Bueno, quiero advertiros de que esta es mi primera historia; ya que estamos, supongo que también debería advertir de que es un sonadow. Así que si no te gusta, no sé qué haces aquí xd. En tal caso, yo que tú le daría "click" a la flechita para dar marcha atrás y retrocedería a la página anterior. Pero si no, espero que disfrutéis leyendo esta historia tanto como disfruto yo escribiéndola :D. Os prometo que haré todo lo posible por mantener la personalidad de los personajes y porque esto no sea la típica historia cliché. Por cierto, los personajes de Sonic the hedgehog le pertenecen a SEGA y no a mí xd.


CAPITULO 1

Lo odiaba. No podía soportarlo. Nunca debió permitir que Rouge le apartase de la comodidad de su casa para llevarle a un sitio como este; repleto de gente apestando a sudor, alcohol y otro tipo de olores… personales.

Por no hablar de la música tan alta, salvaje y con un ritmo tan predecible, que simplemente le resultaba insoportable…

Sí, definitivamente odiaba las discotecas.

Shadow el erizo se apartó gruñendo cuando una chica tambaleante pasó por su lado, derribándole encima un poco del contenido de su copa. Genial, ahora él también apestaría a alcohol…

No es que a Shadow no le gustase beber, bailar o simplemente divertirse; es solo que no le gustaba hacerlo AQUÍ.

Con un gruñido de resignación, el erizo negro con franjas rojas en las púas, brazos y piernas, fue abriéndose pasó como pudo entre la gente, tratando de divisar el pelaje blanco y reluciente de su amiga murciélagao entre la multitud. Pero entre tanto empujón era casi imposible moverse, y a juzgar por el volumen de la música y el griterío de la gente, llamarla por su nombre no serviría de mucho…

Por fin, apartando a una pareja de enamorados de su camino, Shadow pudo dirigirse a la barra donde Rouge estaba ligando con un musculoso perro mobian. Ambos parecían muy interesados el uno en el otro… a ver cuánto duraba.

Al verlo llegar, la murciélago esbozó una sonrisa y agitó una mano para llamar su atención.

—¡Hey Shadow! ¡¿Te estás divirtiendo?! —gritó la chica tratando de hacerse oír por encima del volumen de la música.

Shadow respondió algo que la murciélago no oyó (y quizás fue lo mejor para ambos…).

—¡¿Qué dices?! —preguntó Rouge— ¡Bueno, no importa!

Shadow se dio una palmada en la cara.

—¡De todos modos, este es Iban! —explicó Rouge mientras el perro le ofrecía una mano y Shadow la estrechaba a regañadientes.

Shadow trató de gritarle algo a Rouge una última vez, pero al ver que la chica seguía sin oír nada de lo que decía, simplemente señalo la salida, a lo que Rouge le dio un pulgar hacia arriba.

Así pues, Shadow volvió a adentrarse en ese horrible mar de cuerpos sudorosos y apestosos, mientras trataba de alcanzar la salida del local. No le preocupaba dejar a Rouge a solas con ese tipo; conociéndola, el único que tenía algo que temer era ese tal Iban.

Cuando por fin salió al frescor de la noche, Shadow aspiró una bocanada de aire puro y limpio. Un poco más y se habría vuelto loco ahí dentro.

Lentamente, Shadow inició el camino de vuelta a casa disfrutando de la quietud y la tranquilidad de la noche. Si hubiera querido, podría haber utilizado los patines propulsores de sus zapatillas para llegar a su casa en menos de lo que canta un gallo, pero de vez en cuando estaba bien relajarse y disfrutar de un agradable paseo nocturno.

Sin embargo, a medida que avanzaba, las calles se iban volviendo más sucias y estrechas, y las luces de las farolas más escasas hasta casi desaparecer.

Shadow supuso que eso de caminar solo de noche por una calle llena de callejones oscuros, no era la idea más inteligente del mundo. De todos modos, el erizo veteado sabía cómo cuidar de sí mismo.

De pronto, unos lloriqueos desesperados y la voz grave de un hombre adulto quebraron el silencio de la noche. Las orejas de Shadow se crisparon y el erizo agudizó el oído tratando de localizar la fuente del sonido. Al parecer, unos metros por delante en un callejón apenas iluminado, estaban atracando a una pobre chica humana con muy mala suerte. Era algo que pasaba continuamente, sobre todo a chicas confiadas y desprevenidas como esta.

Shadow continuó su camino; no estaba dispuesto a perder su tiempo con algo tan patético como un simple atracador callejero, pero los sollozos de la chica y su voz quebrada por el llanto hicieron que se detuviese y muy a su pesar retrocediese hasta la boca del callejón.

Allí, la chica acurrucada contra la pared se quitaba su cazadora de cuero mientras el ladrón, que al parecer ya la había quitado el bolso, la amenazaba con una navaja. Pero antes de que Shadow pudiese abrir la boca para decir algo, un borrón azul pasó zumbando por su lado a una velocidad de vértigo, dejando una ráfaga de viento a su paso.

