konoha junto con sus respectivas parejas, los padres de Naruto y Mikoto Uchiha con su familia, mientras los niños juegan en el jardín bajo supervisión adulta.
La conversación entre los adultos se lleva a cabo entre bromas y risas, pero no pasa desapercibido para nadie que Naruto está molesto con cierto infante de lengua suelta por compartir marca con su pequeña, y que aparte tiene en su persona la sombra de tristeza que le invade por ver que —por segunda ocasión— sus mejores amigos —aquellos que prometieron regresar pronto— no están con él para celebrar la dicha que tiene ahora con la hermosa familia que formó junto a su amada Hinata.
—Se nota tu molestia por la ausencia de esos dos, pero... ¡Naruto! ¡¿No estamos aquí para celebrar la llegada de mi hermosa nuera?! Te juro que no creí quedar emparentada contigo bajo ninguna circunstancia, pero a pesar de todo tienes dos hijos hermosos y no me molestara terminar como familia. Y mira que no suelo alagar a cualquiera —comentó Ino golpeando suavemente el brazo del anfitrión para que bajara un poco su molestia.
—Ni me lo menciones Ino, no estoy contento para nada —respondió mirando mal al matrimonio Yamanaka por ser quienes trajeron a ese infante a la vida.
—No es como si Inojin fuera a volverse su pareja ahora, tampoco lo sabe —mencionó Sai con tranquilidad —y ninguno de los presentes se volvió pareja de su destinado tan solo lo supo, no hay de qué preocuparse.
—Además que conocerse desde ahora les permitirá formar un lazo muy sano aunque no sean conscientes de que comparten marca —intervino Hinata tratando de consolar a su esposo —ninguno de nosotros tuvo la oportunidad de siquiera intentar acercarse a su pareja desde muy joven porque estábamos rodeados de muerte y guerra, nos preocupaba más pelear y sobrevivir el mañana que intentar formar romances. Pero nuestros hijos tienen una oportunidad distinta de formar sus lazos.
—Tu esposa tiene razón —asintió Temari —No sabíamos a quienes estábamos destinados. Durante mucho tiempo algunos tuvieron miedo de errar en su decisión, incluso Hinata tenía marca y tu no, pero eso no impidió que terminaran juntos, la ignorancia y estar al lado del otro nos permitió cimentar buenas relaciones aunque existiera la posibilidad de no ser destinados cuando se consiguió la paz y creo que eso también lo merece tu hija.
—Lo de no tener marca fue culpa de Kurama que no dejaba que se mostrará sobre mi piel —se quejó el rubio.
—Eso no quita la incertidumbre de Hinata ¿O sí? —Ino miró a quien menciono y esta negó nostálgica —el punto aquí es que no debes enojarte, solo déjalos vivir su vida así como nosotros vivimos la nuestra. No creo que se torturen con lo de encontrar a su alma gemela... y además somos sus padres, pero no por eso les facilitaremos las cosas —animó con malicia —yo no le diré nada, tu no le dirás nada. Si cada uno de nuestros hijos va a experimentar el amor, que lo experimenten hasta encontrar al adecuado sin nuestra intervención.
—Estoy muy de acuerdo contigo —asintió Temari sonriendo un poco aterradora —mi chico perezoso también ya conoció a su alma gemela y no le diré nada —. Shikamaru solo suspiro cansado.
—Creo que una marca no lo es todo —Hinata tocó el hombro de su esposo y le sonrió cálidamente —desde un inicio sabía que tu no tenías una y yo sí, sin embargo, no me rendí contigo y resultó que en verdad eras mi destino.
—Sucedió lo mismo con la fren… —Ino se interrumpió a sí misma porque se supone que ya es una mujer adulta y debe dejar los sobrenombres—...con Sakura. Sasuke-kun, al ser un Uchiha nació sin marca y no sé si fue una coincidencia o no, pero ella igual nació sin una y ambos, con dificultades y todo, lograron quedarse juntos y crear su propia marca para ser almas gemelas.
—Eso definitivamente fue torcer al destino a su conveniencia para estar juntos —se burló Kiba —y vaya que les funciono.
—Yo siempre pensé que ninguno tenía marca porque aún sin ella estaban destinados a quedarse juntos —confesó Tenten.
—¿Lo ves idiota? —Karui llamó la atención de Naruto —Que tu hija ya tenga marca y sepas quien porta una idéntica, no representa mucho, solo es parte del ciclo natural de las cosas.
—Tal vez tengan razón.
—A diferencia tuya, nosotros solemos tener razón —se burló Sai para quitarle un poco más de seriedad al asunto.
—Eres un… —. Naruto se vio interrumpido por el sonido del timbre de su casa.
—Creo que iré a ver a los niños —se despidió Shikamaru yendo al jardín donde se encontraban el matrimonio Namikaze, ambos matrimonios Uchiha, Shino, Rock Lee y Chouji.
—Te acompaño, esto del alma gemela me molesta —se apuntó Kiba.
—Ya salió el libertino que a pesar de conocer a su destinada no quiere comprometerse a nada —se burló Karui.
—Abriré la puerta —anunció Hinata.
—Bien, ya te calmaste —Ino recargo su codo sobre el hombro de Naruto aun cuando este era más alto que ella —pero tendré a esa preciosa como mi nuera, no lo olvides —sonrió con satisfacción.
—Bah, no se la pondré fácil a tu hijo… —. Ino mostró intenciones de replicar a lo que dijo el futuro Hokage —Creo que iré a ver quien llegó —escapó fastidiado siguiendo a su esposa para no discutir con la líder del clan Yamanaka.
Cuando Hinata abrió la puerta de su casa se vio realmente sorprendida por quienes estaban delante de ella. Eran un total de tres personas, dos de estas eran caras conocidas, pero la tercera simplemente era familiar en rasgos, definitivamente no la conocía, pero sí podía decir quién era, por ello sonrió enternecida. Al poco tiempo Naruto llegó tras ella y se asomó sobre su hombro para ver a los recién llegados y aunque al principio sonrió con verdadera emoción, al notar lo mismo que su esposa, solo pudo quedarse desconcertado.
—¡Volvimos! —dijo alegre una hermosa mujer de cabellos rosados y ojos de color verde jade.
—Sakura-chan, Sasuke-kun, bienvenidos —Hinata junto sus manos sobre su pecho e hizo una leve inclinación para ambos en forma de saludo.
—Nos alegra regresar —la mujer de ojos verdes regreso el saludo de la misma forma —¿Cómo has estado? —extendió sus brazos y envolvió a la de cabello negro azulado en un reconfortante abrazo con una sonrisa deslumbrante en sus labios.
—Muy bien Sakura-chan, me alegra que volvieran —. Mientras ellas se introducían en una conversación llena de preguntas sobre lo que había pasado en ese tiempo sin verse, Sasuke miraba incrédulo a Naruto que lucía como si hubiera visto un muerto o algo parecido.
—Reacciona, Dobe —el apuesto hombre de cabello y ojos azabaches llamó con voz firme a su mejor amigo, mientras su mirada ahora demostraba que veía a Naruto como el idiota que cree que es pues este solo suelta incoherencias como:
—Un mini Sasuke… Sasuke profano a Sakura-chan —. Haciendo que el último comentario moleste un poco a Sasuke que reafirma que su "querido" amigo es un idiota, pues él definitivamente no profano nada. Sakura es su esposa y lo que hicieron juntos como pareja no tiene nada que ver con Naruto. —¡No me digas Dobe, Teme! —grito finalmente el de cabellos rubios cuando decidió quitar su vista de la pequeña niña que sostiene Sasuke en su brazo, saliendo así de sus delirios mentales, según Sasuke, para ponerle atención a lo que dicen a su alrededor.
