DISCLAIMER: Naruto no me pertenece :v

ANTES DE LEER: -las respectivas marcas, nombres o lugares que aparezcan no son de mi propiedad.

—Diálogos—

'Pensamientos'

Palabras sobresalientes

"Recuerdos"


RESUMEN: Ding-Dong. Sigo al otro lado, déjame pasar.

PAREJA: NadiexNadie.

RATED: K+

GÉNERO: Miedo (?), y, eh… no sé ver lo géneros xd

ADVERTENCIA: AU totalmente. Algo raro :v

INSPIRADO EN: La canción del mismo nombre, de Vocaloid.


Hide and Seek


ESCRITO POR: Nagisa Del Mar.


Capítulo único.


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¿Seguro que es buena idea jugar a esto? —le preguntó ella.

Seguro, no creo que Hide And Seek alonerealmente funcione—respondió él. Pobre ingenuo.

Nunca hay que subestimar—dijo, encogiéndose de hombros.

Él negó con la cabeza, y le sonrío.

Nada pasará, ¿bien? Este juego no es nada, es solo una mentira.

Bueno… ojalá ningún demonio o espíritu venga—agregó ella.

No lo hará. Bien, trae a la muñeca.

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N-No puede ser…—dijo, con miedo notable en la voz, la chica, mientras miraba fijamente a la muñeca, que ahora miraba a ambos chicos con una mirada penetrante.

El chico tragó grueso.

Ustedes fueron los que me invocaron…—dijo la muñeca, ahora poseída por el demonio que ellos, al ser tan ingenuos, llamaron—. Me deben un alma ahora. ¿A quién de ustedes poseo?

La muñeca sonrío.

Y lo único que pudieron hacer los chicos, fue salir corriendo. El chico iba primero, la chica iba segunda; por culpa de esto, fue que el chico entró antes a la habitación y cerró la puerta, antes de que la chica pudiera entrar.

La dejó sola, afuera.

¡Ábreme, _!

No lo hizo, fue por eso que la muñeca la atrapó a ella, mientras él se quedó ahí, 'a salvo'.

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~.Generalmente, lo que desconocemos es lo que más miedo nos da.~


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Ding-Dong. Sigo al otro lado, déjame pasar.

Escuchas lo que dice, y te estremeces con solo pensar hacerle caso.

Ya te dije que, incluso, si intentas esconderte, no servirá de nada—volvió a decir la fina, tenebrosa, y delicada voz de la que huías.

Abrazaste más fuerte tus rodillas contra tu pecho, y temblaste. Tragaste saliva, respiraste hondo, intentando calmarte. Se te hizo imposible.

Ding-Dong. Sigo al otro lado, déjame pasar—volvió a decir, con voz risueña. Cerraste los ojos, y rogaste porque todo fuera un sueño.

Pobre ingenuo.

Vamos, no te esfuerces. Ya es demasiado tarde para huir.

Te quedaste así, por un momento, con los ojos cerrados, tranquilizando tu respiración. Había silencio. Ella no estaba hablando, o haciendo algún ruido extraño.

Tu ingenua esperanza de que se hubiera ido, salió a flote.

Te asomaste por la ventana, lentamente, sudando y temblando por el miedo aún presente. El miedo se extendió, subiendo desde tus pies hasta tu cuello, deshaciéndote de golpe cuando te encontraste con sus ojos rojos, abiertos como platos, y aquella sonrisa de oreja a oreja que se te hacía tan malévola.

Tus ojos congelados del miedo.

¿Sabes? Quiero ver tus ojos más de cerca—le escuchaste decir, con aquella voz risueña e inocente, pero tan temible al mismo tiempo.

Cerraste las cortinas de la ventana al instante, y jadeaste del miedo.

Pasaron minutos, incluso horas, quién sabe, tú no estabas consiente del tiempo en ese instante, pero ya no se escuchaba nada, y a la tercera vez que te asomaste por la ventana, y volviste a ver nada, nuevamente tuviste la ingenua y estúpida esperanza de que se había ido.

Te pusiste de pie, y con cuidado, temblando, y jadeando, abriste lentamente la puerta. Asomaste la cabeza; no había nadie. Saliste por completo de la habitación, y quedaste solo en el pasillo. El pasillo, que ahora era oscuro.

Tragaste grueso, y comenzaste a caminar, procurando hacer el menor ruido posible.

Fue cuando llegaste a tu propia habitación, que escuchaste su risa infantil y chillona, tan tétrica que te llegaba hasta los huesos, y entraste rápidamente a la habitación, cerrándola con seguro.

Te sentaste contra la puerta, y abrazaste tus rodillas y escondiste el rostro en éstas. Comenzaste a llorar, y probaste el sabor de tus lágrimas.