Apenas un segundo después, el atracador se encontraba arrodillado en el suelo, haciendo una mueca de dolor mientras se sujetaba la mano que antes sostenía la navaja fuertemente contra el pecho. La navaja ahora descansaba a varios metros de distancia tirada en el suelo.

Shadow observó atónito como ante el atracador, un erizo azul cobalto sonreía confiado. Iba vestido con un par de guantes blancos, una chaqueta negra y unas deportivas rojas y blancas con la hebilla dorada. De entre sus labios asomaban unos enormes y afilados colmillos. Entonces, tan casual como quién da las buenas tardes, el misterioso erizo azul habló:

—¿Sabes? Esas no son formas de tratar a una señorita. Así que, ¿por qué no te comportas como un autentico caballero y la pides perdón, quieres? —A su tono descarado le acompañaba una sonrisa burlona.

—Que te den —respondió el hombre con la voz entrecortada por el dolor, aún sujetando su mano.

La sonrisa del erizo se desvaneció y un ceño peligrosamente fruncido ocupó su lugar.

—He dicho que la pidas perdón.

—Y yo que te den.

Todo sucedió muy rápido. El erizo sujetó la cabeza del hombre por el pelo con ambas manos antes de propinarle un rodillazo en la cara, rompiéndole la nariz que ahora sangraba profusamente.

—¿Y bien? —volvió a preguntar el erizo.

Esta vez sin embargo, el hombre se volvió tratando de contener la hemorragia y tartamudeó una pobre disculpa antes de salir huyendo.

El erizo azul se acercó a la chica, la cual parecía querer fundirse con la pared, y le devolvió el bolso que el atracador había dejado caer al suelo.

—Aquí tienes, y ten más cuidado la próxima vez. Una chica tan bonita como tú, no debería caminar sola por un sitio tan feo como este —le dijo ayudándola a levantarse.

La chica asintió y le dio las gracias antes de salir corriendo. Ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Shadow.

El erizo azul se dio la vuelta mirando hacía el muro que cortaba la salida del callejón y flexionó las piernas a punto de saltar, pero entonces…

—¡Espera! ¿Quién eres? —preguntó Shadow.

El otro se dio la vuelta lentamente, sorprendido.

—¿Y eso que importa?

—Importa —respondió el erizo tan negro como el cielo que ahora mismo los cubría.

—No deberías estar preocupado por quién soy, sino por lo que soy. —La intensa mirada verde del erizo azul escrutó a Shadow de arriba a abajo, y después, el erizo sonrió. A Shadow no le gustó ni un pelo.

—Ya sé lo que eres —Shadow dudó unos instantes—. Eres un vampiro.

Un segundo fue lo que tardó Shadow en parpadear, y un segundo fue lo que tardo el erizo azul en desaparecer y reaparecer a espaldas del erizo negro y rojo.

—Eso es correcto—le susurró el vampiro al oído—. ¿Y tú quién eres?

—Mi nombre es Shadow. Shadow el erizo —se presentó Shadow sin volverse, luchando contra la tentación de apartarse del otro.

—Así que te llamas Shadow… —El erizo azul lo pensó durante un momento antes de responder—. Es un nombre misterioso y… sexy. Me gusta.

Shadow notó como las mejillas le ardían de humillación y agradeció que la oscuridad de la noche disimulase su sonrojo. Aunque de todos modos, los vampiros podían ver en la oscuridad...

Esta vez Shadow sí que se apartó, dando un paso hacia delante y girando sobre sí mismo para poder enfrentar al vampiro azul cara a cara. ¡¿Pero qué se había creído?! ¿Acaso estaba el erizo azul… tirándole los tejos?

Sin embargo, antes de que Shadow pudiese abrir la boca, un móvil sonó. El vampiro rebuscó en su chaqueta hasta encontrarlo y después de mirar el mensaje hizo una mueca.

—Vaya, lo siento. Parece que mi hermanito pequeño me necesita. Justo cuando las cosas empezaban a ponerse interesantes… —se quejó el vampiro.

Sin que Shadow pudiese hacer nada por evitarlo, el erizo azul corrió hacía el muro y saltó sobre él ágilmente.

—Y en respuesta a tu pregunta inicial, mi nombre es Sonic. Sonic el erizo. —Fue lo último que dijo antes de guiñarle un ojo y saltar al otro lado.

—¡Espera! —gritó Shadow. Pero ya era demasiado tarde; el vampiro azul se había ido.


Bueno, pues hasta aquí el primer capítulo. Es un poco corto, lo sé. Pero prometo que los siguientes capítulos serán más largos y mejores. También quiero advertir de que, aunque esta historia gira alrededor de Shadow y Sonic, también aparecerán muchos otros personajes que librarán un papel importante. Así que si habéis leído hasta aquí os felicito y os animo a que me dejéis un review, sea bueno o malo, ya que acepto cualquier tipo de crítica educada y constructiva (aunque prefiero que sea bueno xd). Si veo que os gusta la historia no tardaré demasiado en subir el siguiente capítulo. Y en serio, me haría muchísima ilusión que me dijeseis lo que opináis con respecto a esto. Así que chauu :D