Sus ojos felinos la evaluaban con la mirada. Esperando la respuesta a la petición/ deseo del minino. Marinette tenía la respuesta atorada en la garganta por como la miraba. Sus ojos reflejaban suplica, pero había algo más en esos ojos dilatados, un brillo que provocaba que no aparte la vista.
— My Princess —Llamó Chat Noir con la voz ronca y ronroneando a la vez— Solo dime donde...
Marinette sentía que cada segundo que pasaba estaba cerca de desfallecer.
— ¿En la cama?
Su corazón brincaba con fuerza.
— ¿En el sofá?
Sus piernas temblaban.
— ¿En el escritorio?
Sus labios se apretaban con nerviosismo.
— ¿En la silla?
Su mente estaba dejando de funcionar.
— ¿En el suelo?
Marinette sentía sus mejillas rojas por lo que estaba diciendo el gatito. ¿Pero que está diciendo?
— ¿Donde? ¿Dónde quieres que sea?
— ¡En tu casa! —Gritó sintiendo que le faltaba el aire, dejando escapar las palabras que en un principio quisó decir.
— ¡Pero quiero dormir aqui! —Refutó el gato.
Marinette parpadeó como saliendo de un trance. Pues claro Chat Noir hablaba de dormir, ella por supuesto que no estaba pensando en otra cosa.
— ¡No vas a dormir en mi habitación! —Espetó mientras empezaba a empujarlo para que se largue. Estando acalorada hasta el extremo, después de todo, esas anteriores palabras, quien sea que las escuche, claramente, se podía malinterpretar.
Y por un instante, hasta ella misma había malinterpretado.