—No sabía que aparte de Dobe tuvieras efecto retardado de respuesta en tu sistema, Dobe —se burló el mayor de los masculinos.
—No sé de qué hablas con efecto re...tarado o lo que sea, pero… —Naruto respondió con molestia y diversión hasta que Hinata decidió interrumpir.
—Por favor, entren —le pidió al matrimonio Uchiha —estamos celebrando.
Mientras tanto, en el interior de la casa, el resto de invitados esperaba con paciencia y entre conversaciones a que se aparecieran finalmente los anfitriones en compañía de los recién llegados. No tardaron más que unos segundos en escuchar pasos acercándose a ellos y enfocaron su atención al sitio del cual provenía el sonido, algunos sonrieron levemente al ver quienes habían llegado mientras otros reflejaron verdadera sorpresa en sus rostros por lo que tenían delante, una de esas personas sorprendidas definitivamente fue Ino.
—¡Frentona! —la líder Yamanaka grito tan fuerte como sus pulmones y cuerdas vocales le permitieron, para después correr presurosa a fundirse en un tan anhelado abrazo con su mejor amiga a quien había extrañado tanto. Y esa acción demostró fácilmente que su intento de madurez quitando sobrenombres no había funcionado.
—Cerda… —Sakura la recibió gustosa en sus brazos.
—¡Tardaste tanto! —Ino comenzó a dramatizar con fingido llanto aferrándose lo más que podía a la calidez de su amiga —¡En serio pensé que no volverías! Pero mírate ahora, aquí estas ¡Y…! —. La de cabello rubio se quedó en silencio cuando dirigió su mirada hacia la pequeña niña que Sasuke cargaba cuidadosamente en su brazo. Era tanto el silencio que ya todos esperaban la típica reacción efusiva después de la sorpresa que solía mostrar la Yamanaka.
—¿Ino? —Sakura se separó un poco de la mencionada para mirarla con algo de preocupación por su semblante tan serio.
—Si… claro… —comenzó la rubia de nueva cuenta —ahora entiendo porque han regresado —dijo con toda la seguridad del mundo marcada en su voz.
—Ah… ¿Sí? —preguntó desconcertada la de cabello rosado.
—Si, eso es porque… —. Todos los demás esperaban escuchar lo que es demasiado evidente, pero Ino abrió la boca de nuevo y estuvieron tentados a golpear sus frentes —...porque Sasuke-kun al fin se dio cuenta de que no lo mereces y tuvo una hija con otra mujer. ¡Por eso regresas dolida a mis brazos suplicándome apoyo para ayudarte a encontrar un nuevo esposo! —concluyó poética ignorando que todos excepto Sasuke pudieron haberse tirado al suelo ante semejante estupidez.
—Esto no puede ser cierto —Sakura mantenía una mano sobre su frente tratando de procesar las tonterías que escuchaba.
—Lo se amiga, duele, pero te ayudare a encontrar a otro que no sea tan amargado —la rubia de ojos azules paso su brazo sobre los hombros de la señora Uchiha de forma amigable imaginando de antemano lo que podría buscarle a su amiga.
—Ino, intenté comportarme como la adulta que soy, pero… —tomó una bocanada de aire y finalmente habló con molestia — ¡No puedo creer que además de cerda seas tan ciega como para no notar que ella es mi hija! —concluyo señalando a su pequeña, y eso definitivamente no le pareció a ninguno que Sakura estuviera perdiendo su papel de adulta, porque en otro tiempo ya habrían llegado los golpes. —Y obviamente regresamos porque no podíamos faltar a la celebración de la hija de Naruto, ahora que Sarada es más grande.
—Ya lo sabía —respondió Ino como una sabelotodo —por eso ahora me dirijo a ti, Sasuke-kun —. El mencionado espero a que ella continuara hablando —¿En serio tuviste una hija con Sakura? —sonaba como recriminación —¿Tuviste una hija con esta? —señaló despectivamente a su mejor amiga y ella la miró ofendida —pensé que eras un prodigio, pero ya veo que las apariencias engañan…
—¡¿A qué quieres llegar Ino?! —solicito Sakura comenzando a perder la paciencia.
—A que Sasuke-kun es miope, por supuesto —. Por algún motivo todos, sí, incluso Sasuke, tuvieron esa necesidad de tirarse al piso… otra vez. —Pero aún no es tarde Sasuke-kun, si quieres te compro unos lentes y te consigo una buena cita —le guiño el ojo al mencionado.
—I-Ino-chan, creo que ya fue suficiente —hablo Hinata al notar que la sesión de golpes estaba a nada de llegar.
—Cerda, creo que tú y yo tenemos cosas que arreglar —. Sakura sonrió con dulzura, tomo fuertemente el cabello de Ino y desaparecieron del lugar, no sin antes, dejar que un doloroso pedido de auxilio se escuchara de parte de la Yamanaka antes de un fuerte portazo.
—Naruto ¿Dónde están tus hijos? —pregunto Sasuke con tranquilidad ignorando olímpicamente que su esposa había desaparecido para iniciar una pelea y su hija reía de lo lindo al escuchar pedidos de ayuda desde la otra habitación. Definitivamente los presentes no podrían negar que esa niña era hija de ambos. —Quiero conocerlos.
—¡Ah, sí! —salió del ensimismamiento causado por la reciente escena —están con el resto de niños, sígueme —. Y así el anfitrión camino en dirección al jardín siendo seguido de cerca por Sasuke y al poco tiempo por el resto que prefirió alejarse un poco más del campo de batalla. Era de cultura general no meterse con Sakura Uchiha y por lo tanto era mejor estar lejos.
En el jardín de la casa de la familia Uzumaki, se encuentran jugando a la pelota los cinco infantes de cuatro años, motivo por el cual los participantes del juego, se encuentran sentados formando un círculo para que de esta forma sea más "divertido" lanzarse la pelota. A pesar de que para el resto de los presentes, ese juego pueda resultar aburrido, para los niños es de lo más maravilloso y entretenido que han hecho últimamente, aunque claro, la explicación lógica es que son niños y todo el mundo sabe que los niños se divierten hasta porque una mosca pase delante de ellos.
Por su parte, la bella Himawari al ser aún pequeña no juega con el resto de infantes, por ello su abuela la sostiene en sus brazos mientras la niña duerme. Kushina se encuentra sentada en una de las sillas que hay en el jardín, a su izquierda se encuentran Mikoto —quien carga a su nieto mayor— e Izumi Uchiha —quien sostiene en sus brazos a su hijo menor —, ambas conversan con la mujer de cabello rojo. Al lado derecho de Kushina está su esposo Minato que conversa con Fugaku sobre algunos asuntos políticos que deben tratar en el consejo.
—Es tan hermosa —exclamó maravillada Izumi mientras apreciaba a la pequeña Himawari.
—Por supuesto, es mi nieta —respondió Kushina orgullosa.
—El niño Yamanaka tendrá mucha suerte —afirmó Mikoto dándole la razón a Kushina.
—¿Es su alma gemela? —se sorprendió la joven Uchiha.
—Así es, recientemente apareció la marca —informo la de cabellos rojos.
—¿Qué hay de Boruto? —preguntó la mayor.
—Parece que tendrá la misma suerte que su padre, tendrá que soportar la incertidumbre por mucho tiempo en lo que aparece su destino.
—Bueno, mis hijos no se quedan atrás —rio Izumi observando a su hijo mayor: un precioso niño de aproximadamente siete años de ojos oscuros con un coqueto lunar bajo su ojo derecho, tez clara como la de su madre y cabellos azabaches que llegaban a la altura de sus hombros. —La vieja oráculo Uchiha Tsubaki me dijo que al menos Issei, encontrara a su pareja en una extranjera.
