"Tsumugi-chan está tan linda hoy" fueron las palabras que le faltaron ese día a shigeo, ya que: llegó sin tener nada que le llamara bastante la atención y fue a su pupitre, sin sacarse una fuerte sensación de desequilibrio en la realidad.
Algo le faltaba, o algo iba a faltarle.
El joven Esper no podía poner atención en clase, pasaba demasiado tiempo pensando en cómo se sentía.
Sentía un extraño miedo mezclado con preocupación y tristeza.
Durante el receso buscó algun lugar tranquilo, donde no hubiera mucha gente, yendo al patio trasero donde había pequeños grupos de personas llamó a su maestro.
"¿Mob? ¿Qué pasa?" Reigen no iba a decirle que estaba atendiendo un cliente, por que en caso de que fuera algo sentimental el chico no le contaría, diciendo que no era importante, tal como era la situación. Y era casi obvio que sería por algo así ya que seguro aún estaba dentro de la escuela, por el horario, eso significaba que shigeo estaba realmente agobiado como para contarle eso cuando aún podía esperar a la tarde.
Al escuchar la voz de su maestro la ansiedad pero simultaneamente la tranquilidad se hicieron presentes en la piel de mob.
"No quiero alarmarlo, sólo siento algo raro en el ambiente".
"¿Raro? ¿Como qué?"
Al otro lado del escenario reigen tapó un poco el microfono de su telefono, haciendo señas al cliente de que iba a apartarse un poco y dando una reverencia de disculpa, pidiendo un poco de tiempo y apartandose de la pareja que lo había llevado a las afueras de su departamento.
"No lo sé." Se sentó en una vereda de concreto cercana a una ventana y con una hoja caida del arbusto a su lado comenzó a mover la tierra. "Quizás sólo sea mi imaginación. A veces me juega malas bromas, pero me gustaría estar seguro... Me siento inquieto... Triste y... Mal"
Reigen asentía a todo lo que decía.
("Por cierto maestro, por favor, cuídese hoy...Solo por si las dudas").
"lo prometo, aún así, ¿Seguro que no tienes ni idea del por qué te sientes así?"."Seguro... ""Bien... Entonces, por favor, mob, ven a mi oficina después de clases".
El chico asintió, se despidió y colgó para dirijirse a su aula. Sin razón alguna se sentía más tranquilo.
Desde hace unos años Reigen no fumaba dentro de la oficina por dos razones:
1-Era de mala educación y a algunos clientes le molestaba el olor, por tanto obtenía mala reputación.
2- Desde que Mob llegó comenzó a cuidar su salud junto con la del niño: Evitando fumar, ya que siendo el chico un "fumador secundario" las probabilidades de contraer cáncer de pulmón o alguna otra enfermedad relacionada con los cigarrillos eran más altas que como fumador primario.
Por tanto, llegando la tarde tiró su cigarrillo a medio quemar al suelo, pisandolo y caminando con las manos en los bolsillos escalones arriba a su oficina, donde esperaría al chico.
"Esperaría"
...Sería así si no hubiera tropezado...
Por qué se le ocurrió quedarse poco tiempo más fumando, sentía que lo merecía, pero el papel adherido a la suela de su zapato hizo que resbalara y el Esper que iba siguiéndolo pasos atrás lo detuvo de una probable muerte o algún mal accidente.
–El cáncer no es de lo único que puede morir por fumar, maestro.–S-Sí...me di cuenta... Gracias, mob.- Se reincorporó en el escalón, creando mentalmente una excusa del por qué no se detuvo el mismo con sus propios poderes, mientras esperaba a que su alumno le preguntara, cosa que no sucedio, así que le ahorró una mentira más al adulto.
Entraron a la oficina mientras Shigeo regañaba a su maestro por fumar: Dandole sus tantos sermones que el otro ya sabía de memoria, incluyendo como conjugaba las palabras y el tono en que decía las acentuaciones o las cosas más importantes, por su parte, shigeo sabía que no iba a hacerle caso, aún que de todas formas se preocupaba, así que no iba a pasar por alto cada regaño que pudiera darle, por si algun día le escuchaba.
Reigen puso a hervir agua, mientras esperaba se sentó en la silla de su escritorio, esperando a que el chico, que estaba descansando sus piernas sentado en un sofá, hablara. Se le notaba la ansiedad, la inquietud y el "50%" en sus ojos, aun que eso si le conocías bien: ya que de no ser así solo pensarías que estaría serio.
Tenía la mirada baja, no es que ocultara algo a alguien, es solo que estaba pensando, se estaba hundiendo... Y su maestro no iba a permitir eso.
—Mob, ¿Ya comiste?... Es una pregunta tonta ya que acabas de salir. Aún así ¿Quieres que pidamos algo a domicilio?—... No estaría mal, maestro. - lo miró con una sonrisa.
No es que fuera tonto o que dejara de importarle lo que podría pasar y sus presentimientos, es sólo que quería intentar distraerse un poco.
Shige tenía esa clase de presentimientos: Y Reigen se preocupaba por él.
