Látigo
por LovelyFlower
Notas de autora: Aún no se que me fumé para escribir esto. Raro. OCC. PWP. En fin... Kenyako, no podía ser distinto.
Sábado.
Quisieron ir ese día al digimundo, necesitaban distraerse un poco de la rutina que se había sembrado últimamente en sus vidas. A Ken, la academia de policía le absorbía mas tiempo del que hubiese deseado. A Miyako, la Todai le quitaba demasiadas noches de sueño.
Por algún motivo, al acceder desde la computadora de Ken, llegaron hasta la zona en que se encontraban las ruinas de la base del Digimon Kaiser. A Ichijouji se le apretó el estómago al llegar ahi.
—Hey —Inoue le apretó un brazo —No te aflijas. Estoy aquí. No dejaré que te arrastre la oscuridad—
La amaba, por simplemente ser ella. Tan llena de energía, pura e inocente. Asintió y la tomó de la mano. Caminaron pausadamente, la arena ralentizaba su andar. En eso, Miyako tropezó con algo y perdió el equilibrio, cayendo sin gracia al piso y arrastrando a Ken al suelo también.
—Eso dolió —murmuró ante la mirada preocupada del peliazul. Él dirigió la mirada hasta el objeto que había causado el problema. Se puso de pie y lo tomó, sacudiéndolo para quitar la arena que lo cubría. Miyako pestañeó curiosa —Eso es... —
—Mi látigo... —
—Vaya, pensé que se había desintegrado, como tu traje y los lentes...—
Ichijouji sintió extraño tener aquel objeto en las manos nuevamente. Había golpeado a Wormmon, a otros digimon y a Takeru con el mismo. No eran recuerdos precisamente agradables.
Miyako interrumpió sus cavilaciones con su estrepitosa risa. Él la observó confundido.
—Podríamos usarlo, ¿no crees?—
Pestañeó molesto —¿Usarlo? Miyako, dañé a muchos con esto, no veo como podría ser de utilidad—
—¿No has visto "50 sombras de Grey"? —
Recordó haber visto un trailer de la película, la última vez que fue con Motomiya y los demás al cine. Se le subieron los colores al rostro.
—Miyako... no podría golpearte con esto—
Ella se le acercó provocativamente y le echó los brazos al cuello. Él la sostuvo firme de la cintura.
—Un poco de dolor a veces es placentero, Ken-kun—le susurró en el oído, mientras le quitaba el látigo y se lo enganchaba en la pretina del pantalón— ¿Qué tal si regresamos?—
Agrandó los ojos incrédulo. Su novia estaba loca, muy loca. Pero mas loco estaba él, porque su imaginación lo traicionó y su mente creó toda una escena, con Miyako envainada en un traje de cuero ajustado, amarrada a la cama y él, dando latigazos al aire, pidiéndole que dijera su nombre en voz alta.
Les dije. No debí ir a ver 50 sombras al cine y ver Digimon el mismo día.
Gracias por leer!