—¿Tsubaki? —pregunto Kushina arqueando sus cejas —¿La misma que te hablo de tu romance con Fugaku? —miro inquisidora a Mikoto.
—La misma.
—¿Sigue viva? —exclamó sorprendida.
—Difícil de creer, pero sí.
—¡¿Que no era ya un fósil cuando tan solo tenías 12 años?! —grito incrédula.
—¡¿En serio?! —pregunto Izumi formando una perfecta "O" con su boca sin poder creérselo.
—Es un completo misterio cómo sigue viva y luciendo igual después de tantos años —afirmó Mikoto sin perder su serenidad.
—Bueno, algunas chicas del Clan me contaron que se rumoraba por ahí que esa vieja era la esposa de Madara Uchiha y la señora ha hablado sobre tener una nieta —susurro Izumi pensativa.
—Si, bueno, hay muchos rumores —concluyó la madre de Itachi —pero nadie puede saber la verdad más que ella y ya no está tan cuerda que digamos —rio por lo bajo.
—En fin, ¿Qué hay de Itsuki-chan? —continuo la de cabellos rojos mirando al niño que sostenía Izumi. Igual de hermoso que su hermano, y casi todos los Uchiha, es un pequeño de año y medio con una mata de cabellos castaños oscuros, ojos negros con el mismo lunar que su hermano y madre bajo el ojo derecho y tez clara.
—Bueno, su futuro es complicado al parecer. Es lo único que me dijo Tsubaki.
—Siempre dice eso —dijo quitada de la pena la señora de Namikaze.
Y así continuaron conversando entre ellas mientras observaban a la más joven integrante de la familia Uzumaki. Más al fondo del jardín, recargado al lado de un árbol para que el sol no le moleste, se encuentra Shino cuidando a los infantes de cuatro años en compañía de Chouji —que como siempre, está comiendo—, Rock Lee, Shikamaru —que recientemente se les unió— e Itachi Uchiha, quien se escapó por un rato de la oficina del Hokage para acompañar a su esposa y padres a la reunión donde podrán encontrarse finalmente con Sasuke y su esposa después de casi cuatro años.
De la casa salieron el resto de invitados a la celebración, Itachi, Mikoto e Izumi sonrieron muy entusiasmados al ver a Sasuke acompañando al resto, Fugaku también observó a su joven hijo, pero no mostró ninguna expresión como el resto de su familia hasta que noto algo en Naruto. Fue entonces que no pudo ocultar ese brillo en sus ojos, por muy estricto que fuera e incluso algo seco en sus muestras de afecto.
—¡Niños! ¡Quiero que conozcan a alguien! —grito Naruto de lo más enérgico mientras, muy a pesar de Sasuke, sostiene en brazos a la hija del matrimonio Uchiha más joven. Los niños por supuesto dirigieron su mirada al mayor, no es raro que lo hicieran si ese hombre resulta ser siempre tan llamativo. —Ella es Sarada —presentó a la pequeña que tenía en brazos —y será su nueva amiga, trátenla bien y jueguen con ella un rato —. El rubio sentó a la recién llegada en medio de Shikadai e Inojin y todos los niños la miraron alegres porque alguien más participaría ahora en su juego.
—Hola —. Uno de los dos niños rubios presentes, fue el primero en saludar a Sarada al ser quien hablaba con más fluidez —Mi nombre es Inojin —. El resto de infantes espero respuesta alguna, pero solo obtuvieron un asentimiento de cabeza que los descolocó, motivo por el que Sasuke se acercó a los pequeños y les dirigió una muy leve sonrisa para ganarse su confianza.
—Sarada es un poco callada, pero le agrada conocerlos —comentó con una presencia tranquilizadora que envolvió a los niños y estos aceptaron bien la respuesta. A las mujeres que habían visto todo desde lejos se les escapó un pequeño suspiro enternecido por la escena y eso fue motivo para que se ganaran una mirada de reproche de parte de sus esposos, si, incluso Hinata. No es como si alguna estuviera interesada en el Uchiha, pero era sorprendente que alguien que se veía tan amargado, pudiera poner una expresión como esa y ser amable con niños solo por su hija.
—Ya te haré hablar —le propuso Chouchou con una sonrisa divertida —ahora juguemos —sonrió enérgica y Sasuke, al ver que su hija se notaba cómoda, decidió dejarlos jugar y se acercó a su familia ya con su típico semblante templado.
—Bienvenido a casa Sasuke —lo recibió su madre a mitad de camino una vez habiendo colocado en el suelo a su nieto mayor y abrazo a su hijo muy contenta.
—Estoy en casa, mamá —respondió él sonriéndole a su madre.
—Sasuke-kun, me alegra verte de nuevo —saludo Izumi acercándose con una leve sonrisa que por supuesto no le fue regresada, pero ella ya estaba acostumbrada a los desplantes que Sasuke le hizo durante toda su vida.
—¿Él es Itsuki? —pregunto encontrando su mirada con la de su sobrino más joven.
—Así es —respondió su cuñada.
—Otouto —Itachi se acercó y abrazo a su hermanito con todo el cariño del mundo.
—Nii-san.
—Tu hija es preciosa, Sasuke-kun —afirmó Izumi, quien había dejado de ver a su esposo y cuñado, para apreciar a Sarada —se parece tanto a ti, aún recuerdo cuando eras así de pequeñito.
—Hmmp.
—Eso no es una respuesta Sasuke —regaño Mikoto.
—Pienso que es más parecida a Sakura —respondió por fin.
—¿Cuando nació? —le pregunto Karui al acercarse a la familia Uchiha. Era definitivamente interesante que alguien que en un inicio le dio una pésima primera impresión, mostrará una fase tan cálida.
—31 de marzo de hace tres años —respondió sin darle vueltas al asunto. Puede que al ser perdonado y viajar con su esposa se volviera más amable, pero eso no le quitaba lo cortante.
—31 de marzo —repitió Temari con semblante pensativo al unirse a la conversación —marzo… marzo… ¿Alcanzó los nueve meses de gestación? —el Uchiha negó con la cabeza.
—Sólo poco más de los ocho meses —respondió. Temari colocó uno de sus dedos sobre su barbilla hasta que cayó en cuenta de lo que quería decir y sonrió triunfante.
—¡Oh! parece que alguien tuvo un muy feliz cumpleaños ¿No? —preguntó insinuante y aunque Sasuke comprendió de inmediato, no dijo nada.
—Sasuke, ven a conocer a mi pequeña —llamo Naruto con una sonrisa deslumbrante desde donde estaba con su madre. Sasuke ni lento ni perezoso lo siguió para evitar burlas cuando Karui pregunto a qué se refería Temari e Izumi se sonrojo cuando entendió. Ambos héroes de guerra se encontraron y el Uzumaki pidió cargar a su hija que se mantenía en brazos de Kushina —ella es mi preciosa Himawari —se la entregó a Sasuke y este sin recelo alguno, acepto cargarla para poder verla mejor —¿A que es linda?
—Lo es —admitió y Naruto asintió orgulloso —aunque supongo que es gracias a Hinata, porque tú de atractivo no tienes nada —se burló y el de ojos azules lo fulmino ofendido.
—Sacaron su belleza por ambas partes —renegó y Kushina le dio la razón igual de ofendida que su hijo. —Ahora ven a conocer a mi torbellino —. Camino dando pasos exageradamente marcados y con el ceño fruncido, mientras todos los demás sonreían divertidos.