Siendo un Psíquico con mucha carga sobre su espalda, añadiendo que es demasiado empático y sensible, y más aún, estando en plena etapa de la pubertad, viviendo en uno de los países con las tasas más altas en suicidios anuales de los 12 años en adelante, ¿Quién no se preocuparía por él?.
Muchas veces el niño acudía llorando a su maestro por no haber actuado a tiempo, por eso Reigen sabía que sus presentimientos no eran malas jugadas, Por ejemplo: Tuvo malos presentimientos cuando su padre se rompió accidentalmente la clavícula en el trabajo, o cuando asaltaron a su madre. El que más recordaba el mayor es cuando el hermano pequeño de su alumno reprobó un examen y este se deprimió aislandose de todos. Parecen cosas simples, pareciera que Mob lo exageraba todo, pero cosas como presentir cuando falleció la abuela de un compañero del club de fisicoculturismo, cuando tenía miedo por que presentía que podía explotar en cualquier momento, cuando un maestro de su escuela que ni conocía falleció fuera de su apartamento al caer por las escaleras, o la muerte de un vecino con el que nunca habló, por escuchar musica con los dos audifonos mientras cruzaba la calle ocasionando un atropeyo, son cosas que tan ajenas hacían sentir mal al chico.
"No pude hacer suficiente" O "No pude prevenirlo" eran sus frases más comunes, y como siempre, solo se centraba en lo malo, y no en lo bueno.
Digo, el haber salvado más de 10 veces en su vida su país e inclusive el mundo no era nada. El haber salvado mas de un millón de vidas tampoco era algo para recordar, para nada.
–¿Sabes? Esta mañana vino un cliente muy extraño: vestía como si fuera a un festival en río, es de las cosas más extrañas que he visto, y no sabía quién era el espectro, si él o lo que estaba a su lado.
Por tantos ademanes al hablar y el mal chiste de su maestro mientras sujetaba el telefono y marcaba para pedir alguna orden de algo (la verdad eligieron un numero al azar) Shigeo rió. No era común escucharlo reír, tendría que estar muy estresado o el chiste tenía que ser muy bueno.
Y en ese caso no sabía cual de los dos casos era.
La comida fue pedida, reigen sacó un tablero de ajedrez de una gabeta y se puso a jugar con el chico mientras hablaban de cualquier cosa, esperando clientes o comida igualmente se estaban entreteniendo.
En medio de una de las partidas la alarma de la maquina hizo saber que el agua estaba caliente como para hacer un té o café. Mientras el adolecente acomodaba un par de vasos para servir, Rei acomodaba un par de papeles y el tablero para evitar accidentes, aún que esto derivó a un accidente ya que empujó a mob con su brazo mientras este servía el agua, derramandose un poco en la mano y deteniendo los recipientes que tenía en las manos con sus poderes, como si fueran unas segundas manos.
Inmediatamente al percibir el quejido, reigen empujó a shigeo al baño, abriendo la llave del agua fría y tapando el coladero, mientras se disculpaba y preguntaba por su estado.
– ¿Estás bien?– No es algo que no pueda soportar...- Le sonrió y hundió un poco sus manos en el agua, abriendo un poco el desagüe para que no se hiciera un derrame en el piso e igualmente que el agua tibia se fuera.
El mayor se quejó consigo mismo, insultándose, mientras al mismo tiempo iba de camino a atender la puerta. Ya que la comida a domicilio había llegado.
Próximamente pagaría, despediría al repartidor con cara de buen hombre y acomodaría la comida en el escritorio para que ambos pudieran comer.
Seguido de esto limpiaron y esperaron algun cliente mientras hablaban de nuevo de cualquier cosa.
El timbre del teléfono sonó, Reigen atendió con su clásica introducción, dejando hablar a la otra persona mientras él estaba en silencio.
Arataka palideció, contestó con un "Entiendo, gracias" Y colgó, guardando un silencio corto e incómodo, en el que miró el suelo y luego a su discípulo.
–Tus...Padres tuvieron un accidente. Parece que algo sucedió con su auto y otros dos, así que ambos estan internados en el hospital. Ritsu llamó está ahora en camino, lo llamaron a él.
Mob miró al piso, luego a su maestro. Su expresión no cambió, no parecía haber reacción quizá por el shock, así que se levantó en silencio.
–Maestro, ¿Podría acompañarme?.
Entendía su posición, no era fácil que tras un día con un estrés sin origen derrepente tuviera su origen. El hecho de que su hermano menor se haya enteradi antes que él también lo perjudicaba, ya que eso también le daba carga, al igual que el hecho de que su maestro fuera quien se lo dijo: seguro para que las palabras de su hermano fueran filtradas por él y poder disminuir el golpe. Por esto, Reigen no balbuceó y desconectó cosas que usaran luz, al igual que tomó sus llaves, su cartera, puso el letrero de "cerrado" y salió junto con Mob, cerrando con llave la puerta detrás de él y caminando escaleras abajo y hacia la estación del bus para tomar el que dejara más cercano. (Claro que para esto Reigen sabía cual de todos los hospitales del país era).
Para el momento en que llegaron al hospital el doctor que daba noticias iba informando a Ritsu de la situación actual con sus padres confirmando que requerirían el doble de cirugías planeadas cuando apenas habían llegado.
