¿Lindo? ¿Alguien como él?

Bueno, es italiano ¡Un punto a favor!

Pero su estúpido hermano menor recibe siempre todos los halagos sobre lo "adorable" y "tierno" que es.

¡Y son gemelos! ¡Casi idénticos!

Aun así, está acostumbrado a todo eso: a que lo ignoren, a que todos digan lo maravilloso que es su hermano.

Por eso él es así, arisco, gruñón, maleducado.

También está habituado a que ese idiota Español venga y, sabiendo cuanto odia que lo traten de "lindo" - en especial si el que lo llama así es un chico -, que acorten su nombre llamándole "Lovi" (¡Su nombre es Lovino, maldición!) y que se la pasen abrasándolo, ¡ el muy bastardo lo hacía con una sonrisa en el rostro!

Está familiarizado ya con ello, como a que Antonio venga de la nada y le susurre al oído un dulce "te quiero" mientras que él se sonroja a más no poder, soltando entre tartamudeos una sarta de insultos contra los cuales el español sólo manifieste que "a él le gusta tal y como es, porque si no fuera como así, no sería Lovi".

Está tan habituado a todo eso, que cuando no sucede, hasta lo extraña.

Porque quizás, solo quizás, ya no le importa tanto lo que digan las demás personas sobre él, y sólo le interesa lo que España piense acerca de su persona.

Tal vez ya está demasiado acostumbrado a todo aquello.