—¡Volví! —exclamó Sakura con una sonrisa satisfecha acomodando su cabello, rápidamente saludo a la familia de su esposo y después se acercó a su esposo y a su mejor amigo, quienes nuevamente se encontraban con los infantes. —¿Ella es tu hija? —pregunto encantada a Naruto señalando a la bebé que sostenía su esposo y el rubio asintió —Es hermosa —sonrió enternecida —seguro lo sacó de Hinata porque tú de guapo no tienes nada —concluyó despectiva para después hacer caras graciosas a la bebé, mientras el resto soltó una carcajada pues se notaba demasiado que Sakura y Sasuke no eran pareja por nada. Kushina ya ni se ofendió, ya sabía cómo eran los amigos de su hijo.
—Boruto-chan —. Hinata decidió intervenir llamando a su hermoso hijo para que las agresiones verbales de los queridos amigos de su esposo no lo molestaran más —Ven cariño, quiero que conozcas a los mejores amigos de tu papá —. Tomó la mano de su pequeño que sonrió al sentir su contacto, y lo llevo con los antiguos integrantes del famoso equipo 7. —Sakura-chan, Sasuke-kun, este es nuestro hijo mayor, Boruto Uzumaki —sonrió cuando terminó de presentar a su hijo y la de cabellos rosados se inclinó para ver al niño.
—Hola —saludo pasando uno de sus cabellos tras su oreja —eres un niño tan lindo —dijo con emoción y con algo de nostalgia pintada en su voz. Boruto al sentirse halagado, extendió sus brazos para que ella lo cargara y Sakura gustosa aceptó —En serio es lindo —comentó mirando a los padres. Por su parte, Sasuke solo miro al niño que al tan solo encontrar los ojos del Uchiha, se mostró admirado. —Se parece mucho a Naruto, pero es precioso y eso lo atribuyo a tus genes, Hinata —concluyó haciéndole cosquillas al infante que rio de lo lindo.
—Sakura-chan, si se parece a mí, es lógico que sea precioso —agrego Naruto con galantería.
—Se parece a ti Naruto, es cierto —intervino Sasuke —pero los genes Hyuga son tan buenos que hasta al unirse con los de un espécimen como tú, dan un niño de buen ver —. Tras ellos, el resto rio sonoramente, Sakura lo hizo… ¿Y por qué no? Hinata se contuvo, no es como si su esposo le pareciera poco atractivo, todo lo contrario, pero ver que su esposo y Sasuke peleen como niños pequeños le parece divertido.
—¡Sarada! —. La de ojos color verde jade le entregó a Hinata su hijo y después llamó a su pequeña mientras se acercaba a esta para tomarla en brazos —Ven hermosa, conoce a tu nueva amiga —sonrió transmitiéndole seguridad a su niña y juntas regresaron donde estaba el matrimonio Uzumaki.
—Ella es Himawari —. Sasuke mostró a la menor que tenía en su brazo para que su hija pudiera verla y está así lo hizo, pero no tardó en desviar su mirada a una que sintió muy penetrante. Los ojos de la joven Uchiha se mostraron desafiantes al encontrarse con la mirada de Boruto que la observaba de la misma forma. Fueron varios los segundos que no se quitaron la mirada de encima, hasta que al mismo tiempo suspiraron frustrados y desviaron sus rostros. Esa acción hizo a ciertas mujeres conjeturar algo en sus mentes.
—Sarada no tiene marca ¿Verdad? —pregunto Ino llegando con el resto, se veía desarreglada, pero eso no era importante, lo importante era lo que pasó por su cabeza al ver esas miradas desafiantes entre los niños.
—Es una Uchiha, ningún Uchiha nace con marca —respondió Sakura.
—¿Boruto aún no tiene marca? —pregunto Temari viendo a Hinata que entendió de inmediato.
—No, aun no.
—Oh, vaya… —. Todas las presentes sonrieron mientras que sus esposos no comprendieron nada.
Al caer la noche ya habían conversado de muchas cosas, sobre todo hablaron de lo que los Uchiha desconocían por el tiempo que estuvieron fuera, y si, por hablar sobre lo ocurrido se hace referencia a que las mujeres soltaban sus lenguas para hablar sin parar y solo recibían comentarios ocasionales de sus esposos cuando la conversación se dirigía hacia donde no debía enterarse nadie. Por su parte los niños se encontraban dormidos pues había sido un día muy cansado para ellos.
—Bueno, Sakura luego nos dirá que hizo durante el viaje, por ahora debemos volver a casa —comentó Temari poniéndose de pie siendo seguida por su esposo que sostiene a Shikadai en sus brazos —nos veremos luego.
—Si, es momento de irnos —. Y así los demás también se retiraron. Como últimas palabras de ese día solo dos hombres fueron capaces de escuchar a sus esposas advirtiéndoles sobre algo inminente:
—¿Sabes cariño? Pienso que...
—Boruto…
—Sarada…
—Nos traerá muchas nuevas dificultades y nuevas historias divertidas por contar, sobre todo en relación a los…
—Uchiha.
—Uzumaki.
Pero claro, ni Sasuke ni Naruto imaginaron que clase de dificultades e historias habría por contar respecto a la relación que llegaran a tener sus hijos y es por eso que no dijeron nada, al final de cuentas solo era cuestión de esperar el paso del tiempo. Sin embargo, Sakura y Hinata tenían muy en claro a qué se referían y ellas solo pedían la mejor de las resoluciones para este lazo que tímido comenzó a notarse cuando ciertas miradas desafiantes, pudieron finalmente encontrarse.
Aunque por supuesto, el inicio de un fuerte vínculo, no suele ser siempre el mejor de todos. Hay muchos caminos por seguir, decisiones a tomar y dificultades a enfrentar, es por eso que el pasar del tiempo debe hacerse presente para tener una historia que contar. El curso de las estaciones continuo y un año transcurrió desde la fiesta de Himawari. En ese lapso los Uchiha se establecieron en una hermosa casa en el nuevo complejo Uchiha que les prepararon sus familias para cuando regresaran y Sarada se integró bien con el resto de niños, sobre todo con sus primos Issei, Itsuki y Shizuna, la hija de su tío Shisui.
Por su parte, la relación que Sarada tiene con Boruto es algo complicada, pareciera que no pueden verse ni en pintura pues según estos, no les gusta el otro para nada, pero cuando no están peleando entre ellos, hacen de todo para llamar la atención del otro y… bueno… ¿Seguir peleando? Nunca han llegado al grado de golpearse o algo parecido, pero con el pasar del tiempo sus peleas se vuelven más intensas. Hinata piensa que a pesar de lo que creía y de que suele verlos jugar sin problema algunas veces, ellos dos no podrán ser amigos nunca porque siempre terminan mal.
Mientras que Sakura también lo ha notado, no es como si pudiera prestarle mucha atención a ese hecho en ese momento. No ahora que conversa con Sasuke tan seriamente y hasta cierto punto, respondiendo tan débil con una sonrisa comprensiva en sus labios a lo que su esposo dice. Seguramente el Uchiha le creería esa sonrisa sino fuera porque ha tenido el tiempo suficiente para conocer tan bien la mirada de su esposa que es capaz de ver tristeza en sus ojos en ese momento.
—Lo entiendo —dice la mujer de cabello rosado tomando su brazo derecho con su mano izquierda, una postura tan vulnerable en ella.
—Sakura… —intentó hablarle su esposo pero ella interrumpió negando con su cabeza.
—No, cariño… yo lo entiendo, solo… comprende que aunque tratáramos el tema con los Kages y ambos estuviéramos de acuerdo… aun es difícil decirte adiós, es algo que no podrá cambiar en mi... lo siento —. Unas cuantas lágrimas corrieron por su mejilla, sin embargo, pudo sonreír de verdad cuando Sasuke se acercó a ella limpiando sus lágrimas.