Saladas.

Ding-Dong. Esta vez voy a entrar—te advirtió, y fue como si te lo hubiera dicho al oído con su voz risueña. No te moviste, no podías hacerlo—. Deberías darte prisa y huir, como lo has estado haciendo—río.

Sollozaste, casi inaudiblemente.

Tranquilo, solo vamos a jugar—la escuchaste decir. Levantaste la cabeza de tus rodillas—. ¡Nos divertiremos! —su voz entusiasmada, solo hacía que temieras más.

Te pusiste de pie, tambaleándote. Tus ojos seguían llenos de lágrimas, y tu pecho subía y bajaba por el nerviosismo.

Ding-Dong. Voy a entrar—volvió a advertir—. Apúrate y escóndete, que ya decidí jugar a las escondidas.

Ignorando sus palabras, examinaste toda la habitación, sin saber dónde esconderte. Y lo único que tu mente dio en ese momento, fue el armario.

Empezaste a caminar hasta él, con la respiración agitada, y temblando.

Escucho claramente, el sonido de tus pasos—le escuchaste decir, mientras seguías caminando hacia el armario—. Tu respiración agitada, también la escucho claramente, ¿soy yo la que hace que estés así? —Preguntó, con, obviamente, fingida tristeza—. Entonces… tienes razones para que yo sea la culpable.

Llegaste al armario, y te agarraste de él. Te sentías mal, con sueño, cansado. Pero no cerrarías los ojos en este momento.

Hey, escóndete bien…—la escuchaste susurrar—. Aún puedo ver tu cabeza…

Y te metiste dentro del armario, cerrando la puerta con cuidado de hacer ruido.

Toc-Toc. Estoy frente a la puerta ahora—dijo—. Y voy a entrar. Ya no pediré permiso.

No pudiste evitar cerrar los ojos ahora. Habías perdido las esperanzas totalmente.

Toc-Toc. Estoy dentro de tu cuarto—ni siquiera habías escuchado cuando entró, y gracias a ello, sentiste mucho, pero mucho más miedo. Si era posible—. Mmm… ¿Dónde te escondes? Este juego llega a su final.

Recostaste tu cabeza en la pared del armario, mientras tus rodillas estaban contra tu pecho. Tus ojos seguían cerrados.

Miro bajo la cama de tu cuarto…—dijo risueña—. Aquí no estás—se le escuchó decepcionada.

Jadeaste del miedo, y al momento te arrepentiste. ¿Y si te escuchó?

Tal vez, tenga que mirar en tu armario…

Y te encontraste cara a cara con la cara deformada de ella.

Ding-Dong. ¡Aquí estás! Estuviste aquí todo el tiempo…—su sonrisa deformada, sus ojos abiertos como platos y totalmente rojos, te traumatizaron—. Ya te encontré. Ding-Dong, parece que he ganado yo.

Su sonrisa se acentuó.

Ding-Dong. Ahora, recibe tu castigo. El juego ha llegado a su fin—acercó su rostro al tuyo—. Despídete de todos…

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Al final, tú te volviste ella. El malo ganó, el bueno perdió. Este juego llegó a su fin, y tú perdiste en él, nuevo chico de la mirada roja.

¿Y aquellos restos? ¿Son del cuerpo de tu amiga? Oh, qué pena por Hinata.


Notas de Autor:

Ejem, ya sé que Halloween ya pasó pero… Yo quería hacer un Fic de Halloween y pos lo hice :v Es que para esas fechas no se me ocurrió nada xd

Así que… la verdad, verdad, ni siquiera sé si al menos hizo que sintieran un escalofrío :v Yo espero que sí xD Les digo que en este Fic, solo aparece Hinata, imagínense que ustedes son los protagonistas :v Es por eso que en una parte sale: ¡Ábreme, _! Bueno, pues ahí colocan su nombre :v

Inspirado en la canción 'Hide and Seek', y en el vídeo de la misma ñ.ñ La canción es de vocaloid :v

Un poquito de información para que entiendan mejor el Fic: Esta canción, Hide and Seek, trata sobre una práctica antigua, que constaba de La invocación de un Espíritu o demonio al cuerpo de una muñeca, de preferencia no humana, ya que si se utiliza una muñeca humana el espíritu podría no irse jamás, tampoco debe jugarse de a varias personas ya que es más fácil que la muñeca atrape a uno de los jugadores y lo posea. El juego es denominado Hide And Seek alone.

Información sacada de 'Vocaloid Wikia' :v

¡Nos leemos!

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(¸.•´ (¸.•` ¤ Nagisa Del Mar