—Esto tomará un tiempo, pero…
—Yo siempre esperare por ti, Sasuke-kun, no necesitas decirlo —negó ella con ojos brillantes que se cerraron al sentir un cálido beso sobre su frente, permitiéndose ambos, compartir un último abrazo antes de que Sasuke partiera para cumplir una larga misión en busca de aquello que les podría causar más problemas de los que causó Kaguya.
Esta era la relación de ambos, hay cosas que nunca podrán cambiar, su historia de amor no es la más trágica del mundo, pero sigue siendo complicada, tanto amor hay entre los dos, como la distancia que insiste en mantenerlos separados, pero ellos son más fuertes que eso, solo ellos entienden su relación, solo ellos comprenden su vínculo, no importa que tan difícil sea decir adiós para los dos, porque por supuesto esto le duele a Sakura tanto como a Sasuke, pueden sentirlo entre las pequeñas fibras que los unen bajo el nombre de amor o destino, este es su lazo, la marca que ninguno tenía, pero ambos lograron hacer, una que nadie podrá romper… este amor es la verdadera representación de lo que significa ser un alma gemela.
A partir de ese día algo cambió dentro las dos, Sakura y Sarada dejaban ir a un ser muy importante, que poco a poco en la mente de la pequeña, se volvería un simple recuerdo algo borroso, que dejó solo pocas evidencias de haber estado ahí. La primera, su sola existencia era la muestra física más clara del sagrado lazo matrimonial que comparte su madre con su padre aunque en su soledad no lograra notarlo, y la segunda… bueno, esa llegó como mera noticia un mes después de la partida de Sasuke Uchiha.
Los cambios de Sarada se vieron reflejados en su actitud, sin su padre cerca se volvió más seria y también se tornó más silenciosa, por su parte, los cambios de Sakura fueron más en su salud, obviamente estaba algo deprimida por estar tan lejos de su esposo, pero era suficiente tocar el tatuaje en su nuca para sentir la calidez de su pareja y saber que todo estaba bien, a diferencia de sí misma que parecía tener algo mal, su cuerpo se estaba tornando algo torpe y se volvió un poco enfermiza.
El día en que la segunda muestra de la existencia de Sasuke en la vida de su esposa e hija se hizo presente, resultó desarrollarse en la casa de la familia Uzumaki, teniendo reunidas a la dueña de la casa, Sakura, Ino y Temari, y por lo tanto sus hijos estuvieron presentes aunque estos se encontraran en la sala dibujando… o al menos —exceptuando a Inojin— intentando hacer un dibujo decente. Himawari a pesar de su corta edad, tenía un gran amor por los crayones y el papel, así que por ahora plasmaba puros garabatos, mientras que el resto intentaba mínimo hacer cosas con forma.
Sus madres esperaban expectantes en la cocina a que la de cabello rosado abriera el sobre que tenía en manos. Su contenido era un completo misterio para todas muy a pesar de que creían saber qué había ahí, ni siquiera Sakura —siendo ninja médico— lo sabía, por lo que cuando esta se decidió a abrir y leer el contenido, todas contuvieron el aliento, la señora Uchiha dejó caer el sobre en la mesa y no dijo nada, solo analizaba todo muy pensativa.
—¡Habla de una vez! —pidió Ino completamente alterada.
—Bueno… es lo que suponíamos —respondió y todas sonrieron con emoción, o al menos Temari lo hizo satisfecha —solo que… —cubrió su rostro con las manos impidiendo que las otras vieran su sonrojo —...bueno… yo… no sé cómo decirles esto —les miró avergonzada.
—¿No dirás que...? —hablo Hinata impresionada suponiendo por donde iba la cosa.
—No puede ser… —susurro Temari con sorpresa, haciendo ver que la única que no entendía era Ino.
—¿Qué? —las miro a todas —¡¿Por qué no hablan?! —exclamó frustrada porque ellas se guardaran el secreto.
—Ino… es que… —intento seguir la que era el centro de atención.
—¿Qué puede ser más sorprendente que saber que tendrás otro…? —Temari interrumpió a la Yamanaka con una expresión divertida.
—La señora Uchiha sacó premio doble —concluyó con una carcajada, avergonzando aún más a la de cabello rosa que solo pudo reír también, mientras que Hinata se acercaba para abrazarla con la intención de felicitarla.
—Déjame ver si entendí —pidió Ino —estás hablando de que no es uno… sino dos… —el resto asintió y aguardo por su reacción efusiva, pero esta nunca llego, ella simplemente tomo su barbilla con expresión pensativa y dijo: —te va a doler —. Todas rieron ante eso, aunque Sakura se preocupó un poco recordando porque es que le dijo a Sasuke que solo tuvieran a Sarada después de que está nació.
Mientras tanto los niños seguían en lo suyo solo escuchando como sus madres parecían estarse divirtiendo al preparar la comida. Shikadai se dejó caer dormido después hacer el dibujo de una nube, sin importarle quedarse sobre el suelo, Inojin ignoraba al resto muy concentrado hasta que escucho caer el peso muerto de su amigo, lo miró unos instantes y después rodos los ojos fastidiado para volver a lo suyo. Boruto picoteaba a ratos a Shikadai para ver si despertaba, pero no parecía tener la intención de hacerlo, Himawari reía al ver a su hermano y finalmente Sarada solo dibujo un libro para después ponerse de pie en busca de su mamá.
—No te recomendaría ir cuando ellas están juntas —informo Inojin sin siquiera mirarla.
—Es mejor estar con ellas que no hacer nada aquí —respondió sin importarle sonar algo ofensiva.
—Nadie te dijo que vinieras a mi casa —la reto Boruto con molestia, definitivamente odiaba a esta niña.
—Oh, bien, tienes razón —le miró con el ceño fruncido —pero no te preocupes, no volveré a entrar —dio la espalda y se dirigió a la cocina.
—Ella es tan… —el Uzumaki rompió el crayón que tenía en mano, se puso de pie abruptamente y corrió escaleras arriba hacia su habitación azotando la puerta en el proceso.
Esa era una de las muchas riñas que tenían los dos, no importaba que fueran solo mocosos de casi cinco y cuatro años respectivamente, eran demasiado intensos, sus amigos ya estaban acostumbrados, pero los adultos veían más allá, por ello cuando Sarada llegó apretando los puños buscando refugiarse en los brazos de su mamá y se escuchó un portazo, Sakura y Hinata se miraron preocupadas, esta situación podía empeorar y lo que más pedían es que esos dos no terminaran a punto de matarse como lo hicieron sus padres una vez.
Lo que Sakura menos quería para su hija era que viviera llena de odio, no comprendía porque su hermosa niña tenía tanta aversión por el hijo de su mejor amigo. Necesitaba desesperadamente saber que sucedía, ella también llegó a tratar mal a Naruto por la mala imagen que tenía de él, pero su hija no tenía factores externos para eso. Muchas veces creyó que tal vez Sarada gustaba de Boruto ya que lo observa demasiado, incluso a veces se comportaban amables el uno con el otro, pero de pronto se volvieron hostiles, algo estaba mal.
—Sarada —llamó a su hija mientras la arropaba.
—Mamá —dijo ella para hacerla saber que la escuchaba, eso hizo a su madre reír un poco, ya que a pesar de la distancia, su hija poco a poco se parecía más y más a Sasuke.
—Yo quería preguntarte algo… se honesta conmigo ¿Si? —la niña asintió y esperó paciente lo que su madre diría —tu… bueno...mmm…
—Mamá, dilo ya —pidió con los ojos entrecerrados por el sueño.
—¿Odias a Boruto? —preguntó por fin, la niña abrió los ojos ante la pregunta, pero después desvió la mirada, preocupando a su madre.
—No… no es eso.
—¿Te hizo algo para que se lleven tan mal? —frunció el ceño ante la idea.
—No —negó de inmediato preocupada por la expresión de su madre, por lo que está calmo su semblante.
—¿Entonces?
—Es solo que… no lo sé, a veces mi cabeza dice algo raro.
—¿Tu cabeza dice algo raro? —la miró desconcertada.
—Si… yo no lo entiendo, me hace sentir molesta.
—¿Qué es lo que te dice?
—Dice que…
—Boruto ¿Puedo entrar? —la voz de Hinata resonó fuera de la habitación de su hijo, cuando este dijo un desganado "puedes", ella ingresó mirando como su hijo se preparaba para dormir.
—¿Qué sucede mamá? —pregunto al ver que ella se sentaba a su lado y le acariciaba dulcemente su cabello mientras él sonreía contento por el mimo.
—Quería hacerte una pregunta.
—¿Es sobre Sarada? —pregunto borrando la alegría de su rostro, Hinata se sorprendió de ver que sin ningún indicio, su niño había acertado.
—Si… —acepto finalmente —¿Como lo supiste?
—Algo me lo dijo —se encogió de hombros.
—Bueno, no sé qué problema tuvieron en esta ocasión, pero… ¿Por qué discutes tanto con ella? Pensé que eran amigos.
—A ella no le importa tener amigos —dijo dándole la espalda a su madre —ella no me agrada, es irritante y molesta.
—¿Y por eso la tratas así?
—Es su culpa.
—No Boruto, esto no se trata de ser su culpa o no. Hay ocasiones en que están bien, de pronto se miran directamente a los ojos y tu actitud con ella cambia —regaño —no te entiendo.
—Es su culpa —repitió sin darse la vuelta.
—Explícamelo, no lo entiendo —lo obligó a mirarla —¿Por qué es su culpa cuando eres tú el que a veces empieza la pelea?
—Eso dice la voz en mi cabeza…y… me hace sentir molesto de pronto aunque no sé por qué —respondió con seriedad, una que Hinata jamás le había visto.
—¿Qué es lo que dice?
—Dice que… —desvió la mirada un momento y después la regresó a su madre —...que ella no tiene una marca que la una a mi —. Hinata jadeó y se cubrió la boca al escucharlo decir aquello, sin poder evitarlo corrió fuera de la habitación, tomó la bocina del teléfono y sin esperar nada, llamo a la casa de Sakura.
—¡Hinata! —la escucho al otro lado de la línea, parecía conmocionada —estaba a punto de llamarte.
—Sakura-chan… —dijo con un hilo de voz muy frágil —hable con Boruto y…
—Yo también hable con Sarada y...
—¡Dijo que…!
—¡Lo sé! —respondió la Uchiha sin dejarla terminar —pero no sé qué pensar sobre esto.
—Sakura-chan, entonces ambos…
—Si, están buscando su alma gemela en el otro.
—¿P-por qué? —pregunto preocupada la de cabello azul.
—Tal vez lo son ¡No lo sé!
—Si es así, eso significa que todo este tiempo de riñas no era más que...
—¿Tensión sexual? —concluyó Sakura, pero luego suspiro tratando de calmarse.
—Son solo niños Sakura-chan —rio Hinata al escuchar aquello último.
—Lo son —admitió sintiéndose tonta —pero tú sabes cómo es esto, actuamos de formas...mmm… interesantes ante nuestro destinado.
—Tienes razón, además tu hija es una Uchiha —sonrió suavemente.
—Solo tiene cuatro, pero demonios, su sangre la hace así de…agh… no sé qué palabra usar para referirme a eso.
—Pues "eso" en tu hija, atrae mucho a mi Boruto —ambas rieron cómplices.
—¿Mamá? —la voz del rubio se hizo escuchar tras su madre.
—Todo está bien Boruto, ve a dormir —pidió sonriéndole tranquilizadora, el niño obedeció y regresó a su habitación, él solo había salido para saber que le había sucedido, realmente lo había preocupado. —Luego hablamos, Sakura-chan.
—Buenas noches, Hinata.
—¿Que sucedió mamá? ¿Porque te fuiste de esa forma? —pregunto Sarada cuando su madre regresó a su habitación, ya que como con Hinata, Sakura había salido corriendo al escucharla decir: "Boruto no tiene una marca que lo una a mí".
—No es nada… tranquila —informó arropándola de nuevo.
—Eres rara —dijo su hija acomodándose para dormir.
—Tal vez un poco —mencionó divertida —por cierto, tengo que darte una noticia muy importante mi niña.
—¿Mamá? —preguntó con verdadera curiosidad al ver la expresión de su madre.
—No sé cómo decir esto, pero en unos meses… mmm...bueno, te volverás hermana mayor —concluyó expectante, pues no tenía la más mínima idea de cómo reaccionaría Sarada ante la noticia.
—¿Hermana mayor? —cuestiono con interés sentándose en la cama —¿Tendré un hermanito? —una sincera sonrisa se formó en sus labios y su madre rio emocionada.
—Tendrás dos hermanitos —admitió la de cabellos rosados.
—¿De verdad? —. Era tanta la emoción de la niña que su sonrisa se deformó en un puchero que intentó contener sus lágrimas, Sakura se sorprendió en un comienzo, pero simplemente sonrió con gentileza y acarició los cabellos de la menor —Soy muy feliz mamá —finalmente soltó sus lágrimas —muchas gracias —con sus puñitos limpio sus lágrimas intentando contenerse.
—Yo soy aún más feliz de ver tu emoción, mi niña.
—Yo cuidare de ti y de mis hermanitos mientras no esté papá, daré lo mejor de mí para ser una gran hermana mayor, lo prometo —Sakura no pudo contener las lágrimas ante las palabras de su hija, así que encerró en un abrazo a la pequeña.
—No sé que hice para tener una hija como tú.
—Mamá, me lastimas —dijo riendo.
—Lo siento —se alejó de ella y limpio sus lágrimas —No creí que lo tomarías tan bien.
—Bueno, eso solo que… —las mejillas de la niña se sonrojaron un poco —ver a Issei e Itsuki, Boruto y Himawari… no sé, me pareció muy bonito, yo quería algo como eso y por fin…
—Entiendo… tardaran unos meses en llegar y algunos años en crecer, pero lo tendrás, aquello que viste en ellos, podrás sentirlo.
—Esperare.
—Gracias Sarada —. Sakura se puso de pie y acomodo a la de cabellos negros en la cama —Buenas noches.
—Buenas noches, mamá.
Tras aquella noche algo pareció cambiar entre Boruto y Sarada, calmando así las preocupaciones de sus madres. Sin que ellas lo supieran rompieron cualquier intento de lazo amistoso y en tregua silenciosa —al percatarse de las constantes miradas inquisidoras de Hinata y Sakura cuando estaban juntos— decidieron tratarse con la mejor actitud posible, tal vez un poco amigables, pero generalmente no se hablaban, las conversaciones las llevaban con otros. Ellos simplemente querían evitar otra conversación sobre el tema de sus discusiones.
Con el pasar de los meses Hinata y Sakura dieron el tema por visto, ciertamente se dieron cuenta de la indiferencia entre ambos y el matiz de tristeza que ninguno quería admitir cuando se alejaban del otro para regresar a casa. Lo que importaba es que no se volvieran enemigos, vivir la misma historia dos veces sería un martirio para ambas. Por supuesto preferían la opción de amarse en vez de odiarse entre ellos, pero si ninguno cedía —por el momento— era mejor guardar distancia hasta que sus corazones fueran capaces de soportar el vínculo predestinado con el que ahora cargaban.
Y casi siete meses después del acuerdo entre los niños que se estaba cumpliendo con éxito, llegó el día del parto de Sakura. Por suerte para ambas, ese frío día no se encontraban en casa solas, se habían reunido con los abuelos y tíos de Sarada como cada semana en la mansión del líder del clan. Sarada jugaba con sus primos Issei y Shizuna en el jardín lleno de nieve bajo la supervisión de Fugaku mientras Sakura, Izumi y Mikoto tomaban té en la cocina.
—¿Cómo te sientes Sakura-san? —pregunto Izumi al observar el enorme vientre de la mujer de cabellos rosados.
—A decir verdad, me encuentro de maravilla, el embarazo que tuve de Sarada fue muy delicado, pero este ha sido demasiado tranquilo.
—Y te hace ver hermosa —aseguro Mikoto, Sakura le sonrió agradecida —que pena que no esté Sasuke para verte.
—Es una misión de gran importancia —admitió con tristeza —pero hablamos casi todos los días y está muy al pendiente de mi salud y de Sarada por supuesto.
—¿No vendrá? —cuestiono Izumi.
—Le he comentado que el parto fue programado para la próxima semana, pero realmente no creo que este aquí.
—Es un desconsiderado —sonrió Mikoto cerrando los ojos, luciendo un poco aterradora —pero me escuchará cuando lo vea —. Sakura e Izumi se estremecieron asustadas.
—Entonces tal vez debería volver por donde vine —comentó una voz masculina a sus espaldas, haciendo que todas voltearán sorprendidas —y tú serás la única culpable de que no esté con mi esposa e hijos.
—Sasuke...—susurro Sakura sin creer que en verdad estuviera ahí.
—Te lo he traído de vuelta Sakura-chan —informó Naruto apareciendo en compañía de su hijo mayor.
—Naruto… —sonrió la de cabello rosa en agradecimiento.
—No podía permitir que mi otouto se perdiera de esto, así que mandé a Naruto por él —ingresó Itachi a la habitación y se sentó al lado de su esposa a la cual le regalo un beso en la frente que le hizo sonreír ilusionada.
—Planeaba venir —renegó Sasuke ofendido —pero él llegó antes a ofrecerme un combate por ser un mal esposo —Sakura miro mal a Naruto y después los tres sonrieron divertidos.
—Lo importante es que estas aquí —se puso de pie y caminó hacia su esposo para abrazarlo, sin embargo, a mitad de camino se quedó estática y un silencio sepulcral invadió la habitación.
—¿Sakura? —la miró preocupado Sasuke.
—¿Sakura-chan?
—...pi...fuente… —susurro casi sin voz.
—¿Qué? —exclamó Naruto sin comprender.
—¡Rompí fuente! —grito adolorida cuando se dejó caer.
Sasuke la atrapó, pero no pudo levantarla en brazos a falta de uno de ellos precisamente, por lo que fue Itachi quien la cargo y junto con su hermano salieron rápido de la casa para dirigirse al hospital. Naruto cargando en sus hombros a su hijo, les siguió de cerca algo preocupado al escuchar el llanto de su mejor amiga. Sarada que alcanzó a ver su madre cuando ingresaba a la cocina decidió ir tras ellos, pero era muy lenta, por lo que su tía Izumi se ofreció a llevarla una vez dejó encargados a sus hijos y Shizuna con Mikoto.
En cuanto llegaron, ingresaron a la discípula de Tsunade a una habitación donde tendría su labor de parto y por supuesto, Sasuke la siguió ahí para apoyarla aunque fuera estando con ella. El resto exceptuando a Itachi que tuvo que regresar al trabajo, permaneció ahí todo ese tiempo. Un rato después se les unieron Hinata e Ino con sus respectivos hijos. Todos se mostraban serios y preocupados, los gritos de Sakura eran algo terroríficos y habían escuchado a Shizune —quien atendía todo lo del embarazo de la señora Uchiha— decir algo sobre detener la hemorragia, al parecer las cosas se habían complicado.
Sarada permaneció sentada en medio de Naruto e Izumi, él le brindaba palabras de apoyo intentando quitarle esa expresión asustada, mientras de vez en cuando su tía la abrazaba y le decía que todo saldría bien. En ocasiones Hinata e Ino se acercaban para intentar distraerla con algo, incluso Boruto —quien realmente no comprendía sentirse afligido por verla tan desorientada— le decía alguna que otra cosa ocasionalmente y eran sus palabras las que le sacaban alguna carcajada, lo cual hacía sonreír al pequeño rubio orgulloso mientras su madre les veía algo contenta.
—Ya está aquí el primero Sakura, tú puedes —escucharon a Shizune acompañado del llanto de un bebé.
—¿Escuchaste Sarada-chan? Ya eres hermana mayor —le sonrió emocionado Naruto contagiando a la niña.
—Shizune-san, sigue perdiendo mucha sangre —comentó la enfermera.
—Tranquila, tranquila —susurro Izumi al notar a su sobrina nuevamente preocupada —tu mamá es una mujer muy fuerte ¿Verdad? —la pequeña asintió —entonces esto no es nada comparado con las luchas que ha tenido antes.
—Ahora que lo mencionas, tú estabas embarazada cuando sucedió el ataque de Pain —exclamó Ino un poco preocupada —¿Como es que estuviste bien? Esa ocasión Itachi-san no estaba en la aldea.
—A decir verdad, no lo sé y ya no es importante —mencionó pensativa Izumi —el cuerpo principal de Pain apareció ante mí, es lo último que recuerdo antes de desmayarme y despertar bajo la preocupada mirada de mi esposo.
—Izumi siempre ha tenido la mala suerte de estar sola e indefensa cuando hay un ataque —dijo Mikoto quien venía acompañada de sus nietos —tanto en el intento de masacre de nuestro clan, como en los ataques a Konoha.
—Pero sigo viva —celebró cargando a su hijo menor —y si alguien como yo ha sobrevivido a dos partos y todo lo demás, Sakura podrá, ella es sorprendente.
—Si, mamá es sorprendente —admitió Sarada.
—¡Lo hiciste muy bien Sakura! Ya están aquí —. Fue lo último que escucharon desde la habitación por unos minutos, el llanto de los bebés se detuvo un tiempo después y finalmente salió Sasuke con semblante relajado, inspeccionó el pasillo hasta que se topó con la mirada brillante de su hija.
—¡Papá! —la niña se puso de pie y caminó hasta encontrarse con su papá, este la cargo con su brazo y sin esperar más, ingreso de nuevo a la habitación.
—¡Nunca cambia ese Teme! —exclamó enojado el rubio mayor —no fue para decirnos nada el malagradecido.
—Así es Sasuke-kun —dijeron Ino e Izumi igualmente algo molestas por la actitud y haber sido dejadas con la intriga, ni siquiera sabían si habían sido dos niños, dos niñas o uno y uno.
—Volviste —Sarada se abrazó a su padre lo más fuerte que pudo, lo había extrañado tanto.
—Estaré con ustedes un par de meses —informó otorgando una sensación agridulce a su hija por la noticia.
—Ah… —suspiró desganada.
—Ven a conocer a tus hermanos, Sarada —llamó su madre captando la atención de su hija. Sakura lucía bastante cansada, pero esa enorme y bella sonrisa que tenía en su rostro, le dio calma a la pequeña. Sasuke caminó hasta dejar a Sarada en la cama.
—Al fin —susurró emocionada.
—Así es, por fin están con nosotros.
—¿Cuáles son sus nombres? —pregunto observando a los preciosos bebés de cabellos azabaches y tez enrojecida por su reciente nacimiento, que estaban completamente dormidos en brazos de su madre.
—La mayor —indicó Sakura con la cabeza el bebé que cargaba en su brazo derecho —es Sakae, significa prosperidad, seguro será una niña tan preciosa como tú.
—El menor —Sasuke tomó a su hijo en su brazo para aligerar la carga de Sakura —es Sadao, significa determinación.
—Mamá, papá —llamó la pequeña Sarada con una bella sonrisa —muchas gracias.
El matrimonio se dedicó una mirada cómplice, una mirada en la que ambos expresaban sin palabras aquello que pensaban, después de todo, habían podido acoplarse tan bien desde jóvenes —aunque Sasuke no quería admitirlo en ese tiempo— que escuchar los pensamientos del otro en su propia cabeza, era ya lo más normal del mundo.
Unos minutos más tarde ingresaron a la habitación todos sus conocidos para darles sus felicitaciones por los recién nacidos y todo se volvió alegría para los Uchiha en ese frío día de finales de Diciembre. Sakura y los bebés tuvieron que permanecer en el hospital esa noche para asegurarse de que todo estuviera bien al haberse complicado el parto, por lo que Sasuke y Sarada se dirigieron solos a casa sujetando la mano del otro.
Una vez estuvieron en su hogar, el mayor se dedicó a preparar la cena de su hija mientras esta tomaba un baño. Era un poco extraño para él estar ahí sin Sakura, ella era quien llenaba todo su hogar de calma y calidez, por ello era tan difícil viajar solo después de acostumbrarse tanto a ellas, su hija y su esposa eran todo para él. Por supuesto amaba a sus padres y hermano, incluso a sus sobrinos, pero ya no era como antes de ellas.
—¿Papá? —la pequeña princesa Uchiha ingreso a la cocina ya usando su ropa para dormir y secando su cabello con una toalla.
—Ya está lista la cena —respondió girándose a ella sosteniendo un plato que colocó de inmediato en el lugar de la mesa donde la niña tomó asiento.
—Gracias —comento con una sonrisa —¿Tú no comerás? —cuestiono extrañada cuando él se sentó a su lado, le quitó la toalla de las manos y comenzó a secarle el cabello.
—Estoy bien así.
—Mamá dice que si no comes, no estarás sano —miró de reojo a su padre, este le dedico una pequeña sonrisa.
—Y tiene razón, pero comí un poco mientras te bañabas —rio al verla hacer un puchero enojada.
—Pudiste esperar.
—Pero necesitaba ocuparme de otras cosas mientras comes.
—¿Como qué? —preguntó con curiosidad.
—Ya vuelvo —comentó una vez terminó de secar el cabello de su niña y se llevó la toalla consigo para ponerla a orear. Sarada observó unos instantes por donde se fue su padre, después se encogió de hombros y siguió comiendo hasta que regresó.
—¿A dónde fuiste?
No recibió respuesta, sin embargo, se sintió emocionada cuando su padre comenzó a cepillar su cabello con calma y delicadeza. Desde muy pequeña, Sasuke hacía esto siempre y a ella le gustaba mucho sentir la cercanía de su papá, era tan relajante aunque siempre tuvo la duda de cómo su padre podía hacer tantas cosas con una sola mano, por más que ella lo intentaba, no podía. Se relajo tanto por el constante pasar del cepillo en su cabello, que casi se quedó dormida en la silla.
—Sarada, es hora de dormir —la llamó con voz suave, ella solo asintió y se puso de pie.
Caminaron escaleras arriba tomando la mano del otro como era su costumbre hasta que se detuvieron delante de las puertas de sus respectivas habitaciones. Fue entonces que la pequeña se sintió ansiosa, había extrañado tanto a su papá, que temía que al despertar igual que aquella vez hace unos meses, él ya no estuviera. Podía haberse mostrado fuerte y tal vez en verdad no necesitaba que él estuviera para ella todo el tiempo, pero ya sabía que Sasuke se marcharía de nuevo y no quería perderse mucho de su compañía, así que se armó de valor y habló.
—Papá…
—¿Qué sucede?
—¿Puedo dormir contigo esta noche? —pregunto mirándolo expectante, Sasuke le sonrió, abrió la puerta de su habitación y le permitió la entrada. Ella corrió hacía la cama y se acostó del lado donde dormía su mamá. El mayor la arropó con cuidado y se acomodó a su lado quedando de frente a la niña, ella le sonreía contenta. —Te extrañe mucho papá. ¿Tú nos extrañaste?
—Lo hice.
—Papá —llamó de nuevo y él hizo un sonido para indicarle que la escuchaba —¿Puedes contarme sobre tus viajes?
—¿Mis viajes?
—Si.
—En realidad es algo muy largo, he estado en muchos lugares.
—Tengo tiempo para escucharlos todos —dijo emocionada.
—Creí que tenías sueño.
—Es más interesante escucharte.
—Solo un poco, tendremos tiempo para ponernos al corriente después.
—Está bien.
Ese término siendo uno de los días más felices en la vida de Sarada. Compartir con su papá y la llegada de sus hermanos… ella era realmente muy afortunada y lo agradecía constantemente. Las historias de Sasuke eran en verdad muy interesantes, había conocido tanta gente, culturas, paisajes, ideas, costumbres y había enfrentado numerosos combates. En la mente de Sarada su papá siempre sería su gran héroe, no importaban sus errores, no importaba que casi no estuvieran juntos, esa admiración que sentía por él, por Sakura y sus tíos… le ayudaba a volverse alguien determinada y con metas bien establecidas.
Ella esperaba hacer grandes cosas aunque aún no tuviera definido como lo haría, por ahora empezaría siendo un ninja. Ahora con los tiempos de paz, muchos niños e incluso sus padres, optaron por dedicarse a ámbitos económicos y políticos por sobre el mundo shinobi, lo cual disminuye los números de la formación ninja, sin embargo, cuando sus padres le preguntaron si ella quería aprender, ella respondió sin un ápice de duda que quería formarse como Kunoichi, iniciando así, el camino que la llevaría por muchas altas y bajas.
Su vida va a ser un constante ir y venir de penas y alegrías, en el camino enfrentará grandes batallas que incluso la harán dudar del rumbo que ha tomado. Habrá muchas pérdidas y desgracias, pero todo será compensado con amor, su amor, el que le dará aquella persona que lleva el nombre de su destino. El amor del mundo se rige bajo una marca compartida, pero ella no nació con una y él tampoco, no la necesitaron al nacer, sin embargo, la encontraron en el camino y aunque su orgullo no se los permitirá por un rato, en el futuro podrán decir al otro: eres mi dulce alma gemela.
Continuará...
Nota de la autora:
Espero les atrapara este capitulo, en general es solo una introducción para la verdadera trama. Creyendo que algunos de mis viejos lectores estén aquí de nuevo, habran notado que la historia tal vez les recordará a otra, una que yo había publicado hace unos años bajo el nombre de "El hilo rojo del destino", de hecho la publicación es hecha en la misma historia, de ahí que ya tenga varios comentarios.
El motivo de tanto cambio y la reescritura de esta historia, se debe a que así como pasaron los años y crecí, mi escritura se ha transformado, ahora considero muy mediocre mi primera forma de narrar este fic al cual le tengo mucho cariño al ser el primero que publique, por ello aunque la trama sea muy parecida a la que originalmente conocieron en el fic anterior, habrá muchos cambios que realmente deseo que les gusten, en el anterior incluso nunca publique el final aunque si lo tenía, porque llevaba desde ese tiempo la idea de volver a hacerlo, así que esta ocasión no se preocupen, llegaremos hasta el final.
Fue realmente difícil volver, pero estoy feliz de hacerlo, muchas gracias a quienes lean esto, me encantaría saber sus opiniones, sobre todo respecto a si necesito con urgencia publicar la pre-cuela del fic para que entiendan este o puedo publicarlo como planeo, hasta el fin de la historia.
No tengo fecha exacta de publicación, pero no pierdan la calma.
Los estaré leyendo, realmente muchas gracias.
-SCarrieS
